Este experto alemán te explica cómo reconstruir tu pueblo para que sobreviva a otra DANA
El experto europeo en Ordenación del Territorio, Jörn Birkmann pide a las administraciones españolas guiarse desde ya por criterios científicos para garantizar que la reconstrucción no consista en "edificar como antes"
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Reconstruir después del desastre no solo implica levantar lo que el agua derribó, sino también repensar cómo y dónde vivimos para entender cómo podemos prepararnos para vivir mejor. Esta es la misión de Jörn Birkmann, profesor e investigador en ordenación del territorio y resiliencia climática en la Universidad de Stuttgart que ha dedicado su carrera a analizar cómo las infraestructuras, los entornos urbanos y las personas pueden adaptarse mejor a las crisis provocadas por las catástrofes naturales.
Su enfoque va más allá de la reparación: busca diseñar territorios resilientes al cambio climático, una tarea urgente de acuerdo con la realidad contemporánea. Birkmann forma parte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). En Alemania, su trabajo ha sido esencial para entender los impactos y las posibles soluciones tras las catastróficas inundaciones que en 2021 devastaron el valle del Ahr. Desde entonces, lidera proyectos que estudian cómo optimizar las labores de reconstrucción en contextos de crisis.
Valencia, tras el paso de la DANA, enfrenta desafíos similares a los que Birkmann conoce de primera mano. El experto recalca la importancia de no limitarse a "reconstruir como antes". Su posición es clara: la reconstrucción debe ser estratégica, con un enfoque preventivo que prepare a las comunidades y los territorios para futuros eventos extremos. Y sobre todo, debe estar guiada por los técnicos.
PREGUNTA. Usted es uno de los grandes expertos en Europa en reconstrucción urbana tras catástrofes naturales. ¿Qué deben aprender los municipios valencianos de los estudios sobre resiliencia climática y prevención de catástrofes?
RESPUESTA. Creo que nuestra investigación sobre la resiliencia de las ciudades y la promoción de la resiliencia en la reconstrucción ante inundaciones puede ser útil para Valencia y otras regiones de Europa. Cada inundación es única, pero algunos retos y problemas son similares. Por un lado, se necesitan mejores sistemas de alerta temprana, pero también es necesario estar mejor preparados. No sirve de nada lanzar una advertencia si la gente no puede reaccionar. Por ejemplo, es importante asegurar que infraestructuras específicas —como los hospitales— estén preparadas para seguir funcionando sin necesidad de evacuarlas. También es importante cerrar antes de la inundación algunas calles o túneles que podrían inundarse debido a las fuertes precipitaciones.
"Al final las decisiones se toman por agentes privados o Gobiernos locales"
La pérdida de energía eléctrica es otro problema importante que hemos visto en Valencia y Alemania. Una mejor preparación, por ejemplo, soterrando instalaciones, ayuda a evitar cortes de energía, ya que estos afectan el sistema de comunicación y la carga de los teléfonos móviles. Esto puede tener consecuencias graves si, por ejemplo, 150.000, 70.000 o 50.000 hogares se quedan sin electricidad, especialmente si necesitan atención médica o comunicación.
P. Usted fue uno de los expertos que asesoró en los planes para reconstruir el Valle del Ahr, en Alemania, tras las inundaciones de 2021 en las que murieron 134 personas. ¿Qué recomendaciones adoptaron las administraciones tras esa experiencia?
R. En algunos casos, nuestra investigación tuvo impactos positivos en las decisiones prácticas. La ciencia puede apoyar la toma de decisiones, pero al final las decisiones se toman por agentes privados o Gobiernos locales y regionales. Es importante que los municipios se preparen o desarrollen lecciones aprendidas de este evento y no se limiten a reconstruir como antes. Por ejemplo, estos pueblos de Valencia ubicados en el cauce de ríos pequeños o barrancos que normalmente están secos, deberían considerar que las casas estén un poco alejadas de estos ríos, y sobre todo que infraestructuras críticas o sensibles no se construyan cerca de un río que puede inundarse.
Uno de los ejemplos concretos en el valle del Ahr, donde nuestra investigación tuvo impacto, es que preparamos pautas para la reconstrucción de puentes. En Alemania y también en Valencia, en algunas partes los flujos de agua se bloquearon, lo que provocó que coches y otros materiales se acumularan y elevasen el nivel del agua. Recomendamos modificar los puentes en el proceso de reconstrucción para que el flujo de agua no se interrumpa y pueda seguir corriendo por debajo durante una inundación.
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Otra recomendación fue la reubicación de infraestructuras sensibles y críticas. Por ejemplo, en Alemania consideramos que era inadecuado mantener cerca del río una escuela con 100 niños pequeños discapacitados, porque la velocidad del agua durante una inundación es muy rápida y la escuela tenía solo un piso, de modo que la evacuación era imposible. Posteriormente, se decidió reubicar la escuela basándose en nuestras recomendaciones científicas.
Es muy importante en caso de catástrofe contar siempre con la visión científica. La ciencia puede ofrecer recomendaciones sobre cómo hacer las cosas mejor. Además, la ciencia es un factor neutral que puede ayudar a reducir las tensiones que se dan tras un evento extremo.
P. ¿Otros países han hecho esos cambios y han puesto en marcha protocolos después de una tragedia como la que hemos visto en Valencia o, al tiempo, todo continúa igual?
R. Esto depende un poco de un país a otro. En algunos casos, los sistemas de alerta se han mejorado, por ejemplo, en el Valle del Ahr. Sin embargo, no basta con recibir una alerta si las personas no saben adónde ir. Por ejemplo, si se les dice que evacuen a un lugar más alejado, podrían quedar atrapadas en las calles con los coches mientras llega el agua.
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Es posible modificar edificios para garantizar que mantengan electricidad. Las farmacias y tiendas que se inundaron también podrían protegerse mejor para reducir los daños. Las líneas eléctricas deben ser enterradas para evitar que las corrientes de agua las destruyan, y las instalaciones clave, como hospitales o centrales eléctricas, deberían estar protegidas y, si es necesario, ser reubicadas.
P. La pregunta que se hace la mayoría de la gente es cómo es posible que hayan fallecido más de 200 personas y que los mensajes de aviso a la población llegasen tan tarde, cuando la catástrofe ya se había producido. ¿Cuál es su opinión al respecto?
R. Es difícil decirlo. Por un lado, creo que el aviso meteorológico estaba ahí. Es decir, tenían noticias o tenían avisos en los medios. El problema es que, si se emite una alerta de fuertes precipitaciones para toda una zona, como el sureste de España, no se puede traducir a lo que significa ahora para mi municipio específico, o para el dueño de una casa o de un coche de camino a casa. Me enteré por los medios de comunicación de que hay una disputa sobre quién avisó a quién, de que la gente no fue avisada a tiempo o de que la alerta podría haberse emitido antes. Pero tal vez, una observación: estamos hablando también de inundaciones por fuertes lluvias, inundaciones repentinas, en las que el tiempo de aviso es muy diferente al de una inundación fluvial normal. Las inundaciones debidas a precipitaciones en pequeñas cuencas pueden ocurrir más rápido que las inundaciones normales en grandes ríos y cuencas.
Hay días en los que se sabe que la nieve se está derritiendo en los Pirineos o en algún lugar de las montañas y después de un tiempo llega el agua. Por lo tanto, se tienen quizás dos o tres días para prepararse. Con estas inundaciones por fuertes precipitaciones y riadas, el tiempo de aviso suele ser mucho más corto. Eso significa que, además de recibir la advertencia, hay que saber qué hacer en ese momento. No basta con pensar: "Bueno, ¿cómo puedo llevar a mis hijos a zonas seguras a las que voy en coche? Es demasiado tarde". Por eso es importante recibir una advertencia, pero al mismo tiempo estar preparado para responder directamente a ella.
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Así que creo que el mensaje llegó tarde, pero también creo que las inundaciones repentinas que estamos viendo son diferentes de las inundaciones normales de los ríos o de las grandes inundaciones de los ríos porque el tiempo de advertencia normalmente es más corto. Una de las grandes lecciones debería ser la actualización de los planes de emergencia y evacuación. Es muy importante preguntarse qué se puede cambiar para que este tipo de muertes no ocurran de nuevo. La mejora de la resiliencia, de la reducción de riesgos, ahora, después de la primera limpieza, es bastante importante, y para eso los voluntarios y los militares no son suficiente. Se necesitan, por ejemplo, personas responsables de infraestructuras como la electricidad y el suministro de agua. Se necesitan personas responsables de la planificación urbana, de la vivienda, de la atención hospitalaria para pensar en lo que hay que modificar.
P. Los datos iniciales indican que 75.000 viviendas han sido afectadas por la DANA. ¿El desafío es reconstruir mejor que antes?
R. En muchos casos, la destrucción de edificios es una pérdida terrible, pero puede también presentar la oportunidad de mejorar las estructuras. Sin embargo, el problema es que, a través de los seguros, normalmente solo se recibe el valor de lo que se tenía antes de la catástrofe. Este es un desafío considerable. Creo que sería útil que el Gobierno central en España proporcionase fondos para mejorar los edificios, en lugar de limitarse a compensar los daños.
P. ¿Cómo se pueden adaptar mejor los puestos de trabajo o cómo debería ser la regulación para evitar la movilidad por causa laboral en caso de riesgo?
R. Por un lado, si se prevé una gran inundación o fuertes lluvias, debería recomendarse a las personas que se queden en casa, especialmente si su casa es segura, como en el caso de tener un segundo piso que no se inunde. Es importante que no conduzcan por zonas inundadas, ya que hemos visto que muchas personas tuvieron problemas por intentar circular en coche mientras sucedía la catástrofe.
"Es fundamental seguir apoyando a quienes han sufrido traumas postraumáticos"
Por otro lado, en la fase posterior, algunas personas pueden estar traumatizadas. Es necesario un enfoque equilibrado. No se puede obligar a trabajar a personas traumatizadas, pero tampoco es sensato cerrar todos los servicios como las escuelas durante un largo período, como sucedió con la COVID-19. Esto causaría una gran pérdida, por ejemplo, en el ámbito educativo. Es fundamental seguir apoyando a quienes han sufrido traumas postraumáticos, pero garantizando que los servicios esenciales se siguen prestando.
P. Usted es uno de los principales expertos en Europa sobre la reconstrucción de ciudades tras catástrofes. ¿Se ha puesto en contacto con usted alguien de España para recibir asesoramiento o invitarle a formar parte de alguna mesa técnica para la reconstrucción?
R. No. Podría haber sido el caso, pero tal vez esa sea una tarea para otros. La emergencia aún es muy reciente. Es posible que la ciencia y los expertos científicos no estén siendo muy consultados en este momento, pero es fundamental que, en esta fase de transición de limpieza a reconstrucción, se cuente con la participación de expertos que puedan ofrecer recomendaciones basadas en evidencias y datos para mejorar el riesgo a través de la reconstrucción. La financiación para la reconstrucción, especialmente de la Unión Europea, será significativa, y debe basarse en opiniones técnicas para que sea efectiva. Los expertos, tanto españoles como internacionales, podemos ofrecer recomendaciones basadas en experiencias pasadas y podemos ofrecer opciones sobre cómo mejorar la resiliencia de los edificios.
Reconstruir después del desastre no solo implica levantar lo que el agua derribó, sino también repensar cómo y dónde vivimos para entender cómo podemos prepararnos para vivir mejor. Esta es la misión de Jörn Birkmann, profesor e investigador en ordenación del territorio y resiliencia climática en la Universidad de Stuttgart que ha dedicado su carrera a analizar cómo las infraestructuras, los entornos urbanos y las personas pueden adaptarse mejor a las crisis provocadas por las catástrofes naturales.