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Motivados y con experiencia: eran un adorno del 'marketing' de la guerra y ahora son activos clave
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De voluntarios y mercenarios

Motivados y con experiencia: eran un adorno del 'marketing' de la guerra y ahora son activos clave

Ante el sostenido desgaste humano, ambos bandos necesitan a los combatientes extranjeros. Si en los primeros compases de la guerra, eran parte de la mercadotecnia internacional; ahora se ha convertido en un elemento importante en el frente

Foto: Entrenamiento del Batallón Siberiano de Ucrania, compuesto por combatientes internacionales. (EFE/Ssergey Dolzhenko)
Entrenamiento del Batallón Siberiano de Ucrania, compuesto por combatientes internacionales. (EFE/Ssergey Dolzhenko)

La guerra de Ucrania, como cualquier guerra, consume literalmente personas, física y psicológicamente. Y el ritmo es vertiginoso. Según los últimos cálculos de la inteligencia aliada, obtenidos por el diario The Wall Street Journal, se estima, de forma conservadora, que desde el comienzo de la invasión a gran escala de las tropas de Vladimir Putin, el 24 de febrero de 2022, habrían muerto 280.000 combatientes —unos 200.000 rusos y unos 80.000 ucranianos— y otros 800.000 habrían resultado heridos, prisioneros o en paradero desconocido —unos 400.000 en cada bando—. Un promedio de más de 1.000 soldados fuera de combate en cada uno de los 1.000 días de hostilidades que se cumplieron el martes.

Este conflicto es, con diferencia, el más mortífero para el Ejército ruso desde la segunda Guerra Mundial. De hecho, Rusia ha perdido más combatientes en Ucrania en el primer año de guerra que en todas las guerras que ha librado desde 1945. Algo similar se puede decir de Ucrania, salvando las distancias. Los efectos de las armas automáticas y la artillería masiva son bien conocidos desde la primera Guerra Mundial, cuando ciertas unidades sufrieron pérdidas de entre el 200% y el 300% a lo largo de la guerra. Es decir, perdieron varias veces todos su personal con hornadas de recién llegados que perdían la vida al poco tiempo para ser, de nuevo, reemplazados. Una y otra vez.

En muchos aspectos, la guerra ucraniana se parece mucho a la Gran Guerra. Ante el sostenido desgaste humano, ambos bandos necesitan y requieren del uso de combatientes extranjeros. Si en los primeros compases de la guerra, estas unidades de foráneos eran más parte de la mercadotecnia de los bandos para mostrar el respaldo internacional a su causa; ahora se ha convertido en un elemento importante en el frente.

Primero, pare reducir la presión interna de tener que reclutar más ciudadanos para convertirlos en soldados novatos —algo que tanto Moscú como Kiev se ven obligados a hacer a pesar del descontento que genera—. Y, segundo, la necesidad de que los nuevos combatientes sean militares profesionales o civiles muy motivados que puedan reemplazar a los agotados veteranos o desmoralizados soldados después de tantos meses de intensa violencia y penurias.

Foto: Artillero ucraniano en el frente de Pokrovsk. (Reuters)
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Sin embargo, estos combatientes voluntarios extranjeros también son un arma de doble filo. Si bien es una imagen positiva para el exterior y refuerza la moral interna, la estrecha línea entre voluntarios y mercenarios demuestra la debilidad del compromiso y supone, además, un notable esfuerzo económico por su alto coste. Los mercenarios luchan por dinero. En el lado opuesto, un voluntario lucha por valores más solidarios, por patriotismo o motivos personales/morales. Pero, más allá del uso propagandismo de esta figura, la eficacia de estos extranjeros en los campos de batalla ucraniano-ruso es todavía difícil de medir y su utilidad real en el gran esquema de la guerra, dudosa.

Nada nuevo bajo el sol

La propuesta, en cualquier caso, no es nueva. Ya en 1881, Francia estableció la Legión Extranjera, todavía operativa, y durante la Guerra Civil española (1936-39) se crearon las Brigadas Internacionales, con voluntarios de más de 50 países para ayudar a las tropas de la República a detener al avance de Franco sobre Madrid.

Foto: Voluntarios en un ejercicio militar en Kiev de la Legión Georgiana. (Reuters/Serhii Nuzhnenko)

Más recientemente, miles de combatientes extranjeros se unieron a los muyahidines en Afganistán en los años ochenta después de la invasión soviética. Los combatientes extranjeros también se han sumado a los conflictos en Bosnia, Chechenia y, en menor número, en Somalia. El punto de inflexión se produjo cuando, a partir de 2014, 40.000 personas de más de 110 países viajaron para unirse al Estado Islámico en Siria e Irak.

Esto llamó la atención de la comunidad internacional y, ese mismo año, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) adoptó la histórica resolución 2178, que impone obligaciones vinculantes a los Estados para detener el flujo de combatientes "terroristas" extranjeros. Desde entonces, ha habido otros precedentes relacionados con el contexto ruso, como la Legión Nacional Georgiana, que luchó en la región del Donbas desde 2014. Esta unidad, compuesta por solo por georgianos, se integró en las Fuerzas Armadas ucranianas en 2016, aunque ahora está abierta a voluntarios de otras nacionalidades.

Una definición con implicaciones legales

Los nacionales de un país que deciden luchar en un conflicto fuera de su territorio pueden ser considerados como mercenarios o combatientes extranjeros. Mientras que los combatientes extranjeros son extranjeros que viajan a otro Estado y se unen a sus fuerzas militares, convirtiéndose de facto en soldados de ese país, el mercenario es un soldado privado que actúa en nombre de intereses monetarios, ya sean civiles novatos o exmilitares profesionales.

Foto: Un miembro de las fuerzas especiales ucranianas. (Reuters/Kai Pfaffenbach)

En el caso de Ucrania, por ejemplo, los voluntarios extranjeros reciben un salario o compensación similar a los soldados ucranianos, mientras que los mercenarios —normalmente más experimentados— buscan mayores compensaciones materiales al nivel de su expertice ganado en otras campañas. Esta distinción es de gran relevancia jurídica ya que la categoría de combatientes extranjeros disfruta de derechos garantizados por el derecho internacional, mientras que los mercenarios pueden ser considerados y tratados como criminales, sujetos a las más estrictas leyes de seguridad nacional de cada país.

De hecho, una clasificación errónea puede tener consecuencias mortales, como en el caso de los combatientes extranjeros británicos que corrieron el riesgo de ser ejecutados después de haber sido capturados en la República Popular de Donetsk y de haber sido declarados mercenarios por Rusia. Esto les hizo perder la inmunidad como prisioneros de guerra.

Diferentes clasificaciones tienen diferentes implicaciones legales. Si una persona se considera un "luchador terrorista extranjero" será perseguida severamente en la comunidad internacional, según la citada resolución 2178 del Consejo de Seguridad de la ONU. Mientras que los legionarios están efectivamente protegidos por la Convención de Ginebra de 1949, a los mercenarios se les niegan los derechos de los prisioneros de guerra y el país que arresta a ese individuo se convierte en el tribunal competente, según el artículo 47 del Protocolo adicional I a los Convenios de Ginebra. Esto puede exponerlos a tratos extremos de reclusión y trato o incluso a tortura y penas de muerte.

Cómo Ucrania construyó su Legión Extranjera

El 27 de febrero de 2022, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski informó de la creación de la Legión Internacional para la Defensa Territorial de Ucrania (LIDFU, siglas en español) y la presentó como una oportunidad para que los extranjeros participen directamente en la lucha contra la agresión de Rusia. Algunos se alistaron como soldados ucranianos regulares, mientras que otros optaron por estas nuevas brigadas de voluntarios -por lo que el gobierno ruso los considera mercenarios-.

El proceso de alistamiento ha sido organizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores y las embajadas de Ucrania en el extranjero, que han desempeñado un papel fundamental en el reclutamiento de soldados para la legión, fijando normas y eligiendo candidatos. La información para poder alistarse como voluntario se puede encontrar en la página web especial creada por las autoridades ucranianas "Alístate con los bravos".

Como muestra de la importancia que se da a los hispanoparlantes, desde septiembre se puede consultar una versión en español bajo el título "Alístate a la Legión. Defiende la libertad de Ucrania, Europa y el mundo". La página destaca que la Legión está formada especialmente para reclutar personal para batallones de Infantería y Operaciones Especiales —incluidas unidades de inteligencia y reconocimiento avanzado—, y ahora acepta legionarios que hablen solo español. Explica que no es necesario dominar el inglés ni el ucraniano. Y que esto también afecta a los aspirantes sin experiencia militar o de combate previas, porque tienen instructores que hablan español. Se añade que Ucrania está formando un equipo permanente para ayudar a los hispanohablantes a aclarar sus dudas.

Foto: Fusileros ucranianos combatiendo a los pies de un tanque. (EFE/US Army)

Tras estas explicaciones técnicas, se mencionan los requisitos básicos: Entre 18 y 60 años; sin antecedentes penales; no tener enfermades crónicas; ser capaz de hacer tareas básicas de infantería; y llegar al país por tus propios medios. Ni la Legión ni las Fuerzas Armadas de Ucrania ayudan a obtener visas u organización el viaje. Una vez que desembarcan en el campo de batalla, las unidades extranjeras se integran en otras unidades ucranianas sobre la base de habilidades o especializaciones coincidentes.

Esta integración también tiene implicaciones jurídicas, ya que los voluntarios pueden convertirse de facto en soldados ucranianos y, por tanto, estar protegidos por el marco jurídico internacional para los conflictos armados. A su llegada a Ucrania, los voluntarios extranjeros deben firmar un contrato que establezca su membresía en el ejército ucraniano, con un salario fijo y la garantía de un trato específico según los Convenios de Ginebra y el Derecho Internacional Humanitario (DIH).

Más de 20.000 voluntarios de 52 naciones

De acuerdo con el Gobierno de Kiev, en estos 1.000 días de lucha se han unido más de 20.000 voluntarios combatientes extranjeros de 52 naciones. Sin embargo, el número exacto no esta claro y ha fluctuado durante los dos años y medio de guerra. En julio pasado, Rusia cifró, por ejemplo, los voluntarios extranjeros contratados por Ucrania desde el comienzo de la guerra en 11.675 de 84 países, mayoritariamente procedentes de Polonia, Estados Unidos, Canadá, Georgia, Reino Unido y Rumanía.

Foto: Soldado iraquí de fuerzas especiales. (Reuters/Goran Tomasevic)

Tampoco hay datos claros sobre España. Según distintas fuentes, al menos nueve españoles habrían fallecido (los familiares deben recibir una compensación cercana a los 400.000 dólares por su muerte) y más de 50 están desaparecidos. las autoridades rusas aseguran haber matado a 56 españoles, un 37% por ciento de los 149 voluntarios españoles que supuestamente habrían ido a luchar a los frentes del país.

De los identificados hasta ahora, cuatro tenían experiencia militar y el resto eran civiles, incluyendo: Ángel Adrover, cuyo fallecimiento se confirmó el 18 de junio de 2022, a los cuatro meses de iniciarse el conflicto; Miguel Ortiz Lavín, fallecido en noviembre de 2023 (había servido 18 años en el Ejército español); Pau Heras Mena, muerto el 11 de diciembre de 2023 (tenía experiencia en conflictos armados en Siria contra Daesh); Sergio Antolín Zunzunegui, que perdió la vida el 26 de mayo de 2024 (desertó del cuerpo de Infantería de Marina para combatir en Ucrania); Sergio Martín Correa, falleció también en mayo de 2024; Jacobo Campal Crespo, muerto ese mismo mes de mayo (con experiencia en el Ejército de Tierra y en la lucha contra el Daesh en Siria); Albert Jaume Dama, fallecido el 1 de junio pasado; Maximiliano Camino Aramuni, fallecido en febrero pasado, y Antonio Manuel Gutiérrez Vela, muerto el pasado mes de octubre.

Perfil: mayores y con mayor experiencia

El perfil del voluntario extranjero suele ser mayor que el soldado promedio ucraniano; bien con experiencia militar previa que pueden aplicar al conflicto, o profesionales de campos técnicos útiles para las fuerzas ucranianas, como ciberseguridad o el pilotaje de drones. Según un informe elaborado por el instituto RUSI (Royal United Services Institute) en 2023, una gran mayoría de los combatientes extranjeros entrevistados coincidieron en señalar que se habían unido a la Legión Extranjera Ucraniana porque era "lo correcto" o para detener la "guerra de agresión" de Moscú. Otra parte de los entrevistados argumentaron que Ucrania tenía derecho a defenderse y recuperar el territorio ocupado desde 2014, refiriéndose a la península de Crimea.

Foto: Voluntario ucraniano entrena en la Operación Interflex en Reino Unido. (Fuerzas Armadas de Ucrania/Yrina Rybakova)

Respecto a razones éticas, la gran mayoría indicó que la guerra representaba en el fondo un enfrentamiento entre el modelo de democracia Occidental y el neo-imperialismo ruso. Curiosamente, el informe no encontró testimonios de que el dinero (en forma de compensaciones financieras directas) fuera un factor significativo en la decisión de los voluntarios extranjeros para ir a arriesgar sus vidas en la lucha contra Rusia.

Sin embargo, la Legión Internacional para la Defensa Territorial de Ucrania y la Legión Georgiana (declarada por Rusia organización terrorista) no son las únicas unidades de este tipo involucradas en el conflicto. Otros grupos en los frentes de batalla en Ucrania son el Batallón Dzhokhar Dudayev y el Batallón Sheikh Mansur, ambos compuestos por soldados chechenos liderados por el imperialismo anti-ruso. El Regimiento Kastuś Kalinoŭski es una unidad similar compuesta por voluntarios bielorrusos anti-Lukashenko (y anti-Putin), y el Batallón Bolívar, que agrupa a combatientes venezolanos, colombianos y argentinos.

Los combatientes extranjeros rusos

A pesar de contar con unas Fuerzas Armadas muy potentes en número y material, Rusia también emplea combatientes extranjeros. En este sentido, tendríamos que diferenciarlos de los considerados mercenarios (como el grupo Warner, que contaba con veteranos de las guerras de Chechenia, Siria o Libia) o tropas enviadas por aliados como los 10.000 soldados de Corea del Norte que, según distintas fuentes, ya han entrado en combate en la región de Kursk, el territorio ruso donde los ucranianos han abierto un nuevo frente en verano.

Foto: Militares del ejército ruso se encuentran cerca de un centro de reclutamiento móvil con un tablero que contiene información sobre pagos. (Reuters / Sergey Pivovarov)

El grupo Wagner, que luchó con las tropas del Kremlin durante los primeros meses de la campaña ucraniana, está considerado como una unidad de mercenarios y se encuentra dentro de las llamadas compañías privadas militares que reclutan a antiguos fuerzas especiales o boinas verdes en cualquier parte del mundo. Independientemente de estos contingentes de tropas norcoreanas o las compañías privadas militares, Moscú ha admitido, asimismo, a extranjeros de diversas nacionalidades del sur de Asia, más de un centenar de serbios y un número indeterminado de voluntarios de antiguos estados soviéticos bajo la promesa de adquirir la ciudadanía rusa.

Cumpliendo esta promesa, el cuatro de noviembre, el Ministerio del Interior de Rusia informó de que desde principios de año había concedido la ciudadanía a un total de 3.344 extranjeros como recompensa por haber luchado en la "operación militar especial" en Ucrania. La promesa de convertirse en ciudadanos rusos mediante el servicio militar no es un modelo de "integración" nuevo en la historia. Es el caso de la Legión Extranjera Francesa, que otorga a sus miembros la posibilidad de convertirse en ciudadanos franceses después de tres años de servicio.

Al mismo tiempo, Rusia ha implementado estrictas leyes para retirar la nacionalidad a aquellos ciudadanos que se rehúsen a hacer el servicio militar, muchas de los cuales han intentado (y a veces logrado) desertar. Un total de 1.117 naturalizados rusos han perdido su ciudadanía en los primero ocho meses de 2024, de acuerdo Radio Free Europe/Radio Liberty.

Foto: El manchego Francisco Floro, en Irak. (Cedida)

El Kremlin ofrece salarios considerables a los voluntarios extranjeros. A finales de julio y como medida para compensar sus pérdidas, el Kremlin dobló el pago a aquellos que quisieran alistarse para luchar en Ucrania. De acuerdo con un decreto firmado por el presidente Putin, cada persona que firme un contrato para ser desplegado en el frente entre el 1 de agosto y el 31 de diciembre recibirá un pago único de 400.000 rublos (unos 4.285 euros).

Los salarios mensuales de los oficiales son más altos y dependen de su rango. Todos los reclutas también reciben dinero adicional por participar en ofensivas o destruir tanques enemigos. Desde que Rusia inició el reclutamiento forzoso de reservistas en otoño de 2022, ha recurrido principalmente a incentivos financieros para mantener el flujo de reclutas hacia los frentes de la guerra.

Muchas regiones ofrecen sus propias bonificaciones monetarias por firmar un contrato. Por ejemplo, la ciudad de Moscú ha fijado una prima única de 1,9 millones de rublos (20.300 euros) para los contratos de un año o más de duración. El Ministerio de Defensa ruso anunció en agosto que 190.000 rusos habían firmado contratos para despliegues militares desde principios de año, en comparación con los 490.000 contratos firmados en 2023. Según la CNN, al menos 15.000 ciudadanos nepalíes han sido contratados por Rusia para luchar en Ucrania y, de acuerdo con el Servicio Ruso de la BBC, a finales de diciembre de 2023, habían muerto al menos 254 extranjeros que servían en el ejército ruso.

La guerra de Ucrania, como cualquier guerra, consume literalmente personas, física y psicológicamente. Y el ritmo es vertiginoso. Según los últimos cálculos de la inteligencia aliada, obtenidos por el diario The Wall Street Journal, se estima, de forma conservadora, que desde el comienzo de la invasión a gran escala de las tropas de Vladimir Putin, el 24 de febrero de 2022, habrían muerto 280.000 combatientes —unos 200.000 rusos y unos 80.000 ucranianos— y otros 800.000 habrían resultado heridos, prisioneros o en paradero desconocido —unos 400.000 en cada bando—. Un promedio de más de 1.000 soldados fuera de combate en cada uno de los 1.000 días de hostilidades que se cumplieron el martes.

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