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"Lo mejor que puede hacer Europa es no preguntarle a Trump si vendrá a defendernos"
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entrevista a celia belin

"Lo mejor que puede hacer Europa es no preguntarle a Trump si vendrá a defendernos"

La investigadora del ECFR experta en política exterior estadounidense reflexiona sobre los impactos de la llegada de Donald Trump para la seguridad en Europa y la guerra en Ucrania

Foto: Matrioshka de Donald Trump y Vladímir Putin, en Moscú. (EFE/EPA/Yuri Kochetkov)
Matrioshka de Donald Trump y Vladímir Putin, en Moscú. (EFE/EPA/Yuri Kochetkov)
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Durante la campaña electoral de Estados Unidos en 2020, Célia Belin tenía una pregunta para los demócratas: ¿qué representa el partido para la sociedad estadounidense? Y, lo más importante: ¿qué candidato puede competir contra Donald Trump? Ese fue el centro del libro que publicó ese año, Demócratas en Estados Unidos: Es hora de tomar decisiones frente a Trump. La investigadora del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR) trabajó durante más de cinco años como asesor especial sobre asuntos estadounidenses y transatlánticos en el Centro de Análisis, Previsión y Estrategia del Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia.

Ahora, cuatro años después de analizar cómo frenar una segunda legislatura, Belin reflexiona sobre el impacto del retorno de la 'tormenta' republicana a la Casa Blanca. Esta vez, con un telón de fondo diferente, marcada por el auge de los extremismos en algunos países europeos y la guerra de Ucrania.

Este promete ser uno de los temas candentes entre Europa y Estados Unidos, precisamente en el momento en el que Washington levantara el veto para que Ucrania utilice sus misiles de largo alcance en Rusia. Y de que el presidente ruso ha aprobado una actualización de la doctrina nuclear de Rusia, introduciendo nuevos criterios que amplían las circunstancias en las que el Kremlin podría considerar el uso de armas nucleares.

Foto: Reunión entre Trump y Zelenski en septiembre en Nueva York. (EFE)

PREGUNTA. Washington levantó las restricciones a que Ucrania utilizara misiles de largo alcance fabricados en Estados Unidos para atacar a Rusia. ¿Cuál cree que es la postura de Donald Trump sobre esta decisión?

RESPUESTA. Es posible que Trump revierta la decisión cuando asuma el cargo, como siempre ha advertido contra una escalada. Y los partidarios de Make America Great Again se oponen vehementemente a atacar a Rusia o seguir apoyando a Ucrania. Sin embargo, el próximo presidente de Estados Unidos también podría verlo como una oportunidad, un elemento adicional de influencia a la hora de llegar a acuerdos con Vladímir Putin. Trump tiene más influencia sobre Ucrania en este momento: puede condicionar la ayuda, o incluso cancelarla, y ejercer presión sobre los europeos. Sin embargo, si Putin no quiere sentarse a la mesa, hay muy poco que Trump pueda hacer. Por lo tanto, un aumento de la presión desde el campo militar sería beneficioso para su capacidad para negociar.

P. ¿Cree que la guerra de Ucrania es una de las prioridades de la política exterior de Donald Trump?

R. Primero tenemos que recordar que tiene una historia con Volodímir Zelenski. Trump siente que su primer juicio político fue por culpa del presidente ucraniano y le pidió que revelara trapos sucios sobre Hunter Biden (el hijo del presidente de EEUU) para ganar las elecciones de 2020. Lo responsabiliza de no cumplir eso, mientras que parece tener un gran respeto por Vladímir Putin. Al menos, parece dispuesto a dialogar con él.

Podemos esperar que ese proceso sea personal. Llamará a las dos partes, quizá a otros líderes internacionales, para que sean anfitriones de un acuerdo paz. Y sabemos que quiere un alto al fuego en la guerra. Quiere paz, pero esa palabra puede ser entendido como algo pequeño o algo grande. Dependerá de hasta dónde esté dispuesto a ceder Rusia y Ucrania y es posible que todo sea cuestión de un equilibrio. ¿Podremos llegar a él? No lo sabemos, pero sí sabemos lo que Trump quiere conseguir y que quiere hacerlo pronto. No tenemos esa misma sensación con otros frentes, como Israel, Irán o China. Ahí hay un gran signo de interrogación sobre lo que quiere hacer.

placeholder Célia Belin. Cedida
Célia Belin. Cedida

P. Algunos analistas apuntan a que el Donald Trump de 2017, la primera vez que llegó a la Casa Blanca, es diferente al que veremos en 2025. ¿Está de acuerdo?

R. Definitivamente, no veremos al mismo Trump. Es un presidente que ha transformado internamente su forma de gobernar. Cuando llegó en 2017 no conocía la maquinaria de Washington y pasó los siguientes cuatro años tratando de implementar algunas de sus políticas mientras tenía la sensación de que la gente que trabajaba para él lo frustraba constantemente. Eso lo hizo enfadar mucho, hasta el punto de que en el transcurso de ese proceso despidió a muchos de ellos y los reemplazó por gente nueva, pero nunca encontró la forma de que funcionara.

Después, en 2020, sintió que su partido lo abandonó y que solamente le siguieron los más fieles. En este tiempo se ha reorganizado y ha vuelto con pleno conocimiento de cómo funcionan las cosas. Sabe a quién quiere poner al frente de cada departamento, a personas que muy difícilmente le dirán: ‘esto no puede hacerse’. Ahora es diferente porque realmente va a hacer lo que promete.

P. ¿Cree que la estabilidad de la OTAN está en peligro con la llegada del republicano a la Casa Blanca, justo en un momento en el que Occidente alerta de una posible escalada con Rusia?

R. No hay ninguna razón para creer que Donald Trump vaya a cambiar de opinión sobre la OTAN. Siempre ha dicho lo mismo. ¿Por qué debería pensar ahora que la OTAN es genial? Piensa que hay un montón de estados europeos que no están haciendo lo suficiente por su propia seguridad. A Donald Trump no le interesa la alianza; no quiere saber nada de ella. Así que la única pregunta que se plantean los europeos es cómo se trabaja con una OTAN insegura, para hacerla fuerte mientras es sabido por todos que Estados Unidos está distraído.

Creo que el riesgo fundamental es que Rusia ponga a prueba a la OTAN de cualquier manera, forma o modo. Si Putin cree que no se respetará el Artículo 5, o que Estados Unidos no estará allí para defender a Europa, tiene muchas cartas que negociar. Por eso importante mantener la ambigüedad, porque si Putin lo pone a prueba y Estados Unidos acaba apoyando a Europa, ese sería un gran error.

Por eso creo que los europeos no deberían intentar aclarar la ambigüedad y preguntar a Donald Trump sobre el Artículo 5 y si vendrá a protegernos.

"Donald Trump puede servir como modelo para la ultraderecha europea"

P. ¿Cómo cree que evolucionarán las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea en esta nueva etapa?

R. Es difícil enmarcar el futuro de las relaciones más allá de Ucrania, porque será uno de los temas principales. No solo por la guerra como tal, sino porque países como Francia creen que la seguridad de Ucrania y la seguridad de Europa están intrínsecamente vinculadas. Y que no se trata solo de llegar a un acuerdo con Ucrania, sino de construir una arquitectura de seguridad para toda Europa para luchar con una Rusia agresiva.

Ese será el centro de la conversación, y el segundo serán los aranceles y la guerra comercial. Hay muchos rumores sobre las personas que estarán al frente de estas decisiones y sobre los aranceles que puede implementar. Pero también será una cuestión estratégica porque Donald Trump puede utilizar esta baza para amenazar a los europeos. Decir algo estilo: ‘Si no siguen mi plan de paz en Ucrania, duplicaré los aranceles’. Esos serán los dos frentes, aunque el lado bueno para la UE es que las instituciones son ahora más sólidas.

P. Algunos informes apuntan a que la victoria de Donald Trump en EEUU puede explotar a la ultraderecha en Europa. ¿Qué piensa sobre estas advertencias?

R. Hemos hablado mucho sobre el riesgo de ver una especie de contagio ideológico desde Washington hacia las capitales europeas. Cuando Trump fue reelegido, los partidos de extrema derecha le felicitaron, porque Trump sigue esa narrativa antimigratoria y alerta sobre el riesgo de que las políticas progresistas destruyan el país. Muchos nacionalistas están muy contentos y el republicano puede servir como modelo.

Pero también hay que pensar que hay muchas diferencias entre los nacionalistas de Europa y de Estados Unidos. Tomemos como ejemplo al mejor amigo de Trump, Viktor Orbán. Son muy parecidos en muchos aspectos políticos como su posición con respecto a Rusia, el húngaro ha visitado al estadounidense en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida, y es el más entusiasta con su regreso. Pero hay diferencias muy profundas, como la relación con China. Si Trump lleva a cabo sus amenazas arancelarias, eso puede crear mucha tensión con Orbán porque esas medidas afectarían económicamente a Hungría.

Por otro lado, a pesar de las similitudes que puede tener con Giorgia Meloni, pueden enfrentarse por temas como el gasto en Defensa de Italia, una de las principales críticas del republicano hacia los países de la OTAN. Por eso, estamos viendo el entusiasmo ahora, pero también veremos muchas diferencias políticas.

Durante la campaña electoral de Estados Unidos en 2020, Célia Belin tenía una pregunta para los demócratas: ¿qué representa el partido para la sociedad estadounidense? Y, lo más importante: ¿qué candidato puede competir contra Donald Trump? Ese fue el centro del libro que publicó ese año, Demócratas en Estados Unidos: Es hora de tomar decisiones frente a Trump. La investigadora del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR) trabajó durante más de cinco años como asesor especial sobre asuntos estadounidenses y transatlánticos en el Centro de Análisis, Previsión y Estrategia del Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia.

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