Borrell marca su 'despedida' haciendo un último intento (fallido) de presionar a Israel
El alto representante ha hecho un último intento para que la UE presione a Israel por las violaciones a los derechos humanos, pero los ministros de Exteriores lo han rechazado, algunos de mala manera
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Si la nueva Comisión Europea entra finalmente en vigor el próximo 1 de diciembre, el de este lunes habrá sido el último Consejo de Asuntos Exteriores presidido por Josep Borrell, Alto Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad. Y sería también su último intento por conseguir que la Unión Europea lance un mensaje de dureza contra Israel por la guerra en Gaza y su extensión a Líbano.
El catalán lanzó la semana pasada la última maniobra: suspender el diálogo político en el marco del Acuerdo de Asociación entre Israel y la Unión Europea. No suspender el Acuerdo, solamente el diálogo político, un elemento pequeño y poco significativo del pacto.
El texto de la propuesta, al que tuvo acceso El Confidencial, subraya que “la obligación de respetar los derechos humanos prevista en el artículo 2 del Acuerdo Euromediterráneo de Asociación —entre la Unión Europea e Israel— no cesa en caso de conflicto armado”. El documento también señala que Israel debería “garantizar el acceso sin trabas a la Franja de Gaza de cualquier comisión de investigación, misión de investigación u otro órgano de investigación al que los órganos competentes de las Naciones Unidas hayan encomendado la investigación de denuncias de genocidio”.
Pero todo el mundo sabe que es un brindis al sol. Porque Israel no escucha a nadie y, sobre todo, porque a nivel interno es imposible conseguir la unidad necesaria para sacar adelante la propuesta. Los Veintisiete se han dividido una y otra vez cuando ha tocado hablar de la situación en Oriente Próximo, y si bien los Estados miembros que más simpatizan con Israel han ido endureciendo poco a poco su lenguaje para acabar pidiendo un alto al fuego humanitario, están muy lejos de querer hacer nada que moleste al Gobierno de Benjamin Netanyahu.
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Hablando sobre la guerra rusa contra Ucrania, pero claramente hablando de todas las cuestiones de política exterior, Borrell ha señalado que “no puedes pretender ser un actor geopolítico si te tienes que tomar días, semanas y meses para alcanzar acuerdos para actuar. “Así que mi última petición a mis colegas será: estén más unidos y tomen decisiones más rápido”, ha añadido.
Las delegaciones más cercanas a Tel Aviv han sido abiertamente hostiles contra el Alto Representante por poner la propuesta sobre la mesa. “Para mí el problema es que el procedimiento no es serio, algunos lo ven como un regalo como parte de la fiesta de despedida de Borrell”, lamenta una fuente diplomática, que subraya que hacer esto solamente genera “división”.
Esta misma fuente señala que lo que debería hacerse primero es lograr que el ministro israelí de Asuntos Exteriores participe en un Consejo de Asociación entre la UE e Israel y ofrezca explicaciones. “Y luego veamos” qué hacer, añade la fuente. Pero el Gobierno de Israel no da ninguna señal de querer participar en este foro.
Otra delegación muy pro-israelí admite que hay problemas de derechos humanos en Gaza, pero considera que el movimiento de Borrell no es el adecuado. Eso a pesar de que muchos coinciden en señalar que los efectos de suspender el diálogo político con Tel Aviv serían “cosméticos”, que los canales de comunicación seguirían abiertos, que todos los Estados miembros pueden mantener sus contactos con Israel, que, en realidad, nada cambia. Solamente sirve para subrayar a los israelíes que están incómodos con su actitud.
La única ventana de oportunidad
Pero lo cierto es que esta discusión no es nueva, por mucho que algunas delegaciones consideren que es precipitada. El Gobierno español y el irlandés presentaron en febrero de 2024 la petición para que se estudiara el margen de acción que la Unión Europea tiene dentro del Acuerdo de Asociación con Israel, para ver de qué manera se podía presionar al Gobierno de Benjamin Netanyahu para que respetara los derechos humanos en la Franja.
La carta que Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y el por entonces primer ministro irlandés Leo Varadkar, enviaron a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quedó sin respuesta conocida, y el Ejecutivo comunitario ha escurrido el bulto desde entonces.
“Muchas personas han intentado parar la guerra en Gaza: Estados Unidos ha intentado poner presión, muchos de mis colegas han viajado a Oriente Medio para intentar la liberación de los rehenes y la paz, pero no ha funcionado”, ha explicado Borrell este lunes, señalando que “por eso hay que poner presión al Gobierno israelí y a Hamás”.
El catalán sabe que probablemente tras su marcha se cierre la única ventana de oportunidad para intentar hacer algo para presionar a Israel. Su sucesora, Kaja Kallas, exprimera ministra de Estonia, está completamente concentrada en el flanco este de la Unión, prácticamente todo su discurso versa sobre Rusia y habla muy poco sobre Oriente Medio, y en Bruselas se asume que lo más probable es que siga una línea pro-israelí y cercana a las posiciones americanas.
Si la nueva Comisión Europea entra finalmente en vigor el próximo 1 de diciembre, el de este lunes habrá sido el último Consejo de Asuntos Exteriores presidido por Josep Borrell, Alto Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad. Y sería también su último intento por conseguir que la Unión Europea lance un mensaje de dureza contra Israel por la guerra en Gaza y su extensión a Líbano.