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El primer 'umbral de Europa' no puede permitirse una crisis de refugiados del Líbano
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La Europa de los muros

El primer 'umbral de Europa' no puede permitirse una crisis de refugiados del Líbano

Nicosia propone considerar a Siria como "país seguro" ante la llegada masiva de refugiados sirios a sus fronteras

Foto: Refugiados sirios y libaneses que huyen de los bombardeos israelíes en el sur del Líbano y los suburbios de Beirut. (EFE/Joao Relvas)
Refugiados sirios y libaneses que huyen de los bombardeos israelíes en el sur del Líbano y los suburbios de Beirut. (EFE/Joao Relvas)

Son apenas 264 kilómetros los que separan las costas de Chipre del Líbano. Menos de 300 kilómetros de agua entre el umbral de la Unión Europea y las guerras que sacuden Oriente Medio. Si siguiéramos una línea recta desde las playas de Lárnaca, bañadas por el mar mediterráneo, llegaríamos a Siria. Si cambiásemos la dirección ligeramente hacia el sur, alcanzaríamos las playas de Beirut. Es, precisamente en estas costas desde donde más de 2.000 personas se han embarcado para poder llegar a Chipre a lo largo de este año, según informó el gobierno del presidente grecochipriota Níkos Christodoulídis. En el mismo periodo de 2023, solamente fueron 78, la mayoría de ellas ciudadanos de origen sirio que residían en el Líbano.

El aumento de las llegadas a las playas de Chipre coincide con los bombardeos del Ejército israelí sobre el Líbano y el avance de las tropas en el sur del país, en su ofensiva contra la milicia chií libanesa Hezbolá. El recrudecimiento de los combates y la situación humanitaria en el país solo hace temer que El Líbano, que ya acogía a miles de refugiados sirios y los detenía en su ruta a Europa, termine de desbordar. Y la marea llegará a las costas de la UE.

En solo dos meses desde que Israel iniciara su invasión del Líbano, más de un millón de personas se han convertido en desplazados internos, huyendo de los ataques. Ante los temores de que si continúa la ofensiva pueda aumentar exponencialmente el número de refugiados, Chipre se está preparando para lo que podría ser una nueva crisis migratoria en un momento en el que la "Europa de los muros" parece cada vez más decidida a invertir dinero con el fin de evitar que los refugiados puedan llegar a suelo europeo.

"Es inevitable el aumento. Por ahora han logrado prevenirlo, pero eventualmente están las rutas de la parte norte de Chipre, que no está organizada por nadie. Podría ser la ruta elegida para que las personas lleguen aquí a través del norte", explica el profesor de Universidad de Nicosia especializado en Derechos Humanos, Nicos Trimikliniotis, en una entrevista para El Confidencial. A escasos metros del muro de separación que divide Chipre de la parte norte del país, invadida por Turquía, Nicos señala esta frontera artificial para comparar la crisis de refugiados con la actual ocupación que viven. "La invasión turca también fue en contra de los derechos humanos y también es desde aquí donde a los refugiados se les niega sus derechos".

Foto: Personal médico espera la llegada de una ambulancia en el exterior de un hospital, tras un ataque israelí en los suburbios del sur de Beirut, Líbano. ( REUTERS/Amr Abdallah Dalsh)

El pasado mes de mayo, antes de la incursión terrestre de Israel en el Líbano, la UE destinó un paquete de mil millones de euros al Gobierno libanés durante tres años con el objetivo de apuntalar su economía — que atraviesa una grave crisis después de que en el año 2019 se desplomase el 50% de su PIB — y evitar el aumento de número de refugiados que abandonan el país con destino a Europa. Hasta este momento, Líbano acoge a 1,5 millones de refugiados sirios y son miles los que tratan de llegar a Europa a través de las vías marítimas. En lo que va de 2024, Chipre, un país de 1,2 millones de habitantes, recibió más de 2.000 migrantes y refugiados sirios, una cifra muy superior a los 78 del primer trimestre de 2023. Actualmente, el país europeo acoge un total de 70.000 refugiados y solicitantes de asilo. De estos, 22.000 son de origen sirio, según un informe de la Agencia de la ONU para los Refugiados.

Tras esta llegada masiva al país, el presidente grecochipriota, Nikos Christodoulides, ha suspendido la tramitación de las solicitudes de asilo de los ciudadanos sirios y ha pedido que se reconsidere tildar al país gobernado por Al-Asad como zona segura para fomentar las repatriaciones.

"Ese dinero se empleará para cometer violaciones de los Derechos Humanos"

"No es que vayan a usar el dinero para el beneficio de las personas del Líbano. Simplemente, mantendrán el dinero para financiar el endurecimiento de las medidas, lo que creo que socavará la lógica de la solidaridad. Ese dinero se empleará para violar los derechos humanos porque este dinero ahora se está utilizando para eso. Para empujar de vuelta a los que llegan por el mar", afirma Trimikliniotis. "No son políticas para detectar personas necesitadas en peligro para ir y ayudarlas. Porque, como se ve, están en peligro y la obligación es sacarlas de esa situación y proporcionarles apoyo".

Chipre se ha convertido en los últimos años en el destino más habitual de las embarcaciones irregulares que parten de Líbano. Como respuesta, las autoridades costeras del país han llevado a cabo expulsiones colectivas y devoluciones de embarcaciones, de acuerdo con un informe de Human Rights Watch. En este documento, el relator especial sobre los derechos humanos de los migrantes denunció que los refugiados recibían "palizas y descargas eléctricas", además de "tratos que parecían destinados a someter a los migrantes a tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes".

Foto: Un cayuco con más de 170 migrantes llega al puerto de la Restinga de la isla de El Hierro. (Europa Press/Archivo/H.Bilbao)

"En lugar de contener la violencia y encontrar formas pacíficas de resolver los problemas en Oriente Medio, estamos viendo una acentuación de los conflictos que inevitablemente aumentará el número de refugiados", añade el profesor. "La pregunta es a quién estamos impidiendo venir", subraya. "En vez de abordar las razones subyacentes por las cuales esto está sucediendo, estamos creando prisiones masivas y construyendo muros electrificados para detener a las personas de entrar y creando una mentalidad de asedio, lo que da lugar a todo tipo de grupos de extrema derecha, grupos neonazis y políticas antiinmigrantes".

"Lo perderemos todo si tratamos a las personas así. Cómo tratamos a los demás es un reflejo de cómo tratamos nuestros propios derechos. Y a nuestras propias familias, y esto es lo que está siendo socavado en este momento. Con la situación en Gaza lo estamos viendo. No reaccionamos, no estamos haciendo nada. Incluso cuando han invadido el Líbano", sentencia.

Nicosia quiere tender puentes con Damasco

En este contexto y en respuesta al alto volumen de refugiados sirios que acogen, Chipre es uno de los primeros países de la UE que más está presionando por restablecer las relaciones diplomáticas con el gobierno de Bachar Al-Asad con el fin de facilitar el retorno de los refugiados. “Es positivo que finalmente la cuestión de Siria se incluya en este marco de discusiones sobre inmigración”, afirmaba Christodoulides tras la reunión celebrada en Bruselas.

La UE rompió sus relaciones diplomáticas con Siria en 2011. Sin embargo, el régimen se mantuvo gracias al apoyo militar del presidente ruso, Vladimir Putin. Desde entonces, la guerra civil se ha estancado y el presidente sirio enfrenta un aislamiento total por parte de Europa. Según Naciones Unidas, casi 200.000 sirios y libaneses han huido hacia Siria desde ese momento. En Europa, más de un millón de refugiados y solicitantes de asilo sirios han llegado en los últimos 10 años, de acuerdo con datos de 2021 de la Agencia de la ONU para los Refugiados.

“Cuando empecé con esta iniciativa, solo dos o tres Estados miembros insistían en la necesidad de abordar la cuestión de Siria. Ahora son ya más de 10 los Estados miembros que están de acuerdo con nuestro planteamiento”, declaró. Uno de ellos es Italia. Antes de la reunión organizada por la propia Giorgia Meloni en la ciudad grecochipriota de Pafos para discutir la cuestión de los refugiados, la primera ministra italiana compareció ante el Senado de su país defendiendo la necesidad de "revisar la Estrategia de la Unión Europea para Siria y trabajar con todos los actores para crear las condiciones con el fin de que los refugiados sirios regresen a su patria de manera voluntaria, segura y sostenible”.

placeholder Niños sirios refugiados en Chipre
Niños sirios refugiados en Chipre

Pero en Siria sus ciudadanos siguen afrontando diversas crisis como consecuencia del conflicto civil que acabó con la vida de más de 300.000 personas, según datos ofrecidos por Naciones Unidas. El régimen de Al-Asad continúa gobernando y reprimiendo a la población que se muestre contraria a su gobierno, lo que pone en peligro a una gran parte de sus ciudadanos. Además, Israel, desde el inicio del conflicto en Gaza, ha atacado varias zonas de Siria, causando la muerte a civiles, aumentando la peligrosidad del país.

"Es ridículo considerar a Siria como un país seguro. Creo que, por desgracia, los acontecimientos de las últimas semanas han confirmado que Damasco está siendo bombardeada y se suponía que era un lugar seguro, pero nunca lo ha sido. Ninguna de las organizaciones internacionales han ido allí todavía", afirma en sus oficinas la coordinadora Consejo Chipriota para los Refugiados (CyRC), Corina Drousiotou, en conversaciones para El Confidencial. Mientras tenemos esta entrevista, una familia de origen africano se encuentra en la sala de espera pacientemente, confiando en que alguno de los empleados de este Consejo pueda ayudarles a construir una vida en el país.

"Siria es un desastre de país. Solo tenemos un número muy pequeño de personas que han regresado voluntariamente porque no tenían más opciones aquí", afirma. "Hace 10 días, la decisión del Tribunal Europeo de Justicia dictó que no se puede considerar un país seguro cuando solo algunas partes lo son. Si hay partes inseguras, no es un país seguro", señala.

"Creo que esta decisión también viene y echa por tierra los planes de Chipre y otros países que esperaban hacerlo, así como la situación que se vive en Oriente Medio. No creo que nadie pueda discutir seriamente considerar a Siria en este momento como un lugar seguro. No es que debieran antes, pero definitivamente no ahora", indica.

placeholder El presidente del Parlamento libanés, Nabih Berri, se reúne con el presidente chipriota, Nikos Christodoulides. (EFE)
El presidente del Parlamento libanés, Nabih Berri, se reúne con el presidente chipriota, Nikos Christodoulides. (EFE)

La gestión de las crisis migratorias, sin embargo, han demostrado ser diferentes dependiendo del origen del país que dejan atrás. Apenas horas después de la invasión rusa sobre Ucrania, la Unión adoptó un mecanismo de protección temporal que proporciona, según la web del Consejo Europeo, "una protección colectiva a las personas desplazadas", además de ayudar a "aliviar la presión sobre los sistemas nacionales de asilo de los países de la UE" hasta el año 2026. Un total de 4.2 millones de refugiados ucranianos se han beneficiado de este programa de ayudas. En paralelo, más de seis millones de refugiados ucranianos han sido acogidos en Europa. Sin embargo, en el caso de los refugiados sirios que huyeron de la guerra en el año 2015 — uno de los momentos más difíciles del conflicto un año después de que el líder del Daesh proclamase la capital del Califato en Raqqa — Europa se comprometió a acoger a un total de 160.000 refugiados.

La directora del centro de asilo chipriota recalca esta diferencia: "En el caso de los refugiados ucranianos fue todo muy rápido. El manejo de eso te muestra que si las crisis de refugiados se manejan de una manera más abierta, de una manera más positiva, las cosas realmente funcionan mejor para todos".

El rechazo de la sociedad

La dificultad que viven los refugiados una vez consiguen llegar a suelo europeo va mucho más allá de enfrentarse a este tipo de políticas. David Abbas (nombre ficticio para proteger su identidad) era abogado en Camerún. La fuerte violencia que atraviesa el país como consecuencia de los enfrentamientos entre el Ejército y los grupos armados le obligó a huir en búsqueda de refugio. En un autobús, camino de Nicosia, Abbas explica a El Confidencial que él, al igual que otros muchos refugiados, "no estamos aquí para causar problemas. Algunos de nosotros estamos aquí con nuestras esposas e hijos. Huimos de las zonas de guerra porque no tenemos otra opción pero aquí nos encontramos de bruces con el racismo".

"Es realmente difícil para nosotros poder hacer una vida aquí. Apenas nos contratan, e incluso nos discriminan cuando vamos al médico. Yo lo he vivido. Atienden antes a un grecochipriota que a mí, porque no soy de aquí y también por el color de mi piel", lamenta.

"Para ser sincero, la verdad es que al principio, cuando vine, estaba muy contento. Pero ahora, con cómo van las cosas, no lo estoy, no te voy a mentir. Rechazaron mi asilo cuando les fui a mostrar las pruebas de por qué no puedo regresar a mi país", explica. "Así que me pueden deportar en cualquier momento. También me di cuenta de que no todas las personas que van a entrevistarnos entienden el idioma. Hay una barrera lingüística muy grande, así que es realmente difícil expresarse bien durante estos procesos", relata.

"Camerún no es seguro para nosotros. Hay gente que ni siquiera sabe dónde está su familia. Tampoco saben que su familia ha sido asesinada, así que es muy, muy difícil enviar a alguien de vuelta a su país. Creo que las Naciones Unidas, en términos de protección internacional, si un país está bajo ataque — ya sea un ataque internacional o una guerra civil — es responsabilidad de las Naciones Unidas atender a las personas refugiadas", afirma.

"Allí se dice que si un país es atacado — y un ciudadano de ese país llega o se encuentra en tu país — tienes la responsabilidad de cuidar de ese ciudadano. Y de la gente, por supuesto, hasta que se resuelva el problema . Sin embargo, cada vez vemos como Europa nos cierra más la puerta".

Son apenas 264 kilómetros los que separan las costas de Chipre del Líbano. Menos de 300 kilómetros de agua entre el umbral de la Unión Europea y las guerras que sacuden Oriente Medio. Si siguiéramos una línea recta desde las playas de Lárnaca, bañadas por el mar mediterráneo, llegaríamos a Siria. Si cambiásemos la dirección ligeramente hacia el sur, alcanzaríamos las playas de Beirut. Es, precisamente en estas costas desde donde más de 2.000 personas se han embarcado para poder llegar a Chipre a lo largo de este año, según informó el gobierno del presidente grecochipriota Níkos Christodoulídis. En el mismo periodo de 2023, solamente fueron 78, la mayoría de ellas ciudadanos de origen sirio que residían en el Líbano.

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