"La maldición europea" también llega a Marruecos: su población envejece, pero más lento
Desde 1960 la población del país se ha triplicado, hasta alcanzar los 36,7 millones, pero ahora solo crece al 0,85% anual, un porcentaje inferior al de España (1,2%)
Marruecos tiene 36,68 millones de habitantes, 12 menos que España. Su población sigue aumentando, pero a ritmo lento. Si en los 60 crecía anualmente al 2,6% ahora solo lo hace al 0,85%. Como mucho, en 2050 tendrá 43,56 millones de habitantes. El incremento anual de la población residente en España ha sido estos últimos años algo mayor (1,2%) gracias a la inmigración.
El Alto Comisionado para el Plan, una institución pública marroquí que hace estudios sociológicos y demográficos, dio a conocer, a principios de noviembre, los resultados de su último censo de población, el primero en una década. Pone de relieve que si desde 1960 hasta ahora la población se ha triplicado, “el incremento demográfico observado en este periodo está en constante disminución”.
“Pensábamos que Marruecos era un país joven (...), pero desgraciadamente el tiempo ha pasado”, se lamenta el periodista Ali Bourzerda en un editorial en Article 19.ma “Dentro de dos décadas, Marruecos verá cómo la pirámide de edad se ensancha en la base (...)”, añade. “El crecimiento se ha reducido, pero todavía mantiene un buen tono”, matiza Pablo Pumares, profesor de geografía humana de la Universidad de Almería.
El número de miembros que integran de media un hogar en Marruecos también ha disminuido en la última década, de 4,6 personas a 3,9. En España era de 3,9 en los años setenta y ahora es solo de 2,5. El fenómeno es achacable en Marruecos “a la bajada de la tasa de fecundidad y a las migraciones internas e internacionales”, explica Pumares.
El número de extranjeros residentes legales es escaso en Marruecos, tan solo 148.152, un 0,4% de la población. En España el porcentaje de población extranjera es del 18,1%. Las autoridades marroquíes legalizaron en 2014 y 2017 a unos 50.000 subsaharianos sin papeles, una iniciativa que no se atrevió a tomar ningún otro país del norte de África. “Da la sensación de que los resultados a medio plazo de esas regularizaciones han sido modestos”, comenta Pumares.
Marruecos es hoy en día un país mayoritariamente urbano. El 62,8% de su población reside en ciudades. Desde el acceso a la independencia del país, en 1956, ese porcentaje se ha más que duplicado. En España el porcentaje de población urbanizada es del 84,1%.
A lo largo de esta última década, el incremento de la población es más acentuado en las regiones costeras que en el interior. En Tánger-Tetuán ha sido del 1,26% al año, en Casablanca del 1,14%. “Hay una pérdida de protagonismo del interior frente a las regiones costeras”, señala el profesor Pumares.
Tánger se ha convertido en la segunda ciudad del país con 1,27 millones de habitantes, por detrás de Casablanca, la capital económica, con 3,23 millones. El puerto de Tánger-Med y la boyante industria automovilística explica ese incremento demográfico. Ahora bien, si a Rabat, la capital política, se le suma Salé, la ciudad de la que está separada solo por el río Bou Regreg, la aglomeración urbana alcanza los 1,46 millones de habitantes y supera a Tánger.
Donde más ha crecido la población esta última década ha sido en las dos principales regiones que conforman el Sáhara Occidental, la antigua colonia española. En la de El Aaiún aumentó un 2,06% al año hasta alcanzar los 417.000 habitantes, mientras que en la de Dajla (antigua Villa Cisneros) el auge fue del 4,4% hasta los 177.000. Cuando España se retiró del Sáhara, la población autóctona era de 74.000 habitantes.
Ese incremento demográfico del Sáhara obedece, en parte, a motivaciones políticas. Las autoridades marroquíes intentan atraer población a la excolonia para que los autóctonos saharauis sean cada vez más minoritarios. Al margen de los funcionarios allí destinados, muchos de ellos militares y miembros de las fuerzas de seguridad, hay marroquíes que se trasladan al Sáhara porque el régimen fiscal es ventajoso. Dajla se ha convertido, además, en un destino turístico invernal con la consiguiente creación de puestos de trabajo.
40% de los jóvenes en paro
El anterior informe del Alto Comisionado para el Plan estuvo dedicado, también en octubre, al mercado laboral en Marruecos. El paro, al final del tercer trimestre del año, ascendía al 13,6% de la población activa, pero ese porcentaje subía al 17% en zona urbana. Entre los más jóvenes, de entre 15 y 24 años, se disparaba aún más hasta alcanzar el 39,5%. Entre aquellos con estudios universitarios asciende al 24,9%. A estos datos hay que añadir el de los subempleados, un 10% de la población activa.
El paro se mide en Marruecos con criterios más laxos que en la Unión Europea. Así lo permite la Organización Internacional del Trabajo para los países en vías de desarrollo. Basta, por ejemplo, con haber trabajado una sola hora en la semana previa a la encuesta del Alto Comisionado para dejar de ser considerado como parado.
Desalentada por no encontrar empleo, el 10% de la población activa “se ha retirado, además, del mercado de laboral” en los últimos 20 años y no figura ya en la estadística, según Ahmed Lahlimi, que hasta el mes pasado estuvo al frente del Alto Comisionado. “Si volviesen tendríamos un paro del 33% en lugar del 13%”, señaló en una entrevista. “Reconozcamos que [el Gobierno] no ha estado muy acertado a la hora de reducir el paro”, concluyó.
Estos malos datos explican, en parte, las ansias por migrar fuera del país. El Arab Barometer, vinculado a la Universidad de Princeton (EEUU), publicó en junio un sondeo, efectuado con un panel de 2.400 marroquíes, en el que el 35% de los encuestados expresaban su deseo de emigrar. El 53% estaban incluso dispuestos a hacerlo sin disponer de los documentos requeridos, es decir, ilegalmente.
Marruecos tiene 36,68 millones de habitantes, 12 menos que España. Su población sigue aumentando, pero a ritmo lento. Si en los 60 crecía anualmente al 2,6% ahora solo lo hace al 0,85%. Como mucho, en 2050 tendrá 43,56 millones de habitantes. El incremento anual de la población residente en España ha sido estos últimos años algo mayor (1,2%) gracias a la inmigración.
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