Prohibido decir 'qué bien se está soltera': la guerra definitiva de Rusia es porque no tiene bebés
Rusia saca adelante una ley que prohíbe la llamada "propaganda childfree" en medios de comunicación, películas o publicidad, y multa a los infractores con hasta 5.000 dólares
Una "operación demográfica especial". Así define Nina Ostanina, presidenta del comité de la Duma para la protección de las familias, la medida más radical que ha tomado el Kremlin para frenar la caída de la población en Rusia. El reto demográfico se interpreta en el país como una amenaza existencial y el Gobierno lleva tiempo buscando medidas urgentes que puedan revertir un fenómeno que parece imparable.
Este martes, se ha dado un paso definitivo con la aprobación, por parte de la cámara baja del Parlamento, de una ley que prohíbe la llamada "propaganda childfree". Según esta legislación, la difusión de materiales que promuevan la decisión consciente de no tener hijos será motivo de sanción. Ya sea a través de medios de comunicación, películas o publicidad, aquellos que publiquen este tipo de contenido podrían enfrentar multas de hasta 4.000 dólares. En el caso de las organizaciones, la cifra asciende hasta los 50.000 dólares.
El Kremlin ha mostrado su apoyo a esta medida, una de las más duras que se han presentado en este ámbito. El último paso para que se convierta en realidad es su aprobación en el Consejo de la Federación, la cámara alta del Parlamento, antes de ser promulgada por el presidente Vladímir Putin.
Los responsables de impulsar esta ley, como Vyacheslav Volodin, presidente de la Duma, la consideran como "decisiva" para poner fin a la que se ha convertido en una de las mayores preocupaciones sociales de la política rusa. Por su parte, Irina Yarovaya, vicepresidenta de la Duma y miembro del partido oficialista Rusia Unida, definió el proyecto como la forma para prohibir aquellos discursos que buscan "desacreditar las tradiciones de muchas generaciones y socavar el futuro de nuestro país".
Esos discursos se centran específicamente en el apoyo a un estilo de vida sin hijos y responden a la estrategia de Rusia para proteger sus "valores tradicionales" contra lo que consideran una influencia del liberalismo occidental. Volodin consideró que la ley para luchar contra la caída de la natalidad es un tema de seguridad nacional. "La propaganda de la falta de hijos es un fenómeno socialmente peligroso. Los estadounidenses están impulsando esto", declaró Volodin.
Además de la legislación contra el relato de una vida sin hijos, la Duma aprobó otro proyecto de ley para prohibir la adopción de niños rusos por parte de ciudadanos de países donde el cambio de género es legal. Estas iniciativas se suman a otras también controvertidas que han sido aprobadas en los últimos años, como el veto a la "propaganda" de las transiciones de género y orientaciones sexuales no tradicionales.
Una ley para mostrar lealtad a Putin
Las medidas para que desaparezca el discurso considerado como "antiniños" de todos los medios de difusión en Rusia lleva meses estando en el punto de mira de la política. En septiembre, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, calificaba el problema demográfico como "uno de los principales desafíos" para Rusia. "Hay que hacer todo lo que sea necesario para aumentar la tasa de natalidad. Y todo lo que lo impida debe desaparecer de nuestras vidas", afirmó.
Los críticos de la nueva ley argumentan que restringirá aún más la libertad de expresión en el país. Algunos abogados han señalado que el lenguaje poco específico de la ley podría hacer que incluso una publicación en redes sociales que describa positivamente un estilo de vida sin hijos sea motivo de sanción.
Además, muchos expertos cuestionan la necesidad de tales medidas. Valery Fadeev, presidente del Consejo de Derechos Humanos, ha argumentado que la ley es innecesaria dado que la ideología childfree tiene una popularidad muy baja en Rusia. Se basa en encuestas como una realizada a finales de 2022, que arroja que solo el 1% de los rusos considera ideal una familia sin hijos.
Por otro lado, expertos demográficos creen que la nueva ley tendrá poco impacto en el combate del declive poblacional del país, porque este fenómeno está principalmente determinado por la situación económica y la falta de estabilidad social. Al respecto, el analista político Aleksandr Nemtsev escribió en el diario ruso Vedomosti que la ley es una herramienta para que los legisladores demuestren su lealtad a los valores tradicionales y al discurso político del presidente Putin.
En mayo de 2024, Putin reiteró que aumentar la tasa de natalidad debería ser una prioridad para el gobierno, alentando a las familias a tener al menos tres hijos.
En los últimos años, el Kremlin ha implementado diversas medidas para aumentar la natalidad, como la expansión de los programas de cuidado infantil remunerado para familias de bajos ingresos, la oferta de beneficios fiscales para familias más grandes y el compromiso de aumentar el número de plazas en guarderías.
A pesar de estos esfuerzos, la población de Rusia ha seguido disminuyendo. Desde 2021, la población ha caído en un promedio de medio millón de personas por año. En la primera mitad de 2024, solo nacieron 599.600 niños en Rusia, la cifra más baja desde 1999. Al mismo tiempo, murieron 325.100 personas, un aumento de 49.000 en comparación con el año anterior.
Según las previsiones de la agencia estadística estatal Rosstat, se espera que la población de Rusia caiga a 138,8 millones para 2045, lo que representa una disminución de aproximadamente el 5% con respecto a las cifras actuales. En un escenario más pesimista, la población podría reducirse a 130,6 millones, lo que implicaría una disminución del 11%.
La crisis del mercado laboral
Las dificultades demográficas de Rusia siguen una tendencia global en muchos países desarrollados, pero se ven agravadas por la alta tasa de mortalidad y la emigración masiva. En este caso específico, la guerra en Ucrania ha provocado la muerte de aproximadamente 150.000 soldados, según las estimaciones de gobiernos occidentales e investigadores rusos.
El conflicto en curso también ha alterado la fuerza laboral del país. Actualmente, alrededor de 700.000 personas están en el frente de batalla, y cada mes el Ejército retira entre 10.000 y 30.000 trabajadores del mercado laboral. Además, más de 650.000 rusos han abandonado el país en los últimos años para escapar de la guerra o evitar el reclutamiento. Muchos de ellos son profesionales jóvenes y con formación, y su partida ha ejercido una presión significativa sobre el mercado laboral.
Históricamente, Rusia ha recurrido a la migración laboral para compensar su declive poblacional y la escasez de mano de obra, con muchos trabajadores provenientes de las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central. Sin embargo, el ataque terrorista en el Crocus City Hall de Moscú, perpetrado por migrantes de Tayikistán en marzo de 2024, ha llevado a un endurecimiento de las leyes migratorias rusas y un aumento de la hostilidad hacia personas procedentes de otros países.
Como resultado, se espera que el flujo de trabajadores migrantes hacia Rusia sufra una caída en un futuro cercano.
Una "operación demográfica especial". Así define Nina Ostanina, presidenta del comité de la Duma para la protección de las familias, la medida más radical que ha tomado el Kremlin para frenar la caída de la población en Rusia. El reto demográfico se interpreta en el país como una amenaza existencial y el Gobierno lleva tiempo buscando medidas urgentes que puedan revertir un fenómeno que parece imparable.
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