Suecia veta la energía eólica para no poner en riesgo su defensa en el mar Báltico
La polémica decisión se toma después de que desde las Fuerzas Armadas se concluyera que el frente norte de la OTAN sería más difícil de defender por los aerogeneradores
El Mar Báltico, con sus fuertes vientos y aguas de poca profundidad, se creía que era el sitio perfecto donde generar grandes cantidades de electricidad, cruciales para que Suecia pudiera llevar a cabo la transición hacia la energía libre de combustibles fósiles. En alta mar el viento sopla más fuerte, los aerogeneradores se pueden construir más altos y con más potencia y, además, no generan el mismo grado de molestias que los situados en tierra. Sin embargo, el gobierno del primer ministro, Ulf Kristersson, ha tomado la decisión de vetar la construcción de 13 parques eólicos marinos con la capacidad de proporcionar, aproximadamente, la misma electricidad que el consumo anual de Suecia.
La decisión llega después de que desde las Fuerzas Armadas alcanzaran la conclusión de que cubrir el horizonte del Báltico de turbinas de 300 metros de altura significaba un riesgo para la seguridad nacional del último país que ingresó en la OTAN. “El gobierno cree que comportaría consecuencias inaceptables para la defensa de Suecia", dijo el ministro de defensa, Pål Jonson. Los parques eólicos marinos estaban proyectados en la costa que va desde las Islas Åland (una región autónoma desmilitarizada que pertenece a Finlandia), hasta el estrecho del Sund que separa el país con Dinamarca. En esta parte del mar Báltico, la ciudad rusa de Kaliningrado se encuentra a tan solo 500 kilómetros de distancia por mar desde Estocolmo. El ejecutivo, solamente ha aprobado la construcción en la costa oeste de un parque eólico marino de 81 turbinas que se prevé que genere una energía de 5.5 teravatios hora.
El ministro Jonson justificó la decisión alegando que los aerogeneradores pueden causar daños en los sensores de los radares, hecho que dificultaría la detección de submarinos o de ataques por aire. La ministra de energía e industria, Ebba Busch, admitió que la decisión de prescindir de los parques eólicos marinos ha sido dura de anunciar, pero al mismo tiempo “queremos dar el mensaje de que en el contexto de la situación de seguridad actual, nos tomamos muy en serio la defensa de Suecia” dijo la ministra.
Tras el anuncio, tanto los partidos políticos en la oposición como los expertos han reaccionado al veto a construir los parqueos eólicos marinos: “Suecia tiene una de las costas marítimas más extensas en Europa, por lo que hemos perdido la oportunidad de ampliar la producción de electricidad a gran escala” decía Linus Palmblad, analista de la Agencia Sueca de Energía. La portavoz del Partido Verde, Linus Lakso, afirmó que en su partido estaban de acuerdo en que la opinión de las fuerzas armadas tiene peso a la hora de plantear los parques eólicos marinos, no obstante “el gobierno está escogiendo el camino equivocado, este es un paso más en los esfuerzos del ejecutivo para hacer más grave el cambio climático” dijo la portavoz.
Imposible la convivencia entre defensa y turbinas
En el último año, las fuerzas armadas y las empresas del sector energético han estado dialogando para encontrar la forma para que el desarrollo de la energía eólica en el mar báltico pueda convivir con los intereses de defensa del país nórdico. No obstante, parece que la inquietud por la seguridad en el frente norte de la OTAN ha tenido un mayor peso para el ejecutivo de Estocolmo: “El comportamiento cada vez más agresivo de Rusia en el mar Báltico, con reiteradas violaciones del espacio aéreo y marítimo sueco junto con el ingreso de Suecia y Finlandia en la OTAN significan un cambio drástico de escenario, ya no vivimos al lado de un mar de paz, este se ha convertido en un nuevo frente” decía el teniente coronel y profesor de ciencias políticas en la Escuela Superior de Defensa Nacional de Suecia, Håkan Edström.
Desde las fuerzas armadas no se han querido dar muchos detalles por los que recomendaron al gobierno frenar el desarrollo de los parques eólicos marinos por motivos de confidencialidad. Pero desde el Instituto de Investigación en Defensa (FOI), explicaron que los enormes aerogeneradores perturban a la visibilidad y producen ecos en los radares, lo que significa que la capacidad de reconocimiento de estos aparatos se deteriora y pueden surgir “objetos fantasmas”, aumentando las probabilidades de que un objeto intruso se escape de la detección.
Además, los cables en el fondo marino también pueden provocar perturbaciones electromagnéticas que afecten a los sensores marinos y a las ondas de radio. El informe del FOI también señala que los molinos causarían problemas tácticos para la fuerza aérea, ya que los vuelos rasos son cruciales para evitar la detección de aviones, pero estas maniobras se hacen más difíciles si hay los aerogeneradores. Por otra parte, el general del Estado Mayor, Stig-Olof Krohné también quiso subrayar que “un suministro de energía sin fósiles estable también es importante para nuestra defensa”.
Golpe mortal para la energía eólica
Pero tras el “no” del gobierno a la energía eólica en el mar Báltico, las perspectivas de la industria de que Suecia podría doblar su producción de electricidad en los próximos años se están descartando rápidamente: “Representa un golpe mortal contra la electrificación y la industria” expresó la portavoz de la patronal Teknikföretagen, Miriam Münnich. Desde la patronal, consideraban que la energía eólica marina era crucial para las inversiones en sectores estratégicos como el automóvil o la construcción de baterías eléctricas. De hecho, desde las empresas tecnológicas se pronosticaba que de ahora hasta el año 2035 la industria sueca necesitaría 90 teravatios hora más de producción eléctrica, que se esperaban poder cubrir con los 13 parques eólicos marinos que aportarían una producción estimada de 140 teravatios hora. “Si hubiera habido voluntad política de construir más energía eólica marina, el problema se hubiera solucionado” sentenció Münnich.
En los últimos años, Suecia también se ha convertido en uno de los mayores exportadores europeos de electricidad, “pero creemos necesaria una futura expansión en la producción de electricidad si queremos continuar exportando y garantizar el acceso a una electricidad barata en el futuro” razonaba Lennart Söder, profesor de ingeniería eléctrica del Instituto Real de Tecnología de Estocolmo.
Actualmente, el 40% de la producción de electricidad en el país nórdico proviene de la energía hidráulica, mientras que la energía nuclear representa el 30% y el 20% proviene de la energía eólica. Una vez rechazadas las solicitudes para construir los parques eólicos marinos, desde el gobierno se apuesta claramente por desarrollar la energía nuclear. El objetivo del ejecutivo es contar con 10 nuevos reactores nucleares de aquí a 20 años, que se sumarian a los seis que ya están en funcionamiento. Sin embargo, los críticos a este plan afirman que la demanda de electricidad se prevé que aumente mucho más rápido de lo que puedan construirse los nuevos reactores, aparte del alto coste económico y ambiental.
El Mar Báltico, con sus fuertes vientos y aguas de poca profundidad, se creía que era el sitio perfecto donde generar grandes cantidades de electricidad, cruciales para que Suecia pudiera llevar a cabo la transición hacia la energía libre de combustibles fósiles. En alta mar el viento sopla más fuerte, los aerogeneradores se pueden construir más altos y con más potencia y, además, no generan el mismo grado de molestias que los situados en tierra. Sin embargo, el gobierno del primer ministro, Ulf Kristersson, ha tomado la decisión de vetar la construcción de 13 parques eólicos marinos con la capacidad de proporcionar, aproximadamente, la misma electricidad que el consumo anual de Suecia.
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