Ribera afronta su examen ante la Eurocámara con ruido de sables y la 'resaca' de la DANA
La española es, junto a la candidata finlandesa, las últimas en pasar el examen de la Eurocámara, lo que les expone a represalias ante los resultados de las audiencias anteriores. Génova presiona al PPE para complicar su nombramiento
Teresa Ribera, vicepresidenta del Gobierno, se enfrenta este martes a su audiencia ante el Parlamento Europeo, durante la cual los eurodiputados decidirán si es apta o no para ocupar el puesto de vicepresidenta de la Comisión Europea a cargo de Transición Justa, Limpia y Competitiva, añadiendo a eso el control de la poderosa dirección general de Competencia del Ejecutivo comunitario. La examinarán tres comisiones parlamentarias distintas, la de Medio Ambiente, la de Asuntos Económicos y la de Industria, con otras tres comisiones como invitadas, y lo harán al final de una jornada maratoniana en la que cuatro de los otros cinco vicepresidentes ejecutivos de la futura Comisión Europea ya habrán pasado por sus exámenes.
Aunque las audiencias suelen tener un tono bastante cortés es inevitable que a veces adquieran un acento bronco y más agresivo, especialmente cuando se abordan asuntos de política nacional. El caso de Ribera promete tener más contenido nacional que otras audiencias. Los populares españoles, la segunda delegación más importante dentro del PPE, ha mostrado su rechazo a Ribera y ha intentado mover a todo el bloque hacia el ‘no’, aunque la realidad es que ese movimiento tiene muchos riesgos para la familia democristiana europea, que es totalmente necesaria para que la española logre su aprobado.
Aunque Manfred Weber, presidente del PPE en la Eurocámara, y Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular, están en contacto e intentando coordinar sus posiciones, los populares europeos saben que tumbar a Ribera sería una declaración de guerra a la bancada de los socialdemócratas europeos. Desde la dirección de Génova admiten que conseguir tumbar a la ministra de Transición Ecológica "es una cuestión compleja", aunque ya han dejado claras sus reticencias a sus colegas europeos. "No está en nuestras manos", asumen.
En los últimos días, el equipo de Feijóo en la Eurocámara ha manifestado su malestar con la vicepresidenta tercera del Gobierno, poniendo el foco en su "desaparición" durante la catastrófica DANA que ha dejado más de dos centenares de muertos en la Comunidad Valenciana. A nivel nacional, el PP ha utilizado la figura de Ribera como una especie de cortafuegos a la presión contra el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. Pero esperan que sus quejas reverberen también en la política comunitaria y, como mínimo, logren debilitar su figura de cara a su eventual mandato en la Comisión.
Este lunes, el portavoz nacional del PP, Borja Sémper, reafirmó esta postura y deslizó cierta presión de Génova al PPE. “Nuestros compañeros en la Unión Europea saben lo que opinamos y el conjunto de los españoles también”, aseguró. “Los episodios de estos últimos 15 días no hacen más que reforzar el rechazo a su perfil y su forma de actuar”, añadió. Los eurodiputados populares pondrán este asunto encima de la mesa durante las tres horas de audiencia previstas para este martes a partir de las 18:30.
Desde el PP nacional insisten en el mensaje de que la ministra "ha estado más por sus intereses" en Bruselas que "en la gestión de sus competencias" en el marco de las trágicas inundaciones. Fuentes de la dirección sugieren, además, que la delegación española no pondría inconvenientes si la Comisión escogiera a otro socialista como candidato. "Nuestro problema es Teresa Ribera", recalcan. Pero los populares españoles solos no pueden tumbar a la ministra de Transición Ecológica.
Pieza clave
La española es el principal valor de los socialdemócratas europeos (S&D) dentro de la próxima Comisión Europea, y eso, precisamente eso, le convierte en una pieza de caza mayor para el resto de partidos. Este es un ‘súper martes’ de audiencias, empezando por la mañana y terminando a medianoche, en el que pasan examen todos los vicepresidentes ejecutivos. Todos ellos, salvo la popular finlandesa Henna Virkkunen, cuya audiencia es a la misma hora que la de Ribera, habrán pasado su examen a lo largo del día. Y cualquier contratiempo que haya puede acabar provocando una cadena de vendettas cuya pieza final sería Ribera.
Técnicamente las audiencias deben ir sobre las competencias del candidato para el cargo. Preguntas sobre sus conocimientos respecto a los asuntos de su cartera. En el caso de Ribera serían preguntas relacionadas con clima, con la transición energética, con algunos elementos de industria y, también, obviamente, por la pieza central de su puesto, sobre la política de competencia de la Unión Europea. Pero los juegos políticos de fondo están presentes, y los efectos de todo lo que pase a lo largo de la jornada desembocarán en la audiencia de Ribera y la de Virkkunen, a última hora de la tarde.
Una audiencia fundamental para saber cómo de movida tendrá la tarde la española será a primera hora de la mañana, cuando Raffaele Fitto, el candidato nominado por la primera ministra italiana Giorgia Meloni, tenga que responder a las preguntas de los eurodiputados para el puesto de vicepresidente ejecutivo a cargo de Cohesión y Reformas. Fitto es miembro de Fratelli d’Italia, el partido de Meloni y líder del grupo ultraconservador de los Conservadores y Reformistas (ECR) dentro de la Eurocámara.
Tanto S&D como los liberales de Renew Europe, además de los otros dos grupos a su izquierda, Los Verdes y La Izquierda, ven con malos ojos que Von der Leyen haya premiado a Fitto y el FdI con una vicepresidencia ejecutiva, especialmente teniendo en cuenta que se opusieron a la alemana en la votación de su confirmación en el Parlamento Europeo. Aunque Fitto pertenece a ECR, el Partido Popular Europeo (PPE) lo ha adoptado como un miembro más de la familia democristiana, y en caso de algún problema para el italiano el PPE está abierto a participar de las represalias.
En estas audiencias los eurodiputados pueden aprobar o suspender a los candidatos a comisarios, y, aunque no pueden tumbarlos formalmente, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, debe seguir su recomendación y pedir al Estado miembro de origen del candidato a comisario que envíe otro nombre. La otra opción que tiene Von der Leyen es mantener al candidato y arriesgarse a que el Parlamento Europeo tome medidas en la votación que sí es vinculante, prevista a finales de noviembre, en la que el Pleno tiene que aprobar o tumbar a todo el colegio de comisarios. La Eurocámara nunca ha ido tan lejos.
Además de suspender o aprobar a Ribera, para lo que se necesita una mayoría de dos tercios, los coordinadores pueden enviar un cuestionario con más preguntas a la candidata, pudiendo incluso convocar una segunda audiencia. Von der Leyen y su equipo esperan que eso no ocurra porque su objetivo es lograr la aprobación del colegio de comisarios en el Pleno de la última semana de noviembre, para así poder echar a rodar la nueva Comisión Europea el 1 de diciembre.
Teresa Ribera, vicepresidenta del Gobierno, se enfrenta este martes a su audiencia ante el Parlamento Europeo, durante la cual los eurodiputados decidirán si es apta o no para ocupar el puesto de vicepresidenta de la Comisión Europea a cargo de Transición Justa, Limpia y Competitiva, añadiendo a eso el control de la poderosa dirección general de Competencia del Ejecutivo comunitario. La examinarán tres comisiones parlamentarias distintas, la de Medio Ambiente, la de Asuntos Económicos y la de Industria, con otras tres comisiones como invitadas, y lo harán al final de una jornada maratoniana en la que cuatro de los otros cinco vicepresidentes ejecutivos de la futura Comisión Europea ya habrán pasado por sus exámenes.
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