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El adiós del ministro defenestrado por Netanyahu: "No queda nada por hacer en Gaza"
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El adiós del ministro defenestrado por Netanyahu: "No queda nada por hacer en Gaza"

Yoav Gallant afirma después de su despido que los objetivos en Gaza ya se han cumplido y que las tropas israelíes continúan en Gaza por deseo de Benjamin Netanyahu

Foto: El exministro de Defensa de Israel Yoav Gallant. (Reuters/Nir Elias)
El exministro de Defensa de Israel Yoav Gallant. (Reuters/Nir Elias)
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Benjamin Netanyahu lo llamó una "crisis de confianza". Estas palabras son las que utilizó para poner fin a un conflicto de meses con su ministro de Defensa, Yoav Gallant, al que despidió la semana pasada. Llevaba tiempo queriendo tomar esta decisión pero la última vez que lo intentó, antes de verano, las manifestaciones a favor de Gallant le obligaron a dar marcha atrás. El pasado martes, mientras el mundo tenía los ojos puestos en las elecciones de Estados Unidos, el primer ministro israelí dio el paso definitivo.

Gallant se había convertido en una voz incómoda para Netanyahu por tres motivos: el reclutamiento de judíos ultraortodoxos, un acuerdo para liberar a los rehenes en Gaza y su llamado a una comisión estatal de investigación sobre las fallas de seguridad en torno al ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023.

Días después de su despido, el ya exprimer ministro de Defensa habló sin tapujos sobre el conflicto que ha acabado siendo irreconciliable entre los dos políticos, sobre todo en lo que respecta a la guerra en Gaza. “No queda ya nada por hacer. Los mayores logros se han conseguido”, dijo, según recogieron medios israelíes. "Permanecemos allí solo por el deseo de estar allí", aseguró.

Las declaraciones tuvieron lugar en un encuentro entre Gallant y los familiares de los secuestrados, uno de los puntos más sensibles para el Gobierno israelí por la ausencia de un acuerdo para liberar a los que fueron secuestrados el 7 de octubre. El exministro no dudó en señalar directamente a Netanyahu para explicar por qué 101 israelíes continúan en Gaza. "Solo él decide en torno a la posibilidad de alcanzar un acuerdo que permita el regreso a casa de los rehenes y no se guía por consideraciones militares o políticas", señaló.

Foto: Actividad de soldados israelíes en Gaza. (EFE/IDF)

Yoav Gallant puso en duda hasta la presencia de las tropas israelíes en el Corredor Filadelfia, en la frontera entre Gaza y Egipto y que, según Netanyahu, es el lugar por el que Hamás consigue que llegue el armamento a la Franja. "Netanyahu dijo que era una consideración diplomática; yo les digo que no había ninguna consideración diplomática", dijo el extitular de Defensa. Un grupo de funcionarios estadounidenses, durante la mediación para un acuerdo de alto al fuego en la Franja, afirmaron bajo condición de anonimato que el primer ministro israelí se consideraba un obstáculo para la paz tanto como Hamás.

El conflicto entre los dos políticos va mucho más allá de la gestión política y militar después del 7 de octubre. En marzo de 2023, Netanyahu ya había amenazado con despedir a Gallant por su oposición a la ley sobre la reforma judicial, que habría otorgado al Gobierno más influencia para la selección de los jueces y que provocó protestas masivas en todo el país.

Foto: El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, convocó al Gabinete de Guerra. (EFE/Ministerio Defensa israelí)

Además, el entonces ministro de Defensa abogó por el reclutamiento de los judíos ortodoxos, que están exentos del servicio militar obligatorio. Su posición al respecto se ha mantenido firme a pesar de las críticas de los sectores religiosos del país. Para Netanyahu, esta era una línea que no quería cruzar porque los ultraortodoxos son socios de su coalición y, si la medida hubiera seguido adelante con Gallant, la estabilidad de su Gobierno podría haber estado en peligro.

La llegada del 'bulldozer'

Benjamin Netanyahu ha conseguido librarse de una de sus voces más críticas dentro del Gobierno, y ha puesto en su lugar a Israel Katz, el exministro de Exteriores conocido por algunas declaraciones fuera de tono contra líderes internacionales que han puesto en duda la operación del Ejército de Israel en Gaza y el Líbano. Pero es, sobre todo, un gran aliado del primer ministro. La prensa israelí le apoda el bulldozer.

La maniobra política no ha sido una sorpresa para los que han seguido de cerca la gestión de Netanyahu. "En las dos décadas que lleva como primer ministro de Israel, ha tenido 8 ministros de Defensa, de los cuales tres han sido despedidos. Casualidad o no, eran muy críticos con la gestión política del premier y afirmaban que miraba su interés político por encima del nacional", apunta Tal, un analista político israelí que prefiere mantener su identidad en el anonimato, a El Confidencial.

Foto: El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu y el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich. (Reuters/Ronen Zvulun)

"Netanyahu ha querido estar siempre rodeado de gente con pocas aptitudes, lo hace de manera deliberada para no tener problemas internos. Si hay alguien con muchas capacidades, se le da directamente un puesto de poco valor. Con Gallant, a pesar de ser general y no un político al uso, fue percibido como una amenaza para el primer ministro, y luego vinieron los desacuerdos políticos entre los dos", continúa.

En el caso de Israel Katz, parece poco probable que desafíe las decisiones de Netanyahu y ya en sus primeras declaraciones se comprometía para trabajar acorde a sus objetivos. "Trabajaremos juntos para llevar el sistema de seguridad a la victoria contra nuestros enemigos y lograr los objetivos de la guerra", escribió en X.

Además, la salida de Gallant puede ayudar al premier a mantener la estabilidad en una coalición compuesta por partidos de extrema derecha y salpicada por las desavenencias políticas. "Netanyahu ha convertido la política israelí en un espectáculo unipersonal. Se había enfrentado a la resistencia de Gallant en muchos temas, por eso ha traído a alguien que le será más obediente y que tiene menos experiencia militar, por lo que es más probable que escuche lo que le dicen", afirma un diplomático israelí a The Financial Times.

Foto: Partidarios de Israel se unen a un grupo de organizaciones cristianas en el National Mall para un acto denominado "Recordando el 7 de octubre". (EFE/Jim Lo Scalzo)

Por su parte, el líder de la oposición israelí, Yair Lapid, calificó el despido de Gallant como "acto de locura". "Netanyahu está traicionando a la seguridad de Israel y a los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) a cambio de su despreciable supervivencia política", publicó en redes sociales.

El nombramiento de Israel Katz también ha sido un motivo de discordia para analistas israelíes, como el columnista Nahum Barnea, que escribió en un artículo de opinión en el periódico Yedioth Ahronoth que su pasado político como ministro de Exteriores puede favorecer a un aumento de la tensión en el país. "Suponiendo que Katz traiga consigo la misma sabiduría diplomática que lo impulsó a enfrentarse con todos los países posibles como ministro de Asuntos Exteriores, estamos en problemas", alertó.

"No fue entrenado para hacer una guerra. El ejército podría arreglárselas sin un ministro de Defensa, pero ¿qué pasará con las complejas conversaciones con el Departamento de Defensa de Estados Unidos?", añadió, justo después de que se confirmara la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales.

La 'marca de Caín' en la sociedad israelí

Después del despido de Gallant, miles de personas organizaron protestas en varias ciudades de Israel contra la decisión del primer ministro. En Tel Aviv, los manifestantes bloquearon una carretera principal mientras las familias de los rehenes retenidos en Gaza coreaban "Bibi es un traidor", utilizando el apodo del primer ministro.

El descontento no se limitaba a la decisión de premier de prescindir de su ministro de Defensa y forma parte de lo que se ha convertido en casi una rutina por la falta de un acuerdo para que los rehenes vuelvan a Israel. "No hay ni habrá perdón por abandonarlos", afirmó Gallant después de su salida. "Será una ‘marca de Caín’ que llevará la sociedad israelí, así como quienes siguen este camino equivocado".

Después del 7 de octubre, los israelíes pensaban que el pacto podría tardar dos semanas. Este tiempo pasó, sin que todos los rehenes hubieran regresado a sus casas. La espera continúa a día de hoy. "Cuando tardamos más de 50 días para el primer intercambio de prisioneros, lo consideramos que era demasiado. Ahora sí que es demasiado", apunta Daniel Shek, un exembajador israelí que forma parte del Foro de Familias de Rehenes y Personas Desaparecidas.

Foto: Protesta contra Israel en Teherán, el 30 de septiembre de 2024. (EFE/Abedin Taherkenareh)

Para Shek, las fallas de seguridad que provocaron el ataque de Hamás el 7 de octubre y la posterior falta de liderazgo para un acuerdo para los rehenes son motivos suficientes para una dimisión. “Los responsables no deberían estar en el poder después de lo que ha pasado. Y sin duda la seguridad será un punto clave en las próximas elecciones”, afirma en un encuentro con periodistas en la sede del Foro en Tel Aviv, al que acudió El Confidencial.

No nombra directamente a Benjamin Netanyahu, pero subraya que la sensación de muchos israelíes es que el Estado "los ha abandonado". La decisión de nombrar a Katz, un exgeneral con menos experiencia en el Ejército que Gallant, ha potenciado este sentimiento. "El Gobierno está enviando un mensaje: nadie se enfrentará a Netanyahu y podrá boicotear los acuerdos y prolongar la guerra", afirma a CNN Einav Zangauker, hijo de uno de los rehenes, en una manifestación en Tel Aviv.

Benjamin Netanyahu lo llamó una "crisis de confianza". Estas palabras son las que utilizó para poner fin a un conflicto de meses con su ministro de Defensa, Yoav Gallant, al que despidió la semana pasada. Llevaba tiempo queriendo tomar esta decisión pero la última vez que lo intentó, antes de verano, las manifestaciones a favor de Gallant le obligaron a dar marcha atrás. El pasado martes, mientras el mundo tenía los ojos puestos en las elecciones de Estados Unidos, el primer ministro israelí dio el paso definitivo.

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