La guerra en Gaza, según exmiembros de las IDF: "Si hay un sospechoso, abres fuego y ya está"
Michael Ofer-Ziv y Max Kresch eran reservistas de las IDF hasta diciembre del año 2023. Tras el asesinato de tres rehenes israelíes por fuego del propio Ejército, sumado a los crímenes de guerra en Gaza, decidieron renunciar
"Si hay una duda, no deberíamos correr el riesgo. Si alguien es lo suficientemente sospechoso, deberíamos matarlo. Así que abres fuego, ¿no? Si piensas que alguien es sospechoso, abres fuego y ya está. Esencialmente, eso es lo que dicen, aunque no siempre gana el sí en estos debates". A la otra línea del teléfono, el israelí Michael Ofer-Ziv, de 29 años, describe cómo era su día a día en una sala de guerra como miembro de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) . "No participé en el combate directo, pero era un oficial de operaciones, por lo que formé parte de la unidad de mando. Logré combatir, pero desde lejos. Tengo información de sobra para contar lo que pasa".
Hace casi un año, el pasado mes de diciembre, Ofer-Ziv renunció a seguir formando parte de las IDF cuando se enteró de que el Ejército disparó contra tres de sus propios rehenes en el norte de Gaza. Fueron identificados de forma errónea como "una amenaza", según el portavoz de las Fuerzas de Defensa, Daniel Hagari. Para Michael, sin embargo, estas muertes fueron la mayor demostración de "corrupción moral" que hay dentro de las IDF. Junto con otros 144 miembros, Michael decidió firmar una carta de renuncia alegando que todos ellos "se alistaron después del 7 de octubre de 2023 con el objetivo de salvar a los rehenes, pero hoy está claro que la guerra ya no sirve a este propósito".
"Matamos a nuestros propios rehenes. Para mí fue una locura darme cuenta de que este es el punto al que llegamos. Los soldados dispararon a tres personas que sostenían una bandera blanca gritando ayuda en hebreo". Dispararles en esa situación, afirma, "es un nivel de desprecio extremo por la vida humana y de no obedecer la legalidad internacional. Imagínate llegar al punto en el que puedes disparar a alguien que está ondeando una bandera blanca y no pasa nada. Esto llegó a las noticias en Israel a lo grande, obviamente, porque las víctimas eran rehenes. Pero solo recuerdo pensar, ¿cuántos incidentes como este o similares sucedieron donde las víctimas fueron palestinas?".
"Simplemente, en Israel, nunca escuchamos nada sobre esto", recalca. "Tal vez también fue un incidente que nadie presenció porque todos los que presencian estas situaciones mueren. Entonces... ¿Cuántos incidentes como este sucedieron? Estoy seguro de que hubo otros porque esto no ha podido ser el único", señala.
Tres meses antes de su renuncia, Michael se encontraba fuera de su ciudad, Tel Aviv. Durante los primeros días de octubre viajó con su familia a las montañas, en una zona en la que no tenían cobertura. Uno de esos días coincidió con el 7 de octubre, el día en el que Israel sufrió el mayor ataque perpetrado por Hamás desde su existencia como Estado después de que asesinaran a 1.200 personas y secuestraran a otras 250. "Solo conseguimos señal por la tarde. Llegamos a un lugar con conexión y nos fuimos enterando del ataque. Fue, obviamente, muy devastador y aterrador. La misma noche del 7 recibí la llamada de reclutamiento. Entendí que estaba convocado y necesitaba regresar a Israel y alistarme, aunque tuve algunas dudas respecto al alistamiento".
Este israelí relata que, desde que era adolescente, siempre se ha mostrado muy crítico con la ocupación israelí en los territorios palestinos y ha abogado por una resolución pacífica del conflicto. "Traté de hacer mi servicio militar teniendo en cuenta todo esto. Cuando me reclutaron esa noche tuve un dilema porque sabía que habría algún tipo de ofensiva en Gaza". A pesar de que defendía la necesidad de ejercer una "acción militar para restablecer la frontera y proteger a los civiles", Ofer-Zviv afirmó que le preocupaba "cómo sería esa reacción. Finalmente, me empujaron a servir. En el fondo creía, y aún creo, que estar iba a hacer una pequeña diferencia. Terminé sirviendo por unos tres meses antes de ser 'liberado'".
En el primer mes, fue desplegado a la frontera con Gaza. Durante los dos meses siguientes cuenta que su brigada fue destinada a combatir en el interior de la Franja. Él, en cambio, fue ubicado en la sala de guerra donde podía ver en vivo la trasmisión de los drones sobrevolando Gaza. "Es importante saber que cuando estás en la sala de guerra, no se te permite tener el teléfono contigo. Estás ahí de ocho a 12 horas, así que es muy aburrido. Lo que terminas haciendo es buscar cosas interesantes en las pantallas", relata. "La mayor parte del tiempo ves ataques aéreos y ataques específicos con drones. Durante ese mes pudimos ver el progreso de todos los ataques aéreos en Gaza", y, por tanto, "la cantidad de destrucción que estos ataques causaban".
"La destrucción que generan es desmedida. En muchas ocasiones los drones siguen a un coche específico o a una persona y, cuando están solos, lanzan el ataque, generando daños colaterales mínimos", pero, a medida que la guerra continuaba, los ataques se amplificaban a todo. Incluyendo a infraestructuras civiles. "Aunque sea un ataque a un edificio vacío, esas viviendas seguían siendo el hogar de alguien, la tienda de alguien, la clínica de alguien... lo que sea", denuncia. El Instituto de las Naciones Unidas para Formación Profesional e Investigaciones (Unitar) estima que hay 163.778 estructuras dañadas en total en Gaza, lo que representa un 66% del conjunto total. Esto incluye, según el informe, unas 52.564 estructuras destruidas, 18.913 gravemente dañadas, 35.591 estructuras posiblemente dañadas y 56.710 moderadamente afectadas.
"¿Disparamos o no disparamos?"
Dentro de estas salas es donde se decide si un ataque debe seguir adelante o no. Son salas grandes, que pueden parecer paraninfos de conferencias, con una mesa alargada y pizarras donde se escriben códigos secretos y palabras en clave. Hay muchas pantallas de ordenador donde ves en cada momento lo que está ocurriendo en tiempo real. Ofer-Zvi da más detalles: "En frente del comandante tienes dos grandes pantallas, con la vista de los aviones no tripulados y un gran mapa. Hay varias partes dentro de la misma sala. Yo estaba en la de operaciones".
Es en uno de estos monitores donde los miembros de las FDI de esta unidad siguen detenidamente lo que está ocurriendo. "Hay alguien que parece sospechoso, caminando por ahí, haciendo algo. Y entonces uno tiene que tomar una decisión: ¿disparamos o no disparamos? Lo que escuchas después son los debates porque tienes a diferentes personas pensando de manera distinta".
Las Fuerzas de Defensa de Israel, conocidas en el país como "el Ejército del Pueblo" están compuestas por todo tipo de ciudadanos, lo que implica que dentro de ellas coexisten todo tipo de ideologías. Algunos de ellos, según Michael, son colonos y, a veces, extremistas de derecha. "Escuchas sus opiniones a la hora de tomar una decisión y son aterradoras. Algunas personas creen que deberíamos matar a cada uno de los palestinos porque son potencialmente terroristas. Dicen abiertamente que las vidas que perdonamos de los niños en la guerra del 2014 son ahora los terroristas que perpetraron las masacres del 7 de octubre. Algunas personas defienden que los niños crecerán para ser terroristas, así que mejor... ya sabes", se hace el silencio.
Para Israel, disparar a los niños no tiene consecuencias legales. La coalición extremista liderada por Benjamin Netanyahu, de acuerdo con este exreservista, les ampara y eso, es el corazón del problema. El propio Ben Gvir afirmó en una reunión del Gabinete de Guerra que no podían permitir "que mujeres y niños se acerquen a la frontera... cualquiera que se acerque debe recibir una bala [en la cabeza]", indicó.
"Si el pueblo estuviera liderado por un gobierno normal, un gobierno que dijera en voz alta, con plena convicción: 'Esto está mal, no queremos matar niños, no queremos matar civiles', entonces el Ejército actuaría en consecuencia. Pero es el propio Gobierno el que anima a hacerlo", señala. Las Naciones Unidas estiman que más de 16.000 niños han muerto en la Franja desde el inicio de la guerra, una cifra que, según la presidenta del Comité del Niño, Ann Skelton, refleja que han muerto más menores en esta guerra "que mujeres y hombres. "Matar a civiles en esta escala es inaceptable bajo el derecho humanitario internacional y el derecho internacional de los derechos humanos. Los niños son siempre civiles".
El propio Ben Gvir afirmó en una reunión del Gabinete de Guerra que no podían permitir "que mujeres y niños se acerquen a la frontera"
"Gaza es el infierno en la tierra y me temo que, cuando todo esto acabe, intentaremos asentarnos en Gaza", lamenta Michael. Max Kresch, reservista de las IDF, estuvo más de dos meses sirviendo en la frontera libanesa después de que comenzara la guerra. Él, al igual que Michael, decidió renunciar a su servicio militar tras enterarse de la muerte de sus propios rehenes."Le dije a mi comandante: 'no voy a volver'. No puedo regresar. Lo tengo muy claro. Los rehenes fueron asesinados por nuestro gobierno, porque Netanyahu y sus socios, se negaron a asegurar un acuerdo de rehenes. La gente dirá: 'oh, no puedes decir eso, no es verdad' pero lo es".
"Nuestro servicio ya no puede continuar de manera cómoda con cómo se está gestionando la guerra. Debido a las políticas vigentes, debido al gobierno actual y a su retórica, fomentan una atmósfera de venganza y de "podemos hacer lo que queramos. No hay responsabilidad", explica. "Esto alienta a los soldados a hacer cosas que son potencialmente muy malas. No todos los soldados, hay muchos realmente excepcionales, incluidos los que firmaron esta carta, quienes también sirvieron en Gaza y están tratando de ser la voz de la razón", señala.
Sin embargo, ir en contra de la retórica del Gobierno no es una decisión fácil. Si criticas la actual operación militar en Gaza te consideran un cómplice de Hamás e incluso un terrorista. "Muchas personas nos han dado las gracias por darles el valor para hablar, porque han sentido esto durante mucho tiempo y nunca sintieron que pudieran hablar debido al ambiente hostil que Netanyahu y sus socios han creado alrededor de este tema", realata. Pero estas iniciativas, según la ONG refuser.org, han conseguido presionar a los Gobiernos para frenar una decisión política.
"En guerras anteriores, este tipo de iniciativas han presionado profundamente al gobierno", declaró el director de Refuser, Mattan Helman. "La actual carta de los soldados es crucial porque expresa la disidencia contra la política de guerra del gobierno israelí por parte de quienes deben cumplir sus órdenes. Esta perspectiva amplifica la crítica, haciendo que resuene con más fuerza tanto dentro de Israel como en todo el mundo".
"Hay personas problemáticas que, desde el principio, no deberían estar armadas"
Kresh, por su parte, defiende que los actuales "crímenes de guerra" que se están cometiendo en Gaza tiene que ver con la acción, la gestión y las órdenes que reciben los soldados por parte del Gobierno israelí frente a la guerra en Gaza. Sin embargo, casi un año después del conflicto, una nueva encuesta refleja que la popularidad de 'Bibi' ha vuelto a cobrar impulso, coincidiendo con los avances israelíes en la guerra contra Hezbolá en el Líbano. Según un sondeo del Canal 12 de Israel, el partido del Likud ganaría más escaños que cualquier otro partido si se celebrasen elecciones generales.
"Es importante saber que esto es un problema de política, no de personas. Hay personas problemáticas que, desde el principio, no deberían estar armadas. Son alentadas por facciones radicales del gobierno a hacer estas cosas. Y las personas que no son tan radicales también están siendo alentadas a serlo", explica. "Creo que, sin duda, se han cometido crímenes de guerra y deberían ser procesados. Debería haber sistemas de responsabilidad en funcionamiento y actualmente no creo que esos sistemas estén funcionando como deberían", concluye.
"Si hay una duda, no deberíamos correr el riesgo. Si alguien es lo suficientemente sospechoso, deberíamos matarlo. Así que abres fuego, ¿no? Si piensas que alguien es sospechoso, abres fuego y ya está. Esencialmente, eso es lo que dicen, aunque no siempre gana el sí en estos debates". A la otra línea del teléfono, el israelí Michael Ofer-Ziv, de 29 años, describe cómo era su día a día en una sala de guerra como miembro de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) . "No participé en el combate directo, pero era un oficial de operaciones, por lo que formé parte de la unidad de mando. Logré combatir, pero desde lejos. Tengo información de sobra para contar lo que pasa".
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