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Cerrar filas, al menos hasta enero: la UE busca retrasar el 'divide y vencerás' de Trump
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No tanta incertidumbre como en 2016

Cerrar filas, al menos hasta enero: la UE busca retrasar el 'divide y vencerás' de Trump

Los líderes europeos saben que deben mantener la unidad si quieren evitar un derrumbe rápido ante la presión americana en el ámbito comercial y también en la cuestión ucraniana

Foto: Informal EU summit in Budapest
Informal EU summit in Budapest
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Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se han reunido desde el jueves por la noche en Budapest, en un encuentro que han aprovechado para intercambiar opiniones sobre los efectos de las elecciones estadounidenses, que dejaron la victoria de Donald Trump y el regreso a la Casa Blanca del líder republicano, que ya provocó turbulencias graves en las relaciones transatlánticas entre 2017 y 2021, su anterior etapa en el Gobierno. Desde el miércoles a primera hora, la Unión busca tener claro cómo va a reaccionar a este nuevo escenario. Fuentes diplomáticas y europeas subrayan que esta vez hay una "línea clara", que no hay pánico y que los Estados miembros están "tranquilos".

Ese es el objetivo de la Unión Europea en este momento: mantener la calma y la unidad en el mensaje. Es lo que transmiten todas las fuentes. Primero, porque el club comunitario está mejor preparado para hacer frente a una posible guerra comercial, aunque la realidad es que su economía está débil y es el bloque comercial más expuesto a las actuales corrientes globales. Y segundo, porque el gran elemento de incertidumbre de Trump, que es qué va a hacer exactamente con el apoyo estadounidense a Ucrania, y es algo sobre lo que es muy difícil predecir nada ni hacer excesivas preparaciones. En todo caso, el G7 ya tiene acordado un crédito de 50.000 millones de euros para Kiev, precisamente para garantizar una cierta estabilidad en la financiación de su guerra defensiva frente a Rusia.

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (EFE/EPA/Olivier Matthys)

Mantener el mensaje, al menos hasta la inauguración. A partir de enero todo será más difícil. En Bruselas saben que aspirar a que los Estados miembros no vayan haciendo acercamientos bilaterales con Washington hasta entonces es casi imposible. Y que menos van a permitir que la Comisión Europea unifique discurso hacia el futuro inquilino de la Casa Blanca, por mucho que sea la estrategia política más sólida. Pero quieren el menor nivel de movimiento que sea posible para retrasar, todo lo que sea posible, el inicio práctico de la política de "divide y vencerás" que probablemente Trump va a aplicar con el bloque comunitario.

Distintas fuentes han explicado desde días antes de las elecciones estadounidenses que el trabajo sería más sencillo al principio y que se iría complicando con el paso de las semanas. Que el mensaje a lanzar era que la UE trabajará de manera leal con la próxima administración, defendiendo sus propios intereses, y que actuará mirando hacia su interior y no hacia Washington. Por ahora, con la excepción de Viktor Orbán, primer ministro húngaro, todos han seguido ese guion. E incluso Orbán, el mayor fan de Trump en la UE, ha sido relativamente comedido en sus mensajes.

No romper filas

Entre sus veinte lecciones sobre el siglo XX de Timothy Snyder, la primera de ellas es muy sencilla: "No obedezcas por adelantado". "En tiempos así, los individuos piensan por adelantado lo que un Gobierno más represivo puede querer, y se lo ofrecen ellos sin que nadie se lo llegue a pedir". "Un ciudadano (y aquí que se podría sustituir por un país) que se adapta de esta manera enseña al poder lo que puede hacer", explicaba Snyder.

La Unión está intentando aplicar esta lógica. Son muchas las capitales que saben lo que Trump quiere de ellas: que se muestren dóciles, que sean más leales a Washington, del que depende la seguridad de los países más expuestos a la amenaza de Rusia, que a la Unión Europea. Es el caso, por ejemplo, de los países del Báltico, que tienen como prioridad mantener cerca a Estados Unidos, la única garantía de seguridad real.

Foto: Donald Trump es el ganador de las elecciones de EEUU. (Reuters/Brian Snyder)
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Así que en ese contexto, tan propicio para su política de divide et impera, el objetivo de Bruselas es que los Estados miembros no cedan antes, incluso, de que Trump esté en la Casa Blanca. Que no empiecen a hacer cesiones desde ya confiando en que el presidente les tratará mejor cuando llegue al Despacho Oval. Que se mantengan firmes. En la cena de este jueves por la noche "hubo un claro consenso sobre el hecho de que necesitamos mantener nuestra unidad a la hora de debatir con la Administración estadounidense", ha señalado Alexander de Croo, primer ministro belga, que ha añadido que hay que tener un "diálogo abierto" pero siendo "muy claros en la defensa de nuestros propios intereses y desde una posición de fuerza como europeos".

La realidad es que esos movimientos ya han comenzado de alguna manera. Giorgia Meloni, primera ministra de Italia, sabe que puede jugar un papel de puente entre Trump y la Unión Europea, y está ya intentando posicionarse. Aunque desde su llegada al poder se ha presentado como una líder atlantista en el sentido clásico y alineada con la administración de Joe Biden, volcándose en la ayuda a Ucrania como un factor que le ha normalizado en Bruselas y otras capitales, una de las posibilidades que se barajan en la capital comunitaria es que ahora la italiana se adapte a este ‘nuevo atlantismo’, alineándose con la administración Trump y ejerciendo de su abogada de peso dentro del club, ya que su otro gran aliado, Viktor Orbán, primer ministro húngaro, es un paria dentro de la UE.

"Estamos en mejor posición que durante la primera presidencia de Donald Trump, donde Europa, por así decirlo, aún no había hecho muchos deberes", ha explicado Karl Nehammer, canciller federal de Austria. "Ya hemos aprendido mucho del pasado, y con ello me refiero al hecho de que en realidad tenemos que cuidar de nosotros mismos hasta cierto punto como Unión Europea, tenemos que pensar en nuestros propios intereses, tenemos que definirlos", ha añadido el austriaco.

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se han reunido desde el jueves por la noche en Budapest, en un encuentro que han aprovechado para intercambiar opiniones sobre los efectos de las elecciones estadounidenses, que dejaron la victoria de Donald Trump y el regreso a la Casa Blanca del líder republicano, que ya provocó turbulencias graves en las relaciones transatlánticas entre 2017 y 2021, su anterior etapa en el Gobierno. Desde el miércoles a primera hora, la Unión busca tener claro cómo va a reaccionar a este nuevo escenario. Fuentes diplomáticas y europeas subrayan que esta vez hay una "línea clara", que no hay pánico y que los Estados miembros están "tranquilos".

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