Los líderes de Europa miran a EEUU desde el teatro trumpista de Orbán
Orbán recibe en Budapest a líderes de toda la Unión Europea y la vecindad del club justo después de que Donald Trump gane las elecciones americanas
Durante meses, incluso años, Viktor Orbán ha estado prácticamente solo a nivel de jefes de la Unión Europea, defendiendo a Donald Trump como un líder modélico. “La oveja negra de Europa”, como le ha descrito Edi Rama, primer ministro de Albania, que ha acompañado a Orbán en una rueda de prensa este jueves en Budapest. El primer ministro húngaro, que desde 2010 ha promocionado un modelo autoritario en el país centroeuropeo, provocando la activación del artículo 7 de los Tratados europeos por su deriva contra el Estado de derecho, ha llegado a ser un paria dentro de la Unión Europea. Su postura respecto a Ucrania, contraria a prestar asistencia financiera y militar a Kiev ante la invasión de Rusia, se ha apoyado sobre la esperanza de que un regreso de Trump a la Casa Blanca haga que EEUU también retire su apoyo a Ucrania.
Y justo en la resaca de las elecciones estadounidenses, mientras el resto de líderes europeos empiezan a asumir que van a tener que agachar la cabeza y pasar de nuevo por el aro de una nueva presidencia Trump. Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, además de otros líderes del continente que participan en la reunión de la Comunidad Política Europea (EPC, por sus siglas en inglés) como por ejemplo Keir Starmer, primer ministro británico, han tenido que viajar a Budapest, capital del ‘trumpismo’ europeo, para una doble reunión, este jueves y este viernes, organizada por Hungría. Este jueves por la noche han cenado en el parlamento de Hungría con Trump y los retos para las relaciones transatlánticas como plato principal del menú.
Si alguien se ha alegrado en la Unión Europea de la victoria del republicano, ese ha sido Orbán, que prometió descorchar varias botellas de champagne si se imponía a la demócrata Kamala Harris. No pudo hacerlo. “Estaba en Kirguistán y allí sus tradiciones son distintas, así que dependimos de su suministro de vodka”, ha bromeado el primer ministro húngaro, que ha hecho su función de huésped de 47 líderes europeos. “Es particularmente especial ver a toda Europa reunida en el granero de su oveja negra, Viktor”, ha asegurado Rama, cuyo país organizará la próxima cumbre del EPC, junto a un sonriente Orbán. Como han explicado algunas fuentes, había cierta sensación de incomodidad entre algunos líderes viajando precisamente a Budapest justo después de las elecciones.
El primer ministro húngaro no ha escondido sus mensajes favorables al futuro presidente americano durante este jueves. “Lo querían encarcelar, le querían confiscar su patrimonio, le querían matar, y hoy es (será en enero) el presidente de EEUU, y siempre estoy orgulloso de luchar con los que representan a la gente frente a la élite en el poder”, ha explicado Orbán, que en varias ocasiones ha lanzado piropos al futuro inquilino de la Casa Blanca, al que ha definido como el “jefe” las negociaciones. Aunque los líderes europeos han empezado a mostrarse cordiales con Trump en sus mensajes de felicitaciones y en sus llamadas con el futuro presidente, buscando hacer gestión de daños, muy pocos comparten el entusiasmo genuino del primer ministro húngaro.
Pero entre ellos no hay pánico, no hay excesivo pesimismo. Hay una sensación de nueva normalidad. Los líderes políticos cada vez se parecen más a Trump, como demuestra su anfitrión, y el mundo es un lugar más inestable y peligroso. El diagnóstico es claro. Esta ha sido la primera vez que los jefes de Estado y de Gobierno han tenido la oportunidad de discutir largo y tendido las consecuencias de lo ocurrido en Estados Unidos, primero durante la reunión del EPC, que junta a líderes de más allá de la UE, como el primer ministro británico o el albanés Edi Rama y después en una cena que se ha celebrado en el parlamento húngaro. Pero a nadie se le ha escapado que esa discusión se produce bajo la atenta y exultante mirada de Orbán, que ha pasado de la noche a la mañana de ser un paria dentro de la Unión Europea y también, a ojos de la Casa Blanca, a ser un aliado del nuevo presidente de Estados Unidos.
“El mundo está formado por herbívoros y carnívoros”, ha asegurado Emmanuel Macron, presidente francés, que ya ha defendido en el pasado un discurso radical, subrayando desde hace tiempo que Europa está ante un peligro “mortal”. “Si decidimos seguir siendo herbívoros, los carnívoros ganarán, y seremos comida para ellos. Creo que al menos sería una buena idea elegir ser omnívoros. No quiero ser agresivo, solamente quiero que seamos capaces de defendernos en cada una de estas cuestiones. Pero no quiero dejar Europa como un teatro formidable, habitado por herbívoros que los carnívoros, según su agenda, vendrán a devorar”, ha señalado el presidente francés.
La reunión llega en un momento en el que la UE es consciente de que debe mantener una unidad en el mensaje, al menos durante los primeros meses. Hay un debate interno sobre cómo debe reaccionar la Unión, pero el momento político es delicado. Aunque Macron ha intentado coordinarse con Berlín para hacer funcionar de nuevo al eje franco-alemán — con la intención de tirar del carro europeo —, lo cierto es que la crisis política permanente en la que vivía el Gobierno alemán ha acabado traduciéndose en el colapso de la coalición, con la expulsión de los liberales del FDP y unas probables elecciones anticipadas.
“Es momento de despertarnos de nuestra ingenuidad geopolítica y admitir que tenemos que dedicar más recursos para afrontar los grandes retos como la competitividad y la defensa, y espero que hayamos llegado al punto en el que podamos tener este debate con la seriedad y la urgencia que estos tiempos requieren”, ha explicado por su parte Kyriakos Mitsotakis, primer ministro griego.
El teatro de Orbán
La fecha de esta cumbre informal no es casual. Orbán elegía cuándo ponerla en el calendario porque la tradición marca que la presidencia de turno del Consejo de la UE, que ostenta Hungría desde julio hasta diciembre, puede organizar una cumbre a nivel de líderes europeos. Y la fecha no es casual porque Orbán lleva tiempo apostando a que Trump ganara las elecciones americanas. Cuando Hungría inauguró su presidencia rotatoria del Consejo, lo primero que hizo el primer ministro húngaro fue hacer un viaje a Kiev, y después a Moscú, donde se reunió con el presidente ruso, Vladímir Putin, y a Florida, donde se vio con Trump. Su idea, situando la cumbre de líderes europeos justo después de las elecciones estadounidenses, era aprovechar para presionar al resto de los líderes con los vientos de cambio, fundamentalmente en lo que se refiere a Ucrania: que ha llegado el momento de que Europa se centre en cómo encajar dentro de unas futuras negociaciones de paz, y no tanto en cómo mantener el apoyo financiero a Kiev sin Estados Unidos.
Orbán ha sido provocador desde el primer momento aprovechando la presidencia húngara del Consejo, con referencias a Trump y a su visión del mundo. Es algo que se vio ya desde cuando Budapest desveló el lema de su particular semestre europeo: “Make Europe Great Again” (Hacer Europa grande otra vez), una réplica del lema trumpista de “Make America Great Again” (Hacer América grande otra vez). Su viaje a Moscú y Florida, sembrando dudas sobre si estaba jugando a representar a toda la UE en el exterior, provocó el enfado de muchos de sus homólogos europeos y fue una muestra más de que no pensaba poner las cosas fáciles.
Durante meses, incluso años, Viktor Orbán ha estado prácticamente solo a nivel de jefes de la Unión Europea, defendiendo a Donald Trump como un líder modélico. “La oveja negra de Europa”, como le ha descrito Edi Rama, primer ministro de Albania, que ha acompañado a Orbán en una rueda de prensa este jueves en Budapest. El primer ministro húngaro, que desde 2010 ha promocionado un modelo autoritario en el país centroeuropeo, provocando la activación del artículo 7 de los Tratados europeos por su deriva contra el Estado de derecho, ha llegado a ser un paria dentro de la Unión Europea. Su postura respecto a Ucrania, contraria a prestar asistencia financiera y militar a Kiev ante la invasión de Rusia, se ha apoyado sobre la esperanza de que un regreso de Trump a la Casa Blanca haga que EEUU también retire su apoyo a Ucrania.
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