Musk es el nuevo Bannon: Trump no es el mismo que en 2016 (y sus amigos tampoco)
En la campaña de 2016, Trump pasaba la noche electoral con su polémico asesor Steve Bannon. En 2024, se ha rodeado de personalidades como Elon Musk y Nigel Farage
El 8 de noviembre de 2016, Donald Trump estaba a punto de celebrar que se había convertido en presidente estadounidense. Estaba en la torre de Nueva York que lleva su nombre junto a su esposa Melania y sus hijos. Le acompañaba también su máximo asesor en ese momento: Steve Bannon. El dueño del imperio digital de fake news Breitbart fue el responsable de moldear una campaña marcada por el racismo, la paranoia y el ultranacionalismo. Era un perfil polémico para un candidato que inauguraba el ahora manido lema de Make America Great Again.
Han pasado 8 años y el magnate no ha cambiado tanto. Su famoso eslogan se ha convertido en una marca personal, la migración es todavía el centro de muchas de sus políticas y los aranceles no han dejado de ser su predilección. Lo que sí ha cambiado son sus amigos.
En la noche electoral de este 5 de noviembre, Donald Trump organizó una fiesta en su mansión en Mar-a-Lago (Florida), donde los invitados especiales fueron Elon Musk, Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente brasileño, y el político británico Nigel Farage.
Una de las fotos más famosas de la noche fue una publicada por el propio Musk, junto a Trump y Dana White, presidente de la UFC, la principal promotora de artes marciales mixtas (MMA) a nivel mundial. "El futuro va a ser así", escribía el fundador de Twitter, en referencia a una victoria republicana que ya entonces parecía inevitable.
🇺🇸🇺🇸The future is gonna be so 🔥 🇺🇸🇺🇸 pic.twitter.com/x56cqb6oT5
— Elon Musk (@elonmusk) November 6, 2024
El candidato republicano seguía mientras tanto con un semblante tranquilo los primeros resultados de las elecciones, especialmente los de estados clave como Georgia. Además de Musk y de figuras internacionales como Farage, los representantes Byron Donalds y Marjorie Taylor Greene también acudieron a su fiesta en Mar-a-Lago. El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, dijo a los periodistas en Luisiana que esperaba volar a la mansión esa misma noche para estar "con el presidente Trump".
En la fiesta también estaba el periodista Tucker Carlson transmitiendo un programa en directo. Elon Musk hizo una breve aparición ante la cámara y aprovechó el momento para reiterar su apoyo al republicano. "Queremos una persona fuerte y valiente, y él lo es", dijo el director de Tesla.
Los periodistas que estaban presentes confirmaron que muchos personajes influyentes acudieron a la fiesta, y que la verdadera celebración empezaría durante la noche, después del primer discurso de Trump como vencedor de las elecciones. Ante miles de personas, el republicano aprovechó el momento para elogiar a Elon Musk. "Tenemos una nueva estrella. Una estrella ha nacido. Elon. Es un tipo increíble. Hemos pasado la noche juntos. Hemos hecho campaña juntos", afirmó ante miles de personas.
Y describió cómo vivió el lanzamiento de uno de los cohetes de su empresa. "Elon, ¿fuiste tú? 'Sí, fui yo', me dijo. ¿Quién más puede hacerlo? ¿Rusia? ¿China? ¿Estados Unidos? Nadie más. Por eso te amo", dijo sobre el multimillonario al que descrito como un "genio".
Mi (ya no tan) amigo Bannon
Hace 8 años, estas palabras podrían haber estado dedicadas a Steve Bannon. Pero su amistad con el polémico ejecutivo de medios estadounidense y estratega político pasó por momentos difíciles. El primero, cuando Bannon cayó en desgracia y fue despedido de la Casa Blanca por sus desavenencias políticas con Trump. Luego, fue la Justicia estadounidense quien le volvió a poner en el punto de mira. Precisamente las medidas enmarcadas dentro del movimiento de derecha radical que quería fundar en EEUU y Europa fueron las que le hundieron todavía más.
En 2020, fue detenido por presuntamente defraudar cientos de miles de dólares a personas que donaron fondos para la construcción del muro en la frontera con México. Según los fiscales, Bannon y otros tres individuos orquestaron una trama para desviar dinero recaudado en el marco de la campaña We Build the Wall ("Nosotros construimos el muro"), que recaudó más de 25 millones de dólares.
No sería la primera vez que un líder de la campaña presidencial de Trump de 2016 iba a enfrentar cargos penales. Meses antes de esas elecciones, el asesor Corey Lewandowski fue arrestado por un delito menor de agresión después de agarrar del brazo a la periodista Michelle Fields. Tanto Trump como Lewandowski negaron las acusaciones y, a pesar de que un vídeo publicado posteriormente confirmaba que la periodista tenía razón, los cargos fueron retirados.
Para cualquier otro candidato presidencial, este hubiera sido un motivo de despido, pero Donald Trump no pareció planteárselo y, con el tiempo, este caso sería el menos problemático de todos los directores de campaña del republicano.
Después de la polémica de Steve Bannon llegó la de Paul Manafort, la segunda persona que lideró la campaña de Trump y que fue sentenciado a más de siete años de prisión tras ser declarado culpable o declararse culpable de una amplia gama de cargos, entre ellos fraude bancario y fiscal, manipulación de testigos y conspiración contra Estados Unidos.
Pero ninguno pareció estar tan cerca de Trump durante su primera campaña como Steve Bannon. El exasesor acabó siendo perdonado por el presidente electo y hace pocas semanas abandonó la cárcel donde cumplió condena por desacato al Congreso. No ha estado, sin embargo, en la fiesta electoral de Mar-a-Lago.
El invitado protagonista ha sido, esta vez, Elon Musk, convertido en uno de sus grandes aliados. Y también el más influyente. El magnate se ha reunido en los últimos meses con otros multimillonarios y empresarios para elaborar estrategias sobre cómo ganar más apoyo para Trump. Ha invertido casi 120 millones de dólares en la campaña, a pesar de criticar a otros multimillonarios de las redes sociales por involucrarse en las elecciones. Y su plataforma ha suprimido noticias de medios que considera tendenciosas contra Trump, aunque reiteró su compromiso con la libertad de expresión.
En las anteriores campañas el magnate ya contaba con el apoyo de una parte de líderes ultraderechistas. Pero esta ha sido la primera vez que algunos de ellos acuden en persona a la fiesta en la que se conocerán los resultados, como ha hecho el líder de la extrema derecha británica, Nigel Farage o el hijo de Jair Bolsonaro. Tampoco han pasado desaparecidas las felicitaciones de líderes de la extrema derecha como Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel. "Tu histórico regreso a la Casa Blanca ofrece un nuevo comienzo para EEUU y un poderoso nuevo compromiso con la gran alianza entre Israel y EEUU", celebró. Otros líderes como Viktor Orbán y Matteo Salvini felicitaron con especial ilusión la victoria republicana.
'Lo derriban y se levanta'
Hay cosas de Donald Trump que han cambiado en estos años, y junto con su nuevo entorno ha cambiado también su forma de hacer política. En su primera campaña presidencial, prometía medidas que parecían una locura incluso para miembros del Partido Republicano, como imponer aranceles y construir un muro en la frontera para frenar la inmigración.
Ninguna de estas ideas han cambiado, pero sí el apoyo que ha logrado por parte de su formación. La respuesta a sus políticas es cada vez más laxa por los republicanos, y este fenómeno ha provocado que Trump haya pasado de ser un crítico antiestablishment a un punto focal en torno al cual se organizan ahora su propio establishment, su élite y su nuevo entorno.
Después de ganar las elecciones estadounidenses de este martes, Donald Trump se convertirá en el segundo presidente en la historia del país que regresa a la Casa Blanca después de haber perdido previamente una candidatura a la reelección. "Lo derriban y se levanta el doble de concentrado", dijo Bryan Lanza, exasesor político del republicano en 2016. "No creo que nadie deba sorprenderse por este regreso".
El regreso de Trump no estuvo siempre tan claro. El día de la investidura de Joe Biden, el republicano rompió con una tradición de 152 años y se negó a asistir a la ceremonia. Su estado de ánimo era sombrío, según Meridith McGraw, autora de Trump in Exile, un relato de la vida del expresidente después de dejar la Casa Blanca. "Estaba enojado, frustrado, inseguro de cómo pasar sus días y sin un plan para su futuro político", dijo.
No ayudó a mejorar su imagen los procesos penales que se acumulaban y las marchas poco amigables de sus colaboradores. Algunos de ellos, como el general Mark Milley, que fue presidente de la Junta de Jefes del Estado Mayor; el general James Mattis y Mark Esper, ambos exsecretarios de Defensa; John Bolton, exconsejero de Seguridad Nacional, y otros, lo han descrito como un líder caprichoso y destructivo que tenía que ser continuamente atemperado, guiado y a veces incluso engañado, por sus subalternos.
Recientemente, el general John Kelly, exjefe de gabinete de Trump, afirmó a The New York Times que el entonces presidente hablaba como Adolf Hitler y que entraba dentro de "la definición de fascista". En 2023, NBC News contactó con 44 antiguos miembros del Gobierno de Donald Trump. Solo cuatro declararon que deseaban su reelección como presidente.
Ahora, por el contrario, parece tener a más republicanos de su lado que en su contra. También a más políticos leales que le han demostrado su fidelidad y que puedan formar un gabinete más uniforme y sumiso. Algunos medios internacionales vaticinaban en 2020 que Trump estaba acabado. Presidente Donald J. Trump: El fin, titulaba un artículo de The New York Times. Este miércoles, tras conocer el resultado de la elección, el enfoque ha cambiado completamente: Vuelve la ‘tormenta’ Trump: el impresionante regreso al poder después de una campaña oscura y desafiante.
El 8 de noviembre de 2016, Donald Trump estaba a punto de celebrar que se había convertido en presidente estadounidense. Estaba en la torre de Nueva York que lleva su nombre junto a su esposa Melania y sus hijos. Le acompañaba también su máximo asesor en ese momento: Steve Bannon. El dueño del imperio digital de fake news Breitbart fue el responsable de moldear una campaña marcada por el racismo, la paranoia y el ultranacionalismo. Era un perfil polémico para un candidato que inauguraba el ahora manido lema de Make America Great Again.
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