Miami-Dade como síntoma: qué implica la caída del último bastión demócrata de Florida

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El expresidente y candidato republicano, Donald Trump, ha logrado hacerse con Florida. Aunque un golpe para los demócratas, no era del todo una sorpresa: en las últimas cuatro citas electorales el estado se ha teñido de azul, aunque siempre por porcentajes muy exiguos. En sus primeras elecciones en 2016, Trump se quedó con un margen de ventaja del apenas 1,2 puntos porcentuales. La tendencia hacia los republicanos siguió en 2020, cuando Joe Biden perdió por 3,4 puntos. En este 2024, sin embargo, la diferencia es abismal: 13 puntos.

La derrota es clara, especialmente cuando Trump ha logrado hacerse incluso con el condado de Miami-Dade, que incluye la ciudad homónima, una especie de irreductible aldea gala que votaba demócrata en elecciones presidenciales desde 1988. Si en 2016 Miami-Dade votó demócrata con una diferencia de 29 puntos respecto a Trump, hoy el magnate la conquista con una diferencia a su favor de 11 puntos. Un vuelco absoluto.

A medida que Florida ha pasado de ser un estado en disputa a uno de los músculos políticos más importantes para los republicanos, Miami-Dade también ha experimentado cambios. La comunidad latina supone más del 17% de voto en un estado que ha recibido durante los últimos 60 años migrantes de todos los países de América, pero especialmente de Cuba. En 2016, Hillary Clinton, la excandidata demócrata, ganó ese segmento con total holgura. Pero, ocho años después, ese mismo segmento, ahora con más inmigración venezolana, ha girado definitivamente hacia el lado republicano.

La crítica feroz a los regímenes de Cuba y Venezuela, que Trump convirtió en uno de los ejes de su discurso, ha conseguido calar profundamente en la diáspora que representa el 68% de la población del condado. Al vincular a los demócratas con una postura más suave frente al eje bolivariano, los republicanos lograron arrebatarles el voto latino. Ya hubo un toque de atención: en 2022, Ron DeSantis, gobernador de Florida, logró inclinar a Miami-Dade, donde no ganaba un republicano desde hacía 20 años.

Miami-Dade como síntoma

Hasta los resultados de estas elecciones, Miami-Dade solía ser una zona donde los demócratas conseguían acumular más votos tras la movilización de los votantes liberales, muchos de los cuales procedían de ciudades como Nueva York, Nueva Jersey y Maryland. De hecho, la elección presidencial de este año parecía apuntar a que sería menos favorable para los republicanos en el condado. Sin embargo, la campaña de la candidata demócrata, Kamala Harris, decidió no apostar desde un principio en gastar dinero en este Estado, considerado ya como una causa perdida al ser un territorio profundamente republicano. Esta decisión condujo a que los demócratas locales dependiesen de los limitados recursos del Partido Demócrata de Florida y de su propia movilización, ya de por sí escasa.

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Este fenómeno no es algo que haya cogido por sorpresa a los republicanos. Hace apenas una semana, el senador Marco Rubio declaró a la prensa que Trump tenía posibilidades de ganar en este condado tras argumentar que el Partido Demócrata había perdido "el contacto con el sentido común y es por eso por lo que hemos visto a tantas personas unirse al Partido Republicano". Recordó, además, que en Miami-Dade "los demócratas solían ganar por 20- 25 puntos".

Florida dice "no" al aborto

En Florida, el aborto también ha estado presente en las papeletas de votación, al igual que en otros 9 estados en los que su población también ha sido llamada a votar las enmiendas sobre la regulación del aborto. La votación se ha llevado a cabo dos años después de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos derogase, en una decisión histórica —el fallo “Roe vs. Wade” de 1973 — que reconocía por primera vez en el país el derecho constitucional de la mujer al aborto sin restricciones antes de las semanas 24 y 28 de embarazo. La decisión fue respaldada por la mayoría de los jueces conservadores que forman parte del tribunal por cinco votos contra cuatro. Este fallo abrió el camino para que los estados decidiesen libremente ilegalizar el derecho aborto, algo que el propio presidente demócrata, Joe Biden, calificó como un "trágico error de la Corte Suprema".

En este estado, los ciudadanos han votado en contra de volver a constitucionalizar el derecho al aborto a través de la Enmienda 4. Para ello, la enmienda requiere de un 60 % de votos favorables, algo que finalmente no ha conseguido. Este rechazo también supone una victoria política para el gobernador republicano Ron DeSantis, que mantendrá en vigor la prohibición estatal de la mayoría de los abortos después de las primeras seis semanas de embarazo.