Descomposición de Gobierno en Alemania: Scholz rompe con los Liberales y habrá voto de confianza el 15 de enero
El Gobierno alemán se rompe por las diferencias irreconciliables en política económica. El resto de miembros de la coalición podrían intentar gobernar en minoría
La coalición de Gobierno alemán llevaba semanas al borde del colapso. Finalmente, el miércoles por la tarde, el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, destituyó a su ministro de Finanzas, el líder del partido liberal, Christian Lindner, precipitando la ruptura de la delicada coalición tripartita Socialdemócratas-Liberales-Verdes. La destitución de Lindner, que ya se había mostrado muy crítico con Scholz y sus políticas en medio de una desconfiguración de su partido liberal y duros castigos en las urnas, se ha desencadenado por la propuesta de éste de que el Gobierno alemán convocara elecciones anticipadas.
La noticia saltó por sorpresa la noche del miércoles en medios alemanes y fue confirmada por el portavoz del canciller, Steffen Hebestreit. Según ha anunciado el propio Scholz en una rueda de prensa, tras la ruptura se someterá a un voto de confianza el próximo 15 enero, lo que podría conducir a la celebración de elecciones anticipadas para el próximo mes de marzo. Las elecciones generales estaban programadas, en un principio, para el 25 de septiembre de 2025.
En un discurso a la nación, el canciller informó que se veía "obligado a dar este paso para evitar daños a nuestro país. Hace falta un Gobierno capaz de actuar y de tomar las decisiones necesarias para nuestro país". Recalcó, además, que "en momentos como estos, Europa debe apuntar a las inversiones. La situación es seria", añadió después de referirse a la actual guerra que atraviesa Ucrania y a la crisis financiera que enfrenta Alemania. De hecho, el mandatario ha aseverado que no está dispuesto a elegir entre el apoyo a Ucrania y el Estado de Bienestar, como sí le habría planteado Lindner. Por ello, acusó a su ahora exministro de "irresponsable" y de crear un "falso dilema" que supone un "veneno" para la democracia.
Scholz también anunció que buscará entablar diálogo con Friedrich Merz, líder de la oposición democristiana y quien actualmente encabeza las encuestas de intención de voto, para ofrecerle cooperación en temas clave como economía y defensa. Ha sido precisamente en estos términos donde el canciller se ha mostrado más serio, alegando que la economía alemana "no puede esperar a unas elecciones anticipadas. Se necesita claridad", destacó.
El pasado lunes, Scholz se reunió 'in extremis' con el vicecanciller y ministro de Economía, el verde Robert Habeck, y con el ministro de Finanzas y presidente de los liberales, Christian Lindner, para evitar esta posibilidad. El encuentro fue propiciado después de que Lindner enviara el pasado viernes a su grupo una propuesta "para un cambio de rumbo político" que chocan frontalmente con las medidas defendidas tanto por los Verdes como por los socialdemócratas.
Documento de "divorcio"
Este documento, filtrado el pasado viernes, fue considerado directamente como "un documento de divorcio" que podía sentar las bases para la ruptura definitiva de la coalición. En él, Lindner pide recortes fiscales para las empresas, la relajación de la adopción de las medidas climáticas en el país y una reducción tanto de las subvenciones como de las prestaciones sociales.
El propio Scholz afirmó este lunes que debe primar el “pragmatismo y no la ideología” para impulsar la economía, y garantizó que el Gobierno “cumplirá con su labor” en línea con el “acuerdo de coalición” y de manera “sería”, a pesar de las frecuentes disputas dentro de la coalición y episodios como el de Lindner la semana pasada, cuando organizó un evento paralelo a la cumbre del canciller con la industria.
La ruptura se vio precipitada por divergencias fundamentales sobre los planes para relanzar la economía germana, en su segundo año de recesión, y sobre los presupuestos para el año que viene, que se hallan todavía en trámite parlamentario.
La ruptura tripartita se produce, además, en un momento en el que Alemania atraviesa diferentes crisis internas: por una parte, el declive económico que atraviesa el país podría provocar la declaración de una recesión por segundo año consecutivo, según informó el Bundesbank a principios de este mes. Por otra, el auge de la extrema derecha en algunos estados se ha producido paralelamente a la caída de popularidad de los partidos que componen el Gobierno, desdibujando, así, un panorama de crisis interna que se esperaba que pudiese resquebrajarse en cualquier momento. Más que la duda sobre si esta ruptura se iba a producir, la sociedad alemana tan solo esperaba poder responder al cuándo.
Fue el propio Lidner el que, a principios de este otoño, dio los primeros indicios de esta ruptura tras dar a sus socios de coalición un ultimátum para resolver los dos temas claves que mantienen al bloque dividido: el presupuesto federal para 2025 y la política migratoria, después de que Berlín aprobase realizar controles aleatorios por todas sus fronteras terrestres con el fin de controlar la inmigración irregular. De no lograrse acuerdos, el liberal advirtió de que este sería un “otoño de decisiones”.
La coalición de Gobierno alemán llevaba semanas al borde del colapso. Finalmente, el miércoles por la tarde, el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, destituyó a su ministro de Finanzas, el líder del partido liberal, Christian Lindner, precipitando la ruptura de la delicada coalición tripartita Socialdemócratas-Liberales-Verdes. La destitución de Lindner, que ya se había mostrado muy crítico con Scholz y sus políticas en medio de una desconfiguración de su partido liberal y duros castigos en las urnas, se ha desencadenado por la propuesta de éste de que el Gobierno alemán convocara elecciones anticipadas.
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