La pregunta de los 100.000 millones de dólares a la que China no quiere responder
Los considerados países desarrollados acordaron crear un fondo anual de 100 mil millones de dólares contra el cambio climático, pero China no se reconoce dentro de ese grupo
"China no solo ha perseguido su propio desarrollo, sino que también ha abrazado activamente al mundo y asumido sus responsabilidades como gran país", decía a sus ciudadanos el presidente chino, Xi Jinping, en el mensaje de felicitación a su pueblo por el nuevo 2024 que estaba por comenzar. El poderoso mandatario lleva años al frente de un hoy poderoso trasatlántico convertido en emblema de progreso y desarrollo que le disputa el trono de superpotencia a los Estados Unidos.
China lo sabe, Xi lo sabe, y presumen de ello… hasta que le toca pagar la cuenta de tan elevado estatus. ¿Es China ya un país desarrollado al que se le debe exigir en los foros internacionales una implicación acorde a su estatus?
Esa dualidad tiene un efecto práctico financiero global. En las próximas semanas se debe renegociar las aportaciones que cada estado debe hacer para mitigar los efectos del calentamiento global. La UE ha preparado un borrador en el que señala directamente a la responsabilidad de Pekín. "La declaración no menciona un país específico, pero los diplomáticos y funcionarios europeos han tratado de presionar a Pekín en particular para que contribuya con fondos, dado que China no solo se ha convertido en la segunda economía más grande del mundo sino también en el principal emisor de gases de efecto invernadero que calientan el planeta", explica POLITICO en una pieza titulada "La UE se prepara para enfrentarse con China por la ayuda climática".
El pasado 24 de septiembre, la revista Foreign Policy, titulaba una pieza así: "China ha llegado a ser una superpotencia antes de ser rica". El texto señala que si bien China es el segundo país con mayor gasto militar del mundo después de Estados Unidos, su renta per cápita fue de 13.400 dólares en 2023, lo que supone una sexta parte de la de Estados Unidos, 80.300 dólares.
"Sobre esta base, China se encuentra aproximadamente en el mismo nivel de ingreso que México y Argentina. La enorme brecha entre las ambiciones globales del gigante asiático y su mediana prosperidad está a punto de convertirse en un serio desafío para Pekín mientras lidia con crecientes problemas económicos. Cabe preguntarse si la China de Xi ha cometido un error estratégico al poner demasiado énfasis en la competencia de las superpotencias globales demasiado pronto”, expone el medio.
Por su parte, el analista Jiang Shixue negaba que China fuera una economía desarrollada, pese a lo que "digan los líderes de EEUU". El profesor de la Universidad de Macao recuerda que el senado norteamericano votó en 2022 por unanimidad para retirar a China en el Protocolo de Montreal como país en desarrollo. La consideración es importante, para como pretende la UE, exigir a China aportes en causas financieras globales.
La enorme brecha entre las ambiciones globales del gigante asiático y su mediana prosperidad está a punto de convertirse en un serio desafío
"La economía de China todavía enfrenta muchos desafíos y el pueblo chino aún necesita trabajar duro antes de poder convertirse en un país completamente desarrollado. Al mismo tiempo, China seguirá cumpliendo con su responsabilidad global como gran país en desarrollo y haciendo sus contribuciones a la cooperación Sur-Sur", concluye Shixue en un artículo de South China Morning Post.
¿Quién paga los 100 mil millones?
Los países desarrollados, entre los que no está China, acordaron crear un fondo anual de 100 mil millones de dólares para combatir el cambio climático. Según la ONU, esa cantidad puede aumentar a 300 mil millones para 2030 y a los 500 mil millones en 2050. Según explica la OCDE, esa cifra ha sido ya superada. "Los países desarrollados proporcionaron y movilizaron 115.900 millones de dólares en financiación climática para los países en desarrollo en 2022, superando por primera vez el objetivo anual de 100.000 millones y alcanzando un nivel que no se esperaba antes de 2025".
Algunos informes no cuestionan la cifra, pero sí el cómo se ha llegado a ella. No es, aseguran, que se han elevado las aportaciones, sino que se han renombrado algunas ya existentes. "Una parte importante del aumento se debe a que los proveedores amplían, redirigen y reetiquetan la financiación para el desarrollo existente", denunció Ian Mitchell, investigador del think tank estadounidense Center for Global Development.
La UE y EEUU quieren en todo caso que China, como algunas empresas privadas y otros estados hoy llamados emergentes, empiecen a asumir parte de esos pagos. En el señalamiento a Pekín hay un doble motivo: ser una superpotencia económica y ser en términos globales hoy la mayor fuente de humos del globo.
Según el reporte de la ONU de países emisores de gases de efecto invernadero de 2023, China fue en 2021 el estado más contaminante del planeta, doblando a Estados Unidos, el siguiente en la lista, y casi cuadriplicando a los siguientes en la lista, India y la Unión Europea (en global). Según el Banco Mundial, "China emite el 27% del dióxido de carbono global y una tercera parte de los gases de efecto invernadero".
Sin embargo, aquí pasa al revés que con el tema financiero, y Pekín es el mayor contaminador global del mundo como país, pero si el análisis se hace per capita, su posición es la tercera, por detrás de estadounidenses y rusos, según datos del programa medioambiental de Naciones Unidas.
La discusión sobre las responsabilidades de China, otros países emergentes y empresas privadas es otra muestra de la brecha existente entre el llamado Sur Global y el bloque occidental. El primero, que lidera China y sus BRICS, mantiene en las reuniones que los países que históricamente más han contaminado deben ser los que paguen la cuenta. En la reciente Conferencia de Bonn sobre cambio climático, del pasado mes de junio, las divergencias entre algunas delegaciones fueron profundas. La discusión quedó en paso hasta la próxima COP29 de Azerbaiyán que comenzará el 11 de noviembre.
El problema para Pekín es que en los análisis históricos sobre contaminación sale mal parada, como sale mal parado su actual socio en lo relacionado con cambiar el orden mundial, Rusia. En 2021, la revista Carbon Brief publicaba un informe sobre los estados que más han contribuido a contaminar la atmósfera desde 1850. El primer lugar muy destacado lo ocupaba Estados Unidos, mientras que la segunda posición, también destacada, era para Rusia, y la tercera para China. Ni el segundo ni el tercer mayor contaminador histórico hacen aportaciones a esos 100 mil millones que sí asumen otros como EEUU, Japón, Francia, Alemania y Reino Unido.
En todo caso, muchos países receptores hablan de que esos 100 mil millones de dólares son simples créditos concedidos por las naciones desarrolladas."Es como pegarle fuego a un edificio y vender extintores fuera", ha ejemplificado alguno de los negociadores que representan al heterogéneo G-77 en las negociaciones climáticas, en el que se incluyen economías tan dispares como la de China, Kenia, Arabia Saudí, Bukina Faso y Bolivia.
El Gobierno chino, que pretende seguir perteneciendo a ese club de naciones en desarrollo, especifica en todo caso que ha hecho un esfuerzo gigantesco en materia ambiental. El pasado 27 de septiembre, la subdirectora del departamento de energías nuevas y renovables, Pan Huimin, decía que "gracias a los esfuerzos chinos en el desarrollo de energías limpias, se redujeron aproximadamente 3.250 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial en 2023".
Y Occidente le recuerda por ahora en las negociaciones a puerta cerrada que eso está muy bien, pero que ha llegado el momento de que asuman el papel que presumen tener y empiecen también a pagar la elevada cuenta, no en la transformación de su propia industria sino en la transformación de la industria de los demás.
"China no solo ha perseguido su propio desarrollo, sino que también ha abrazado activamente al mundo y asumido sus responsabilidades como gran país", decía a sus ciudadanos el presidente chino, Xi Jinping, en el mensaje de felicitación a su pueblo por el nuevo 2024 que estaba por comenzar. El poderoso mandatario lleva años al frente de un hoy poderoso trasatlántico convertido en emblema de progreso y desarrollo que le disputa el trono de superpotencia a los Estados Unidos.
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