"Hay que dar tiempo a Milei para que construya su propio modelo de Argentina"
Entrevista a Jorge Macri, alcalde de Buenos Aires y primo del fundador del partido PRO y expresidente, Mauricio Macri
Jorge Macri, alcalde de Buenos Aires, es también primo de Mauricio, expresidente y líder del PRO, el gran partido de la derecha argentina. Pero, tras alcanzar el cielo de la política del país austral, el outsider Javier Milei les ganó la partida y se hizo con la presidencia. En este escenario, donde quizá Milei sea "algo más que un experimento" para un país que lo probó todo, la derecha conservadora pero moderada del PRO busca encontrar de nuevo su pie en una Argentina distinta: una donde su partido apoya la agenda económica de Milei y muchos de sus votantes prefirieron su "altisonancia".
En entrevista con El Confidencial durante una visita a Madrid, el alcalde de Buenos Aires evita criticar al presidente, que mantiene su popularidad pese a los fuertes ajustes y numerosas polémicas que empiezan a acompañar a su mandato.
PREGUNTA. Usted formó parte con su primo, Mauricio Macri, de aquel proyecto político, el PRO, que por así decirlo tocó el cielo en Argentina cuando el kirchnerismo parecía inamovible. Y, tras un gobierno de Macri (2015-2019), ahora están en la parte baja de la rueda, tras perder en 2019 de nuevo contra el peronismo-kirchnerismo y en 2023 quedando terceros. Usted sigue siendo alcalde de Buenos Aires. ¿Cómo está viviendo ese proceso?
RESPUESTA. En 2015 el PRO llegó a su máxima expresión, ganando la Nación, la provincia de Buenos Aires, muchos municipios… En el 2019 perdimos, pero en una elección interesante: nos retiramos del Gobierno con 41% de los votos. [En aquel momento, Mauricio Macri afirmó que el "populismo había terminado" y que, tras ese pequeño paréntesis de nuevo con el kirchnerismo, en la siguiente elección el PRO volvería al poder]. En 2023 no hicimos una buena elección nacional, quedamos terceros en la elección que ganó Milei, a quien apoyamos en el balotaje [segunda vuelta]. Pero se dio un fenómeno particular, que es que hoy gobernamos en más provincias que cuando nos hicimos con el gobierno nacional. Hay claroscuros: tenemos una construcción política que fue madurando en el interior del país, tal vez más lento pero de manera consolidada, y una mala elección a nivel nacional. El electorado, en general, donde gobernábamos, nos confirmó. Así que asumo que ven en nosotros una capacidad de gestión.
P. ¿Ha reflexionado el partido tras esa doble derrota sobre la solución que ofrecían a Argentina?
R. Lleva tiempo procesar derrotas. No toda la organización siempre tiene la misma predisposición a asumir que se hizo una mala elección. Y como te digo, tiene claroscuros. Hay algunos de los nuestros que dicen “ganamos” porque ganó Milei y nosotros lo apoyábamos en la segunda vuelta. Para mí eso esconde un "perdimos" y esconde un necesario análisis de cómo nos fue en las elecciones. Pero es temprano todavía como para entender bien qué nos pasó y por qué no fuimos elegidos nosotros cuando el país eligió decirle "no" al kirchnerismo, que era quien gobernaba.
P. Y ahora que Milei lleva ya un año, ¿cómo se traduce? Ha habido una fuga del espíritu de medidas que alimentaban al PRO, porque Milei, a su manera, está también respondiendo a una parte de su electorado.
R. Lo que está ocurriendo en Argentina es que hay un cambio de época muy claro. Hay una mayoría importante que, pese a lo difícil del momento, desea profundamente que a Milei le vaya bien. En esa mayoría seguro se inscriben nuestros electores. Quieren que le vaya bien. Creen que muchos de los aspectos que encarna Milei representan nuestras ideas: la libertad, el valor de lo privado en el marco de la sociedad, entender que no solo es el Estado el que tiene relevancia, sino al contrario, en realidad quien genera valor, desarrollo y crecimiento de manera activa y positiva es el sector privado, y el Estado tiene que estar ahí, cumpliendo su rol, pero no ocupando todo. Esas son las cosas claras en las que coincidimos. Parte del mapa internacional de relaciones, también coincidimos, aunque en algunos puntos tenemos algunas diferencias, pero que tal vez tienen que ver con los grados de maduración de las organizaciones. La libertad Avanza [la formación de Milei] es un partido muy joven, integrado por gente con menos experiencia. Hay que darle tiempo a la gente y a este gobierno para que haga su tarea.
P. Pero sí que hay un elemento profundamente distinto: el PRO de Mauricio Macri hablaba de los gobiernos de tecnócratas, de gestores. En el caso de Milei estamos más cerca del populismo, de su círculo cercano. O sea, ese cambio de época del que hablaba. A lo mejor las ideas son parecidas, pero el espíritu, la manera de hacer las cosas, totalmente distinto.
R. Sin duda, el presidente Milei tiene su estilo y yo no lo puedo criticar porque nos ganó. Responde a una época.
"La ciudad de Buenos Aires tiene la particularidad de que es un gobierno también de segundo y tercer nivel"
P. En España hay dos vertientes: quien ve a Milei como el que tiene la solución para Argentina en crisis o quien lo ve como un horror populista que va a destruir todo el tejido de construcción social…
R. En la misma Argentina hay muchos electores que dicen "todos los que estuvieron en el Gobierno hasta ahora no lo resolvieron" y así eligieron a alguien que no había estado nunca. Hay un mensaje ahí, que es parte del mensaje que nosotros tenemos que recorrer a nivel nacional.
Es la segunda vez que asocias populismo con Milei. Yo no siento que sea un gobierno populista. Puede ser altisonante, puede ser llamativo, pero creo que tiene una diferencia muy profunda con el populismo, que es la administración responsable de los recursos públicos. El populismo en general tiene una tendencia al "sí". "Si hago todo", "Sí siempre estoy presente como Estado, no importa cuánto gaste". Y creo que Milei es la contracara de eso. Es alguien que ha logrado reducir el déficit de manera impresionante en pocos meses, asumiendo costos de gobierno muy grandes y generando un peso muy claro sobre parte de la sociedad.
Pero esa sociedad hoy resiste en una esperanza, que es que ese esfuerzo valga la pena. "No lo estoy pasando bien, está difícil. Espero que valga la pena". Y nuestra responsabilidad es que valga la pena.
P. ¿Cómo ve, como argentino en política, la crisis diplomática que hubo entre España y Argentina?
[Este martes, España nombró a Joaquín María de Arístegui Laborde como nuevo embajador de España en Buenos Aires (Argentina), poniendo fin a cinco meses de crisis diplomática. El pasado mayo, el Ministerio de Asuntos Exteriores llamó a consultas primero y retiró definitivamente después a la embajadora española en Argentina, María Jesús Alonso Jiménez, por los insultos del presidente argentino, Javier Milei, contra Begoña Gómez, esposa del jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, a la que tachó de "corrupta", durante un mitin de Vox en Madrid.]
R. Voy a responder en presente porque, aunque ya esté nombrado nuevo embajador [de España en Argentina], si hablara en pasado parecería que ya está, se acabó, y no me parece el caso. Es grave, me preocupa, me duele, que España haya retirado a su embajadora. Porque la historia, el vínculo que hay entre la Argentina y España es muy profundo: tiene que ver con el afecto, con nuestras historias comunes, con la cultura, pero además con intereses reales de empresas españolas muy, muy potentes.
¡Muchos españoles que viven en la Argentina se quedaron de golpe sin embajador! Por suerte, el gobierno argentino no respondió de la misma manera y mantuvo el embajador aquí en España. Las tensiones políticas partidarias no tienen que interferir en los vínculos institucionales. Los partidos estamos de paso en el poder, las instituciones quedan. Y me parece que ahí se mezcló. El Gobierno español ató un nudo que... No me parece un dato menor lo que ocurrió. Me apena.
P. No quería hablar de populismo, pero desde luego Milei es un shock para Argentina. ¿Cree que es un experimento temporal, o la época de este tipo de políticos ha llegado para quedarse?
R. La gente eligió a Milei con dos mandatos: uno es quienes lo votan a él, "todo lo que estuvo antes de Milei no nos funcionó". Incluido nosotros el PRO. Y después el votante nuestro, que fue a votarlo en el balotaje diciendo no a la vuelta al kirchnerismo o volver a ese populismo. La gente elige, mira, observa y estableció un contrato con Milei, que tiene más que ver con dejar el pasado atrás. Ahora el desafío de Milei es ordenar las cuentas públicas, la macroeconomía, las macro finanzas, y empezar a construir un proyecto de país. Lleva nueve meses. Es razonable darle el tiempo para que ahora empiece ese camino de construcción de un modelo. ¿Qué pasará dentro de tres años?
Valoro la decisión y la firmeza que ha mostrado Milei para tomar caminos difíciles: no es fácil achicar 15% de déficit.
P. No le han faltado ya polémicas: ministerios que se quedan vacíos de estructura, nombramientos polémicos de gente muy cercana a él...
R. Yo soy muy respetuoso, así como me gusta que respeten. Obviamente, el rol del periodismo, de la sociedad en general es opinar, observar, tomar postura. Yo quiero ser un poco más cauto. El grueso de la sociedad está haciendo un inmenso esfuerzo y yo no quiero mover el bote. Y creo que eso es parte del rol de del PRO: poner certeza, paz, equilibrio.
P. Ha venido a Madrid y se ha reunido con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y con el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, para hablar de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas. ¿Hay un patrón de problemas a los que se enfrentan todas las ciudades grandes-capitales?
P. La ciudad de Buenos Aires tiene la particularidad de que es un gobierno también de segundo y tercer nivel: somos de alguna manera región y ayuntamiento al mismo tiempo, con lo cual es importante para nosotros mantener una relación con la región, con la presidenta Díaz Ayuso, pero también con la alcaldía, con Almeida. Es una relación institucional y política muy buena. El PRO y el PP somos partidos de mucha coincidencia. Y para mí Madrid es una ciudad modelo: ha encontrado en las políticas públicas sostenidas, en la coherencia en el tiempo, en el orden que genera libertad y que genera creatividad, un posicionamiento en España y en el mundo que no tenía hace 20 años. La ciudad de Buenos Aires es potente, es una ciudad cosmopolita, atractiva, que tiene cosas para ofrecer como experiencia, pero que también aprendemos en Madrid.
Hay mucha creatividad en los alcaldes: una cosa son nuestras competencias, que son las que están establecidas por el marco legal. Y otra cosa, nuestras incumbencias. Y a nosotros sí nos importa la gente, nos incumbe todo lo que a la gente le pasa. Entonces trata siempre de ir un poquito más allá para dar seguridad, aunque no te toque. A mí si como jefe de gobierno me toca. Pero cuando era intendente no tenía esa potestad, no había policía del municipio y, sin embargo, inventé o creé, digamos, mecanismos útiles copiando otras ciudades, centros de monitoreo, patrullaje desde el municipio con policía provincial. Este botones de alerta comunitarios para llegar más rápido.
Te abre la cabeza, te hace mirar que tal vez la solución es tan macro que involucran tanto. A veces la tecnología o la inversión tienen soluciones más rápidas cuando involucras más al ciudadano, al vecino. Así que es muy útil.
Yo he aprendido mucho de los encuentros, Creo que es muy bueno el ámbito de las capitales iberoamericanas. Creo que es muy bueno abrir a otras ciudades y ver a iberoamericanas. Es un ámbito muy horizontal, muy útil, muy valioso, que a veces los presidentes escuchan poco o tienen poco en cuenta.
La catástrofe que acaba de golpear a España en estos días demuestra al fin de cuentas, casi todo lo que ocurre y ocurre en las ciudades, que es donde la gente vive. Entonces, si tú quieres solucionar los problemas, es en las ciudades y para mí es con los gobiernos locales.
Un poco en broma, un poco en serio. En el encuentro decía Espero que si de aquí sale algún presidente que haya sido alcalde, no se olvide de esa regla, porque después, cuando llegan a ser presidentes, se olvidan de cuán importante a veces eran las ciudades. Sí.
P. Obviamente pensamos en la seguridad. Los robos y pequeños hurtos se han disparado, por encima de los 60.000 (respectivamente) en un año. Pero ¿cuáles son los principales problemas de Buenos Aires?
R. La economía es una preocupación principal, donde la ciudad no tiene tanto que hacer. Se pueden intentar mitigar los efectos de la crisis, que está golpeando a la clase media. Los mecanismos de contención para los sectores más populares hace tiempo que funcionan razonablemente bien en Argentina. Pero la crisis en la clase media, que además no está acostumbrada a pedir, se siente. Hay que llegar rápido: con un sistema de Salud Pública gratuito, que tenga la capacidad de recibir más gente de la que estaba acostumbrada a recibir… Lo mismo en educación, alimentos, se agravan problemáticas como adicciones, problemas de salud mental… La soledad: en la ciudad de Buenos Aires el 25% de nuestra población tiene más de 65 años y la combinación de edad y soledad no elegida es un problema grave. Hay que construir redes.
Y después la seguridad. Aunque te diría que, objetivamente, la ciudad de Buenos Aires, si mides los asesinatos cada 100.000 habitantes, es una de las mejores ciudades de América. Pero en general estamos haciendo mucho con la seguridad. Hemos implementado decisiones para que la policía sea más activa y asertiva, disponer mecanismos de despliegue de la policía más ágiles, que la policía sienta mucho respaldo político para poder actuar contra los delitos. También en el orden público: que las calles no se pueden ocupar [habla de manifestaciones multitudinarias] El espacio público es de todos, no de alguien que se lo apropia.
P. Parece difícil que usted me hable de "llegar" a esa crisis de la clase media con medidas de protección como la Sanidad Pública, servicios públicos, cuando el Gobierno de Milei está recortando.
R. Hay que ser más eficientes. Aunque tenemos que entender que no podemos esquivar la responsabilidad de garantizar el acceso a una salud pública de calidad, al alimento, al abrigo. Diseñamos protocolos nuevos y más eficientes que en realidad eso no cuesta más. Es un diseño distinto que atiende mejor las necesidades. Y lo mismo nos pasa con la educación. Estamos sacudiendo el árbol de la educación de manera muy agresiva.
Estamos educando a los niños de hoy con un sistema del siglo pasado. Estamos revisando todo el sistema. Que haya un Estado que le dé tranquilidad a la clase media, que si se cae de su seguro privado de salud lo va a atender bien en un hospital público, que si se cae de la educación concertada o privada, este lo va a recibir en el sistema de educación pública. Ese es lo mínimo básico que tenemos que garantizar y se está haciendo.
Jorge Macri, alcalde de Buenos Aires, es también primo de Mauricio, expresidente y líder del PRO, el gran partido de la derecha argentina. Pero, tras alcanzar el cielo de la política del país austral, el outsider Javier Milei les ganó la partida y se hizo con la presidencia. En este escenario, donde quizá Milei sea "algo más que un experimento" para un país que lo probó todo, la derecha conservadora pero moderada del PRO busca encontrar de nuevo su pie en una Argentina distinta: una donde su partido apoya la agenda económica de Milei y muchos de sus votantes prefirieron su "altisonancia".
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