Por un puñado de votos: ¿será arrastrado Trump por el peor candidato republicano?
¿Puede un autodenominado "nazi negro" ser el eslabón débil en Carolina del Norte que acabe impidiendo el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca?
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¡Saludos!
Cuesta creer que los días que faltan para las elecciones de Estados Unidos ya pueden contarse con los dedos de una mano. Una maratón que comenzó hace más de un año y que llega a su final sin que tengamos mayor idea que entonces de quién será el ganador.
Hoy vamos a poner nuestro foco en un estado al que, pese a su enorme importancia, no se le ha prestado tanta atención: Carolina del Norte. Es un territorio que solo está por detrás de Pensilvania en cuanto al número de electores que reparte (16) y en el que las encuestas, como es habitual este ciclo, muestran un empate total. ¿Por qué no hablamos más de él?
El motivo puede ser que Carolina del Norte escapa a la mayoría de las grandes narrativas que han dominado este ciclo electoral. Es un estado que no forma parte del Cinturón de Óxido, como Wisconsin, Michigan y Pensilvania, y a la vez, pese a ser indudablemente un estado del Sur de EEUU, es mucho menos racialmente diverso que Arizona, Georgia y la mayoría del Cinturón del Sol.
Desde los años 70, Carolina del Norte ha votado a presidentes republicanos con la única excepción de Barack Obama en 2008. Sin embargo, la demografía en el estado está transformándose. En las últimas décadas, el estado ha visto un auge en áreas metropolitanas como Raleigh, Durham y Chapel Hill, conocidas como el “Research Triangle” (Triángulo de Investigación), por ser un importante centro tecnológico y universitario.
Este cambio progresivo ha convertido a Carolina del Norte en un ejemplo perfecto de la fractura entre el voto urbano y el del interior. Las áreas dentro del triángulo, junto con grandes ciudades como Charlotte y Greensboro, votan demócrata, impulsadas por un perfil de votante más diverso y con estudios universitarios. En contraste, los condados rurales, de mayoría blanca y conservadora, siguen siendo bastiones republicanos.
El resultado es el empate que muestran las encuestas presidenciales. Sin embargo, el factor X en Carolina del Norte es la elección del gobernador, donde los demócratas van rumbo de arrasar. ¿El motivo? Los republicanos han presentado para el puesto al que podría ser el peor candidato de todo el ciclo electoral.
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Mark Robinson ya contaba con un largo historial de comentarios homófobos y antisemitas que el Partido Republicano había dejado pasar. Pero una revelación bomba en septiembre hizo saltar su campaña por los aires. CNN desenterró mensajes que Robinson publicó en foros de internet hace más de una década en los que se autodenominaba como un “nazi negro”, decía preferir a Hitler por encima de Obama y llamaba a Martin Luther King "maldito bastardo comunista". Una joyita, vamos.
Desde entonces, Robinson apenas logra arañar un 30% en las encuestas y Donald Trump, quien lo respaldó en el pasado, ha continuado su campaña fingiendo que no existe. La campaña de Kamala Harris, mientras tanto, no ha parado de emitir anuncios publicitarios en Carolina del Norte conectando a ambos candidatos. Una estrategia que busca generar un efecto contagio en las urnas que arrastre al magnate,
No será fácil. Carolina del Norte, al fin y al cabo, lleva ocho años con un demócrata al frente, Roy Cooper, a la vez que sus votantes respaldaban a Trump como presidente. Pero si el estado acaba cayendo del lado de Harris y decidiendo las elecciones, Robinson pasará a la historia como el eslabón débil que le costó la Casa Blanca a los republicanos.
Hoy, en El Confidencial
Forzado por su partido a abandonar la carrera, apartado por completo de la campaña de Harris… Argemino Barro relata el final trágico de Joe Biden.
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Héctor Estepa, desde Míchigan, cuenta cómo el mensaje de Trump sigue resonando con fuerza en la “capital del motor”.
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El magnate ha prometido que gestionará el Estado como una empresa. Ramón González Férriz explica por qué no es una buena idea.
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Media Watch
MENSAJE FINAL. Desde el mismo lugar donde Trump habló a sus seguidores el 6 de enero de 2021, antes del asalto al Capitolio, Kamala Harris ofreció el último gran discurso de su campaña. Llamó a “pasar la página” y enfocarse en una nueva generación de liderazgo. Como reporta ABC News, la vicepresidenta contrastó su visión de futuro con la “obsesión por el rencor” de su oponente. Prometió políticas centradas en la economía y el bienestar de la clase media, asegurando que su “lista de tareas” busca el progreso, no la venganza. Ahora, llevará este mensaje a los estados clave en la recta final.
GUERRA DE PANCARTAS. Plantar un cartel con el nombre de tu candidato favorito en tu jardín es habitual en los periodos electorales de Estados Unidos. Pero esta tradición se ha vuelto un campo de batalla más de la polarización política. Según Reuters, a medida que se acerca el día de las elecciones, los estadounidenses están reforzando la seguridad de estas pancartas con cámaras, rastreadores y hasta trampas caseras que parecen sacadas de la saga Solo en Casa (con purpurina, salsa picante…). Todo ello, para contrarrestar una plaga de robos y pintadas.
LA QUE SE AVECINA. Una encuesta de The Washington Post revela que el 57% de los votantes en estados clave temen que, si Donald Trump pierde, sus seguidores reaccionarán con violencia, mientras solo un 31% cree lo mismo de los seguidores de Kamala Harris. Además, dos tercios de los encuestados dudan que Trump acepte una derrota, mientras que un 69% confía en que Harris sí lo haría. Por último, el 45% creen que el republicano intentaría gobernar como un dictador, mientras que el 19% piensa que Harris lo haría. Una muestra más de que gran parte del electorado percibe esta elección como una amenaza existencial.
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