Por un puñado de votos: da igual lo que te digan los medios de EEUU, el "voto latino" no existe
Debería ser más fácil creer en Bigfoot o en los aliens del Área 51 que en la idea de que los casi 64 millones de hispanos de EEUU puedan ser reducidos a un mismo bloque
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¡Saludos!
Imagino que a estas alturas muchos ya conocéis la historia: el mitin de Donald Trump en el Madison Square Garden el pasado domingo no fue el espectáculo triunfal que el candidato republicano esperaba. Lo que debía ser una muestra de fuerza quedó eclipsado por los chistes racistas de uno de los ponentes, el cómico Tony Hinchcliffe, que, en una frase que podría pasar a la historia si la candidatura del magnate se descarrila, describió a Puerto Rico como una "isla de basura flotante".
Tras protagonizar múltiples giros dramáticos durante el verano —desde los dos intentos de asesinato contra Trump hasta la retirada de Joe Biden—, la campaña electoral parecía destinada a una recta final casi anodina. Las encuestas no se han movido un ápice desde mediados de septiembre, las esperadas "sorpresas de octubre" han pasado sin mucho impacto y ningún tema concreto lograba acaparar las portadas… hasta ahora.
Durante toda la jornada del lunes resultaba casi imposible encontrar un medio estadounidense que no abriese su portada hablando del mitin de Trump y de sus posibles consecuencias en las urnas. Casi todos, de una u otra forma, planteaban la misma pregunta: ¿cómo afectará esto al voto latino?
Pues bien, la newsletter de hoy va a ir rápida y al pie: el "voto latino" no existe.
As Trump courts the Latino vote, a "comedian" says this about #PuertoRico at a rally (of all places) in NYC. Some may argue it’s a joke but political/cultural context: PRicans are proud of their heritage/can vote on the mainland/there are more PRs on the mainland than in PR pic.twitter.com/44mjFD6Wt7
— Christian De La Rosa (@delarosaWPLG) October 27, 2024
A nada que uno lo piense, debería ser más fácil creer en Bigfoot o en los aliens del Área 51 que en la idea de que los casi 64 millones de hispanos de EEUU puedan ser reducidos a un mismo bloque. Pero campaña tras campaña, los medios y analistas del país insisten en hacer de ese mito una verdad política.
La realidad es que los intereses de un empresario cubano en Miami, un granjero chicano en McAllen y un camarero puertorriqueño en Filadelfia no tienen prácticamente nada que ver. Para algunos, la política exterior hacia Latinoamérica es clave; para otros, lo son el acceso a la vivienda, la educación o la economía local. A los salvadoreños de tercera generación de Nueva York les importa un pimiento la política migratoria, mientras que para los mexicanos en Arizona puede ser su principal preocupación. Y así, un largo etcétera.
El mito del “voto latino” es una simplificación conveniente para partidos y encuestadoras, pero ignora el mosaico de identidades, orígenes y prioridades dentro de una comunidad cuyas raíces se extienden a más de veinte países. En Pensilvania, donde los puertorriqueños son una de las poblaciones de mayor crecimiento, el mitin de Trump podría pasarle factura. Mientras tanto, en Florida, la dura postura del candidato republicano frente a los regímenes de Cuba y Venezuela tiene mucho más peso que un chiste racista.
No es solo una cuestión de origen: la generación también importa. Los latinos de primera generación tienden a preocuparse por temas como los derechos civiles o las políticas de reunificación familiar, pero sus hijos y nietos ponen el foco en otros asuntos, como el precio de la gasolina, la inflación o la seguridad en sus barrios.
Si algo debería aprenderse de las últimas campañas es que no existen atajos para ganar eso que llaman "voto latino". Los demócratas cometieron originalmente el error de pensar que las medidas sociales y económicas de corte progresista bastarían para embolsarse a este grupo demográfico. Preguntadles qué tal funcionó eso en Florida. Ahora, Trump, quien en 2016 llegó al poder describiendo a los inmigrantes indocumentados mexicanos como “violadores” y “criminales”, puede pensar que es imposible que un solo chiste desafortunado de uno de sus ponentes le pase factura. El tiempo dirá.
Hoy, en El Confidencial
Para leer más sobre las consecuencias electorales que puede tener para Trump la pifia del mitin en el Madison Square Garden, aquí tienes un artículo donde explico por qué la broma puede salirle muy cara.
Argemino Barro ha publicado un reportaje espectacular sobre su viaje a Mound Bayou, un pueblo de Misisipi por el que discurre buena parte de la historia afroamericana de Estados Unidos. Ningún resumen le hará justicia. Leedlo.
Para descansar un poco de hard news... ¿Sabías que Trump tiene una fijación por Renoir, el pintor? Alberto G. Luna te relata por qué el republicano y el artista francés tienen más en común de lo que a simple vista puede parecer.
Media Watch
ESTÁ QUE ARDE Las autoridades de Estados Unidos están en alerta tras dos incendios en urnas de votación anticipada en los estados de Washington y Oregón. Según reporta The Guardian, cientos de papeletas fueron destruidas cuando, presuntamente, un vehículo se acercó a las cajas de depósito y arrojó un dispositivo incendiario en su interior, provocando humo y llamas que consumieron gran parte de las boletas depositadas. La investigación apunta a que ambos sabotajes están conectados y el vehículo del sospechoso ha sido identificado por las fuerzas de seguridad.
UN GOLPE WAPO ¿Recordáis el drama mediático al que hacía referencia en la pasada newsletter por el rechazo del Washington Post a respaldar oficialmente a Kamala Harris? Pues bien, según la emisora NPR, el periódico ha perdido desde el fin de semana la friolera de 200.000 suscriptores digitales. Esto representa un 8% del total y llega en medio de una oleada de renuncias de columnistas que critican la decisión de la directiva. Para que os hagáis una idea, ese número de cancelaciones es superior al total de suscripciones de cualquier medio en España, excepto El País.
LUZ AL FINAL DEL TÚNEL. Tras varias semanas de reportes sobre una creciente ansiedad dentro del equipo de Kamala por la tendencia electoral, The New York Times publicó por primera vez que la campaña veía razones para el optimismo. Según afirman fuentes demócratas, las encuestas internas del partido sitúan a Harris ligeramente arriba en estados clave del "muro azul" —Michigan, Pensilvania y Wisconsin— y empatada en Georgia y Nevada. Pronto veremos si estos números se materializan o son más fruto del deseo que de los datos.
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