"La única moneda oficial diseñada por mí": bienvenidos a la teletienda de Trump
Relojes de lujo, monedas conmemorativas y una plataforma de criptomonedas. A menos de dos semanas de las elecciones, Trump promociona sus artículos más que nunca
Si en algo Donald Trump tiene un talento indiscutible, es su capacidad para vender y venderse. No hay mejor ejemplo de esto que la Trump Tower, el rascacielos de la Quinta Avenida de Nueva York en cuyo atrio nació su campaña presidencial en 2016. Aunque oficialmente tiene 58 plantas, el magnate decidió numerarlas, saltándose algunos pisos para que pareciera tener 68 y superar así al cercano edificio de la General Motors. Puro marketing.
En una carrera electoral marcada por dos intentos de asesinato contra el expresidente, uno esperaría que la Trump Tower, el máximo emblema de su poder situado en una de las calles más transitadas del mundo, estuviera fuertemente vigilada. Pero su entrada, en plena Quinta Avenida, solo cuenta con un guardia visiblemente aburrido. Detrás de él, la fachada ostenta una gigantesca bandera estadounidense y una no menos grande inscripción que, con letras doradas, proclama: "ABIERTO AL PÚBLICO". Al preguntarle sobre incidentes, el guardia se encoge de hombros. "La gente solo entra para sacarse fotos y comprar", responde con indiferencia.
¿Qué es lo primero que uno ve al entrar al atrio de la Trump Tower? Una explosión kitsch mármol rosa y metal con chapa dorada por todas partes, incluyendo las puertas de los ascensores. ¿Qué es lo segundo? La tienda de merchandising que expone sus ultrafamosas gorras con el Make America Great Again inscrito, pero también tazas, termos, bolsos, camisetas… todos con la inscripción TRUMP y los colores rojo, blanco y azul. Quien abre la puerta del negocio a los asistentes deseosos de llevarse su souvenir es un joven con rastas llamado Eric, quien afirma que el ritmo de visitas, haya o no campaña electoral, siempre es frenético. Sobre política, prefiere no hablar: "Yo aquí solo trabajo".
Frente a la tienda, se encuentra la estrella del espectáculo, donde todos hacen cola para la típica foto: The 45 Wall. Es una instalación con el sello presidencial de Trump (el presidente número 45 de EEUU) flanqueado un número de banderas que roza lo cómico. Pero incluso este auto-homenaje tiene un propósito comercial ulterior. Es, en realidad, la entrada a un bar en el que te venden un combo de cóctel, dos minihamburguesas y una Coca-Cola Light. Por 45 dólares, cómo no.
Si la Trump Tower es el edificio que mejor representa al candidato republicano, su red social, Truth Social, es la mejor plataforma de difusión del siempre hombre de negocios. A mediados de septiembre, el republicano anunciaba el lanzamiento de una gama de monedas conmemorativas de 100 dólares. “Es la ÚNICA moneda OFICIAL diseñada por mí y acuñada con orgullo aquí en EEUU", difundió.
En la publicación, adjuntó un vídeo en el que apelaba al patriotismo de los estadounidenses para comprar la onza. "Esta hermosa moneda de edición limitada conmemora nuestro movimiento, nuestra lucha por la libertad, la prosperidad y poner a Estados Unidos primero, siempre ponemos a Estados Unidos primero", dijo. Las palabras son pura poesía mercantil: "Es más que un objeto de colección, es un testimonio de la resistencia y la fortaleza del pueblo estadounidense, de nuestros patriotas estadounidenses que tanto amamos".
Trump vende las zapatillas doradas por 399 $ y ayuda a su esposa a promocionar sus memorias con una edición firmada a un precio de 250 $
En la recta final de la campaña presidencial estadounidense, Donald Trump ha querido sacar tajada de los productos de alta gama promocionados por él mismo. Además de las monedas conmemorativas, el candidato vende sus artículos sin abandonar una narrativa que ya se ha convertido en uno de los distintivos del expresidente. Desde los relojes de lujo ("Son realmente especiales. Te van a encantar"), a Biblias con su autógrafo que empezó a comercializar en marzo ("Debemos hacer que Estados Unidos vuelva a orar") a una plataforma de intercambio de criptomonedas ("Estamos abrazando el futuro con las criptomonedas y dejando atrás a los grandes bancos lentos y obsoletos").
Esta es solo una pequeña parte de la "teletienda" de Donald Trump, en la que también se venden las zapatillas de deporte doradas Never Surrender (Nunca te rindas) por 399 dólares y miles de camisetas, sudaderas y gorras con todo tipo de diseños y lemas de campaña del republicano. Además, ha intentado ayudar a su esposa, Melania, a promocionar su libro de memorias, titulado Melania, con una edición coleccionista firmada y con fotografías adicionales, a un precio de 250 dólares.
El retorno de los 'infomerciales'
Las ganancias de algunos de estos productos van directamente a su campaña presidencial, que ha recaudado una cantidad menor a la de su rival demócrata, Kamala Harris, desde el pasado mes de agosto. Una mayor recaudación en la campaña no es, sin embargo, concluyente para el resultado de los comicios, como demostró el caso de Hillary Clinton, que tenía una ventaja considerable con respecto a Donald Trump en las elecciones de 2016. La victoria se la acabó llevando el republicano.
La comercialización de productos relacionados con los candidatos no es una cosa exclusiva de Donald Trump y en los últimos meses han salido a la venta camisetas y tazas de Kamala Harris. Pero Donald Trump es un alumno aventajado en este sector.
Muchos productos que ha promocionado a través de Truth Social y hasta en mitines electorales no van a parar a su campaña, sino a empresas en las que tiene participación y que le reportan millones de dólares. Algunos analistas sostienen que estas ganancias han puesto contra las cuerdas los conceptos éticos y legales sobre la recaudación de fondos y la campaña electoral, especialmente en las últimas semanas antes de las elecciones.
"No hay precedentes en la historia, y ciertamente no en la historia moderna, de alguien que haya monetizado el cargo o se haya postulado para el cargo de presidente de la manera en la que lo ha hecho", dijo el ex asesor general de la Oficina de Ética Gubernamental, Don Fox, a The Washington Post.
"Ningún presidente o candidato presidencial de un partido importante se había promocionado nunca como lo ha hecho Trump"
En otros medios se han posicionado de manera parecida, como un editorial de la revista The Week, que apuntaba que parece que la política existe solo para apoyar la verdadera pasión de Trump: "Recuperar los infomerciales televisivos nocturnos”.
Por su parte, Douglas Brinkley, historiador presidencial de la Universidad Rice, dijo a The Washington Post que ningún presidente o candidato presidencial de un partido importante se había promocionado nunca como lo ha hecho Trump. "En el sentido de que se promocionan a sí mismos como lo hace Trump, vendiendo muñecos cabezones y artículos de MAGA (siglas de Make America Great Again), es una nueva incursión en el capitalismo de campaña y en la especulación a costa de la Casa Blanca", subrayó. "Es una verdadera difuminación de las líneas entre su marketing privado y la política de campaña. Puedes confundir rápidamente al público votante".
Alguna de las campañas, como el lanzamiento de su plataforma de criptomonedas, han sido especialmente polémicas. A pesar de que no se trata de una práctica ilegal, puede ser preocupante "si es una forma de beneficiarse personalmente de ello, sobre todo si gana en noviembre", apuntó Jordan Libowitz, portavoz del grupo Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética en Washington. "Trump está construyendo lo que llama un 'ejército de criptomonedas' de cara al día de las elecciones", añadió.
Las estrategias del candidato republicano para ganar dinero también han sido utilizadas por los demócratas para criticar a su adversario, a quien acusan de que su comportamiento es solo una prueba más de que su única prioridad es él mismo. "Uno de los muchos argumentos que esgrimimos contra Trump es que se preocupa únicamente por sí mismo y por sus finanzas, más que por cualquier otra cosa, incluido el pueblo estadounidense", dijo Ammar Moussa, miembro de la campaña de Harris. "Tenemos muchas pruebas diferentes, y no se trata solo de que él venda biblias y zapatillas feas. También se trata, por ejemplo, de cuando usa el dinero de los donantes para pagar sus honorarios legales personales".
El equipo de Donald Trump no ha tardado en responder a estas acusaciones. Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la campaña del republicano, destacó que el expresidente abandonó su imperio inmobiliario multimillonario para presentarse a las elecciones. "Fue el primer presidente que perdió su patrimonio neto mientras ocupaba la Casa Blanca", aseguró. Además, dijo que, a pesar de las críticas por su campaña publicitaria, Trump no se metió en política para obtener ganancias. "Se presentó a las elecciones presidenciales porque realmente ama a la gente de este país y quiere que Estados Unidos vuelva a ser grande", concluyó.
Si en algo Donald Trump tiene un talento indiscutible, es su capacidad para vender y venderse. No hay mejor ejemplo de esto que la Trump Tower, el rascacielos de la Quinta Avenida de Nueva York en cuyo atrio nació su campaña presidencial en 2016. Aunque oficialmente tiene 58 plantas, el magnate decidió numerarlas, saltándose algunos pisos para que pareciera tener 68 y superar así al cercano edificio de la General Motors. Puro marketing.
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