Todo lo que Elon Musk está haciendo para que Trump gane las elecciones
El propio Musk ha publicado bulos gigantescos con el propósito de influir en contra de Harris y a favor de Trump, como que los Demócratas están acelerando la ciudadanía a solicitantes de asilo para que puedan votar en los estados bisagra
Hubo un tiempo en el que Elon Musk, igual que Franco, decía que él no se metía en política. Pero de eso hace mucho ya: el empresario multimillonario y genio tecnológico lleva al menos desde 2022 financiando a candidatos y grupos políticos en EEUU vinculados al trumpismo, primero discretamente y después de forma abierta. Hoy, Musk está destinando importantes recursos y enormes cantidades de su considerable fortuna para lograr que Donald Trump sea elegido de nuevo como presidente de los Estados Unidos. Una batalla que este emprendedor ha convertido en algo personal, y para la cual ha llegado a cruzar más de una línea.
Para la campaña de Trump, que alguien como Musk se implique a su favor supone un espaldarazo considerable, por lo que el magnate sudafricano tiene acceso casi directo al candidato, con el que habla varias veces por semana. A principios de octubre, Musk compareció en un mitin de Trump en Butler, Pensilvania — el estado llave más importante de estos comicios —, donde le dijo al público: “Esta es una elección que hay que ganar”, porque, según él, los Demócratas “buscan acabar con vuestra libertad de expresión, buscan acabar con vuestro derecho a portar armas, buscan acabar con vuestro derecho a votar, en la práctica”. Musk pidió a los asistentes que agarrasen a todos sus conocidos, y a quienes no lo fuesen, y les arrastrasen a que se registrasen para votar. “Si no lo hacen, estas serán las últimas elecciones. Esa es mi predicción”, aseguró.
Musk parece estar convencido de lo que dice. En una entrevista con Tucker Carlson, el empresario preguntó, medio en broma: “¿Cómo de larga crees que será mi sentencia de cárcel [si Trump pierde]?”. Según un artículo publicado el mes pasado por el New York Times basado en 17 fuentes cercanas a Musk y sus operaciones, este se refiere de forma “obsesiva, casi maníaca, acerca de lo que está en juego en estas elecciones y la necesidad de que Trump gane”.
Para él, se trata de una encrucijada existencial, y está actuando en modo crisis, igual que cuando una de sus empresas se enfrenta a un problema catastrófico: trabajando hasta altas horas de la noche, microgestionando múltiples iniciativas, encerrado en un cuartel general en Pittsburgh, la capital de Pensilvania, decidiendo junto a un equipo de abogados y expertos qué nuevas iniciativas se pueden adoptar para asegurar la victoria del republicano.
Muchas de estas medidas ya están siendo puestas en práctica. En El Confidencial hemos recopilado las principales, que van desde las claramente legítimas hasta las más discutibles, en algunos casos bordeando la ilegalidad.
Comités de Acción Política y ofertas de dinero
Musk se ha puesto como objetivo conseguir que 800.000 personas adicionales voten por Trump en los estados bisagra que pueden decidir el resultado. Para ello ha creado un llamado Súper Comité de Acción Política (una institución existente en EEUU que permite canalizar apoyos y fondos hacia un candidato) llamado America PAC, además de financiar el trabajo de varios más.
Y para generar rápidamente una base de datos de presumibles partidarios, Musk ofrece 47 dólares a cualquier persona en los estados de Pensilvania, Georgia, Nevada, Arizona, Míchigan, Wisconsin y Carolina del Norte que consiga que otro votante registrado firme una petición “en apoyo de la Constitución”, específicamente a la Primera y Segunda Enmiendas, las que garantizan la libertad de expresión y el derecho a portar armas. La cifra 47 es simbólica: si Trump gana, se convertirá en el 47º presidente de los EEUU. La idea es conseguir los datos personales de estos individuos para después bombardearles con propaganda política, con la esperanza de persuadirles. Una práctica más o menos estándar de todas las campañas, con o sin ofertas económicas de por medio.
Algunos comentaristas han criticado que el hecho de ofrecer una compensación monetaria supone una distorsión de los datos, puesto que incentiva el registro de personas — por ejemplo, estudiantes u otros perfiles de individuos escasos de fondos — que quizá no tienen la más mínima intención de votar por Trump pero que lo ven como dinero fácil. Sin embargo, Musk no parece disuadido por estos posibles inconvenientes. Es más, está redoblando esfuerzos en ese sentido. En Pensilvania subió la cantidad hasta los 100 dólares, en exclusiva para los votantes de ese estado crucial. Y el pasado fin de semana anunció que además sortearía un millón de dólares al día para uno de esos firmantes de la petición. El sábado, el primero de los afortunados, un tal John Dreher, fue recibido por Musk en el escenario de un mitin donde le entregó un cheque gigante. Algunos demócratas han hecho sonar la alarma sobre esta iniciativa, cuestionando su legitimidad, pero la mayoría de los expertos legales considera que todavía no ha cruzado ninguna línea legal. Eso sí, tan solo esta última medida le costará 18 millones de dólares a las arcas del America PAC.
Llámalo X
La adquisición de Twitter por parte de Musk puede haber sido una inversión económica ruinosa que ha afectado incluso a la cotización de otras de sus empresas, como Tesla. Pero desde el punto de vista táctico, le ha dado al magnate una poderosísima plataforma que ha puesto sin disimulo al servicio de la victoria de Trump. Al poco de aterrizar, además de cambiar el nombre de esta red social a “X”, desmanteló muchos de los mecanismos de verificación que mitigaban la proliferación de desinformación y mensajes de odio. Troles pro-Trump que han desarrollado estrategias para erosionar a los miembros del Partido Demócrata mediante fabricaciones más o menos elaboradas campan ahora a sus anchas, sin otro contrapeso que las no siempre fiables Notas de la Comunidad que tratan de exponer las falsedades. Musk también ha restablecido las cuentas de figuras prominentes previamente expulsadas por haber difundido contenidos de odio, racistas, misóginos o similares, que han regresado con fuerza a la plataforma.
El propio Musk ha publicado bulos gigantescos con el propósito de influir en contra de Harris y a favor de Trump. Uno de los más destacados es el de que los Demócratas están acelerando la concesión de la ciudadanía a solicitantes de asilo para que puedan votar en los estados bisagra, algo inmediatamente desmentido por periodistas y verificadores independientes. También ha difundido teorías de la conspiración sobre fraude electoral, e imágenes generadas mediante inteligencia artificial de Kamala Harris vestida como un comisario del Partido Comunista Chino como si fuesen auténticas. El equipo de verificadores de la cadena CBS ha analizado todos los tuits recientes de Musk, y ha comprobado que un asombroso 55% contienen afirmaciones falsas o erróneas o amplifican otros posts que lo hacen.
Dado que la cuenta de Musk tiene más de 200 millones de seguidores, estas publicaciones tienen un alcance masivo, y se traducen en consecuencias en la vida real. Por ejemplo, funcionarios electorales han denunciado recibir aluviones de mensajes intimidatorios y amenazas de muerte cada vez que el empresario difunde un tuit sobre el fraude que supuestamente preparan los Demócratas.
Mensajes opuestos para provocar rechazo
Aún más oscuro es lo que están haciendo otros Comités de Acción Política, como Future Coalition PAC, cuyo único financiador es una organización política sin ánimo de lucro llamada Building America’s Future (“Construyendo el Futuro de América”), que a su vez recibe fondos de otro grupo político llamado Citizens for Sanity (“Ciudadanos por la Cordura”), al que Musk ha financiado con decenas de millones de dólares. Building America’s Future — que se habría beneficiado de más de 100 millones en contribuciones directas de Musk — también financia a otro comité de este tipo llamado Duty to America PAC (que podría traducirse como “Nuestro Deber con América”).
Pues bien: según una investigación de la publicación 404media, tanto Future Coalition como Duty to America están llevando a cabo campañas personalizadas en redes sociales promoviendo diferentes ideas en función del perfil del objetivo, una técnica denominada ‘microtargeting’. Según revelan los registros públicos de la plataforma Snapchat — una de las redes sociales más transparentes respecto al origen y fondos de sus anunciantes —, Future Coalition está enviando mensajes diametralmente opuestos a los votantes musulmanes en Míchigan y a los votantes judíos en Pensilvania: mientras los primeros reciben un anuncio que aparenta ser de la campaña de Harris en el que se alardea del apoyo de la candidata a Israel, en el segundo se asegura que “la embustera Kamala Harris apoya a Palestina, no a nuestro aliado Israel”.
Por su parte, Duty to America está recurriendo a prácticas similares, apuntando a votantes cuyos datos permiten inferir que pertenecen a la minoría afroamericana, a los que les hace llegar el mensaje de que Harris está intentando prohibir los cigarrillos mentolados. Esto no es baladí: las encuestas muestran que el 81% de los fumadores afroamericanos prefieren este tipo de cigarrillos. El efecto que se busca, en todos estos casos, es provocar el rechazo hacia Harris mediante narrativas que pueden ser consideradas desinformación, esto es, la promoción de información deliberadamente falsa o manipulativa con un propósito político.
“Progreso 2028”: una falsa campaña ‘woke’
Pero probablemente la medida más cuestionable es la que ha puesto en marcha Building America’s Future, la cual, según los registros, está detrás de un falso proyecto del Partido Democrático llamado Progress 2028 (“Progreso 2028”). La iniciativa se asemeja al llamado Proyecto 2025, una controvertida hoja de ruta elaborada por la Fundación Heritage para remodelar el aparato estatal siguiendo patrones ultraconservadores, y que ha causado tal rechazo en grandes sectores de la sociedad estadounidense que Trump ha intentando distanciarse públicamente de ella, pese a los múltiples vínculos entre su campaña y los artífices del proyecto.
En este caso, Progress 2028 propone medidas como “Empoderar a inmigrantes indocumentados” y darles acceso al sistema Medicaid de salud pública, o “apoyar políticas que protejan el acceso de las minorías a cuidados de afirmación de género y asegurar que las escuelas proporcionan amplia educación LGBTQIA”. Propuestas tremendamente polémicas, diseñadas para generar una reacción emocional entre potenciales votantes indecisos pero de valores conservadores.
El gran problema es que esta campaña no solo no tiene nada que ver con el Partido Demócrata, es que ni siquiera existe: de acuerdo con una investigación de la publicación Open Secrets, que lo acredita con documentos, ha sido creada por una firma de relaciones públicas llamada IMGE LLC, dirigida por operadores políticos republicanos, y financiada en su totalidad por Building America’s Future. Para darle visibilidad, esta organización también está lanzando anuncios en medios digitales como Facebook e Instagram, que incluyen la leyenda “Pagado por Progress 2028”. Una operación de falsa bandera digital en toda regla.
Las razones por las que Musk está llegando a estos extremos no están claras. Quizá tenga que ver con las propuestas de algunos miembros del Partido Demócrata de subir los impuestos a los ciudadanos más ricos y controlar el poder de las grandes empresas tecnológicas. O quizá es que de verdad cree que una Administración Harris pondría en práctica todas las medidas autoritarias que los partidarios de Trump le atribuyen en su red social sin filtros. Sea como fuere, la consecuencia es que, en palabras del citado artículo en el New York Times, “el hombre más rico del mundo se ha implicado en las elecciones estadounidenses de una forma sin paralelo en la historia moderna”. Las consecuencias están aún en el aire.
Hubo un tiempo en el que Elon Musk, igual que Franco, decía que él no se metía en política. Pero de eso hace mucho ya: el empresario multimillonario y genio tecnológico lleva al menos desde 2022 financiando a candidatos y grupos políticos en EEUU vinculados al trumpismo, primero discretamente y después de forma abierta. Hoy, Musk está destinando importantes recursos y enormes cantidades de su considerable fortuna para lograr que Donald Trump sea elegido de nuevo como presidente de los Estados Unidos. Una batalla que este emprendedor ha convertido en algo personal, y para la cual ha llegado a cruzar más de una línea.
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