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Los primeros tropiezos del "gran plan" de Meloni con su centro de inmigrantes en Albania
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Solo hombres y de buena salud

Los primeros tropiezos del "gran plan" de Meloni con su centro de inmigrantes en Albania

En Albania comienza el nuevo proyecto de gestión de los inmigrantes, muy deseado por el gobierno Meloni

Foto: El barco de la marina italiana Libra, trasladando los primeros inmigrantes cuyas solicitudes de visado se procesarán en Albania en lugar de Italia (DPA/Armando Babani)
El barco de la marina italiana Libra, trasladando los primeros inmigrantes cuyas solicitudes de visado se procesarán en Albania en lugar de Italia (DPA/Armando Babani)

Iban a ser 16, pero al final se quedarán en 12. Así terminó el recuento de los inmigrantes, todos varones, originarios de Egipto y Bangladés, que desembarcaron en Albania enviados desde Italia. Estos hombres inauguran el gran plan de la primera ministra italiana Giorgia Meloni para con la inmigración: centros de tramitación de asilo para inmigrantes y refugiados (CPR) en Albania en lugar de en Italia.

Era el descorche del champán del plan. Todos los ojos puestos en ese barco italiano que se llevaba a los inmigrantes, mientras la cúpula de los gobiernos de la Unión Europea se reunían en un Consejo con la gestión de la inmigración en el centro del debate, abiertos a ideas hasta hace poco "impensables", en palabras de Charles Michel. Como el plan de Meloni. Y entonces, de los dieciséis que protagonizaban el desembarco, en el último minuto las autoridades italianas descubrieron que dos bangladesíes eran menores de edad no acompañados, y que otros dos adultos estaban enfermos.

La pregunta fue espontánea. ¿No debería haberse realizado una preselección que separara a los vulnerables de los no vulnerables, estos últimos destinados a los flamantes CPR ítalo-albaneses? No es retórica, es una condición sine qua non de la que hizo alarde Meloni en el relato de su proyecto: solo enviaremos hombres, adultos y con buena salud, repitió según protocolo.

El Ministerio del Interior ha confirmado que los menores regresarán a Italia en un barco militar. Los dos enfermos también. Coste de la operación, 18.000 euros por migrante, más el dinero para la vuelta.

Proyecto Meloni

En Albania comienza el nuevo proyecto de gestión de los inmigrantes, muy deseado por el gobierno Meloni. El sistema prevé que, cada mes, algunos migrantes rescatados en aguas internacionales sean llevados a Albania, a la espera de que se examine su solicitud de asilo. El Gobierno ha afirmado que el objetivo es descongestionar los centros de acogida italianos y disuadir a otros inmigrantes de intentar llegar a Italia. La mayoría de los expertos en migración no creen que, al menos en el componente disuasorio, esta estrategia pueda funcionar, especialmente para aquellos que han viajado durante meses o años antes de llegar a Libia y embarcarse rumbo a Lampedusa.

Giorgia Meloni firmó un acuerdo con su homólogo Edi Rama para poder construir una serie de centros en territorio albanés, financiados íntegramente por el gobierno italiano, que hasta ahora ha destinado 65 millones de euros (a partir de 2025 se espera que los costes de gestión aumenten, alrededor de 120-160 millones de euros al año para cinco años).

Foto: Una patrulla de la guardia costera en Libia. (Reuters)

El protocolo operativo prevé que mujeres, niños y personas con evidente vulnerabilidad sean trasladadas a Lampedusa e incluidas en el circuito de acogida italiano. En cambio, habrá que trasladar a Albania a inmigrantes varones adultos, no considerados vulnerables y procedentes de "países seguros", es decir, países en los que, según Roma, se respeta el sistema democrático y los derechos de las personas. Se trata de una clasificación controvertida (ya que varios países que Italia considera "seguros" no tienen sistemas democráticos ni respetan realmente los derechos humanos) y recientemente puesta en duda por una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

Llegados al nuevo enclave, los inmigrantes pasan a una primera instalación, en el puerto de Shengjin, ciudad costera a una hora de la capital, Tirana. En Shengjin se llevan a cabo los procedimientos de desembarco y de identificación. La estructura está situada a pocos metros del muelle de atraque y está gestionada por la policía italiana. Después vienen trasladados a Gjadër, en el interior del país. Allí hay otras dos estructuras, un primer centro de acogida para los que solicitarán asilo, con 880 plazas; y un centro de detención y repatriación (CPR) de 144 plazas, donde acabarán los migrantes cuyas solicitudes de asilo sean rechazadas, a la espera de ser repatriados. También hay una pequeña prisión, con 20 plazas, en caso de que alguien fuera detenido.

Según el protocolo, las solicitudes de asilo deben examinarse en 28 días, pero los expertos en migración tienen serias dudas sobre si en un mes se puede comprobar el estado real de una persona y el contexto del que huye. Si se rechaza la solicitud, los inmigrantes deberían ser repatriados, pero no está claro cómo sucederá: no se sabe, por ejemplo, si podrán salir directamente de Albania o si primero deberán regresar a Italia, ya que la ley internacional y protocolos de asilo firmados por Italia no contemplan el escenario de ese traslado.

Foto:  Una migrante es conducida por una soldado española mientras es deportada a Marruecos tras cruzar la frontera a nado desde Marruecos. (Reuters/Jon Nazca)

En cualquier caso, es difícil que las cosas funcionen siempre como se espera. El mecanismo de repatriación es notoriamente ineficaz y existen muchas dudas sobre si todas las solicitudes de asilo podrán examinarse en un plazo de 28 días, sobre todo en verano, cuando los flujos migratorios se vuelven más intensos.

Un sistema de externalización que rompe a Italia (y Europa)

Hay quienes hablan del “modelo Albania” como el anuncio propagandístico más caro e inútil de la historia republicana italiana. Para otros, al revés, es un acuerdo del que se podría extraer una lección interesante, como declaró la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Lo que está claro es que, con su polémico sistema de externalización de la acogida migratoria fuera de la UE, Italia sopla sobre el fuego europeo respecto al conflicto migratorio. La posición de líderes como Viktor Orbán está clara: la idea de acogida en Europa está cambiando. Aunque muchas ONG, como Sea Watch (con la que la misma Meloni hubo un rifirrafe en X) o Médicos Sin Fronteras, han denunciado que este traslado hacia centros albaneses “se traducirá en más abusos y violaciones de los derechos humanos”.

Foto: La primera ministra italiana, Giorgia Meloni. (EFE/EPA/Christopher Neundorf) Opinión

Pero no son solamente las ONG o los expertos en migración en criticar este modelo. También las fuerzas de oposición política italiana están bastante molestas. Elly Schlein, del partido demócrata, ha asegurado que los 800 millones de euros que se aportan para este sistema “podrían haberse destinado a la sanidad pública”, para cuestiones como “acortar las listas de espera”, por ejemplo.

Para el líder del partido Más Europa, Riccardo Magi, Albania es “la nueva colonia penitenciaria de Italia”. Sin embargo, a nivel europeo no toda la oposición está de acuerdo en condenar el plan migratorio de Meloni. Keir Starmer, líder laborista inglés, parece muy interesado a este pacto, tras su visita en Roma el pasado mes. Lo mismo dijo el canciller alemán Olaf Scholz, socialdemócrata y progresista, que ya el año pasado, después del anuncio del gobierno Meloni, habló de la necesidad de colaborar con países fuera de la UE, como ocurre ya por ejemplo con Turquía. Aunque claro, habría que cambiar las normas europeas sobre las violaciones de los derechos humanos. A recordarlo, el miércoles, fue un colectivo de chicos que en el puerto de Shengjin mostraba una pancarta que representaba a Meloni y Rama vestidos de carceleros. Abajo estaba escrito: “Aquí termina el sueño europeo”.

Iban a ser 16, pero al final se quedarán en 12. Así terminó el recuento de los inmigrantes, todos varones, originarios de Egipto y Bangladés, que desembarcaron en Albania enviados desde Italia. Estos hombres inauguran el gran plan de la primera ministra italiana Giorgia Meloni para con la inmigración: centros de tramitación de asilo para inmigrantes y refugiados (CPR) en Albania en lugar de en Italia.

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