Von der Leyen legitima al sector de Meloni en el debate migratorio de una UE en crisis nerviosa
El Consejo Europeo debate la cuestión migratoria cuando las iniciativas se mueven hacia "la derecha", apunta una fuente diplomática, y con Von der Leyen apoyando al sector duro
Europa vive en pleno ataque de pánico por el debate migratorio. Un reflejo de ello será la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea que se celebrará este jueves en Bruselas y que llega en un ambiente muy caldeado y con un grupo que cierra filas alrededor de la primera ministra italiana Giorgia Meloni y que exige una mano más dura en la discusión en torno a la migración.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, abrió la caja de pandora este lunes por la noche cuando se mostró a favor de que la UE explorara la opción de usar centros de retorno fuera del territorio comunitario para gestionar la deportación de inmigrantes ilegales.
En Roma, donde se cerró un acuerdo con Albania para la construcción de dos centros de detención de inmigrantes y que este miércoles ha enviado a los 16 primeros solicitantes de asilo rechazados a suelo albanés, se ha considerado el movimiento de Von der Leyen como un reconocimiento a las tesis de Meloni. La alemana ha terminado de espolear al sector de la líder del partido ultraconservador Fratelli d’Italia al anunciar que participará en una reunión previa al Consejo Europeo organizada por Italia, Países Bajos y Dinamarca, y en la que participarán un buen grupo de otros países, como Polonia o Grecia. Meloni, que ve que el debate europeo se está moviendo a su favor, ve como una reivindicación la decisión de la alemana, aunque desde el círculo de la alemana se resta peso a su participación en este encuentro.
Von der Leyen envió este lunes una carta que, más allá de abrir la puerta a los centros de retorno fuera de la Unión Europea, demostraba, como señalaba una alta fuente europea, que “el debate se ha movido hacia la derecha”. “No sé si debería haber dicho eso”, añade la fuente, que explica que ahora se abordan asuntos que eran “impensables” hace unos años. Aunque los Veintisiete han trabajado sobre un texto de conclusiones, numerosas fuentes diplomáticas apuntan a que podría finalmente no haber un documento sobre inmigración por la incapacidad de alcanzar un acuerdo.
El Gobierno de España se ha mostrado abiertamente contrario a la idea de los centros de retorno, aunque distintas fuentes se han mostrado favorables a la idea de relanzar la Directiva de Retorno que puso sobre la mesa la Comisión Europea en 2018 y que quedó bloqueada por el Parlamento Europeo. España, como otros Estados miembros, ponen énfasis en el trabajo con los países de “origen y tránsito” en lo que consideran que es la fase “preventiva” del problema migratorio.
La mayoría de Gobiernos socialistas han ido girando en sus posiciones en el debate hacia posturas alineadas con Ejecutivos conservadores. En Dinamarca, los socialdemócratas de Mette Frederiksen hace tiempo que abrazaron la línea dura, y también la Eslovaquia de Robert Fico se encuentra en este grupo. Alemania, donde el canciller Olaf Scholz pertenece al SPD, el ataque terrorista de Solingen ha provocado un cambio de posición muy rápido por parte de la delegación alemana.
Estado de pánico
Los Estados miembros están pasando por encima del espacio Schengen introduciendo controles fronterizos, el asunto migratorio ocupa titulares en toda la Unión y hace ganar o perder elecciones en distintos países. La sensación es que Europa vive una nueva crisis migratoria, como la que sacudió el continente en 2015 y 2016, cuando más de un millón de solicitantes de asilo llegaron al continente, especialmente a raíz del endurecimiento de la guerra civil siria.
Los datos de Frontex, la agencia europea de fronteras, muestran, sin embargo, una imagen con más matices. En 2023 se registraron 380.000 entradas ilegales en Europa, un incremento del 17% respecto a 2022. Pero en 2024, según datos de la misma agencia, en los nueve primeros meses del año se han registrado 166.000 llegadas, una caída del 42% respecto al mismo periodo del año anterior.
Solamente se registra un aumento de entradas ilegales en la Unión Europea en dos rutas: la de Canarias, con un incremento del 100%, la de los Balcanes, con un incremento del 11%, y en el caso de la frontera del este con Bielorrusia, con un incremento del 192% (aunque en números totales es un tercio de las llegadas que se han producido en Canarias). Sin embargo, Polonia acusa a Minsk de una campaña coordinada por el Gobierno de Bielorrusia para desestabilizar a los países de la UE.
Los datos indican que, tras un año muy movido, el 2023, con un récord de llegadas desde 2016, la situación ha vuelto a controlarse. A finales del año pasado, los Veintisiete acordaron un Pacto de Migración y Asilo tras muchos años de negociaciones que obligaron a mantener muchos “equilibrios”. Pero todo el mundo en Bruselas admite que aunque los datos digan una cosa, el ambiente político dice otra.
Donald Tusk, el conservador primer ministro polaco, que volvió al poder a finales de 2023 sobre una plataforma amplia de oposición al partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS), que recientemente ha anunciado que impulsará la suspensión del derecho al asilo en Polonia, ha asegurado justo antes de viajar a la cumbre en Bruselas que el debate migratorio es central para el futuro de la democracia liberal. El polaco ha asegurado en una entrevista que los ciudadanos quieren respuestas al asunto y que “la única pregunta es si va a ser la extrema derecha populista o la democracia liberal la que lo dará”.
Europa vive en pleno ataque de pánico por el debate migratorio. Un reflejo de ello será la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea que se celebrará este jueves en Bruselas y que llega en un ambiente muy caldeado y con un grupo que cierra filas alrededor de la primera ministra italiana Giorgia Meloni y que exige una mano más dura en la discusión en torno a la migración.
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