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Presiones dentro y fuera de Israel: ¿a qué espera Netanyahu para responder a Irán?
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Estados Unidos pide cautela

Presiones dentro y fuera de Israel: ¿a qué espera Netanyahu para responder a Irán?

Israel estaría preparando una respuesta a los ataques de Irán, pero tiene que lidiar con las líneas rojas de EEUU y con el conflicto interno entre Netanyahu y el ministro Yoav Gallant

Foto: Bejamin Netanyahu y Yoav Gallant. REUTERS
Bejamin Netanyahu y Yoav Gallant. REUTERS
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Yoav Gallant seguramente ya tendría el equipaje listo para partir hacia Estados Unidos cuando Benjamin Netanyahu decidió que no iba a coger ese vuelo. El ministro de Defensa de Israel tenía planeada una reunión con su homólogo estadounidense, Lloyd Austin, para coordinar la respuesta del Ejército de Tel Aviv a Irán. Pero, casi en el último momento, el primer ministro israelí dijo que el viaje no sería aprobado hasta que él mismo hable con Joe Biden y hasta que el gabinete de seguridad apruebe los detalles de un presunto ataque contra Teherán.

La cancelación del vuelo de Gallant por decisión de Netanyahu es un indicio más de que las relaciones entre Estados Unidos e Israel no pasan por su mejor momento por la ofensiva de Israel en Gaza y Líbano. Ha tenido que pasar más de una semana para que el primer ministro israelí hable finalmente con Joe Biden sobre el ataque de Irán a Israel del pasado martes y la respuesta de Tel Aviv.

En total, Teherán lanzó unos 200 cohetes sobre el país hebreo. Una gran mayoría fueron interceptados por los sistemas de defensa de Israel y no se registraron víctimas mortales, pero Netanyahu dijo que Irán "cometió un grave error y pagará por ello". Desde ese momento, Estados Unidos ha abogado por una respuesta “proporcionada” y Biden reiteró que no apoyaría un ataque contra instalaciones nucleares o energéticas iraníes.

La llamada de este miércoles entre los dos líderes es la primera que tienen desde el pasado 21 de agosto y, a pesar de que no han salido a la luz los detalles de la conversación, todo apunta a que ha girado en torno a las líneas rojas de EEUU si Israel toma represalias contra Irán. "Washington le ha pedido a Tel Aviv que sea cauteloso, e Israel debe acatar la petición. Esta es una de las principales razones por las que Israel no ha tomado represalias hasta ahora", explica Meir Litvak, presidente del Departamento de Historia de Oriente Medio de la Universidad de Tel Aviv e investigador de la Alianza de Estudios Iraníes, a El Confidencial.

Foto: Un soldado israelí frente a un tanque en la frontera de Israel y Líbano. (EFE/Atef Safadi)

"Tiene que caminar por la delgada línea entre una represalia que dé la impresión de que no se ha rendido a la agresión iraní y un chantaje que no conduzca a una escalada que dé lugar a una guerra de desgaste prolongada con Irán o a una guerra a gran escala. Aparentemente, ese camino dorado aún no se ha encontrado", continúa.

Lloyd Austin recordó a Yoav Gallant cuál es la postura de Estados Unidos días antes de la visita que ha sido finalmente cancelada. Los dos representantes no han podido sentarse cara a cara para hablar de las condiciones de un presunto ataque israelí, aunque todo apunta a que el ministro de Defensa estaba de acuerdo con mantener la tensión sin desencadenar una guerra total.

Este posicionamiento con respecto al conflicto es el que ha mantenido el ministro desde mucho antes de la ofensiva de Irán. Y es precisamente el mayor motivo de conflicto con Benjamin Netanyahu, quien ha intentado despedirle en dos ocasiones.

La última fue a mediados de septiembre, cuando los medios israelíes afirmaron que el primer ministro estaba buscando los mecanismos para despedir a Yoav Gallant de su gobierno y reemplazarlo por Gideon Sa'ar, líder del Partido de la Derecha Nacional. El principal foco del desacuerdo en ese momento era la manera de enfocar la ofensiva en Gaza y la amenaza de Hezbolá en la frontera norte del país. Mientras que Netanyahu apostaba por una escalada militar, Gallant era partidario de agotar todas las opciones diplomáticas antes de aumentar las tensiones.

Finalmente, el Ejército de Israel (FDI) anunció una operación militar en el Líbano, donde ha incrementado los bombardeos hasta en Beirut, la capital, y este miércoles anunció que enviará una cuarta división al sur del país. Gallant acabó tomando las riendas de la ofensiva militar, pero las desavenencias parecen intactas.

Un enfrentamiento de largo recorrido

Netanyahu se ha mostrado abierto a llevar a cabo un ataque a gran escala en Irán y el ministro de Defensa apostaría por una postura más sosegada y en concordancia con Estados Unidos. En la visita de Gallant a Austin, las tensiones han vuelto a emerger, y según la emisora Kan, el premier nunca aprobó el viaje a Washington. "El ministro Gallant eligió volar por voluntad propia", afirmaron funcionarios cercanos al primer ministro.

En este posible nuevo capítulo de tensión entre los políticos, llueve sobre mojado. Pero no es ni siquiera el peor momento de sus relaciones. "Netanyahu intentó despedirle hace meses y no salió bien y Gallant se vengó aprobando el reclutamiento de judíos ultraortodoxos", explica Tal, un analista político israelí que prefiere mantener su identidad en el anonimato.

La decisión provocó manifestaciones en todo el país y Netanyahu nunca estuvo de acuerdo, pero un fallo del Tribunal Supremo dictaminó que este segmento de la población debería estar integrado en las filas del Ejército. Desde la fundación del Estado de Israel, en 1948, los jóvenes que estudian a tiempo completo en una escuela talmúdica (yeshivá) estaban exentos de realizar el servicio militar, obligatorio para gran parte de la sociedad israelí.

En las dos décadas que Netanyahu lleva como primer ministro de Israel, ha tenido 8 ministros de Defensa, de los cuales tres han sido despedidos. Casualidad o no, eran muy críticos con la gestión política del premier y afirmaban que miraba su interés político por encima del nacional. "Netanyahu ha querido estar siempre rodeado de gente con pocas aptitudes, lo hace de manera deliberada para no tener problemas internos. Si hay alguien con muchas capacidades, se le da directamente un puesto de poco valor. Con Gallant, a pesar de ser general y no un político al uso, fue percibido como una amenaza para el primer ministro, y luego vinieron los desacuerdos políticos entre los dos", continúa el analista israelí.

Foto: Resultado de los bombardeos israelíes sobre el barrio de Dahie, en Beirut. (Europa Press/Xinhua/Bilal Jawich)

Acabar con Gallant, sin embargo, no será fácil. El ministro de Defensa no responde a un clásico perfil político y no había movido grandes masas cuando llegó al Gobierno. Después del ataque de Hamás del 7 de octubre, una parte de la sociedad israelí cargó contra Netanyahu por los fallos de seguridad que permitieron la ofensiva. Y, en ese juego de odios, Gallant se mantuvo como la persona adecuada para tomar decisiones militares porque se guía más allá de los intereses políticos.

El apoyo a Gallant por parte de la sociedad israelí fue evidente después de que Netanyahu decidiera despedirlo de forma unilateral. Miles de personas salieron a las calles para protestar contra la decisión, hasta que el primer ministro tuvo que dar marcha atrás y readmitirlo dentro de su gabinete.

Otro factor más en una relación en la que prima el enfrentamiento. "Netanyahu no puede perdonar a Gallant la humillación a la que se vio obligado a restaurar a Gallant mediante protestas masivas. No puede aceptar una situación en la que los estadounidenses perciben a Gallant como un estadista más responsable, y prefieren hablar con él que con Netanyahu", sostiene Meir Litvak a este periódico.

placeholder Benjamin Netanyahu y Joe Biden, en julio de 2024. (REUTERS / Elizabeth Frantz)
Benjamin Netanyahu y Joe Biden, en julio de 2024. (REUTERS / Elizabeth Frantz)

"Es su orgullo personal y su paranoia lo que determina su actitud hacia Gallant. La crisis terminará cuando uno de los gobernantes renuncie o cuando este gobierno finalmente termine sus días", concluye.

Mientras Israel baraja cómo será su respuesta, el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, estaba en Arabia Saudí como parte de una gira diplomática destinada a evitar una mayor escalada militar en la región. No se filtraron detalles sobre los hipotéticos avances, pero la reunión puso de relieve la complicada gestión para encontrar una salida a un conflicto con varios frentes abiertos.

La visita de Araghchi tenía que coincidir con la de Gallant en Estados Unidos, pero las desavenencias tanto dentro como fuera del Gobierno de Tel Aviv complicaron el encuentro. Ahora que Biden y Netanyahu han hablado por teléfono, es posible que se retome, aunque la tensión ya ha quedado expuesta. Esta semana, en el aniversario del ataque de Hamás del 7 de octubre, el presidente Biden llamó a su homólogo israelí Isaac Herzog para expresarle "sus profundas condolencias al pueblo de Israel", según la Casa Blanca. No llamó a Benjamin Netanyahu.

Yoav Gallant seguramente ya tendría el equipaje listo para partir hacia Estados Unidos cuando Benjamin Netanyahu decidió que no iba a coger ese vuelo. El ministro de Defensa de Israel tenía planeada una reunión con su homólogo estadounidense, Lloyd Austin, para coordinar la respuesta del Ejército de Tel Aviv a Irán. Pero, casi en el último momento, el primer ministro israelí dijo que el viaje no sería aprobado hasta que él mismo hable con Joe Biden y hasta que el gabinete de seguridad apruebe los detalles de un presunto ataque contra Teherán.

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