¿Qué persigue Israel en Líbano? Dime qué brigadas llevas y te diré qué guerra quieres
Israel ha optado por fuerzas ligeras y un despliegue cercano a la frontera. Pero la punta de lanza de la nueva invasión ha sido la 98ª División Fuego, que ha participado en las principales campañas militares
El pasado día 1 de octubre, las Fuerzas de Defensa de Israel volvieron, 18 años después, a invadir Líbano. Una posibilidad que llevaba meses sobre la mesa de las autoridades israelíes, que no habían descartado ninguna posibilidad en su incesante campaña de ataques contra la organización Hezbolá en el norte y otras áreas del país. Durante meses, los esfuerzos militares hebreos se han centrado en Gaza, mientras en su frontera se gestaba un conflicto de baja intensidad que forzó decenas de miles de desplazados israelíes.
Proporcionar seguridad a la población del norte del país fue la justificación para las anteriores acciones terrestres israelíes. Así, la operación Paz para Galilea de 1982 llevó a 18 de ocupación militar y derivó, a su vez, en un breve conflicto en 2006 que convirtió Líbano en un asunto políticamente radiactivo para Israel. Por eso, a los que esperaban una invasión en toda regla que avanzara hacia el interior del país ha sorprendido este asalto terrestre "limitado" protagonizado por fuerzas ligeras que operan a poca distancia de su frontera.
Los paracaidistas, élite de la infantería israelí
La punta de lanza de la nueva invasión israelí del Líbano ha sido la 98ª División Fuego, creada en los años 70 como división paracaidista y que ha participado en las principales campañas militares de las Fuerzas de Defensa de Israel. En su última reorganización se convirtió en la división de reacción rápida del ejército. Para ello, agrupa una brigada paracaidista regular, dos brigadas paracaidistas reservistas, la brigada comando y una unidad especializada en movilidad terrestre con vehículos todoterrenos ligeros. Una idea que tiene su equivalente en ejércitos occidentales, como el de Alemania o España.
Como sucede en los ejércitos de la OTAN, los últimos saltos de combate realizados por los paracaidistas israelíes tuvieron lugar hace décadas. Sin embargo, el entrenamiento para ese tipo de operaciones continúa y se realizan importantes ejercicios en momentos de tensión para demostrar que la capacidad sigue intacta.
Las unidades paracaidistas se mantienen porque han sido la élite de la infantería israelí. De ella surgieron numerosas unidades de operaciones especiales en los primeros años de la historia del Estado judío y han mantenido un espíritu de cuerpo que ha actuado con un fuerte corporativismo dentro del ejército israelí. Así, la trayectoria de algunos militares innovadores israelíes puede explicarse porque, siendo unos heterodoxos dentro de una organización conservadora, encontraron mentores y padrinos en las filas paracas que luego apoyaron sus carreras. Es el caso de Shimón Naveh, creador del Diseño Operacional Sistemático, o Aviv Kochavi, anterior jefe del Estado Mayor.
La unidad paracaidista de referencia dentro del ejército israelí es la 35ª Brigada, una brigada regular que se nutre de militares realizando el servicio militar obligatorio. Una vez cumplen su servicio, los paracaidistas pasan a una de las cuatro brigadas reservistas de carácter paracaidista. Dos de esas brigadas las encontramos dentro de la 98ª División: la 55ª Brigada Punta de Lanza y 551ª Flechas de Fuego. De esta forma, el ejército israelí aprovecha el entrenamiento y formación de los militares que pasaron por una de sus unidades punteras.
Fuerza de reacción rápida
Entre los años 2015 y 2020, la 98ª División vivió un proceso de reorganización con la incorporación de nuevas unidades subordinadas que la transformaron de división paracaidista a punta de lanza de las reformas del ejército israelí. Cuando el general Kochavi ordenó crear una nueva unidad "multidimensional" de carácter experimental que terminaría convirtiéndose en la Unidad 888, fue adscrita a la 98ª División antes de ser trasladada dos veces. Paradojas de la guerra, su comandante en jefe fue uno de los caídos en combate de mayor empleo el 7 de octubre de 2023.
La otra unidad de nueva creación que se incorporó a la 98ª División es la 89ª Brigada Coraje, la brigada comando del ejército israelí. Fue constituida en 2015 y su creación dio solución a un peculiar problema. A pesar de contar con una larga lista de unidades de operaciones especiales, algunas de las cuales tienen historiales de los más distinguidos de todas las fuerzas armadas del mundo, el ejército israelí carecía de un mando de operaciones especiales, un tipo de organización que sí tienen los ejércitos de la OTAN.
Actualmente, las principales unidades de la 89ª Brigada son la unidad de reconocimiento Maglán (Ibis), que está especializada en reconocimiento y que en 2018 absorbió la unidad especializada en operaciones especiales en el desierto. También tienen la unidad Egoz (Nuez) especializada en lucha contraguerrilla y que nació en los años 90 para fundamentalmente operar contra Hezbolá en el Líbano. Por último, encontramos la unidad Duvdevan (Guinda), especializada en operar de incógnito con ropas civiles entre la población árabe. Un tipo de unidad popularizada por la serie de ficción televisiva israelí Fauda.
De Gaza al sur del Líbano
Las unidades de la 89ª División tuvieron un papel protagonista en la campaña militar en Gaza, donde la lucha manzana a manzana y barrio a barrio en las áreas urbana de la Franja demandaron gran cantidad de fuerzas ligeras capaces de desenvolverse entre escombros y túneles. En el caso del sur del Líbano, la nueva invasión israelí ha tenido como objetivo desmantelar la infraestructura de Hezbolá más cercana a la divisoria. Esta está formada por una red de búnkeres y túneles bien camuflados en zonas rurales conocidas en el ejército israelí como “reservas naturales”.
La misma clase de operación intensiva en personal que implica explorar edificaciones e instalaciones subterráneas. El riesgo de ese tipo de operaciones quedó patente cuando este miércoles, las Fuerzas de Defensa de Israel anunciaron la muerte de cinco miembros de la unidad Egoz, además de otros tres militares de unidades de operaciones especializadas y reconocimiento.
IDF completely took over this Hezbollah tunnel and position.
— Open Source Intel (@Osint613) October 1, 2024
Zero resistance. Wild footage pic.twitter.com/Fek7UJz5D8
Algunos analistas esperaban que una eventual invasión se iba a convertir en una carrera para llegar al río Litani y negar a Hezbolá la posibilidad de lanzar cohetes de artillería tipo Grad contra las localidades del norte de Israel. Sin embargo, nos hemos encontrado con una operación limitada que las autoridades israelíes justifican porque Hezbolá preparaba un ataque similar al del 7 de octubre del año pasado. Esta idea de un ataque masivo de fuerzas de Hezbolá atravesando la frontera e izando su bandera sobre localidades israelíes fue anticipada por el ahora desaparecido Hasán Nasralá, que en 2016 avisó de que la próxima guerra contra Israel "liberaría Galilea".
También es posible, señalan los expertos, que ese ataque hubiera quedado desbaratado tras la campaña de bombardeos iniciada en septiembre bajo el nombre Operación Flechas del Norte, que eliminó el 20 de septiembre de 2024 a la cúpula de la unidad Rawdan, la unidad de operaciones especiales de Hezbolá. Y también por la acción encubierta con la que lograron reventar los dispositivos buscapersonas de miles de miembros de Hezbolá, civiles y militares.
El alcance limitado de las operaciones israelíes en el sur del Líbano responde supuestamente a imperativos militares, pero podemos imaginar las dudas dentro de los decisores políticos israelíes sobre la futura evolución de una operación bélica de este calado, que podría sufrir un abismo de misión. Se trata de una situación en la que el logro de un objetivo limitado implica otros muchos igualmente limitados, entrando en una espiral sin fin. Una invasión relámpago del Líbano para eliminar la infraestructura de Hezbolá en el sur del país podría ser, por tanto, la antesala de una campaña más larga y sangrienta.
Líbano tiene un significado especial en Israel. Se trata del país cuya invasión en 1982 llevó a una larga ocupación contra la que surgió internamente en Israel un movimiento de oposición política que llevó a una retirada de 2000. La guerra de 2006, por su parte, expuso entonces las carencias de un ejército sometido a recortes presupuestarios que había dedicado demasiado tiempo a operaciones de seguridad en los territorios ocupados.
La sociedad israelí, curtida en décadas de conflicto para asegurar su supervivencia, había olvidado la cruda realidad de la guerra y entró en shock cuando se acumularon las bajas ante un enemigo decidido, luchando en su propio territorio. Una experiencia que muchos no quieren volver a repetir.
El pasado día 1 de octubre, las Fuerzas de Defensa de Israel volvieron, 18 años después, a invadir Líbano. Una posibilidad que llevaba meses sobre la mesa de las autoridades israelíes, que no habían descartado ninguna posibilidad en su incesante campaña de ataques contra la organización Hezbolá en el norte y otras áreas del país. Durante meses, los esfuerzos militares hebreos se han centrado en Gaza, mientras en su frontera se gestaba un conflicto de baja intensidad que forzó decenas de miles de desplazados israelíes.
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