El grupo secreto que impulsa los intereses del Gobierno chino en España
Una investigación periodística revela quiénes son las personas que forman parte de esta organización casi desconocida fuera de China, pero que tiene un peso enorme en la estrategia de influencia del PCCh en el exterior
Operan abiertamente, organizando actividades culturales y reuniéndose con políticos y empresarios españoles. Se coordinan con la embajada de su país y promueven sus intereses, pero solo los de la única China que tolera su gobierno: los del Partido Comunista de Pekín. Son los hombres y mujeres del Departamento del Frente Unido, cuyo trabajo consiste en hacer amigos, prevenir la aparición de adversarios y apretar las clavijas a quienes no aceptan sus reglas. Sus actividades son omnipresentes en la propia China, pero también entre los emigrados chinos en todo el mundo, España incluida.
Una investigación periodística internacional en la que han participado media docena de medios europeos, incluido El Confidencial, revela quiénes son las personas que forman parte de esta organización casi desconocida fuera de China, pero que tiene un peso enorme en la estrategia de influencia del PCCh en el exterior. La filtración de un documento con los nombres de más de 2.000 miembros del Departamento del Frente Unido en todo el mundo ha llevado a organizaciones periodísticas de media docena de naciones europeas a colaborar en la verificación de la identidad de aquellos individuos relevantes en esos países. En este esfuerzo también colaboran TV4 (Suecia), Direkt 36 (Hungría), RTL (Alemania), Republik (Suiza) y Formiche (Italia).
La llamada “estrategia del Frente Unido” fue puesta en marcha por Mao Tse-tung en los años 30 como una forma de establecer un “frente antifascista”, primero contra los invasores japoneses y posteriormente contra los nacionalistas chinos del Kuomintang. Esta iniciativa consistía en cooptar a todas las organizaciones e individuos destacados de la sociedad civil para ponerlos al servicio del Partido Comunista. Y a medida que más y más chinos emigraban al extranjero, estas tácticas se fueron extendiendo a las comunidades de la diáspora y, necesariamente, a sus interlocutores en los países que las acogían.
Hoy, los miembros de este grupo se presentan como los representantes de la comunidad china. Sus organizaciones —desde asociaciones culturales o empresariales hasta medios de comunicación— hacen un trabajo destacado en apoyo de los ciudadanos chinos en el extranjero, pero también sirven como mecanismo de control de estos grupos de población y, en caso necesario, de movilización nacionalista de estas personas. Y sobre todo, ejercen de mecanismos de presión contra todo aquello que el régimen de Pekín considera incómodo o censurable, sin atender al respeto a la soberanía nacional de los estados de acogida.
Empresarios de éxito
En nuestro país, la personalidad más destacada es Xu Songhua, histórico presidente de la Asociación de Chinos en España e importante hombre de negocios, propietario de agencias de viaje, restaurantes y tiendas. También ha apoyado la fundación de centros culturales hispano-chinos y centros de enseñanza del idioma. Xu, que lleva más de cuatro décadas en España, ejerció un papel significativo hace una década denunciando en medios de comunicación el rechazo desatado contra la comunidad china tras la llamada Operación Emperador contra una trama de blanqueo de dinero orquestada por ciudadanos chinos y españoles, en la que destacaba el empresario chino Gao Ping.
Xu es además un elemento de absoluta confianza del PCCh, miembro permanente del XI Comité Provincial de Zhejiang. El carácter ultranacionalista de la Asociación de Chinos en España queda de manifiesto en los mapas que comparten en su página de Facebook, que señalan como parte de China no solo Taiwán sino también amplias franjas territoriales del Himalaya que, en la demarcación internacional, pertenecen a la India. Por eso, no sorprende saber que Xu es también el presidente de la Asociación Española para la Promoción de la Reunificación Pacífica de China, un grupo que entre otras cosas niega la identidad taiwanesa y es muy activo a la hora de oponerse a cualquier signo de lo que Pekín considera “separatismo” en ese sentido, como la celebración de elecciones presidenciales en Taiwán.
Dentro de esta última agrupación destaca otra figura prominente de la lista, Liu Guangxin, que pertenece a muchas de las principales agrupaciones chinas en España: la Asociación de Chinos de la Diáspora en España, la Asociación China de Amistad en el Extranjero, la Asociación de [la provincia de] Zhejiang de Amistad en el Extranjero o la Federación de Chinos de Zheijang en el Extranjero, por nombrar solo algunas. En ellas acumula títulos como vicepresidente ejecutivo, miembro del comité ejecutivo, director en el extranjero… En 2018 llegó a reunirse con el presidente chino Xi Jinping como parte de una delegación de chinos residentes en España.
Muchos otros nombres pertenecen al sector de los medios de comunicación. Es el caso de Tao Xinyi, la presidenta del grupo Ouhua, al que pertenecen los dos principales diarios de la comunidad china en España (“Periódico Ouhua” en chino y “El mandarín” en castellano), y de Chen Shengyong, director de la oficina en Barcelona del diario Lianhe Shibao (“Tiempos Unidos”). En una entrevista del año 2014 con el diario El País, una de las escasísimas ocasiones en las que esta importante empresaria ha aparecido en la prensa española, Tao describía así su relación con la política de nuestro país: "Vemos el juego de la política desde fuera del campo, no tomamos partido", y explicaba que aunque Ouhua reportaba las detenciones de delincuentes chinos, rechazaba la descripción de mafia china: “Es una etiqueta fácil y falsa; una banda de cuatro o cinco criminales no es una estructura organizada”, aseguraba.
El Departamento del Frente Unido también está muy presente en Cataluña. Allí está, por ejemplo, Jin Hao, director de la Cámara China de Comercio en Barcelona; Han Jie, presidente ejecutivo de la Asociación Pekín de Cataluña; Xu Jiannan, director de la Asociación de Chinos en Cataluña; Zhang Jialin, presidente de la Asociación Hubei de España…
Este último es también el director de la rama española de la Asociación Anti-sectas, una de las instituciones del PCCh para la represión de las actividades de grupos como Falun Gong. Los miembros de este movimiento espiritual son sometidos a prácticas como la extracción de órganos, según acreditan varias resoluciones del Parlamento Europeo.
Diplomacia vs. coerción
La lista incluye un total de 18 nombres verificados como pertenecientes al Departamento del Frente Unido, cuyas actividades a menudo se mueven entre la diplomacia pública, perfectamente legítima e incluso saludable, y los ejercicios de coerción contra disidentes, activistas y representantes de posturas contrarias a los postulados del PCCh, algo mucho más discutible.
Expertos consultados por El Confidencial señalan que uno de los principales problemas con esta organización es que neutraliza la diversidad dentro de la población china en la diáspora, a la que niega la posibilidad de crear o participar en espacios de la sociedad civil fuera del Partido. Y como intermediarios autonombrados de estas comunidades, suelen ser muy amistosos con los representantes políticos locales… hasta que estos cruzan alguna de las líneas rojas de Pekín. Con frecuencia, aquellas administraciones que han acogido a emisarios del Dalai Lama u organizado eventos sobre el Tíbet, Taiwán o los derechos humanos en China se han encontrado con protestas orquestadas por esas mismas asociaciones.
"Pekín está armamentizando toda la red que ha venido tejiendo en el exterior: acuerdos de colaboración cultural y cooperación tecnológica, convenios con universidades y medios de comunicación, las relaciones con políticos... De esta forma logra silenciar opiniones y debates que sean críticos con temas que al régimen le resultan incómodos, así sea la represión contra activistas y disidentes, y lo que está ocurriendo en Hong Kong, o en el estrecho de Taiwán", dice Shiany Pérez-Cheng, analista en operaciones de influencia y desinformación de China.
España es uno de los países occidentales más amistosos con China, por lo que muy rara vez se cruzan esas líneas rojas, de modo que apenas se han producido ocasiones para ver esa cara menos amable del país asiático y sus representantes. Pero alguna ha habido. Por ejemplo, lo que ocurrió en la Universidad de Salamanca en 2017, cuando el Área de Estudios de Taiwán, dentro del programa del Máster de Estudios de Asia Oriental, organizó unas Jornadas Culturales sobre la isla.
La Embajada China en Madrid envió un furioso correo electrónico en el que amenazaba veladamente con dejar de recomendar el envío de estudiantes chinos a ese centro educativo y decía: “No queremos que su institución sea empleada por las autoridades de Taiwán a fin de convertirle (sic) en el escenario de propaganda política, y que por lo tanto afecte las buenas relaciones cooperativas con China”. La misiva continuaba en el mismo tono agresivo: “No consentimos la celebración de dicho evento”, afirmaba, añadiendo: “Exigimos que su universidad se adhiera al principio de Una Sola China y que tome medidas prácticas para eliminar los efectos adversos”. La universidad contactó con el gobierno, que dio instrucciones de cancelar el evento para evitar problemas con Pekín.
“El problema en España pasa primero por la falta de concienciación y consecuente falta de conocimiento, y de sofisticación política después. Los distintos partidos instrumentalizan la problemática que China presenta, como arma arrojadiza contra el adversario político, cuando lo que plantea de fondo es una cuestión de mucho más calado que nos afecta a todos como sociedad democrática”, añade Pérez-Cheng. “Pekín está exportando sus prácticas autoritarias e implantándolas extraterritorialmente de forma silenciosa, prácticas que perforan nuestras instituciones de la vida civil, en España, por ejemplo, tratando de censurar a periodistas, o coaccionando con éxito a universidades y teatros exigiéndoles la cancelación de eventos culturales”, dice. Las estructuras para ello, tal y como revela esta investigación, ya están creadas.
Operan abiertamente, organizando actividades culturales y reuniéndose con políticos y empresarios españoles. Se coordinan con la embajada de su país y promueven sus intereses, pero solo los de la única China que tolera su gobierno: los del Partido Comunista de Pekín. Son los hombres y mujeres del Departamento del Frente Unido, cuyo trabajo consiste en hacer amigos, prevenir la aparición de adversarios y apretar las clavijas a quienes no aceptan sus reglas. Sus actividades son omnipresentes en la propia China, pero también entre los emigrados chinos en todo el mundo, España incluida.