El banco con el que Viktor Orbán financia a sus aliados europeos (incluido Vox)
El propietario de una gran parte de MBH es Lörinc Mészáros, el hombre más rico de Hungría, amigo de infancia del primer ministro y a quien se refieren como "la billetera de Orbán"
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La noticia la daba el diario El País el pasado 16 de septiembre: Vox estaría incumpliendo la ley de financiación de partidos al negarse a revelar qué banco le había prestado los 9,2 millones de euros con los que sufragó la campaña en las elecciones generales y municipales de 2023, según ellos, "para no contribuir a la demonización de bancos concretos". No obstante, fuentes del entorno de esta formación indicaban que se trataría de una entidad húngara cercana al primer ministro de ese país, Viktor Orbán.
Pero esta semana la publicación VSquare, un medio de periodismo de investigación que reporta sobre temas políticos en Europa Central, ha identificado casi con total seguridad de qué institución se trata: Magyar Bankholding (MBH), el segundo banco del país, creado a partir de la fusión de otras tres entidades (MKB, Budapest Bank y Takarékbank) entre los años 2020 y 2023. Esta entidad, dirigida y presidida por Zsolt Barna, posee alrededor de dos millones de clientes y el mayor número de sedes bancarias en toda Hungría.
Según reporta VSquare, el propietario de una gran parte de MBH es el empresario Lörinc Mészáros, el hombre más rico de Hungría y un amigo de infancia del primer ministro, a quien la oposición se refiere como “la billetera de Orbán”. La entidad ha financiado muchos de los proyectos políticos y económicos del actual ejecutivo húngaro, dentro y fuera del país. En concreto, se ha reportado financiación a la francesa Marine Le Pen, préstamos de favor a la entidad serbia en Bosnia-Herzegovina y, ahora, al partido español Vox.
"La descripción apunta a tres posibles bancos húngaros, Gránit Bank, en gran medida poseído por la familia Orbán (a través del yerno del primer ministro, István Tiborcz); al banco de propiedad estatal Eximbank; y MBH Bank", escribe Szabolcs Panyi, el autor del artículo de VSquare. "Varias fuentes bien conectadas del mundo de los negocios y financieros me dicen que, si el reporte de El País es correcto, el tamaño y naturaleza del préstamo de Vox significa que casi con certeza vino de MBH. Es más, una fuente con vínculos con MBH me dice que los gestores senior del banco se pusieron visiblemente nerviosos tras la aparición de la historia de El País, añadiendo que ya tienen varios problemas con bancos extranjeros con los que colaboran, que cada vez desconfían más de los acuerdos políticamente cuestionables de MBH", añade. Cuando Panyi trató de ponerse en contacto con la entidad para aclarar el asunto, no recibió ninguna respuesta.
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El periodista húngaro ofrece una pequeña radiografía del sistema político-bancario húngaro: "En Hungría hay básicamente tres bancos vinculados a Orbán: uno es estatal, el segundo es familiar y el tercero, el MBH Bank, el más grande, es propiedad de intermediarios", explica Panyi a El Confidencial, al ser preguntado sobre cómo han llegado a esa conclusión. "Financiar a un partido político extranjero a través de un banco estatal o de un banco de la familia Orbán sería demasiado directo, obvio y, por lo tanto, políticamente arriesgado. No hay ninguna posibilidad de negarlo: todo el mundo sabría que un préstamo de ese tipo es un favor político y una compra de influencias, no una decisión puramente empresarial", explica.
El banco estatal, Eximbank, tiene un perfil diferente, según la investigación de Panyi. "Es extremadamente difícil imaginar cómo podría ser legal para Eximbank financiar campañas políticas extranjeras cuando el objetivo es impulsar la expansión exterior de las empresas húngaras. Dado que este banco estuvo involucrado en la oferta húngara de comprar Talgo (que fue torpedeada por la inteligencia española), buscar la aprobación del gobierno español de izquierdas para el acuerdo mientras se financia a Vox simplemente no tiene sentido", añade.
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El siguiente banco sospechoso sería el "banco familiar de Orbán", el banco Gránit, que en teoría pertenece al yerno del primer ministro. Gránit es "relativamente pequeño y políticamente sería aún más arriesgado para ellos inmiscuirse en la política española", explica sobre la investigación. "Incluso con esto, descartando a estos dos bancos, llegamos a la conclusión de que los préstamos deben haber venido del MBH Bank, como me dijeron múltiples fuentes empresariales y financieras bien conectadas en Hungría", concluye el periodista húngaro.
Préstamos a Marine Le Pen
Hay, además, otro elemento clave: uno de los tres bancos matriz de la fusión, MKB, ya proporcionó un préstamo similar a la campaña presidencial de Marine Le Pen en 2022. El préstamo se hizo público al aparecer en las declaraciones de bienes de los candidatos galos a la presidencia.
MKB, también propiedad de Mészáros, facilitó un crédito de 10,6 millones de euros a la política francesa, en una operación bancaria percibida inequívocamente como de carácter político. "Mészáros es un antiguo instalador de gas de la ciudad natal de Orbán que de repente se convirtió en el hombre de negocios más rico del país a finales de la década de 2010", detalla Panyi, quien explica que muchos miembros de la oposición lo ven como "un testaferro que simplemente representa a la familia Orbán, algo que, por supuesto, tanto él como el primer ministro niegan".
Pero a diferencia de lo sucedido con el préstamo que Le Pen había obtenido del banco ruso First Czech-Russian Bank en 2014, en esta ocasión el crédito no suscitó ningún escándalo en Francia. Al fin y al cabo, Le Pen y Orbán están en la misma órbita política, tanto en casa como en Bruselas, y a diferencia de Rusia, Hungría es también un país de la UE y de la OTAN.
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En el escenario interno, Orbán ha asegurado su permanencia en el poder con continuas victorias electorales frente a distintas coaliciones opositoras, además de aprobar leyes para el control de medios o reformas electorales que favorecerían a su formación. Curiosamente, a la luz de las noticias sobre financiación de Vox o Le Pen, también ha implantado leyes sobre la financiación a partidos políticos desde el extranjero, prohibiéndola por considerarla "injerencias a la soberanía".
Y en el internacional, Orbán lleva años construyendo su posición política en Europa, también en Estados Unidos y Latinoamérica, como figura líder y "armador político" dentro de las distintas corrientes de la familia de las conocidas como formaciones de derecha radical. Un grupo heterogéneo y, —como ya se ha visto en los meses posteriores a las elecciones europeas, cuando fracasaron en su intento de organizar una única familia política que visualice su creciente peso en Europa—, no siempre fácil de aglutinar. "Son partidos muchas veces volátiles, que suelen tener un fuerte liderazgo personalista, y que al tener un fuerte arraigo en la narrativa nacionalista, cuesta hacer pactos internacionales, pese a las coincidencias ideológicas propias de la derecha radical, como la visión nativista, que promueve el ultranacionalismo y 'el país para los nativos', que ellos son quienes deciden quiénes son, y que no tiene por qué coincidir con el pasaporte", dice Franco Delle Donne, académico e investigador sobre las nuevas derechas.
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En este escenario, "Viktor Orbán ha ocupado poco a poco un lugar relevante: no porque Hungría sea especialmente importante en el panorama europeo, y no porque Orbán creara ese espacio desde el principio", explica Franco Delle Done, quien señala el periodo 2015-2016 (la crisis de refugiados sirios en Europa y la llegada de Donald Trump al poder en EEUU) como el momento en el que el rol internacional de Orbán empezó a escalar. "Él se convirtió en la contra-figura de [la canciller alemana] Angela Merkel y, al mismo tiempo, alternativa a esa considerada líder de las democracias liberales de Occidente".
En ese contexto, y con su "democracia iliberal", concepto que el propio Orbán acuñó en 2016 como alternativa a las "democracias liberales de Occidente" que él ve en decadencia, Orbán fue construyendo una reputación relevante.
"Muchos partidos se referencian hacia él. Uno es Vox, en Latinoamérica podríamos hablar de José Antonio Katz en Chile. Él empieza a construir esa imagen a partir del reconocimiento de sus colegas de la derecha radical, y empieza a tejer esas relaciones internacionales", añade. Uno de los instrumentos que utiliza, aunque no el único, es el Mathias Corvinus Collegium (MCC), un instituto de formación política y think tank que, con un presupuesto importante del gobierno húngaro, se ocupa de establecer espacios para generar redes entre ideólogos de este tipo de formaciones, y construcción de narrativas conjuntas. Este think tank es solo uno de la pequeña galaxia de institutos, formaciones o incluso alianzas puntuales para campañas electorales concretas (en Serbia, en Eslovaquia o Polonia) que Orbán ha tendido a sus aliados.
A punto de ser adelantado... pero no
Esta relación parece haber dado sus frutos en el único momento en el que la posición de Orbán como "articulador" de ese tipo de formaciones europeas. Tras años de tensión con sus compañeros de familia política, la formación de Orbán, Fidesz, salió definitivamente en 2021 del Partido Popular Europeo, la gran familia conservadora clásica del hemiciclo comunitario. Ahí, la líder italiana Giorgia Meloni, del también ultraderechista Hermanos de Italia, intentó ocupar su lugar como la gran articuladora de esas derechas. Por un breve espacio de tiempo, fue exitosa, arrebatándole ese rol a Orbán.
Hasta que el húngaro se apuntó un nuevo tanto con la creación de su propio grupo político, los Patriotas para Europa. "Ahí Vox se va de su alianza con Meloni y se pasa al espacio de Orbán, lo que nos dice mucho de esa relación, fidelidad y confianza que se ha ido generando entre esos partidos", concluye Donne. La victoria no fue algo pírrica: no consiguió dividir del todo la formación que abanderaba Meloni, los Conservadores y Reformistas (ECR), y sus aliados clásicos de Ley y Justicia (PiS), el partido que gobernó Polonia entre 2015 y 2023.
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"Orbán está marginado en la política europea, y la única manera de que recupere algo de su influencia es que sus aliados de extrema derecha lleguen al poder en los grandes países de la UE, como Francia o España. Como es demasiado radical e inaceptable hoy en día incluso para el Partido Popular Europeo y el Partido Popular, le quedan partidos como Vox, a los que está tratando de ayudar a llegar al poder. Y, como hemos visto con el intento de hacerse con el control de Talgo, un gobierno amigo en España también podría devolverle el favor dando luz verde a este tipo de acuerdos", subraya Panyi.
¿Volantazo?
La reorientación de Vox dentro de la familia política de Orbán empieza a dar sus frutos. Por ejemplo, en la última votación sobre ayuda a Ucrania en el Parlamento Europeo el pasado 19 de septiembre, Vox se abstuvo, cuando hasta la fecha había apoyado todas las resoluciones anteriores. Un giro que ha extrañado a muchos de sus seguidores, obligando a algunos de sus portavoces a salir a defenderlo.
Es posible que estos cambios se deban a auténticos cambios internos en una formación que finalmente ha encontrado sus verdaderos compañeros ideológicos en Europa. Pero también cabe pensar que puede ser una forma de acomodarse a lo que promueven los miembros más importantes del grupo, que además, en ciertos casos, están dispuestos a echar una mano con talonario de por medio.
La noticia la daba el diario El País el pasado 16 de septiembre: Vox estaría incumpliendo la ley de financiación de partidos al negarse a revelar qué banco le había prestado los 9,2 millones de euros con los que sufragó la campaña en las elecciones generales y municipales de 2023, según ellos, "para no contribuir a la demonización de bancos concretos". No obstante, fuentes del entorno de esta formación indicaban que se trataría de una entidad húngara cercana al primer ministro de ese país, Viktor Orbán.