Sus países están en guerra pero siguen enamorados: el asombroso reportaje de 'The New York Times' que emociona a todos
'The New York Times' ha dedicado un emotivo reportaje a las historias de parejas compuestas por rusos y ucranianos y afectadas por la guerra
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El conflicto entre Rusia y Ucrania ha separado familias, destruido ciudades y cambiado la vida de millones de personas. Pero, entre tanta devastación, hay historias de amor que siguen resistiendo contra viento y marea. Un emotivo reportaje de The New York Times, firmado por Alan Yuhas, Laura Boushnak y Oleksandra Mykolyshyn, relata la vida de varias parejas rusas y ucranianas, cuyas relaciones han sido profundamente afectadas por la guerra, pero que, a pesar de todo, siguen enamoradas.
Una de estas historias es la de Polina y Kyrylo Chernenko. Se conocieron trabajando en una empresa de equipos médicos en Járkov, Ucrania, y aunque empezaron siendo amigos, el amor floreció con el tiempo. Polina, de origen ruso, decidió iniciar el proceso de cambiar su ciudadanía a ucraniana tras la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014.
Pero cuando la guerra estalló en 2022, todo se complicó: Polina quedó atrapada en un limbo legal y con el temor de ser deportada, mientras que su esposo, Kyrylo, fue movilizado para la guerra. Finalmente, tras meses de incertidumbre, Polina logró obtener su pasaporte ucraniano. "Hubo muchos momentos en los que quise rendirme, pero estoy feliz de haberlo logrado", confesó.
Más historias de amor y guerra
Otro caso conmovedor es el de Iryna y Eduard, quienes se conocieron siendo adolescentes cuando Iryna visitaba a su familia en Rusia. Aunque mantuvieron una relación a distancia durante varios años, Eduard decidió mudarse a Ucrania para estar con ella. Sin embargo, con la guerra, los intentos de Eduard de renunciar a su ciudadanía rusa han sido frustrados por la burocracia.
"Cuando vivía en Rusia, me llamaban ucraniano; aquí, me llaman ruso. Soy un extraño en todas partes", explica Eduard a The New York Times con tristeza. A pesar de los obstáculos, sigue decidido a obtener la ciudadanía ucraniana y defender el país que ahora considera su hogar.
Desgraciadamente, no son las únicas parejas afectadas. Cada historia de este trabajo del New York Times refleja no solo la resistencia del amor, sino también las tensiones y desafíos que enfrentan las parejas cuyas nacionalidades se encuentran en guerra. Para muchos, la batalla es no solo por sobrevivir al conflicto, sino por mantener intacto el vínculo que los une. En medio de este caos, cada una de estas relaciones es un recordatorio de que, incluso en tiempos de guerra, el amor sigue siendo más fuerte que cualquier frontera o bandera.
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