La 'City' de Londres plantea la gran pregunta: ¿se ha cargado el teletrabajo la economía?
Londres va a la zaga de otras grandes capitales en lo que se refiere al trabajo en la oficina, lo que, según algunos analistas, plantea inquietudes sobre la productividad y su atractivo como destino de inversión internacional
Amazon ha anunciado esta semana que, a partir de enero, todo el personal tendrá que volver a trabajar a la oficina cinco días a la semana. El teletrabajo solo estará permitido en circunstancias excepcionales como el cuidado de un hijo enfermo o emergencias domésticas. La decisión no parece que esté en línea con el enfoque del nuevo Gobierno laborista de Keir Starmer, que prepara la mayor reforma de los derechos laborales en una generación. El nuevo proyecto de ley aún no se ha presentado en la Cámara de los Comunes, pero el ministro responsable de la cartera, Jonathan Reynolds, ya ha dado algunas pinceladas en una entrevista en The Times donde recalca que el horario flexible y trabajar desde casa “crea una fuerza laboral más productiva y leal”.
La pandemia obligó a los trabajadores a cambiar sus oficinas por mesas de cocina. El confinamiento terminó, pero el teletrabajo se instauró como la “nueva normalidad”, término que emplean los expertos para referirse a las dramáticas transformaciones económicas, culturales y sociales que vienen con cambios extremos que obligan a realizar una revisión radical de los estilos de vida.
Pasado el tiempo, ha llegado la hora de extraer conclusiones. Y no parece que haya consenso: ¿se está cargando el teletrabajo la economía o solo trae mejoras? Lo que está claro es que afecta de manera distinta a los jóvenes —respecto a sus compañeros más veteranos— y a las mujeres —respecto a sus colegas varones—.
En Reino Unido se ha abierto el debate tras conocerse que Londres va a la zaga de otras grandes ciudades del mundo en lo que se refiere al trabajo en la oficina, lo que, según algunos analistas, plantea inquietudes tanto sobre la productividad como el atractivo de la capital británica como destino de inversión internacional.
París encabeza la clasificación de asistencia a la oficina con un promedio de 3,5 días a la semana, seguida de Singapur con 3,2 y Nueva York con 3,1, según el estudio realizado por el Think Tank Centre for Cities. Los empleados del centro de Londres solo van a la oficina 2,7 días a la semana en promedio, y la asistencia es mayor entre los jóvenes de 18 a 24 años que entre sus colegas de mayor edad.
Pero ¿es esta la causa de que la productividad británica sea tan obstinadamente baja? La producción por trabajador aumentó solo un 0,1% en los doce meses previos a abril. En muchos sectores de la economía está en absoluto declive.
Según los nuevos datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS, por sus siglas en inglés), la productividad en Londres se desplomó en 2022, llevando la producción por hora trabajada a su nivel más bajo desde 2009. Los economistas han sugerido que el trabajo remoto —más frecuente en la capital porque tiene una mayor proporción de personal de oficina y porque los desplazamientos son más largos y más caros— es en parte culpable.
Antes de seguir, un pequeño apunte: El propio personal de la ONS está tomando medidas para ir a huelga después de que se les haya ordenado trabajar al menos dos días a la semana en la oficina.
Antes de la crisis financiera mundial de 2008, el crecimiento de la productividad en Reino Unido avanzaba a un ritmo de aproximadamente el 2% anual. Desde entonces, ha sido desalentador, pero recientemente se ha deteriorado drásticamente. En el primer trimestre de este año, se contrajo un 0,3%. Una hora de trabajo en Alemania produce ahora un 19% más que una hora de trabajo en Reino Unido. Un trabajador estadounidense produce un 25% más que su homólogo británico.
La pandemia ha reconfigurado completamente los patrones laborales y muchos de los que se vieron obligados a trabajar desde casa durante los confinamientos, se muestran reacios a volver a la “vieja normalidad”.
Aunque la mayoría de los trabajadores de la capital dijeron que preferían trabajar desde casa, los jóvenes prefieren la oficina. Alrededor del 46% de entre 20 y 29 años (los mismos que viven en centro compartiendo piso) aseguran son más productivos en el despacho en comparación con solo el 33% de los de entre 40 y 49 años (con casas más grandes en las afueras de la ciudad), según una encuesta realizada por el grupo de contratación Hays, cuyo director general, Chetan Patel, asegura que estar en la oficina es “crucial” al comienzo de la carrera profesional. “Tienes que poder aprender de los demás, hacer conexiones, conocer la empresa para la que trabajas, adoptar la cultura del lugar de trabajo, además de disfrutar de la próspera escena social que Londres tiene para ofrecer después del trabajo”, agregó.
Una hora de trabajo en Alemania produce un 19% más que una en Reino Unido y un trabajador estadounidense produce un 25% más
Pero, como media, los trabajadores (teniendo en cuenta todas las edades) prefieren la fórmula híbrida. No se trata de una realidad que afecta solo a Reino Unido, sino que es tendencia a nivel global. Según una encuesta realizada por WFH Research, un grupo de académicos, los trabajadores a tiempo completo con al menos educación secundaria en Estados Unidos, Reino Unido y Canadá trabajan, en promedio, un día y medio a la semana desde casa. Y, en promedio, quieren duplicar los días de teletrabajo.
Una tendencia en aumento
La tendencia se está extendiendo a lugares donde la opción de trabajar desde casa había sido hasta ahora menos común que en los países de habla inglesa. Los empleados japoneses y surcoreanos, algunos de los que pasan más tiempo en la oficina en cualquier lugar, quieren teletrabajar más de una cuarta parte de la semana. Los europeos anhelan un tercio y los latinoamericanos la mitad.
Los empleadores, sin embargo, tienen ideas diferentes. Todos, desde Goldman Sachs, el gigante de Wall Street, hasta el propio Zoom, una de las empresas que más creció en pandemia por su famoso sistema de videollamadas, están pidiendo a su plantilla que se presenten a la oficina con más frecuencia. Las empresas tecnológicas, entre ellas Google, Meta, Apple, han hecho lo mismo. Jim Ratcliffe, el jefe del Manchester United, ha dado incluso un ultimátum: presentismo o despido.
Analistas consideran que algunos trabajos se pueden realizar igual de bien desde casa. Pero los empleadores están nerviosos
Analistas consideran que, sin duda, hay algunos trabajos que se pueden realizar igual de bien, si no de forma más productiva, desde casa. Pero los empleadores están nerviosos y los informes sobre un aumento de los “jugadores del ratón” (aquellos que simulan la actividad del ordenador) no disipan sus preocupaciones.
El teletrabajo también está teniendo su consecuencias en el mercado inmobiliario. Los edificios urbanos de todo el mundo siguen estando mucho más vacíos que antes de la llegada de la COVID-19, pero a medida que los confinamientos por la pandemia se alejan cada vez más del pasado, las tasas de uso de oficinas han ido aumentando hasta alcanzar niveles más estables. La tasa media de ocupación de oficinas en Reino Unido se ha mantenido constantemente en torno al 33% en los doce meses hasta mayo, aproximadamente la mitad de los niveles previos a la pandemia.
Con todo, en Londres, tras más de dos décadas en Canary Wharf, el gigante bancario HSBC trasladará su sede mundial en 2027 cuando expire su contrato de alquiler, para reducir el tamaño de su espacio de oficinas. Por su parte, en Manhattan, el 25 de Water Street, que solía albergar un periódico y un banco, se está convirtiendo en un bloque residencial con 1.300 apartamentos, un spa, piscina y espacio de coworking.
En definitiva, “nueva normalidad” post pandemia. Eso sí, mientras que el confinamiento afectó a todos, el teletrabajo, con sus consecuencias —buenas y malas— son ahora más pronunciadas para las mujeres. El 46% trabajan total o parcialmente de forma remota, en comparación con el 40% de los hombres, según la consultora Gallup.
La fórmula híbrida permite oportunidades para trabajar en torno a los compromisos de cuidado de los niños, que según las estadísticas, todavía recaen desproporcionadamente en las mujeres. Una investigación realizada en 2021 por Catalyst, una consultora sin fines de lucro que apoya mejores lugares de trabajo para las mujeres, descubrió que el trabajo remoto redujo el agotamiento (físico y psicológico) en un 26%. "Si bien el síndrome de burnout afecta a personas de todos los géneros, razas y etnias, las mujeres manifiestan un mayor síndrome de burnout en el lugar de trabajo que los hombres", señalaba la investigación.
Sin embargo, también puede exacerbar las experiencias negativas, como sentirse ignorado en el trabajo y sobrecargado con las labores en casa. Pero para muchas tampoco hay opción. Alrededor de una cuarta parte de las encuestadas por Deloitte dijo que pediría una reducción de horas si su empleador les exigiera trabajar en la oficina, mientras que alrededor del 10% dijo que buscaría otro trabajo.
¿Trabajar algunos días desde casa es una buena opción? ¿Qué efectos está teniendo?
En definitiva, ¿trabajar algunos días desde casa es una buena opción? ¿Qué efectos está teniendo en la economía? Algunos expertos —como el Think Tank Centre for Cities— sostienen que aumentar la asistencia a las oficinas debería ser un objetivo para los responsables de las políticas, ya que investigaciones económicas anteriores habían demostrado que había beneficios para la productividad al tener a los trabajadores altamente calificados agrupados donde pudieran transferir ideas y conocimientos a través del contacto cara a cara.
Pero otros analistas no han encontrado evidencia clara de que los acuerdos de trabajo híbridos tengan un gran efecto sobre la productividad en ninguna dirección. Nick Bloom, profesor de la Universidad norteamericana de Stanford, que llevaba estudiando el impacto potencial del trabajo remoto mucho antes de la llegada de la pandemia, defiende que la fórmula híbrida ayuda a la retención del personal sin perjudicar el rendimiento.
Su última investigación, publicada en la reputada revista Nature, señala, de hecho, que puede ayudar a las empresas a ahorrar dinero.
Su equipo midió la productividad de los empleados que hacían el mismo trabajo, pero mientras que un grupo trabajaba desde casa dos días a la semana, el otro grupo iba a la oficina todos los días hábiles. Los investigadores finalmente encontraron poca diferencia, pero aquellos que podían hacer remoto parecían mucho más felices con su equilibrio entre vida laboral y personal.
“Sus tasas de abandono cayeron un 35%”, dijo Bloom. “Esto es enormemente rentable. Cada persona que renuncia puede costar a la empresa unos 20.000 dólares porque tienen que salir y anunciar el puesto, tener varias rondas de entrevistas, conseguir a la persona, capacitarla y hacer que trabaje despacio durante los primeros seis meses. Es realmente caro”, añade.
Con tal debate, es complicado ahora que los laboristas de Keir Starmer —una formación donde los sindicatos históricamente tienen gran influencia— vaya a contentar a todos con su reforma laboral. La nueva normativa incluirá el derecho al trabajo flexible por “predeterminación” y otras medidas como el derecho a “desconectarse” fuera del horario laboral, la prohibición de los contratos de cero horas y la posibilidad de que los trabajadores compriman sus horas contratadas en menos días laborales.
Los grupos empresariales han expresado su preocupación, advirtiendo que podrían aumentar el costo de la contratación de personal y tener la consecuencia no deseada de terminar con las horas extra. Pero el Ejecutivo insiste en que no deberían ser alarmantes.
Desde abril, los empleados ya tienen el derecho —introducido bajo el anterior gobierno conservador— de solicitar “trabajo flexible” tan pronto como comienzan un trabajo, pero las empresas no tienen que estar de acuerdo.
Amazon ha anunciado esta semana que, a partir de enero, todo el personal tendrá que volver a trabajar a la oficina cinco días a la semana. El teletrabajo solo estará permitido en circunstancias excepcionales como el cuidado de un hijo enfermo o emergencias domésticas. La decisión no parece que esté en línea con el enfoque del nuevo Gobierno laborista de Keir Starmer, que prepara la mayor reforma de los derechos laborales en una generación. El nuevo proyecto de ley aún no se ha presentado en la Cámara de los Comunes, pero el ministro responsable de la cartera, Jonathan Reynolds, ya ha dado algunas pinceladas en una entrevista en The Times donde recalca que el horario flexible y trabajar desde casa “crea una fuerza laboral más productiva y leal”.
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