Así están las encuestas en EEUU: Trump resiste y Kamala no logra un "efecto debate"
Aunque existe un consenso generalizado de que Kamala Harris logró una victoria clara en el reciente debate contra Donald Trump, el impacto de esa buena actuación no se ve reflejado en las encuestas
Desde el pasado domingo, los calendarios marcan menos de 50 días para el final de las maratonianas elecciones presidenciales en Estados Unidos. Los candidatos ya comienzan a divisar la línea de meta y, si giran la cabeza, pueden ver a su rival prácticamente al mismo nivel. Aunque existe un consenso generalizado de que Kamala Harris logró una victoria clara en el reciente debate contra Donald Trump—con el republicano tropezando repetidamente en las trampas de la demócrata mientras ella mantenía la compostura—, el impacto de esa buena actuación aún no ha cristalizado en las encuestas. La carrera, hasta ahora, sigue inmersa en un empate técnico.
Todos los principales agregadores de encuestas en Estados Unidos coinciden en que Harris mantiene una leve ventaja sobre Trump a nivel nacional, con márgenes que oscilan entre 1,7 y 3 puntos, dentro del margen de error. Estas cifras son casi idénticas a las de la semana anterior, lo que indica que, si el tan comentado "efecto debate" tras el enfrentamiento televisado realmente existe, aún no se ha traducido en los sondeos. De hecho, las cifras apuntan a lo contrario: una estabilización en el nivel de respaldo con el que cuentan ambos candidatos, tras el impacto inicial que generó la sustitución de Joe Biden como cabeza de la boleta demócrata.
Sin embargo, el respaldo a nivel nacional no es el factor decisivo en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Los republicanos llevan dos décadas sin ganar el voto popular, lo que no impidió que Trump se impusiera cómodamente en 2016 a la demócrata Hillary Clinton. En última instancia, es el colegio electoral el que decide quién ocupará la Casa Blanca a partir de enero de 2025. Y aunque las encuestas nacionales apuntan a una ligera ventaja para Kamala, el verdadero campo de batalla se libra estado a estado. Y en ese mapa electoral, el escenario es todavía más ajustado.
Pensilvania, Carolina del Norte, Michigan, Georgia, Arizona, Wisconsin y Nevada. Siete estados cuyo nombre conviene aprender de memoria, dado que están destinados a decidir el ganador de las elecciones. Nuevamente, Harris cuenta aquí con una ligera ventaja, dado que le basta con cualquier combinación de Pensilvania y otros dos estados para hacerse con la victoria. Pero los márgenes son tan pequeños que pocos analistas se aventuran a firmar que la carrera es algo más que un absoluto empate que se decidirá por un puñado de votos en cualquiera de estos siete territorios.
Con exactamente siete semanas por delante, ambos candidatos intensificarán sus esfuerzos en los estados que definirán la carrera, conscientes de que cada pequeño tropiezo puede inclinar la balanza en una u otra dirección. Si algo ha demostrado la historia reciente de EEUU es que no hay predicciones seguras. Por ahora, la batalla sigue completamente abierta, y será la capacidad de ambos candidatos para convencer a un grupo cada vez más reducido de votantes indecisos, lo que finalmente determinará quién ganará el duelo.
Desde el pasado domingo, los calendarios marcan menos de 50 días para el final de las maratonianas elecciones presidenciales en Estados Unidos. Los candidatos ya comienzan a divisar la línea de meta y, si giran la cabeza, pueden ver a su rival prácticamente al mismo nivel. Aunque existe un consenso generalizado de que Kamala Harris logró una victoria clara en el reciente debate contra Donald Trump—con el republicano tropezando repetidamente en las trampas de la demócrata mientras ella mantenía la compostura—, el impacto de esa buena actuación aún no ha cristalizado en las encuestas. La carrera, hasta ahora, sigue inmersa en un empate técnico.
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