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Sabíamos que la historia era terrible: dos semanas después, hemos descubierto mucho más del caso Pelicot
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ya cometió otras violaciones en el pasado

Sabíamos que la historia era terrible: dos semanas después, hemos descubierto mucho más del caso Pelicot

Los primeros 15 días del juicio del caso Pelicot han mediatizado una trama de cerca de un centenar de violaciones cometidas por más de 80 hombres e instigadas por Dominique Pelicot, cuyos crímenes sexuales se remontan a principios de los noventa

Foto: Una manifestante sujeta un cartel con el lema 'Una violación cada seis minutos' durante las protestas en París en apoyoso a Gisele Pelicot. (Reuters/Abdul Saboor)
Una manifestante sujeta un cartel con el lema 'Una violación cada seis minutos' durante las protestas en París en apoyoso a Gisele Pelicot. (Reuters/Abdul Saboor)

Es uno de los juicios más mediáticos de la última década en Francia, al nivel de los procesos judiciales de responsables de atentados terroristas. Durante las dos últimas semanas, corrieron ríos de tinta en la prensa francesa e internacional sobre el caso de Gisèle Pelicot, la mujer francesa, de 71 años, violada por 83 hombres durante casi una década a instancias de su marido, Dominique Pelicot, que la drogaba y la adormecía. Cada una de las audiencias aportó nuevos detalles desde que empezaron el 2 de septiembre en el Tribunal de Aviñón, en el sudeste del territorio galo. Quedaron, sin embargo, suspendidas el jueves debido a los problemas de salud del principal acusado.

Las audiencias deberían reanudarse este lunes, aunque no hay la garantía de ello. "No estoy segura de que esté en buen estado para responder a las preguntas", ese día, advirtió el sábado Béatrice Zavarro, la abogada de Dominique Pelicot. A la espera de que el principal acusado pueda testificar y que el juicio no se aplace, en los últimos 15 días se conocieron nuevas informaciones sobre este caso tentacular en que Gisèle Pelicot sufrió hasta 92 violaciones por parte de 83 de hombres. Tenían entre 26 y 73 años y ejercían todo tipo de profesiones, como bombero, militar, enfermero, periodista, guardia de prisiones o concejal municipal. Su marido los contactó a través de una página web de libertinaje, prohibida hace unos meses.

"Cometieron sus actos siendo plenamente conscientes. No me violaron con una pistola en la cabeza. Con una llamada, podrían haber salvado mi vida. Pero ninguno lo hizo", dijo Gisèle durante su testimonio lleno de dignidad el 5 de septiembre. Después de su declaración, llegó el turno de su hija Caroline Darian, de 45 años. "Tengo la íntima convicción de que me drogaron", dijo refiriéndose a las imágenes de ella medio desnuda que los investigadores encontraron entre las 20.000 fotos y vídeos de las violaciones de su madre que conservaba su padre en su ordenador. Cuando lo interrogaron durante la instrucción, Dominique Pelicot negó haber utilizado con su hija el mismo modus operandi que con su mujer.

El pretexto del intercambio de parejas

El pasado lunes, comparecieron en el Tribunal de Aviñón psicólogos y psiquiatras. Describieron la personalidad poliédrica y bipolar, al más puro estilo doctor Jekyll y míster Hyde, del instigador de este caso. Esos expertos incidieron en la parte oscura del que aparentemente era un padre de familia ideal, con tres hijos y varios nietos. "La sexualidad del señor Pelicot era calcada a su personalidad", dijo la psicóloga Marianne Douteau. Aparentemente, un marido ordinario, era en realidad un voyerista, "perverso" y "un manipulador". Él atribuyó su comportamiento a una violación que sufrió cuando tenía 9 años por parte de un enfermero. También responsabilizó de sus actos a su padre y las supuestas agresiones que este cometió sobre una hermanastra.

Además, Pelicot puso como excusa su "apetito sexual" que su esposa "ya no podía satisfacer". "Todo esto se debe a que me hablaron mucho del intercambio de parejas. Ver a mi esposa con alguien me atraía. Como no podía hacerlo de manera natural, utilicé este sistema vergonzoso", dijo Dominique a una de las psicólogas sobre los ansiolíticos muy potentes con los que adormeció a Gisèle entre 2011 y 2020.

Foto: Gisèle Pelicot. (Reuters/Manon Cruz)

A pesar de esas excusas, el acusado ya había cometido otras violaciones en el pasado. Después de su arresto en septiembre de 2020 por haber grabado a mujeres debajo de sus faldas en un supermercado, hallaron rastros de su ADN en el expediente de la agresión sexual de una agente inmobiliaria en 1999. También lo imputaron por la violación y el asesinato de otra mujer en 1991. Pelicot reconoció su implicación en el primero de estos casos, pero la negó en el segundo.

Un enfermero le aconsejó sobre cómo drogar a su mujer

Desde principios de la pasada década, llevó esas agresiones machistas a otro nivel. A través de los chats de la página Coco.fr, encontró a decenas de hombres que aceptaron penetrar a Gisèle Pelicot mientras ella estaba inconsciente. Solo un tercio de aquellos a los que se lo propuso, según Dominique, rechazaron su propuesta. Buena parte de los acusados —hasta 50 comparecen en el juicio— se defienden con el argumento de que no sabían que la víctima no consentía esas relaciones y que creían participar en un juego de una pareja de libertinos.

En las conversaciones que Pelicot mantuvo con los acusados, sin embargo, aparecen numerosos elementos que demuestran que estaban al corriente de su modus operandi. "A ti te gusta el modo violación como a mí", le dijo el principal acusado a uno de ellos. "¿El somnífero ya hizo su efecto? Avísame con antelación, ya que tengo 20 minutos de coche", le preguntó otro de ellos a Dominique, en uno de los mensajes encontrados por los agentes.

Esa complicidad se vio reflejada, asimismo, en los consejos que un enfermero dio a Pelicot en 2012 sobre cómo drogar a su mujer. En uno de los chats de la página de libertinaje, le aconsejó sobre la dosis de Temesta (ansiolítico). Unos años después, Dominique dio esas mismas recomendaciones a Jean-Pierre M., de 63 años. Con ese padre de cinco hijos, violaron hasta diez veces a su esposa Cécile (pseudónimo), también narcotizada. Ella se despertó durante una de esas agresiones y se encontró en su cama a Pelicot.

¿Evidenciará los límites del código penal?

Pese a la indignación generada por este caso, los colectivos feministas temen que ejemplifique los límites del código penal galo. Su definición de violación menciona la violencia, coerción, amenaza o sorpresa para que se reconozca un acto de este tipo. Una parte de los abogados de la defensa basa su estrategia judicial con que sus clientes no eran conscientes de estar delinquiendo. "Hay violaciones y violaciones y, sin la intención de cometerla, no se trata de una violación", sostuvo el letrado Guillaume de Palma.

Algunos de los acusados afirmaron que la presencia del marido era una prueba del consentimiento de la víctima. "A partir del momento en que el marido estaba presente, no hubo violación", declaró a la policía Redouan E., de 34 años, quien trabajaba como jefe de obra. Una aparente ausencia de culpabilidad que refleja el machismo persistente en la sociedad gala. "Estos acusados no se hubieran defendido con estos argumentos si no estuvieran convencidos culturalmente de que disponen de un derecho sobre el cuerpo de las mujeres", aseguró la militante feminista Rose Lamy en una entrevista radiofónica para France Culture.

Los movimientos feministas ven en este affaire la oportunidad para cuestionar la "cultura de la violación", que estableció el mito de que la mayoría de los violadores son hombres monstruosos, extranjeros o inadaptados socialmente. Miles de personas se manifestaron el sábado en las principales ciudades francesas en apoyo a Gisèle Pelicot. Su caso marcará, probablemente, un antes y un después en Francia.

Es uno de los juicios más mediáticos de la última década en Francia, al nivel de los procesos judiciales de responsables de atentados terroristas. Durante las dos últimas semanas, corrieron ríos de tinta en la prensa francesa e internacional sobre el caso de Gisèle Pelicot, la mujer francesa, de 71 años, violada por 83 hombres durante casi una década a instancias de su marido, Dominique Pelicot, que la drogaba y la adormecía. Cada una de las audiencias aportó nuevos detalles desde que empezaron el 2 de septiembre en el Tribunal de Aviñón, en el sudeste del territorio galo. Quedaron, sin embargo, suspendidas el jueves debido a los problemas de salud del principal acusado.

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