La solitaria y dura lucha de una profesora de matemáticas en el país que odia a sus perros
Zhanna Majyan ha reunido pruebas de que en su país, Armenia, muchos canes han sido torturados por una sociedad del Gobierno cuyo refugio era, en realidad, un matadero
"¿Que por qué llevo años dedicando buena parte de mi vida a cuidar de los perros armenios? ¡Porque el trato que se les dispensa en mi país es brutal y despiadado! No podía soportar ver cómo los maltratan", dice Zhanna Majyan. Zhanna es profesora, enseña matemáticas en un colegio privado de California. Pero también es una guerrera, una mujer que ha dedicado años de su vida a salvar a los más desprotegidos, atacados y perseguidos de su país natal, Armenia. Allí viaja regularmente a la capital para rescatar animales callejeros. En su apartamento norteamericano ha llegado a acoger en adopción hasta doce perros.
Aunque ella misma es de Ereván, tiene una regla de oro: no confiar ninguno de sus perros rescatados a sus compatriotas. "Al principio se los entregaba a familias del país, pero el problema es que no están bien educados", dice. "Les pondré un ejemplo. Nace un bebé y te dicen que el pelo de los perros no es saludable para el niño, así que al final el animal termina en la calle nuevamente o es enviado encadenado a un pueblo. Es una auténtica vergüenza que en el primer país cristiano del planeta dispensen ese trato a los animales".
En España, su relato puede parecer exagerado, pero la realidad en Armenia apoya sus afirmaciones. Si alguien escucha en medio de la noche la detonación de un rifle mientras intenta conciliar el sueño en alguna ciudad puede suponer casi sin temor a equivocarse que acaban de matar a un perro. Son acechados y encañonados incluso en portales de edificios y parques públicos.
No es complicado porque la mayoría de esos animales callejeros son confiados y amistosos. En Ereván hace ya algunos años que se dejaron de exterminar sistemáticamente con rifles a cuenta del Gobierno: no encaja con un país que intentaba atraer turistas. Pero en las zonas más alejadas de la capital del país la práctica sigue siendo común: algunos ayuntamientos aún alientan las cacerías pagando a “partidas especializadas” en "ejecutar" a perros. Los monteros cortan la cola de los cadáveres para probar la cantidad de "piezas" que han cobrado.
No hay estadísticas precisas, pero sí varios datos fragmentarios dibujan todavía un panorama desolador en un país que mata a sus perros. Cientos de vídeos en el metaverso que muestran a criaturas envenenadas, golpeadas, calcinadas y arrojadas como basura. El portal armenio online Hecq, de periodismo de investigación, se interesó hace seis años por la magnitud de la cacería y las conclusiones fueron espeluznantes. Entre 2015 y 2017, 13.500 ejemplares fueron liquidados en ocho de las cincuenta comunidades urbanas de Armenia. Ese era el mejor método que los ediles de sus municipios habían encontrado para reducir la descontrolada población de perros callejeros y cimarrones.
Según la investigación, tan solo en el municipio de Vanadzor se eliminaron 5.885 perros en ese periodo de tres años, lo que significa que cada semana "neutralizaban" a no menos de 35. Animalistas armenios calculan que, desde la caída de la Unión Soviética, han sido liquidados centenares de miles. Y lo peor de todo es que a pesar de las matanzas, su población ha seguido creciendo.
Una vez decidido que las matanzas indiscriminadas no eran la solución más adecuada para el control de los animales callejeros, las autoridades de Ereván organizaron programas para esterilizarlos y vacunarlos. Sin embargo, investigaciones de la prensa armenia destapó después que los administradores de Unigraph X, la sociedad que estaba al cargo de la contrata, habían defraudado para uso propio más de la mitad del presupuesto de la campaña, 380.000 dólares.
Zhanna Majyan administra una página de Facebook llamada Stray Dogs of Armenia (perros callejeros de Armenia) desde donde busca apoyos para continuar con sus campañas de rescate y adopciones. No es en rigor una organización, sino una iniciativa individual. Los mecenas que le echan una mano solo contribuyen a su trabajo con unos trescientos euros mensuales. El resto sale de su bolsillo. Por su cuenta, investiga también la situación en su país de los animales. Y lo que ha descubierto sobre la malograda campaña de vacunación le resulta espeluznante.
Todos los perros armenios que han sido marcados con un parche en la oreja están supuestamente vacunados y esterilizados. Pero, según ha podido acreditar mediante pruebas gráficas Zhanna, a muchos simplemente los mataban para ahorrarse el trabajo y otros eran liberados sin haber recibido la vacuna o haber sido castrados. Un gran fraude. La empresa que prestaba ese servicio — la citada Unigraph X— ya ha dejado de hacerlo, pero los animalistas siguen recelando de los que les tomaron el relevo.
"La empresa del gobierno que se ocupaba de eso se dividía el dinero público que les llegaba entre sus gerentes y, en lugar de castrarlos y vacunarlos, los quemaban", sostiene. "Todo está documentado en vídeo porque hice una película sobre ello. Aquello era un matadero. Yo solía salvar tantos perros como podía y los llevaba a mi apartamento de un dormitorio en Ereván. Tenía que ayudarles porque aquella matanza sucedía frente a mis ojos. No podía fingir que no lo veía. Sé que hay algunas personas y organizaciones en Armenia que ayudan a los perros, pero son más bien pocos, en relación con la envergadura del problema". El vídeo que menciona Zhanna puede verse en YouTube. Aunque este periódico ha visto las fotografías, hemos preferido no publicarlas.
La ciudad de los perros
Es tal la población de canes que hay en la capital de Armenia que muchos se refieren a ella como la "ciudad de los perros". Cualquiera que visite Ereván inevitablemente se dará de bruces con docenas de jaurías deambulando por las calles y los parques, o alimentándose en los cubos de basura. Son tantos que forman parte ya de su ADN y de su identidad urbana.
De hecho, uno de sus mayores iconos nacionales es un perro. Hace ahora seis años, con motivo del 2.800 aniversario de la fundación de Ereván, los armenios en la diáspora holandesa regalaron a la ciudad una estatua de metal de un majestuoso "gampr", una raza de pastores originaria del Cáucaso utilizada desde la antigüedad para proteger a los rebaños de los ataques de depredadores como lobos. El ayuntamiento de la ciudad le hizo un hueco a la escultura en el Parque Circular.
El animal de la réplica tiene mejor suerte que los casos de asesinatos de perros que continúan publicándose en la prensa local. Un perro colgado de un árbol, cuya fotografía circuló durante meses en redes sociales. O asesinados a disparos presuntamente por un policía. Según detalló la prensa armenia por esas fechas, las organizaciones locales de defensa de los animales acusaron de lo ocurrido a un agente. La Policía lo negó y atribuyó la muerte a "un funcionario público" que, de acuerdo a su versión, "disparaba a un cubo de basura y erró el tiro".
"Yo nací en Ereván pero me fui a Estados Unidos cuando tenía 15 años. Allí estudié Matemáticas y comencé a impartir clases en institutos de Pasadena", relata Zhanna. "Como amo mucho mi tierra, regresé en 2013 y pasé ocho años en Ereván. No volví a EEUU hasta 2021, después de la guerra con los azeríes. Fue a mi retorno a Armenia cuando empecé a rescatar perros. ¡Abusan de ellos a diario! Ahora regreso todos los veranos. El resto del año sigo coordinando mis acciones desde California, con la ayuda de una chica que trabaja sobre el terreno. Mi madre también tiene animales en su casa de Ereván. Se ocupa de alojarlos hasta que les consigo una familia en adopción y, de cuando en cuando, le envío alguna ayuda financiera".
Existen programas de vacunación y esterilización semejantes a los de Ereván en otras ciudades del país, como Gyumri y Dilijan. En el grueso de Armenia, sin embargo, se sigue recurriendo a los cartuchos para controlar su población. En algunos municipios, como Spitak, han llegado incluso a recurrir a la Coalición de Cazadores de Armenia para exterminarlos. En otras ciudades, como Sisian, acostumbraban a pagar a los particulares entre dos y tres dólares por cada animal cazado. Es decir, la propia administración propicia cacerías en entornos urbanos.
Ataques de animales de pelea
Armenia es uno de los estados con mayor densidad de perros callejeros por humano del planeta. Casi a diario, la prensa suele alertar de problemas sanitarios atribuidos a los animales. También se inflan las cifras de las agresiones, lo que incrementa todavía más los prejuicios arraigados que hay en la región del Cáucaso contra los perros. Sin embargo, sostienen los animalistas, la mayoría de los ataques no provendrían de los canes callejeros, sino de ejemplares entrenados para peleas. Los combates de perros están prohibidos, pero se siguen celebrando. Según Zhanna, nadie, hasta la fecha, ha sido condenado en el país por maltrato animal.
La justificación de que los perros callejeros portaban enfermedades o tenían problemas de conducta graves era tristemente esgrimida para acabar con ellos porque, según Zhanna Majyan, les resulta más barato el sacrificio que ocuparse de ellos. En el mejor de los casos, les inyectaban lidocaína. Otros muchos eran simplemente quemados vivos. Zhanna descubrió y desenterró una fosa con cadáveres de los animales en un erial sembrado de restos de piel y de pelo calcinado. Es por ello que no duda en referirse a ese lugar como "matadero".
A la chica que colabora con ella le han seguido llegando durante los últimos años animales heridos por cartuchos. En opinión de los animalistas, que el Gobierno cancelara la contrata a la empresa Unigraph X tampoco ha mejorado la situación. En Ereván se ha creado también recientemente un refugio para unos pocos cientos de perros, pero según las protectoras, se gestionan de acuerdo a los mismos vicios del pasado. A pesar de las peticiones de este periódico, no ha sido posible acceder a sus instalaciones para la elaboración de este reportaje. Su trabajo es opaco.
"Ni les aprecio, ni trabajo con ellos. Los colores de los parches grapados a las orejas de los perros que habéis visto en Ereván indican el año en que han sido vacunados y esterilizados. A muchos simplemente los liquidan, pero incluso los que en teoría sí han sido castrados mueren al abandonar el centro porque tan pronto como los vacunan y los esterilizan, los arrojan a la calle, a menudo sobre la nieve, en pleno invierno. Prescindieron de los servicios de Unigraph tras la llegada al gobierno del primer ministro Nikol Pashinián (2018) claro que tampoco ahora están en condiciones excelentes. Esos animales necesitan algún tiempo de convalecencia. Necesitan ser alimentados tras su captura. Necesitan antibióticos y cuidados especiales. Pero muchos siguen muriendo por el frío o por la falta de comida. Por otro lado, lo de las esterilizaciones lo hacen solo en Yereván. Y es justamente en sus aledaños donde va la gente a desembarazarse de sus animales".
Todos los perros de los que se ocupa Zhanna son, en primer lugar, desparasitados y vacunados. "Cuando los enviamos a Alemania, Estados Unidos o Canadá van con su microchip y su tarjeta sanitaria en orden", nos dice. "Quien desee adoptar a alguno de mis perros tiene que firmar un contrato en el que se compromete a no entregárselo a una tercera persona sin mi conocimiento. Les hago un seguimiento para asegurarme de que se les cuida bien. Si están lejos, me mandan vídeos y fotos. Y si residen junto a Pasadena, yo misma me acerco a verlos".
"¿Que por qué llevo años dedicando buena parte de mi vida a cuidar de los perros armenios? ¡Porque el trato que se les dispensa en mi país es brutal y despiadado! No podía soportar ver cómo los maltratan", dice Zhanna Majyan. Zhanna es profesora, enseña matemáticas en un colegio privado de California. Pero también es una guerrera, una mujer que ha dedicado años de su vida a salvar a los más desprotegidos, atacados y perseguidos de su país natal, Armenia. Allí viaja regularmente a la capital para rescatar animales callejeros. En su apartamento norteamericano ha llegado a acoger en adopción hasta doce perros.