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"Va a ser un brindis al sol": por qué Venezuela tiene todas las de perder si rompe con España
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Amenazas vacías

"Va a ser un brindis al sol": por qué Venezuela tiene todas las de perder si rompe con España

El impacto económico de interrumpir las relaciones comerciales sería mucho más grave para Caracas que para Madrid. Las amenazas no son nuevas, pero nunca han cuajado en una ruptura total

Foto: El presidente de venezuela, Nicolás Maduro. (EFE/Miguel Gutiérrez)
El presidente de venezuela, Nicolás Maduro. (EFE/Miguel Gutiérrez)
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En menos de una semana, las relaciones diplomáticas entre Madrid y Caracas han pasado de mantenerse relativamente estables a estar al rojo vivo. El pasado domingo, el líder opositor y candidato en las últimas elecciones venezolanas, Edmundo González Urrutia, llegaba como asilado político a España para evitar su probable entrada en prisión ante las presiones del régimen de Nicolás Maduro. El miércoles, el Congreso de los Diputados aprobaba una propuesta del Partido Popular para pedir al Ejecutivo de Pedro Sánchez que reconozca a González Urrutia como presidente electo de Venezuela. Y este jueves, la ministra de Defensa, Margarita Robles, avivó aún más las llamas al referirse al Gobierno de Maduro como una "dictadura", recordando a todos los venezolanos que "han tenido que salir de su país" debido a esa situación.

La respuesta del chavismo no se ha hecho esperar, Este viernes, el ministro de Exteriores venezolano, Yván Gil, convocó al embajador español en Caracas, Ramón Santos Martínez, para una amonestación formal, y además llamó a consultas a la embajadora venezolana en Madrid, Gladys Gutiérrez. Pero la escalada de tensión no parece detenerse ahí. El miércoles, el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, lanzó una propuesta para que el gobierno de Nicolás Maduro rompa todos los vínculos diplomáticos, consulares, económicos y comerciales con España, subrayando que ha llegado el momento de "romper completamente" los lazos con Madrid.

Sin embargo, la mayoría de los analistas coincide en que la probabilidad de que estas amenazas se materialicen es baja. "El gobierno venezolano ha tenido sus fricciones y picos de crispación con España, pero al final nunca han cuajado en nada", apunta Antonio Jorge López Rodríguez, profesor de Economía Internacional en la Universidad Complutense de Madrid, en entrevista con El Confidencial. Según el experto, esta medida drástica solo sería factible si en el caso de que la Unión Europea adoptara reconociera al unísono a Edmundo González como presidente de Venezuela, un escenario que todavía está lejos. "Va a ser un brindis al sol", sentencia.

Foto: Una mujer simpatizante del Gobierno del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sostiene una bandera en una marcha de apoyo a la 'Ley contra el odio y el fascismo'. (EFE/Ronald Peña R.)

Probablemente por ello, el Gobierno español no ha mostrado una gran preocupación por las medidas del Ejecutivo de Maduro o las amenazas del Legislativo. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha insistido en que la llamada a consultas del embajador español en Caracas es una "decisión soberana" de Venezuela, sin querer calificar el incidente como una crisis diplomática. Albares subrayó que la embajada española en Venezuela sigue operando con "absoluta normalidad", y reiteró que el interés del Gobierno es mantener las mejores relaciones posibles con el pueblo venezolano.

Diplomacia, en peligro; el comercio, no tanto

La realidad es que el impacto económico de una ruptura total sería mucho más grave para Caracas que para Madrid. Para empezar, España es uno de los principales clientes de petróleo venezolano, un recurso fundamental para el régimen chavista, que depende casi exclusivamente de los ingresos del crudo. "España es el tercer mayor cliente de hidrocarburos de Venezuela", por detrás solo de China y Estados Unidos, recuerda López, y perder a uno de los pocos compradores estables en medio de un mercado global volátil sería un golpe muy difícil de encajar para la frágil economía del país caribeño.

Foto: El presidente venezolano, Nicolás Maduro, en una imagen de archivo. (Reuters/Fausto Torrealba)

Repsol sería la única gran empresa española que enfrentaría desafíos significativos en caso de una ruptura, pero ha demostrado una notable habilidad para mantener sus operaciones en Caracas incluso en periodos con sanciones internacionales y crisis diplomáticas mucho más profundas que la actual, como la época en la que España reconocía a Juan Guaidó como el verdadero presidente de Venezuela. La capacidad del régimen de Maduro para sostener la producción petrolera del país sin el apoyo de empresas extranjeras es extremadamente limitada. Perder a Repsol, un actor clave en su mercado, supondría agravar aún más la frágil situación económica venezolana.

Inditex y Telefónica, aunque presentes en Venezuela, no se verían tan afectadas por una ruptura de relaciones comerciales. La gigante textil, que recientemente reabrió una tienda Zara en Caracas, considera al mercado venezolano como poco relevante para su estrategia global. Por su parte, Telefónica, aunque cuenta con un 53% de participación en el sector de telecomunicaciones y está en medio de un proyecto de inversión para mejorar las redes de fibra y 4G venezolanas, ha reducido su exposición en el país debido a la prolongada crisis económica y la hiperinflación.

Foto: La portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Europa Press/Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa)

No es la única. En los últimos años, Venezuela ha dejado de ser un destino prioritario para la inversión española. Muchas empresas, especialmente aquellas con una fuerte presencia internacional, han dirigido sus recursos hacia mercados más estables y con menores riesgos. Aunque sectores como las telecomunicaciones y la energía aún mantienen operaciones en el país, la mayoría de las compañías españolas han reducido significativamente su exposición. En 2021, las inversiones españolas en Venezuela ascendían a solo 507 millones de euros, lo que sitúa al país en el puesto 50 dentro del ranking de destinos de inversión exterior.

Nadie puede garantizar que las relaciones diplomáticas entre Venezuela y España no vayan a deteriorarse más en las próximas semanas, pero la historia demuestra que los vínculos comerciales están, con casi toda probabilidad, a salvo. El Gobierno de Maduro cuenta con una larga lista de rupturas diplomáticas en su historial, pero mantener los intereses económicos siempre ha sido una prioridad para el chavismo.

En 2018, Venezuela rompió relaciones diplomáticas con Panamá, expulsando a su embajador en respuesta a las sanciones impuestas por el gobierno panameño a funcionarios venezolanos. Sin embargo, a pesar de la ruptura oficial, las rutas comerciales y actividades económicas entre ambos países continuaron operando. De manera similar, en 2019, Caracas cortó los lazos diplomáticos con Colombia después de que el presidente Iván Duque se negara a reconocer a Nicolás Maduro como presidente legítimo. A pesar de la ruptura, el comercio, especialmente el informal en la frontera, persistió debido a la necesidad económica mutua.

La relación de Venezuela con Estados Unidos siguió un patrón comparable. En 2019, Venezuela rompió oficialmente las relaciones diplomáticas con Estados Unidos después de que el gobierno estadounidense reconociera a Juan Guaidó como presidente interino. Sin embargo, los vínculos comerciales, particularmente en la industria petrolera a través de PDVSA, se mantuvieron hasta que se impusieron sanciones más estrictas ese mismo año.

En menos de una semana, las relaciones diplomáticas entre Madrid y Caracas han pasado de mantenerse relativamente estables a estar al rojo vivo. El pasado domingo, el líder opositor y candidato en las últimas elecciones venezolanas, Edmundo González Urrutia, llegaba como asilado político a España para evitar su probable entrada en prisión ante las presiones del régimen de Nicolás Maduro. El miércoles, el Congreso de los Diputados aprobaba una propuesta del Partido Popular para pedir al Ejecutivo de Pedro Sánchez que reconozca a González Urrutia como presidente electo de Venezuela. Y este jueves, la ministra de Defensa, Margarita Robles, avivó aún más las llamas al referirse al Gobierno de Maduro como una "dictadura", recordando a todos los venezolanos que "han tenido que salir de su país" debido a esa situación.

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