UK acaba de enterarse de qué pasa cuando dejas caer tu sanidad: "Enfermos en celdas infestadas de alimañas"
El Servicio de Salud Pública del Reino Unido asume una lista de espera con un número récord de 7,6 millones de personas
Los edificios están "en ruinas" con algunos servicios realizándose en "decrépitas cabinas portátiles". Los pacientes de salud mental "están alojados en celdas de la era victoriana, infestadas de alimañas, con 17 hombres compartiendo dos duchas". El personal depende de escáneres y ordenadores "antiguos, que se estropean con frecuencia impidiéndoles ejecutar su trabajo". Uno de cada diez enfermos tiene que esperar 12 horas o más para ser atendido en urgencias, causando alrededor de 14.000 muertes evitables.
Nadie que haya intentado conseguir una cita con el médico de cabecera o haya ido recientemente a urgencias en Reino Unido necesitaba un informe de 163 páginas para convencerse de que el estado del Sistema Nacional de Salud Pública (conocido como NHS) "es crítico". Pero el diagnóstico del reputado cirujano Darzi de Denham, presentado este jueves ante el Gobierno, viene a recalcar la urgencia de la situación, que no hará más que empeorar si no se pone remedio drástico con una sociedad cada vez más envejecida, más enferma mentalmente y con más sobrepeso.
Tras ganar las elecciones de junio, poniendo fin a una era de 12 años de gobierno conservador, el nuevo Ejecutivo laborista de Keir Starmer encargó una investigación independiente al experimentado doctor —que en su día fue secretario de Estado de Sanidad laborista y ahora es lord independiente— y las conclusiones son aún peores de lo esperado. Supone un gran reto para el primer ministro que podría determinar incluso su estancia a largo plazo en Downing Street, ya que, tradicionalmente, la salvaguarda de la sanidad pública siempre ha sido asociada a los laboristas.
Desde su creación en 1948, el NHS había sido el gran orgullo de los británicos. Pero el que presumía de ser uno de los servicios de salud más eficientes, igualitarios y completos del mundo se encuentra ahora en una crisis sin precedentes, simbolizada con una lista de espera con un número récord de 7,6 millones de personas para un tratamiento de rutina (frente a los 2,4 millones de 2010), lo que representa aproximadamente uno de cada 10 habitantes. ¿Cómo se ha llegado a este deterioro en la sanidad pública en uno de los países del G7?
El electorado no va a tolerar por mucho tiempo más un servicio en ruinas. Se necesita una reforma integral. Starmer sabe que los cambios son de por sí polémicos, pero las consecuencias de no solventar la crisis pueden ser aún más convulsas. Renovación total mejor que dejarlo agonizar a su ritmo oculto bajo la alfombra.
En una intervención ante el King’s Fund, una ONG de salud, el primer ministro ha recalcado que no se va a limitar a exponer “la terrible herencia” que han dejado los tories, ya que fue elegido con un “mandato de cambio”.
Y en este sentido, ha recalcado que no habrá nueva financiación sin que se ejecuten previamente reformas. "Tenemos que arreglar las cañerías antes de abrir los grifos. No estoy dispuesto a ver que se gaste aún más dinero en personal de agencias que cuesta 5.000 libras por turno, en cartas de nombramiento que llegan después del nombramiento o en pagar a personas que se quedan atrapadas en el hospital solo porque no pueden recibir la atención que necesitan", matiza.
El informe revela que el NHS se ha visto “privado de inversiones” en nuevos edificios y tecnología como resultado de la austeridad impuesta en 2010 por el entonces premier conservador, David Cameron, “la década más austera” desde que se fundó el NHS en 1948, con un gasto estancado en términos reales hasta 2018.
Citando una brecha de 37.000 millones de libras entre el gasto de capital en Reino Unido con otros países occidentales, el informe recalca que esto ha contribuido directamente a un colapso de la productividad, lo que significa un 12% menos de operaciones por cirujano que hace cinco años. En definitiva, se está experimentado “el capitalismo al revés”, porque la falta de inversión en tecnología moderna obliga a depender más del trabajo humano.
Pese a que la plantilla hospitalaria ha aumentado un 17% entre 2019 y el año pasado, esto no ha ido acompañado de una mejora de la infraestructura, como los escáneres de diagnóstico o los quirófanos. No tiene sentido contratar más cirujanos si no tienen también más equipos y espacio con los que trabajar.
La reforma planteada ahora por el Gobierno laborista se basa en tres pilares: pasar de un sistema nacional de salud analógico a uno digital, trasladar más atención de los hospitales a los centros de salud y pasar del tratamiento de enfermedad a la prevención. Ninguno de estos cambios es sorprendente: el Partido Laborista lleva años insistiendo en este tema. El propio Starmer reconoció que “los sucesivos gobiernos han prometido repetidamente” el cambio de los hospitales a la atención comunitaria, pero “lo que ha ocurrido es lo contrario”.
No ofreció mucho análisis sobre el motivo, pero la razón no es que a los políticos anteriores no les haya importado demasiado, sino que es extremadamente difícil trasladar recursos de la atención de urgencia a la atención primaria y comunitaria. El NHS tiende a funcionar sobre la base de emergencia, en lugar de solucionar antes los problemas importantes, pero que aún no son urgentes.
"En 2009, habría habido poco menos de 40 personas delante de ti en la cola. Para 2024, esa cifra había aumentado a más de 100 personas"
La financiación tiende a seguir la crisis, en lugar de tener una dirección estratégica. La palabra clave que utilizó el primer ministro es “cambio”, porque Starmer no promete dar a la atención primaria un gran impulso inicial y al mismo tiempo mantener la financiación para urgencia al mismo nivel. Esto significa que, al principio, la atención urgente se verá aún más presionada, y esto es políticamente difícil.
Pero tampoco hay alternativa. Figuras de alto nivel del Partido Laborista han empezado ya a advertir que si no llevan a cabo la reforma, los conservadores podrían llegar a las próximas elecciones cuestionando el modelo del NHS que, a día de hoy, está incumpliendo su contrato social con el pueblo británico al violar constantemente sus promesas de tratarlos a tiempo.
Desde 2015, ha incumplido sistemáticamente casi todos los objetivos en materia de urgencias, cáncer y tiempos de espera en los hospitales. “Si hubieras llegado a un servicio de urgencias típico en una noche normal en 2009, habría habido poco menos de 40 personas delante de ti en la cola. Para 2024, esa cifra había aumentado a más de 100 personas”, matiza el informe.
La situación en el tratamiento del cáncer también es terrible, lo que significa que Reino Unido tiene tasas de supervivencia significativamente peores que otros países. Solo dos tercios de los pacientes reciben tratamiento dentro de los dos meses posteriores a su derivación a un especialista. Mientras tanto, el progreso contra las enfermedades cardíacas ha retrocedido desde 2010. Los pacientes con infarto ahora tienen que esperar 146 minutos de media para recibir un tratamiento rápido para desbloquear una arteria, frente a los 114 minutos de 2013-14.
El declive de la salud mental
Otro tema clave es el empeoramiento de la salud mental, en particular entre los jóvenes. En la actualidad, hay 120.000 derivaciones de salud mental en jóvenes cada mes, frente a las 40.000 de 2016. Mientras tanto, la prevalencia de la depresión entre los adultos se ha duplicado desde 2012. El aumento de los problemas de salud mental y la incapacidad del NHS para hacerles frente es un factor clave para explicar por qué 2,8 millones de personas están de baja laboral por enfermedad de larga duración. El informe argumentó que el NHS debería hacer más para ayudar a las personas a volver al trabajo en un “círculo virtuoso” que a su vez haría crecer la economía.
El presupuesto del NHS “no se gasta donde debería” — recalca el informe — y una parte demasiado grande “se emplea en hospitales, muy poco en atención primaria y la productividad es demasiado baja”. Entre 2006 y 2022, la parte del presupuesto del NHS destinada a hospitales aumentó del 47% al 58%. Entre 2009 y 2023, el número de enfermeras que trabajan en atención primaria disminuyó un 5%. Pero durante el mismo período, las enfermeras hospitalarias que trabajan con adultos aumentaron un 35%. El informe recalca que esta tendencia debe revertirse y que la atención “se preste en la comunidad, más cerca de donde la gente vive y trabaja, y que los hospitales deben reservarse para la atención especializada”.
Ante tal panorama, la atención médica está avanzando silenciosamente hacia el sector privado. Y lo más preocupante es que son cada vez más aquellos con pocos recursos los que se ven obligados a buscar una alternativa. Según una investigación realizada por Financial Times, entre 2010 y 2020, el gasto que los británicos destinaron a tratamientos privados aumentó en un 60% en general, pero se duplicó entre la quinta parte de la población con ingresos más bajos. Los más pobres gastan ahora tanto en atención médica privada como los más ricos, en términos relativos.
Tradicionalmente, siempre se había presentado al sistema nacional de salud pública de Reino Unido como la antítesis socialista ante la distopía capitalista de los Estados Unidos. Pero el escenario ahora es muy distinto. En 1990, el gasto de los británicos en atención médica fue equivalente al 1% del PIB, mientras que al otro lado del Atlántico, los estadounidenses sin seguro desembolsaron más del doble, el 2,2%. 30 años después, esa brecha casi ha desaparecido. El gasto no reembolsable de los estadounidenses ahora es del 1,9% y el de los británicos se ha duplicado al 1,8%.
Los edificios están "en ruinas" con algunos servicios realizándose en "decrépitas cabinas portátiles". Los pacientes de salud mental "están alojados en celdas de la era victoriana, infestadas de alimañas, con 17 hombres compartiendo dos duchas". El personal depende de escáneres y ordenadores "antiguos, que se estropean con frecuencia impidiéndoles ejecutar su trabajo". Uno de cada diez enfermos tiene que esperar 12 horas o más para ser atendido en urgencias, causando alrededor de 14.000 muertes evitables.
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