Diez ingredientes de la 'receta Draghi' para el futuro chef de la industria militar de la UE
El Informe Draghi le dedica una profunda reflexión a la industria europea de la defensa, que considera clave para cerrar la "brecha tecnológica" con China y EEUU, y fundamental en el presente marco geopolítico
El llamado Informe Draghi sobre la competitividad en la Unión Europea, elaborado por el antiguo presidente del Banco Central Europeo (BCE) y ex primer ministro italiano, Mario Draghi, ha generado esta semana una avalancha de titulares, análisis e informes de todo tipo. El pormenorizado texto, encargado el año pasado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, propone cambios “radicales” para evitar que la UE “pierda su razón de ser” y quede, irremediablemente, por detrás de Estados Unidos y China. El hombre que salvó el euro propone una receta audaz que requiere de una inversión de entre 750.000 y 800.000 millones de euros para busca garantizar la prosperidad de Europa y su autonomía industrial y gepolítica. El elemento militar, avisa el gran tecnócrata europeo, es crucial en esta gesta.
El italiano tiene una larga lista de elementos a tener en cuenta para la industria militar europea, interconectada con otros elementos clave de su informe. Recuerda que la inversión militar suele tener luego ecos en el uso civil (la llamada dualidad de la industria), especialmente en cuestiones tecnológicas, algo muy relevante para el antiguo primer ministro italiano, que pone como uno de sus objetivos primordiales reducir la “brecha tecnológica” entre la UE con China y Estados Unidos.
"El crecimiento inicial de Silicon Valley en las décadas de 1950 y 1960 se apoyó en gran medida en la inversión en defensa, mucho antes de que surgiera el actual sector del capital riesgo", recuerda en el texto.
Von der Leyen, que acompañó a Draghi en la sala de prensa en Bruselas para presentar el informe, apoyó algunas de las conclusiones del italiano y prometió que habrá un comisario de Defensa durante esta legislatura. La alemana presentará su colegio de comisarios el próximo martes en Estrasburgo tras haber retrasado una semana la decisión. Aunque circulan muchos rumores por la capital comunitaria sobre el reparto de carteras, no hay demasiadas referencias sólidas de quién podría encargarse finalmente de Defensa. En todo caso, sea quien sea el encargado, o incluso si Von der Leyen decide dividir entre varios comisarios las competencias de Defensa, en su informe Draghi ofrece algunas claves y objetivos para el futuro.
Punto de inicio
El antiguo presidente del BCE no es totalmente pesimista. Sí, señala que el sector de la defensa de la Unión Europea “se enfrenta a deficiencias estructurales en términos de gasto público global, huella industrial, coordinación y normalización de productos, dependencia internacional, innovación y gobernanza”. Pero también apunta a que no todo está perdido. “Algunos productos y tecnologías de la UE son superiores o al menos equivalentes en calidad a los producidos por Estados Unidos en múltiples ámbitos, como los carros de combate principales y los subsistemas relacionados, los submarinos convencionales y la tecnología de los astilleros navales, los helicópteros y los aviones de transporte”.
Falta financiación pública y privada, falta consolidación de la industria europea demasiado fragmentada y con barreras nacionales que ya no tienen sentido, una mayor conexión entre las pequeñas y medianas empresas que desarrollan tecnologías críticas y la industria militar. Draghi establece todo su diagnóstico sobre una idea, como hace con otros elementos de su visión industrial del futuro de Europa: ningún Estado miembro puede hacer lo que se requiere para mantenerse a flote en una era de competencia global entre economías de tamaño continental.
"La defensa es una industria altamente tecnológica que opera sobre la base de ciclos de desarrollo muy largos debido a la naturaleza disruptiva de las tecnologías que necesita madurar. En consecuencia, la industria requiere inversiones estables a largo plazo, pero al mismo tiempo se enfrenta a series de producción reducidas y elevados gastos de capital. Ningún Estado miembro de la UE puede financiar, desarrollar, producir y sostener eficazmente, sobre una base puramente nacional, todas las capacidades de defensa y las infraestructuras de apoyo necesarias", señala el informe. Esa idea se filtra a todas sus recomendaciones.
En su introducción al informe, el antiguo banquero central explica que "la UE es colectivamente la segunda potencia mundial en gasto militar, pero ello no se refleja en la fortaleza de nuestra capacidad industrial de defensa". "La industria de defensa está demasiado fragmentada, lo que dificulta su capacidad para producir a escala, y adolece de falta de normalización e interoperabilidad de los equipos, lo que debilita la capacidad de Europa para actuar como potencia cohesionada. Por ejemplo, en Europa se fabrican doce tipos diferentes de carros de combate, mientras que Estados Unidos sólo produce uno", añade.
Ahí está la esencia de su informe. Pero, además, detalla diez objetivos específicos. Una suerte de hoja de ruta para la industria comunitaria de defensa.
Corto plazo: buy European
Para el corto plazo, es decir, antes de tres años, Draghi señala seis recomendaciones.
La primera es que se debe proceder "a la rápida aplicación" de la Estrategia Industrial Europea de Defensa (EDIS) y a la adopción del Programa Industrial Europeo de Defensa (EDIP). La segunda, ya más compleja y difusa, es que se debe proceder rápidamente a aumentar el porcentaje de gasto en defensa que se utiliza para adquisiciones conjuntas entre varios Estados miembros.
"La agregación de la demanda permitiría la consolidación selectiva de la oferta en determinados segmentos utilizando programas de defensa nuevos y armonizados, tecnologías emergentes y capacidades solicitadas por un grupo de Estados miembros como motores clave del mercado de defensa de la UE", señala el documento.
Un tercer objetivo para el corto plazo, Draghi subraya la importancia de que la industria europea tenga acceso a financiación, también de programas europeos, especialmente teniendo en cuenta que los Estados miembros se enfrentan a unas nuevas reglas fiscales que les van a obligar a contener el gasto, aunque existen exenciones para asuntos militares. El italiano propone que el Banco Europeo de Inversiones (BEI), presidido por la española Nadia Calviño, comience a invertir activamente en la industria militar. Hoy por hoy la institución de crédito europea, con sede en Luxemburgo, ya invierte en tecnologías de uso dual, es decir, que pueden utilizarse tanto en campo civil como en el militar, pero no financia gasto directo en defensa.
El cuarto objetivo es muy claro: promover un buy European. Draghi no se anda con rodeos y propone directamente haya disposiciones legales que hagan que la primera opción deba ser la compra de material europeo. El italiano admite que "en algunos casos, la elección de comprar a Estados Unidos puede estar justificada porque la UE no tiene algunos productos en su catálogo", pero señala que "en muchos otros casos, existe un equivalente europeo, o la industria europea de defensa podría ofrecerlo rápidamente".
Draghi da algunas razones sobre la razón por la que algunas capitales, teniendo opción de comprar material militar europeo, acaban comprando americano. Pero hay una que destaca por encima de todas las demás y que tiene difícil solución: "Estrechar los lazos con el aparato militar estadounidense y dar prioridad a la interoperabilidad con Estados Unidos, ya que algunos Estados miembros no conciben una intervención militar sin la participación de Estados Unidos".
El quinto objetivo en el corto plazo es una modificación de las normas de Competencia de la Unión Europea para que se permita "la consolidación de la industria de la defensa". Para Draghi es fundamental, porque cree que las normas impiden una mayor consolidación que podría poner fin a un problema que identifica a lo largo de todo el informe: la fragmentación nacional que impide escalar de tamaño.
"La estructura general de la industria europea de defensa se caracteriza por la presencia de agentes nacionales que operan en mercados nacionales relativamente pequeños y producen volúmenes relativamente reducidos" porque "a pesar de varias iniciativas, los Estados miembros no han podido o no han querido llevar a cabo una consolidación e integración global de la base industrial de defensa de la UE", subraya el informe.
El sexto y último objetivo a corto plazo al que apunta Draghi tiene que ver con el otro aspecto del buy European. Cuando no se pueda comprar productos militares europeos, el italiano propone mejorar la coordinación de los Estados miembros para establecer condiciones a la industria estadounidense, con el objetivo de las firmas norteamericanas apoyen la producción local europea, que personalicen el material para las necesidades europeas y que acepten transferencias de derechos de propiedad intelectual.
La alarma con la fuga de gasto europeo fuera de la UE en asuntos militares es algo a lo que ya hizo referencia otro italiano en otro informe, el conocido como Informe Letta, sobre la competitividad de la Unión en la pasada primavera. Draghi señala las cifras por las que esa preocupación está justificada: "De un total de 75.000 millones de euros gastados por los Estados miembros entre junio de 2022 y junio de 2023, el 78% del gasto en adquisiciones se desvió a compras a proveedores situados fuera de la UE, de los cuales el 63% con sede en EEUU. Las ventas militares exteriores de EEUU en Europa aumentaron un 89% entre 2021 y 2022. Al mismo tiempo, el mercado estadounidense sigue cerrado para las empresas europeas".
Medio plazo: estructura institucional
Draghi establece tres objetivos a medio plazo, es decir en los próximos tres a cinco años. El primero de ellos se refiere a la necesidad de desarrollar una estrategia industrial de defensa a medio plazo, con metas e incentivos, para crear un "Mercado Interior de Productos Militares". La segunda meta tiene que ver con aumentar la financiación europea para la industria militar, con la posibilidad de emitir bonos europeos que ayuden a crear "nuevos programas conjuntos de I+D en defensa" o "para el desarrollo conjunto y la adquisición de capacidades críticas y estratégicas en la UE" y "mecanismos de incentivos que apoyen una mayor integración, consolidación e innovación tecnológica de la base industrial de defensa europea".
El tercer y último objetivo a medio plazo es uno de los más comentados en Bruselas, que es mejorar la estructura institucional en la competencia de defensa. Draghi lo divide en cinco pasos. El primero es aclarar competencias y mejorar la coordinación entre la Comisión, el Servicio Europeo de Acción Exterior y la Agencia Europea de Defensa, ya que los tres órganos compiten por las competencias provocando continuas luchas intestinas y falta de coordinación.
El segundo paso es nombrar a un comisario de Industria de la Defensa, algo que ya viene anunciando Von der Leyen desde hace mucho tiempo. El tercer paso es dar un mayor empaque a la formación de Defensa del Consejo de Asuntos Exteriores (la reunión de ministros del ramo), haciendo que se discuta más sobre política industrial en estos encuentros.
El cuarto paso, probablemente el más delicado, sería crear una Autoridad de la Industria de la Defensa de la Unión Europea que, a ojos de Draghi, debería centralizar la función de adquisición conjunta de material militar por parte de los Estados miembros. A ojos del italiano, esta autoridad, dirigida por la Comisión Europea, estaría asesorada por representantes de la industria y de los Estados miembros.
"La autoridad proporcionaría una visión completa de la oferta y las capacidades de la base industrial de defensa de la UE", señala el informe. Por último, el quinto paso, que engloba todos los demás, sería una revisión de las normas y procesos de toma de decisiones de la UE en el ámbito de la industria de la defensa, simplificando y agilizando la actuación política en casos de crisis.
Largo plazo: nuevos segmentos
Hay un único objetivo a largo plazo para Draghi, es decir, para dentro de más de cinco años: concentrar recursos y esfuerzos en proyectos comunes de innovación y desarrollo, creando círculos virtuosos que permitan integrar tecnología comercial en aplicaciones de defensa.
"Una serie de segmentos nuevos o muy desafiantes de la defensa (por ejemplo, los drones, los misiles hipersónicos, las armas de energía dirigida, la inteligencia artificial de defensa, la guerra en los fondos marinos y el espacio) exigen un enfoque estratégico paneuropeo conjunto. Este enfoque podría desarrollarse a través de nuevos programas de doble uso y de Proyectos Europeos de Defensa de Interés Común, que garantizarían la cooperación industrial necesaria, así como la existencia de financiación nacional y de la UE para el desarrollo de sistemas e infraestructuras adecuados", concluye el texto.
El llamado Informe Draghi sobre la competitividad en la Unión Europea, elaborado por el antiguo presidente del Banco Central Europeo (BCE) y ex primer ministro italiano, Mario Draghi, ha generado esta semana una avalancha de titulares, análisis e informes de todo tipo. El pormenorizado texto, encargado el año pasado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, propone cambios “radicales” para evitar que la UE “pierda su razón de ser” y quede, irremediablemente, por detrás de Estados Unidos y China. El hombre que salvó el euro propone una receta audaz que requiere de una inversión de entre 750.000 y 800.000 millones de euros para busca garantizar la prosperidad de Europa y su autonomía industrial y gepolítica. El elemento militar, avisa el gran tecnócrata europeo, es crucial en esta gesta.
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