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Bence Horvath: de niño bien en Madrid a ser detenido por vender radios militares a Rusia
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ACUSADO DE CONTRABANDO

Bence Horvath: de niño bien en Madrid a ser detenido por vender radios militares a Rusia

EEUU detuvo a finales de agosto a este empresario húngaro por intentar vender radios de uso bélico a Moscú. Estudió y se curtió en España, donde se convirtió en el chico de oro de la mensajería urgente

Foto: Bence Horvath en la delegación de la Agencia Húngara para la Promoción de la Exportación en Moscú.
Bence Horvath en la delegación de la Agencia Húngara para la Promoción de la Exportación en Moscú.
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En 2016, presidía una empresa de paquetería que patrocinaba a la Selección Española; ocho años después, es acusado de intentar pasar material de contrabando desde Estados Unidos a Rusia. El pasado 23 de agosto, la policía detuvo nada más aterrizar en el aeropuerto de San Francisco a un ciudadano con pasaporte húngaro llamado Bence Horvath. El Departamento de Seguridad Nacional le acusa de conspirar para vender radios de manufactura estadounidense a Rusia, concretamente modelos con capacidad para su uso militar cuya exportación está prohibida desde la invasión de Ucrania.

La orden de arresto contra Horvath llegó después de que el servicio de aduanas del aeropuerto de Miami interceptara 200 terminales Motorola, que no llegaron a salir rumbo a Europa. En el cargamento aparecía como compradora una empresa española, aunque se fletaría hasta Riga. La tesis que sostienen los investigadores tras acceder a los correos intervenidos es que esta era la manera de sortear las restricciones a la exportación y "acelerar el proceso". Una vez en Letonia, los equipos serían enviados por carretera hasta Rusia.

En las comunicaciones intervenidas, Horvath describió distintas empresas pantalla con las que mover la mercancía desde Estados Unidos a Rusia, pasando por Hungría, Serbia o Emiratos Árabes, todas controladas por el arrestado y sus socios, con las que evitar las sanciones al régimen de Putin.

Una empresa española compraría el material en EEUU, lo enviaría a Riga y más tarde a Moscú

Es un desenlace sorprendente para alguien que, hace diez años, se paseaba por las escuelas de negocio más prestigiosas de España y por los círculos empresariales madrileños como el chico de oro de la mensajería.

Sus inicios en España

Horvath procede de una familia acomodada. Sus primeros pasos en España, donde llegó con 16 años, le sitúan en un instituto americano. Allí, gracias a una novia española, el joven húngaro aprendió a hablar un español más que correcto en un tiempo récord y poco después se matriculó en ESIC, la escuela de negocios de Pozuelo de Alarcón, para licenciarse en Gestión Comercial y Marketing.

Nada más terminar las prácticas, Horvath montó su primera empresa: Brookie Corp. Se dedicaba al comercio minorista de merchandising y tenía sede en el barrio de Salamanca. Según contó en su momento a algunas revistas sectoriales, fue ahí cuando observó las deficiencias que había en este tipo de envío en España y el potencial que tenía el comercio electrónico. Decidió ir un paso más allá.

En 2009 se anunció que un family office suizo llamado Betlen AG adquiría el 100% de ASM, una empresa de mensajería en quiebra técnica. Aunque el grupo inversor estaba especializado en telecomunicaciones, Horvath logró convencer a sus familiares de la operación y de que le colocaran al frente de la empresa. Bajo su liderazgo, ASM comenzó una fulgurante subida. En el plazo de tres años pasaron de los 35 a los 49 millones de facturación anual y lo más importante, volvió a los números negros al reducir costes operativos y modernizar procesos. En su LinkedIn, Horvath presumía de haberla convertido en la "segunda mayor empresa de transporte urgente de España y Portugal".

En apenas siete años, la estrategia de Horvath da sus frutos con un exit astronómico. Royal Mail, la empresa postal británica, adquiere ASM a través de su filial española GLS (siglas de General Logistic Systems) por 71 millones de euros. Al frente de la empresa de mensajería encontramos hoy a Luis Doncel, otro de los cerebros del éxito de ASM, donde fue director general, y que también formó parte de Brookie Corp. Desde la empresa han declinado amablemente la invitación para hablar en este reportaje.

Entre medias, Horvath completó su formación en el IESE, donde cursó estudios en Dirección General y, poco antes de la venta de ASM, hizo su Programa de CEO Global. A partir de ahí, su carrera despega. Y su red de empresas, también. De España a Estados Unidos —su rastro curricular le sitúa en escuelas de negocio de Silicon Valley, Chicago y Harvard— y más tarde, a los Emiratos Árabes.

A partir de ahí, Horvath va despegándose del sector del reparto para orientarse hacia las criptomonedas y, en última instancia, la inteligencia artificial. Sus últimos cargos conocidos son "evangelista de IA", en el Instituto Vjal, y CEO de un fondo de inversión llamado BNB, ambos en Dubai, donde se mudó con su mujer española y sus tres hijos en 2023. Es en este año cuando las autoridades estadounidenses detectan los intentos de Bence y varios socios de comprar tecnología estadounidense para vender a Rusia, algo prohibido por el gobierno federal como respuesta a la invasión de Ucrania.

Entramado de empresas

Según la denuncia del Departamento de Seguridad Nacional, Horvath, junto a otros, dirigían una red de adquisiciones multinacional que contrataba de forma directa con varias entidades del gobierno ruso y trabajaba en proyectos de gran escala, como la construcción de sistemas de comunicaciones por radio en la región rusa de Kursk a lo largo de la frontera entre Rusia y Ucrania. La denuncia alega que el propio Horvath organizó la compra de tecnología de comunicaciones por radio de origen estadounidense y su contrabando a través de una red de sociedades pantalla ubicadas en España, Serbia, Hungría, Letonia, Dubái y otros lugares.

La legislación de Estados Unidos exige la identificación de los usuarios finales de determinados equipos de doble uso, civil y militar, para evitar que terminen, en este caso, en manos rusas. Esto provocó un corte abrupto de las negociaciones con el fabricante cuando se mencionó que sería Rusia el destino del material.

"El usuario final es la Policía de Moscú. ¿Deberíamos comprar esto o lo dejamos?"

Unos días más tarde, se retomó la conversación. En este caso, el material se enviaría a Madrid. "La [EMPRESA ESPAÑOLA 1] tiene que venderlo a [EMPRESA HÚNGARA 1]", explicaban en los correos intervenidos. "Lo más importante es que cuando el material salga del país, entre en Serbia, a [EMPRESA SERBIA 1] y después a [EMPRESA RUSA 2] en Moscú", resumía la trama. La denuncia no incluye el nombre de las empresas involucradas ni de los socios investigados, alguno de ellos, familiar de Bence.

El detonante fue la incautación de 200 terminales de radio de la marca Motorola en Miami. Los agentes de aduanas detectaron que la documentación estaba incompleta y que la mercancía estaba incluida en las restricciones a la exportación. Una factura por 97.664 dólares a nombre de la compañía española pero con destino Letonia llevó a los funcionarios estadounidenses a contactar en Riga con su destinatario, quien dijo desconocer dónde enviaría la carga. Los registros telefónicos, sin embargo, muestran llamadas de este con el intermediario de EE.UU., quien abandonó el material una vez confiscado.

Se desconoce el nombre de la sociedad con sede en Madrid, ya que Horvath y sus familiares cuentan con varias empresas registradas a su nombre. Algunas parecen inactivas, otras están en concurso de acreedores desde antes de los hechos investigados y el resto están repartidas entre Madrid y Sotogrande.

El grupo inversor suizo de la familia Horvath, Betlen AG, es una de las migas de pan en esta historia. Los padres de Bence, Denes y Margarita, también figuran entre los inversores con sociedades en el paraíso fiscal de las Islas Vírgenes Británicas desveladas por los Papeles de Pandora, aunque pasaron desapercibidos respecto a otros personajes más célebres. Companies House, el registro mercantil de Reino Unido, les sitúa como residentes de Gibraltar con dos firmas. Mientras, la prensa húngara sitúa a la matriarca en Moscú como jefa de la delegación de la Agencia Húngara para la Promoción de la Exportación (HEPA).

placeholder Margarita Horvath junto al ministro de Asuntos Exteriores de Hungría, Péter Szijártó, en la inauguración de la oficina en Moscú de la HEPA en 2019 (KKM/Mátyás Borsos/MTI/MTVA).
Margarita Horvath junto al ministro de Asuntos Exteriores de Hungría, Péter Szijártó, en la inauguración de la oficina en Moscú de la HEPA en 2019 (KKM/Mátyás Borsos/MTI/MTVA).

Por su parte, el gobierno de Viktor Orbán, aunque presente en su inauguración, reniega de esta oficina, a quien atribuye su gestión a una entidad rusa, pese a ser una agencia del Estado húngaro, y aclara que tanto Margarita como la sede finalizaron sus operaciones en 2023. Los medios del país magiar creen que una de las empresas señaladas por las autoridades estadounidenses sería Budaphone, presente hasta 2024 también en la jurisdicción británica, la cual habría enviado equipos de comunicación por radio al Estado ruso desde antes del inicio de las sanciones.

La importancia para la guerra

Estados Unidos tenía señaladas en su lista negra de exportación las radios que Horvath trató de sacar del país. Eran unas Motorola modelo DP4401e, 4400e y 4600e. El cargamento tenía un valor, al cambio actual, de 88.665 euros, que fueron enviados en una transferencia desde la empresa española.

placeholder Una radio Motorola modelo DP4401E como las intervenidas por EEUU (EC)
Una radio Motorola modelo DP4401E como las intervenidas por EEUU (EC)

En los correos intervenidos, Horvath escribe al proveedor que "el equipamiento va para Moscú para uso en seguridad pública. El usuario final es la Policía de Moscú. Acabo de ver que este equipamiento en realidad no está sancionado", y a continuación pregunta, "¿crees que deberíamos comprar esto o lo dejamos?". La fuente le responde "no chance", no hay posibilidad. No obstante, el negocio continúa.

Días después, esa persona dice a Horvath que "las fuentes de alimentación, el micrófono compacto y el micrófono con altavoz remoto vendrán de Europa, las radios de Sudáfrica los cargadores y baterías de USA", a lo que el húngaro contesta: "¿Crees que podemos enviar esas radios directamente a Moscú? ¿Sudáfrica no sigue las sanciones?"

Aunque destinadas al uso civil, las radios reúnen estándares que el Departamento de Defensa dicta para uso bélico

"Aunque diseñadas principalmente para el ámbito civil, tienen características avanzadas que las hacen compatibles con aplicaciones militares", explica a El Confidencial David Marugán, consultor de seguridad y especialista en radiocomunicaciones. Por tanto, cabe la posibilidad de que, como exponía Horvath, las radios pudieran tener como destinatario un uso no específicamente militar. Sin embargo, hay motivos por los cuales EEUU no permite su exportación a Rusia por propósitos "anti-terroristas". La orden de captura del húngaro especificaba que estas radios reúnen algunos de los estándares que el Departamento de Defensa dicta para el uso bélico, por su resistencia a temperaturas extremas, radiación solar, lluvia, vibraciones o golpes.

"Algunos de estos modelos son resistentes al agua, polvo y golpes, lo que las hace adecuadas para entornos operativos exigentes como los militares", añade Marugán. "También pueden incluir funciones adicionales de cifrado y operar en diferentes bandas de frecuencia, lo que las hace útiles en operaciones tácticas".

Mejores que las radios de bajo coste rusas

El Kremlin había basado sus esperanzas en la producción nacional de tecnología de radio, desarrollada por la empresa Azart. Pretendían convertirse en un referente de radiocomunicación militar, como el fabricante estadounidense L3Harris, el estándar dorado de las comunicaciones militares. Sin embargo, un escándalo destapado en 2013 demostró que las flamantes radios rusas habían sido fabricadas en China y sus estándares de calidad estaban muy por debajo de lo esperado.

Este problema se acrecentó con la invasión de Ucrania en febrero de 2022, cuando Rusia se enfrentó a los problemas para adquirir equipos de comunicación avanzados debido a las sanciones internacionales. "Estas restricciones han limitado el acceso de Rusia a tecnología crucial para mejorar las comunicaciones de sus fuerzas armadas, lo que ha tenido un impacto significativo en sus operaciones militares en Ucrania, especialmente en los comienzos de la invasión", precisa Marugán.

placeholder El ejército ucraniano renovó sus radios portátiles por unas similares a las capturadas por EEUU (EFE / EPA / Miguel Lopes)
El ejército ucraniano renovó sus radios portátiles por unas similares a las capturadas por EEUU (EFE / EPA / Miguel Lopes)

Ante la falta de opciones, los rusos comenzaron a usar equipos de bajo coste o para radioaficionados, sin ningún tipo de cifrado. Miles de radioescuchas y curiosos pudieron escuchar en tiempo real las conversaciones del ejército ruso en el campo de batalla durante esas primeras semanas. De ahí que otras opciones no puramente militares empezaran a resultar críticas para el devenir de la "operación militar especial en Ucrania", como la denominó Putin en aquel momento.

"Aunque las radios Motorola son comerciales, sus características avanzadas a menudo superan a las opciones disponibles localmente en Rusia o entre sus aliados", indica el consultor. "De hecho, las fuerzas armadas ucranianas renovaron su parque de equipos portátiles con esta marca hace años".

Estados Unidos persigue con mucha dureza a quienes se atrevan a quebrantar sus normas de exportación, especialmente si estas "pueden contribuir al potencial militar de otras naciones o si pueden ser perjudiciales para la política exterior de Estados Unidos o su seguridad nacional". Para este delito en concreto, se contemplan penas de hasta 20 años de prisión y sanciones de hasta un millón de dólares.

En 2016, presidía una empresa de paquetería que patrocinaba a la Selección Española; ocho años después, es acusado de intentar pasar material de contrabando desde Estados Unidos a Rusia. El pasado 23 de agosto, la policía detuvo nada más aterrizar en el aeropuerto de San Francisco a un ciudadano con pasaporte húngaro llamado Bence Horvath. El Departamento de Seguridad Nacional le acusa de conspirar para vender radios de manufactura estadounidense a Rusia, concretamente modelos con capacidad para su uso militar cuya exportación está prohibida desde la invasión de Ucrania.

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