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Edmundo González, un perfil bajo en sus primeros días de exilio español
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Amenazas y presión a su familia

Edmundo González, un perfil bajo en sus primeros días de exilio español

A pesar de la convocatoria de María Corina Machado, González Urrutia no asistió. Desde su llegada a España, el líder opositor ha mantenido un perfil bajo y solo ha emitido un comunicado explicando los motivos de su salida de Venezuela

Foto: Una persona sostiene una pancarta en la que se lee "Venezuela libre", mientras venezolanos residentes en España participan en una concentración ante el Parlamento español. (Reuters/Violeta Santos Moura)
Una persona sostiene una pancarta en la que se lee "Venezuela libre", mientras venezolanos residentes en España participan en una concentración ante el Parlamento español. (Reuters/Violeta Santos Moura)

La tarde del martes, la oposición venezolana convocó una manifestación a las puertas del Congreso de los Diputados, donde se votaba reconocer formalmente a Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela, un estatus que aún no le ha reconocido el Gobierno pese a ofrecer asilo político al líder opositor. La convocatoria, lanzada por la opositora María Corina Machado desde Venezuela, congregó a casi un millar de personas abanderadas de amarillo, azul y rojo. Pero entre los asistentes faltaba alguien: el propio Edmundo González.

Desde su llegada a España este domingo, González Urrutia ha mantenido un perfil bajo, sin todavía tomar un rumbo más agresivo en la lucha diplomática por el cambio de Gobierno de Venezuela en el exterior. Mientras el resto de líderes opositores venezolanos insistían en que el exilio de Urrutia en Madrid no aplacará sus protestas y que ayudará en cierto modo a desarrollar la presión internacional sobre el gobierno de Nicolás Maduro, Urrutia ha publicado apenas un comunicado en X.

La tarde del martes sí que estuvo presente en la manifestación una de sus hijas, que abanderó la lucha entre consignas de "¡Edmundo presidente!"

Fuentes del Partido Popular, formación que ha liderado la proposición no de ley en el Congreso para reconocer a González Urrutia como presidente electo, confirman que todavía no han podido organizar una reunión pública con González Urrutia. En la agenda pública solo parece confirmado que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se reunirá con él a la llegada de su gira china, el jueves o el viernes, según ha declarado este martes el propio Sánchez.

Esta cautela encaja tanto por las amenazas y presión a la que ha sido sometido González Urrutia y su familia como con la propia personalidad del exdiplomático y cómo se convirtió en candidato opositor.

Foto: Un hombre sostiene una pancarta en la que se lee «por la libertad de Venezuela», mientras venezolanos residentes en España participan en una concentración ante el Parlamento español. (REUTERS/Violeta Santos Moura)

Diplomático retirado de 74 años, abuelo, con cuatro hijos y sin aspiraciones políticas, según lo describen desde la oposición venezolana. Hasta hace pocos meses, su ocupación se basaba en escribir artículos académicos, dar conferencias y cuidar de sus nietos.

De hecho, aunque Urrutia voló a España acompañado de su esposa, su hija todavía permanece en Venezuela y, según han denunciado desde la oposición, recibiendo amenazas continuas de círculos del chavismo. Tras miles de detenciones de opositores, manifestantes y críticos en el último mes, el peligro en el que se encuentra todavía su hija es razón suficiente para ese perfil más bajo.

Considerado por algunos analistas locales como la “antítesis del chavismo y del madurismo” por su falta de populismo, González Urrutia es un hombre culto, honesto y familiar. “Pero no es un hombre conocido por perseguir sus objetivos políticos. Es alguien que está haciendo lo que considera su deber”, afirmó Phil Gunson, experto en Venezuela del International Crisis Group en Caracas y amigo de González, a The New York Times.

Precisamente este bajo perfil político fue lo que motivó a la coalición de partidos opositores a apostar por González Urrutia después de la inhabilitación de María Corina Machado y de otros posibles sustitutos. El entonces casi desconocido diplomático sería una opción que el Gobierno de Maduro no buscaría bloquear y que, a la vez, la oposición podría abanderar. Aceptó el papel, aunque las fuentes cercanas a su entorno sostienen que no estaba preparado para asumir ese puesto.

Foto: El fiscal general de Venezuela, Tarek William. (EFE)

El mismo candidato lo reconoce. "Nunca, nunca, nunca había pensado estar en esta posición. Esta es mi contribución a la causa democrática... Yo hago esto con desprendimiento, como una contribución a la unidad", dijo en una entrevista concedida a varias agencias internacionales.

Este perfil bajo se ha mantenido desde su llegada a España este domingo, donde ha huido de la polémica y ha rechazado apariciones públicas y varias entrevistas con medios de comunicación españoles. Antes de las elecciones venezolanas del 27 de julio, Edmundo González Urrutia bromeó que, años después de jubilarse, vuelve a tener un trabajo a tiempo completo. “Dos veces al día tengo que borrar el teléfono. Borro casi 150 mensajes. Me voy a la cama a la 1 de la mañana y a las 4 de la mañana ya estoy de pie y trabajando de nuevo. Nunca imaginé esto”, dijo. El Confidencial se ha puesto en contacto con Urrutia y su equipo para concertar una entrevista, sin respuesta hasta el momento.

La vida cotidiana y tranquila de un casi desconocido González Urrutia ha pasado a la historia, a pesar de que se convirtió en presidente de la junta directiva de la coalición Mesa Redonda de Unidad Democrática en 2021. En ese momento llevaba más de 10 años formando parte de la coalición opositora como asesor entre bastidores sobre relaciones internacionales.

Foto: Concentración en Madrid para reivindicar la victoria de Edmundo González. (EFE/Rodrigo Jiménez) Opinión
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Su relación con la política se ha caracterizado a lo largo de todos estos años por huir de la polémica, los aspavientos y los debates acalorados. Esta estrategia puede responder al miedo a ser perseguido, una realidad para muchos opositores venezolanos. Pero el tono bajo y monótono que utiliza González Urrutia en sus discursos concuerda con una imagen calmada que no le ha impedido convertirse en la imagen de la democracia y el fin del chavismo en el país latinoamericano. “Por fin, alguien que hable con serenidad, con moderación, que piense en los problemas y en las soluciones, que hable sin gritar, sin insultar. Porque el país está muy cansado de conflictos”, Ramón Guillermo Aveledo, exsecretario ejecutivo de Mesa Democrática.

La tarde del martes, la oposición venezolana convocó una manifestación a las puertas del Congreso de los Diputados, donde se votaba reconocer formalmente a Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela, un estatus que aún no le ha reconocido el Gobierno pese a ofrecer asilo político al líder opositor. La convocatoria, lanzada por la opositora María Corina Machado desde Venezuela, congregó a casi un millar de personas abanderadas de amarillo, azul y rojo. Pero entre los asistentes faltaba alguien: el propio Edmundo González.

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