Rusia, Occidente y la carrera militar por el control del Ártico
El Ártico emerge como foco de una intensa competencia geopolítica, con Rusia liderando la militarización mientras la cooperación internacional se deteriora por la guerra en Ucrania
La geopolítica y económica del Ártico, una región que históricamente estuvo aislada y cubierta de hielo, se ha vuelto cada vez más importante por efecto del deshielo y del cambio climático. Durante la Guerra Fría, el Ártico fue un escenario clave para la rivalidad militar entre Estados Unidos y la Unión Soviética, con una densa infraestructura militar. Sin embargo, con la caída de la URSS y el desplazamiento del foco geoestratégico hacia otras regiones, muchas de estas bases fueron abandonadas, lo que llevó a una nueva etapa de cooperación entre los países árticos, reflejada en la creación del Consejo Ártico en los años 90, que buscaba promover un desarrollo sostenible y la protección del medioambiente.
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La situación en el Ártico cambió drásticamente con la guerra en Ucrania, lo que llevó a la suspensión de la cooperación en el Consejo Ártico, especialmente entre Rusia y los otros países miembros. La entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN y el aislamiento de Rusia en esta región han generado un aumento de las tensiones, y la cooperación científica y económica ha sido prácticamente paralizada. Sin embargo, en marzo de 2024, los países del Consejo decidieron reanudar algunas actividades de sus grupos de trabajo, señalando un tímido retorno a la colaboración, aunque el diálogo político sigue estancado.
Rusia, por su parte, ha intensificado sus esfuerzos militares en el Ártico, invirtiendo en la modernización de sus infraestructuras militares y en el despliegue de tropas altamente entrenadas para operar en condiciones extremas. Con una red de bases estratégicas y la capacidad de proyectar fuerza más allá del Ártico, Rusia se posiciona como un actor clave en la región, mientras que Estados Unidos y la OTAN, aunque han incrementado sus ejercicios militares, aún están rezagados en comparación con la presencia rusa. Con esta creciente militarización y los intereses económicos en juego, el futuro del Ártico se perfila como un eje central en la política global, con Rusia como el principal actor en esta región estratégica.
La geopolítica y económica del Ártico, una región que históricamente estuvo aislada y cubierta de hielo, se ha vuelto cada vez más importante por efecto del deshielo y del cambio climático. Durante la Guerra Fría, el Ártico fue un escenario clave para la rivalidad militar entre Estados Unidos y la Unión Soviética, con una densa infraestructura militar. Sin embargo, con la caída de la URSS y el desplazamiento del foco geoestratégico hacia otras regiones, muchas de estas bases fueron abandonadas, lo que llevó a una nueva etapa de cooperación entre los países árticos, reflejada en la creación del Consejo Ártico en los años 90, que buscaba promover un desarrollo sostenible y la protección del medioambiente.
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