El ‘informe Draghi’ pide una inversión de 800.000 M anuales para que la UE mantenga su "razón de ser"
El informe encargado al antiguo presidente del BCE señala que Europa se enfrenta a un reto existencial si no es capaz de cerrar la brecha tecnológica y aprovechar su potencial
“Los valores fundamentales de Europa son la prosperidad, la equidad, la libertad, la paz y la democracia en un entorno sostenible. La UE existe para garantizar que los europeos puedan beneficiarse siempre de estos derechos fundamentales. Si Europa ya no puede proporcionarlos a sus ciudadanos, o tiene que contraponer unos a otros, habrá perdido su razón de ser”. Ha llegado, con mucho retraso, pero ha llegado.
El informe encargado por Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, a Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo (BCE) y exprimer ministro italiano, una de las mentes más brillantes de la Unión Europea, ha visto la luz. El político romano pide cambios radicales para que el bloque comunitario pueda cumplir con su misión.
Para poder hacer frente a todos los retos que recoge en su informe, el italiano considera que es necesaria una inversión de unos 800.000 millones anuales, cerca del 4,7% del PIB de la Unión Europea, niveles nunca antes vistos desde los años sesenta y setenta. “A título comparativo, la inversión del Plan Marshall entre 1948 y 1951 equivalía al 1 - 2% del PIB de la UE. Para lograr este aumento, el porcentaje de inversión de la UE debería pasar del 22% del PIB actual al 27%, invirtiendo así un declive de varias décadas en la mayoría de las grandes economías de la UE”, señala el informe, un dato que Draghi ha repetido en la rueda de prensa.
Draghi considera, y así lo ha explicado a quienes le han escuchado en estos meses de trabajo, que Europa debe asumir riesgos y tomar medidas audaces, o asumir que perderá su independencia, su soberanía. En su informe, el antiguo presidente del BCE insiste en esa idea. “Si Europa no consigue ser más productiva, nos veremos obligados a elegir. No podremos convertirnos, a la vez, en líder de las nuevas tecnologías, faro de la responsabilidad climática y actor independiente en la escena mundial. No podremos financiar nuestro modelo social. Tendremos que reducir algunas de nuestras ambiciones, si no todas”, señala.
El informe no pinta a una Europa totalmente condenada. La Unión tiene los estándares de vida más altos del mundo: mejor salud, unos niveles de mortalidad infantil más bajos, una esperanza de vida más alta, menores niveles de desigualdad, los más altos estándares de desarrollo y criterios medioambientales. Pero el crecimiento lleva tiempo deteniéndose frente a americanos y chinos, al mismo tiempo que los tres grandes elementos que han facilitado el crecimiento económico de la UE, gracias a la normalización de las relaciones con Rusia, y una seguridad garantizada gracias a la hegemonía estadounidense, han ido desapareciendo. “Lo hemos estado ignorando, pero ya no podemos ignorarlo más”, ha explicado Draghi.
Se trata de un informe encargado por Von der Leyen y que la presidenta de la Comisión Europea ha prometido utilizar como hoja de ruta para su segunda legislatura al frente del Ejecutivo comunitario. Draghi ha estado trabajando en el documento durante meses con un reducido grupo de colaboradores. En algunas intervenciones públicas ha adelantado algunas ideas que han formado parte finalmente del texto.
La Unión Europea suele necesitar una crisis para actuar, la condena de Jean Monnet, que dictó que Europa se hace a través de las crisis. La última vez que se ha demostrado fue durante el coronavirus, cuando se hizo la primera misión masiva de bonos comunes. Pero Draghi no considera que sea necesario nada más porque “ya estamos en un ambiente de crisis". "Y no aceptarlo es ignorar la realidad y probablemente empeorará la situación", ha añadido en la rueda de prensa. "Mucha de esta hoja de ruta será posible únicamente si los Estados miembros quieren cooperar"
Preguntado por si este es un momento de “vida o muerte” el antiguo presidente del BCE ha tirado de su tradicional ironía. “No, no lo creo. Es momento de hacer esto o afrontar una lenta agonía”, ha explicado, sonriendo. Draghi considera que el cambio es tan radical y tan urgente, que explica que los Estados miembros no deberían dudar en utilizar la cooperación reforzada que les permite avanzar en las conocidas como “coaliciones de voluntad”, o incluso, si es necesario, utilizar un marco intergubernamental para poder progresar.
“Por primera vez desde la Guerra Fría debemos preocuparnos por nuestra supervivencia”, ha explicado el italiano, probablemente uno de los políticos con más auctoritas del continente. En el informe, Draghi avisa sobre la inacción o sobre retrasar las decisiones. “Deberíamos abandonar la ilusión de que sólo la procrastinación puede preservar el consenso (europeo). De hecho, la procrastinación sólo ha producido un crecimiento más lento, y desde luego no ha logrado más consenso. Hemos llegado a un punto en el que, si no actuamos, tendremos que comprometer nuestro bienestar, nuestro medio ambiente o nuestra libertad”, señala.
Tres grandes retos
El elemento central es uno: cambio radical. Para el hombre que salvó el euro con uno de los movimientos más radicales de la política europea, su Whatever it takes en Londres en 2012, tres palabras que le valieron las llaves del panteón de los padres fundadores de la Unión, es momento de tomar decisiones valientes. Moverse o morir.
El italiano centra su informe en tres grandes retos, y después en las razones que impiden abordarlos de manera efectiva. En primer lugar, Draghi subraya que la primera misión de la Unión Europea si quiere sobrevivir es “reorientar profundamente sus esfuerzos colectivos para cerrar la brecha de innovación con Estados Unidos y China, especialmente en las tecnologías avanzadas”.
En segundo lugar, el antiguo primer ministro italiano pone el foco en la descarbonización, exigiendo un gran plan europeo que haga que el cambio a una industria limpia sea coordinado. Es en este ámbito en el que Draghi centra su primera aviso sobre Pekín. “La UE se enfrenta a una posible disyuntiva. Depender cada vez más de China puede ser la vía más barata y eficiente para cumplir nuestros objetivos de descarbonización. Pero la competencia estatal china también representa una amenaza para nuestras productivas industrias de tecnología limpia y automoción”, señala el texto.
El tercer punto que aborda el italiano son los riesgos de seguridad, también en ámbito económico. Recuerda que la Unión es enormemente dependiente de Asia en muchas tecnologías críticas. “A medida que se desvanece la era de la estabilidad geopolítica, aumenta el riesgo de que la creciente inseguridad se convierta en una amenaza para el crecimiento y la libertad. Europa está especialmente expuesta. (...) Si la UE no actúa, corremos el riesgo de ser vulnerables a la coerción”, señala Draghi.
Dear Mario Draghi, a year ago, I asked you to prepare a report on the future of Europe’s competitiveness.
— Ursula von der Leyen (@vonderleyen) September 9, 2024
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Por eso, el italiano pide una “auténtica ‘política económica exterior’ para conservar nuestra libertad”. “La UE tendrá que coordinar acuerdos comerciales preferenciales e inversiones directas con países ricos en recursos, acumular reservas en determinadas áreas críticas y crear asociaciones industriales para garantizar la cadena de suministro de tecnologías clave”, explica el informe.
Todo esto requiere enormes sumas de dinero, y Draghi considera que hay dos conclusiones, dos vías que están interconectadas, y que pueden ayudar a Europa a pisar el acelerador a fondo: una mayor inversión pública que impulsará la inversión privada, y una reforma de la Unión Europea que ampliará el espacio fiscal para lanzar esa inversión pública necesaria.
“En primer lugar, aunque Europa debe avanzar en su Unión de Mercados de Capitales, el sector privado no podrá soportar la mayor parte de la financiación de la inversión sin el apoyo del sector público. En segundo lugar, cuanto más dispuesta esté la UE a reformarse para generar un aumento de la productividad, más aumentará el espacio fiscal y más fácil le resultará al sector público prestar este apoyo”, explica.
Las barreras para encontrar soluciones
El antiguo primer ministro italiano considera que el mundo se separa entre aquellos dispuestos a asumir riesgos y a ser audaces, y aquellos que esperan a que los cambios le pasen por encima. Y sabe que, por defecto, los líderes europeos no van a moverse. Avisa de tres grandes barreras que impiden llevar a cabo los grandes cambios necesarios, aunque no habla del verdadero problema: la ausencia de voluntad política.
La primera barrera, según el italiano, es que Europa tiene claro los objetivos, pero después no es capaz de actuar en consecuencia. Europa no está realmente concentrada en resolver esos retos. La segunda barrera es que la Unión no está utilizando los recursos comunes de manera eficiente. El gasto de dinero europeo está fragmentado y repartido por decenas de programas que impiden aprovechar todo su potencial.
En tercer lugar, Draghi apunta a una falta de coordinación que sale muy cara en un mundo en el que la política industrial de Estados Unidos y de China demuestra que es necesario “combinar múltiples políticas”, desde fiscal hasta comercial. “Debido a su lento y fragmentado proceso de elaboración de políticas, la UE es menos capaz de dar una respuesta de este tipo”, por lo que considera que la Unión debe hacer cambios en su gobernanza para poder hacer frente a estos retos.
El riesgo para Draghi es que su informe solamente sea uno más. Es fácil cruzarse en charlas y eventos en Bruselas con personas cuyo apellido ha dado nombre a informes que acaban siendo olvidados a los pocos días. Algunos de ellos ya están olvidados incluso antes de ver la luz. Son innumerables los documentos destinados a hacer reflexionar sobre el futuro de la Unión. Muy pocos sirven más que para aumentar el peso del cajón en el que acaban la mayoría de ellos. El último de estos informes, el de Enrico Letta, otro ex primer ministro italiano, ya ha quedado eclipsado por el siguiente.
“Los valores fundamentales de Europa son la prosperidad, la equidad, la libertad, la paz y la democracia en un entorno sostenible. La UE existe para garantizar que los europeos puedan beneficiarse siempre de estos derechos fundamentales. Si Europa ya no puede proporcionarlos a sus ciudadanos, o tiene que contraponer unos a otros, habrá perdido su razón de ser”. Ha llegado, con mucho retraso, pero ha llegado.
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