¿Por qué cambia Zelenski su gobierno? Porque lo peor para Ucrania está por llegar
Aunque es pronto para evaluar las motivaciones de la reestructuración de Gobierno, muchos apuntan a que Ucrania se prepara para enfrentar un otoño e invierno devastadores
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, puso en marcha este miércoles la mayor reestructuración de su gobierno desde el comienzo de la invasión rusa a gran escala. Figuras clave del Ejecutivo, como el ministro de Asuntos Exteriores, Dimytro Kuleba, el de Industrias Estratégicas, Alexander Kamyshin, y el de Justicia, Denys Maliuska, entre otros, han presentado su dimisión, y se espera que este jueves se anuncie la nueva composición del gabinete. Aunque todavía es pronto para evaluar las motivaciones y consecuencias de esta transformación, que ha pillado a los propios legisladores del país por sorpresa, muchos apuntan al elefante en la habitación: Ucrania se prepara para enfrentar un otoño e invierno que prometen ser los más duros desde el inicio de la guerra.
Así lo indicó el propio Zelenski en un mensaje a la ciudadanía en la noche del pasado martes. “Este otoño será extremadamente importante para Ucrania. Las instituciones estatales deben estar organizadas de tal manera que Ucrania logre todos los resultados que necesitamos para todos”, aseveró. “Para ello, es necesario fortalecer algunas áreas del gobierno, y ya se han preparado las decisiones sobre el personal”, agregó. Oleksandr Merezhko, diputado y presidente del comité de asuntos exteriores del Parlamento ucraniano, se pronunciaba en términos similares ante el Kyiv Independent este miércoles: “"Es una gran reestructuración, que se esperaba desde hace bastante tiempo (...) A todos nos esperan tiempos difíciles. Quizás este cambio es parte de la preparación para un nuevo periodo de desafíos".
La reestructuración del gobierno ucraniano llega en medio de un dramático aumento de los ataques aéreos sobre varias ciudades de Ucrania y, sobre todo, de una crisis energética para la que no existe una solución a la vista. Este mismo miércoles, siete personas, entre ellos tres niños, murieron en un bombardeo ruso sobre Lviv, un día después de dos misiles balísticos impactaran en la ciudad de Poltava, matando al menos a 53 personas e hiriendo a casi 300 más. El pasado 26 de agosto, Rusia lanzó una de sus mayores ofensivas aérea hasta la fecha, disparando más de 230 misiles y drones y centrando sus ataques en una infraestructura eléctrica del país de por sí diezmada tras dos años y medio de guerra.
La energía, el mayor problema
Desde el comienzo de la invasión a gran escala, Rusia ha enfocado sus esfuerzos en desmantelar la infraestructura energética de Ucrania. Aunque en inviernos anteriores el país consiguió evitar el colapso completo de su red eléctrica, lo hizo con grandes dificultades. Este año, sin embargo, el panorama es mucho más desalentador. El 90% de la capacidad de las plantas térmicas de DTEK, la mayor empresa energética del país, ha sido destruida o gravemente dañada. Las plantas hidroeléctricas, incluida la emblemática DniproHES, también han sufrido graves daños, con el 45% de su capacidad fuera de servicio. Ucrania apenas está generando poco más de un tercio de la electricidad que producía antes del conflicto, pasando de 55 gigavatios a tan solo 20.
Como indica Phuc-Vinh Nguyen, investigador del Instituto Jacques Delors en París especializado en energía, "mantener la estabilidad de la red es extremadamente difícil" en la Ucrania de hoy. A medida que los misiles y drones rusos continúan atacando infraestructuras energéticas críticas, como plantas de generación y subestaciones, los daños acumulados durante dos años de constantes agresiones convierten lo que antes era un desafío titánico en una tarea casi imposible. "Cuantos más ataques sufre la infraestructura, más complicado es reparar y mantener la red eléctrica", añade Nguyen en entrevista con El Confidencial.
Según reporta The Insider, Dmytro Sakharuk, director ejecutivo de DTEK, ha advertido que la situación es crítica y que los ciudadanos deben prepararse para el invierno “por sí mismos”, ya que las autoridades no pueden garantizar el suministro de electricidad en todo momento. Esto ha llevado a que la población empiece a abastecerse de generadores, paneles solares y otros dispositivos que les permitan sobrellevar los posibles apagones prolongados, además de los generadores que hace tiempo que se convirtieron en una pieza indispensable para cualquier empresa que siga funcionando en Ucrania. No obstante, estos equipos son costosos y están fuera del alcance de gran parte de los ucranianos.
La capacidad para afrontar el invierno depende ahora, en gran medida, de las importaciones de energía desde Europa. Tan solo en el pasado mes de junio, Ucrania compró más electricidad en el extranjero (858.400 MWh) que en todo 2023 (806.400 MWh). Aun así, estas importaciones no serán suficientes para cubrir por completo una demanda interna destinada a dispararse tan pronto como comience la bajada de temperaturas. "Es un desafío que no solo depende de Ucrania, sino también de la capacidad de Europa para aumentar su ayuda energética en medio de la crisis", señala Nguyen, quien recuerda que el continente está mucho mejor preparado que en el pasado, cuando sufría para reemplazar el gas ruso, para afrontar un invierno anormalmente frío. Sin embargo, en el caso de Kiev sucede a la inversa: está más vulnerable que nunca.
Pese a que el Gobierno ucraniano ya está trabajando en soluciones energéticas a largo plazo, como la proliferación de aerogeneradores y paneles solares o la construcción de pequeñas plantas eléctricas flexibles alimentadas por gas, estos proyectos no ayudan a la necesidad inmediata de sobrevivir al invierno. El banco central ucraniano prevé que otras 400.000 personas abandonarán el país este año debido a los apagones continuos y demás dificultades fruto de la guerra. Cuestionado por el Financial Times el pasado mes de junio sobre las implicaciones de la destrucción de infraestructura para los meses por venir, un funcionario ucraniano se expresaba sin rodeos: “Debemos prepararnos para vivir en el frío y la oscuridad”.
Tensiones políticas y malas noticias en el frente
Poco después del anuncio de la reestructuración del gabinete, Volodymyr Ariev, diputado del partido opositor Solidaridad Europea, expresaba a este periódico su frustración ante la falta de explicaciones oficiales: “No se nos ha dado ninguna razón oficial sobre las renuncias. En el Parlamento, algunos están enfadados, otros sorprendidos, pero lo que es claro es que no hay una comunicación adecuada por parte del Gobierno”. Una desconexión entre el Ejecutivo y la Rada Suprema que, según Ariev, es más la norma que una excepción.
Uno de los puntos más divisivos ha sido la decisión de mantener en su cargo al ministro de Energía, Herman Galushchenko, pese a que ha sido cuestionado repetidamente por la falta de eficacia en la respuesta al deterioro de la infraestructura energética. Quien sí fue destituido tres días atrás fue Volodymyr Kudrytskyi, el jefe de Ukrenergo, la empresa estatal encargada de la red eléctrica del país, en una maniobra marcada por la polémica y que ha sido interpretada por expertos como un intento de centralizar el poder por parte de Zelenski.
Imho, Kudrytskyi was removed for other reasons. It rather seems that this is an attempt by the country's Energy Ministry to control the corporate management of this critical SOE. /8https://t.co/w6rZo6Swv6
— Mattia Nelles (@mattia_n) September 3, 2024
Dos miembros de la junta directiva de Ukrenergo, Peder Andreasen y Daniel Dobbeni, ambos expresidentes de la Red Europea de Operadores de Sistemas de Transmisión de Electricidad, renunciaron en señal de protesta. "Sentimos presión política e intentos constantes de eludir la competencia para nombrar a cargos (...) Violar los principios de gobierno corporativo y tomar la decisión de despedir a su gerente sin pruebas de una gestión indebida es inaceptable", sentenciaron en un comunicado conjunto. En declaraciones a El Confidencial, Ariev también mostraba su rechazo: “Parece más una decisión política que una basada en la eficacia de su trabajo”.
A la crisis energética y la tensión política se le suma una complicada situación en el frente que no vaticina buenas noticias para Kiev en el horizonte. Desde la caída de Avdiivka el pasado mes de febrero, el ejército ruso ha continuado su ofensiva oriental hacia Pokrovsk, un bastión en la región de Donetsk a partir del cual las líneas defensivas ucranianas se vuelven mucho más frágiles. A pesar de los esfuerzos ucranianos por defender este sector, los avances han sido constantes y las tropas rusas se encuentran actualmente a menos de ocho kilómetros de la ciudad.
A pesar de la sorprendente incursión del ejército de Ucrania en Kursk, Rusia, destinada a desviar soldados rusos del frente oriental, las fuerzas de Moscú han mantenido e incluso redoblado su ofensiva hacia Pokrovsk, forzando la evacuación de miles de civiles ucranianos. "El enemigo está aumentando sus fuerzas en la dirección de Pokrovsk, donde sus unidades más efectivas están concentradas", afirmó la semana pasada el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Oleksandr Syrskyi.
Un asalto exitoso sobre Pokrovsk tendría implicaciones mucho más graves para Ucrania que otras pérdidas territoriales anteriores, como las de Bajmut o Avdiivka. Si Moscú logra hacerse con la ciudad, no solo aseguraría un dominio casi completo de Donetsk, sino que abriría el camino hacia una posible ofensiva en el óblast de Dnipropetrovsk, una región estratégica cuya capital, Dnipro, es la cuarta ciudad más grande de Ucrania. La reciente caída de Novohrodivka, una ciudad minera situada a menos de 9 kilómetros de Pokrovsk, en cuestión de días, subraya la rapidez con la que las defensas ucranianas, cada vez más hambrientas de efectivos y armamento, pueden colapsar. Mientras Ucrania se prepara para el invierno más duro, el frente no da señal alguna de enfriarse.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, puso en marcha este miércoles la mayor reestructuración de su gobierno desde el comienzo de la invasión rusa a gran escala. Figuras clave del Ejecutivo, como el ministro de Asuntos Exteriores, Dimytro Kuleba, el de Industrias Estratégicas, Alexander Kamyshin, y el de Justicia, Denys Maliuska, entre otros, han presentado su dimisión, y se espera que este jueves se anuncie la nueva composición del gabinete. Aunque todavía es pronto para evaluar las motivaciones y consecuencias de esta transformación, que ha pillado a los propios legisladores del país por sorpresa, muchos apuntan al elefante en la habitación: Ucrania se prepara para enfrentar un otoño e invierno que prometen ser los más duros desde el inicio de la guerra.
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