Se acabó el trato especial: así es la nueva (y difícil) vida de Daniel Sancho en prisión
La prisión de Koh Samui, donde Sancho estuvo detenido el último año, es considerada como suave en comparación con la cárcel de máxima seguridad a la que fue trasladado la semana pasada
Tras haber sido condenado el pasado jueves 29 de agosto a cadena perpetua por el asesinato premeditado y descuartizamiento de su pareja, el cirujano plástico colombiano Edwin Arrieta, Daniel Sancho fue trasladado sorpresivamente al día siguiente a la prisión de máxima seguridad de Surat Thani, en la capital de la provincia del mismo nombre. Allí, Sancho se encuentra actualmente en aislamiento, cumpliendo una cuarentena de entre seis y diez días debido al protocolo covid que aún rige en Tailandia. Después de este periodo, será trasladado a su módulo carcelario correspondiente, donde comenzará su nueva vida en prisión.
Esta vida estará marcada, sobre todo, por la dificultad de comunicarse, dada la casi total ausencia de reos ajenos al sudeste asiático –la mayoría son camboyanos y birmanos. Esto le obligará a aprender el idioma local para poder interactuar tanto con los demás presos como con los funcionarios. Una barrera lingüística a la que se le sumará la limitación de que las pocas televisiones disponibles en el recinto, su principal forma de contacto con el exterior más allá de las ocasionales visitas y llamadas telefónicas, solo transmiten en tailandés.
La prisión de Koh Samui, donde Sancho estuvo detenido el último año, es considerada como suave en comparación con la cárcel de máxima seguridad donde fue trasladado. En su antigua residencia, Sancho fue acogido en la enfermería de la cárcel, durmiendo con poca gente y sobre una colchoneta, mientras que los demás presos estaban hacinados en celdas y dormían en el suelo.
Sin embargo, las circunstancias han cambiado drásticamente, y ahora deberá adaptarse a una realidad mucho más dura. Según ha podido saber El Confidencial, una vez Sancho termine su cuarentena, solo podrá recibir visitas de familiares directos, como padres, hermanos, abuelos, tíos y primos. Además, las visitas se limitarán a una vez por semana y con una duración máxima de entre 10 y 15 minutos, un régimen mucho más estricto las visitas diarias de 20 a 30 minutos que recibía antes del veredicto.
Evidentemente, sus abogados y el cuerpo diplomático español podrán visitarle, siempre que la petición a la dirección de la prisión se haga en tiempo y forma. O, dicho de otro modo: ya nadie será capaz de acceder hasta Daniel si no tiene el permiso validado con anterioridad. Cualquier visita sorpresa a la Prisión Central de Surat Thani será siempre denegada.
Otra dificultad que enfrentará Sancho es la imposibilidad de dormir en la enfermería de la prisión, como lo hacía en Koh Samui, donde alegaba una hernia discal. En las prisiones de máxima seguridad, es muy difícil acceder a beneficios médicos o de otro tipo, y las quejas de los presos sobre problemas físicos o psicológicos suelen ser ignoradas.
Desde la lectura del veredicto, la situación de Sancho ha empeorado significativamente. Muchos criticaron el supuesto trato de favor que recibía en la isla de Samui, donde se reportó que su padre lo visitaba con hamburguesas de su restaurante favorito y en ocasiones lograba que le permitieran pedir comida por internet. En cuanto a las llamadas telefónicas, antes tenía derecho a cuatro mensuales y ahora solo podrá hacer dos, una cada quince días. Todas se realizan a través de la plataforma Line, la más utilizada en Tailandia, similar a WhatsApp o Telegram en otros países.
Tras haber sido condenado el pasado jueves 29 de agosto a cadena perpetua por el asesinato premeditado y descuartizamiento de su pareja, el cirujano plástico colombiano Edwin Arrieta, Daniel Sancho fue trasladado sorpresivamente al día siguiente a la prisión de máxima seguridad de Surat Thani, en la capital de la provincia del mismo nombre. Allí, Sancho se encuentra actualmente en aislamiento, cumpliendo una cuarentena de entre seis y diez días debido al protocolo covid que aún rige en Tailandia. Después de este periodo, será trasladado a su módulo carcelario correspondiente, donde comenzará su nueva vida en prisión.
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