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En Alemania no solo ha ganado la AfD: ha ganado la ultraderecha de la ultraderecha
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Turingia es solo el principio

En Alemania no solo ha ganado la AfD: ha ganado la ultraderecha de la ultraderecha

Incluso para la misma formación que fue considerada demasiado ultra por la francesa Marine Le Pen durante las elecciones europeas, Björn Höcke representa un extremo

Foto: Björn Höcke después de votar el pasado domingo. (Getty/Jens Schlueter)
Björn Höcke después de votar el pasado domingo. (Getty/Jens Schlueter)

La victoria este domingo de Alternativa para Alemania (AfD) en las elecciones regionales de Turingia ha supuesto un terremoto para el escenario político alemán. No solo porque supone el primer triunfo de un partido de extrema derecha en las urnas alemanas desde la era del nazismo, sino porque el político que lo ha logrado es el máximo exponente del ala más radical de la AfD. Incluso para la misma formación que fue considerada demasiado ultra por la francesa Marine Le Pen durante las elecciones europeas y que fue desterrada del ya difunto partido europeo Identidad y Democracia, Björn Höcke representa un extremo. La ultraderecha de la ultraderecha.

Höcke es conocido por fundar en 2015 "El Ala" (Der Flügel), una facción interna que rápidamente destacó por su radicalismo. "Der Flügel era el ala más radical del partido, donde se encontraban los elementos más extremistas, incluyendo aquellos que no dudaban en participar en marchas con neonazis o hacer declaraciones abiertamente xenófobas y antisemitas", explica Franco Delle Donne, analista político especializado en Alemania y director del proyecto Epidemia Ultra, en entrevista con El Confidencial.

La agrupación era tan radical que fue investigada por la Oficina de Protección de la Constitución de Alemania, una especie de servicio secreto interno. Como resultado de estas indagatorias, "El Ala" fue oficialmente disuelta y clasificada como un peligro para la democracia. Sin embargo, Delle Donne advierte que esta disolución solo sucedió "sobre el papel". "Der Flügel sigue existiendo a nivel informal y Höcke ha continuado ejerciendo una influencia considerable dentro de la AfD, condicionando muchas de las decisiones del partido", apunta.

Höcke es conocido por sus declaraciones provocativas y radicales. Este mismo año fue multado por utilizar un eslogan del nazismo (¡Todo para Alemania!) en sus discursos y en el pasado criticó el monumento al Holocausto en Berlín porque, según afirmó, Alemania tiene otros mil años de historia en los que centrarse. “Nosotros, los alemanes, somos el único pueblo del mundo que ha erigido un monumento a la vergüenza en el corazón de su capital”, declaró en 2017. "Siempre ha utilizado un discurso que mezcla revisionismo histórico con un racismo explícito", señala Delle Done.

La victoria de la AfD en Turingia, con un 32,8% de los votos, refleja un descontento profundo en algunas partes de Alemania, especialmente en el Este, donde la percepción de abandono por parte del gobierno federal y el miedo a la inmigración han alimentado el crecimiento del populismo. Muchas de las propuestas más radicales de Höcke, como la deportación masiva de inmigrantes y de los hijos de inmigrantes que no sean considerados "asimilados culturalmente", están fuera del alcance de lo que un líder regional podría implementar, pero pocos son los que creen que el líder ultra se conformará con liderar la región. Aunque nunca se ha postulado para la dirección nacional de la AfD, Delle Donne sugiere que Höcke podría estar "esperando el momento oportuno para ser elegido por aclamación", convirtiendo el ala más extremista del partido en la facción dominante.

Foto: Björn Höcke en un mitin de AfD. (Getty)

Dentro de la AfD, Höcke ha sido un contrapeso constante a los sectores más pragmáticos que siempre han contemplado la posibilidad de alianzas con partidos más tradicionales como la CDU, en un esfuerzo por ampliar su base política. Hasta ahora, el resto de formaciones alemanas han mantenido un estricto cordón sanitario alrededor de la ultraderecha, negándose a formar cualquier coalición con ellos. Sin embargo, la creciente popularidad del partido, especialmente en regiones como Turingia, está poniendo a prueba esta estrategia.

Delle Donne enfatiza que, aunque es poco probable que la AfD llegue al poder en el corto plazo, su capacidad para movilizar a un electorado descontento no deben subestimarse: "El crecimiento de la AfD está complicando la formación de mayorías estables, lo que plantea un desafío directo a la capacidad de los partidos tradicionales para gobernar". Estos gobiernos más débiles y fragmentados, como la renqueante coalición del canciller socialista Olaf Scholz, a su vez impulsan el descontento de la población, lo que da más alas a los partidos extremistas. Un círculo vicioso del que Höcke puede emerger como el principal ganador.

La victoria este domingo de Alternativa para Alemania (AfD) en las elecciones regionales de Turingia ha supuesto un terremoto para el escenario político alemán. No solo porque supone el primer triunfo de un partido de extrema derecha en las urnas alemanas desde la era del nazismo, sino porque el político que lo ha logrado es el máximo exponente del ala más radical de la AfD. Incluso para la misma formación que fue considerada demasiado ultra por la francesa Marine Le Pen durante las elecciones europeas y que fue desterrada del ya difunto partido europeo Identidad y Democracia, Björn Höcke representa un extremo. La ultraderecha de la ultraderecha.

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