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Artur Segarra, el otro 'Sancho' español condenado por descuartizar a una persona en Tailandia
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Pena de muerte conmutada

Artur Segarra, el otro 'Sancho' español condenado por descuartizar a una persona en Tailandia

Un estafador de ancianos había huido hasta Bangkok para evitar a las autoridades españolas. Pero conoció a un consultor con una cuenta bancaria en Singapur.

Foto: El español Artur Segarra tras salir de la Corte Criminal en Bangkok. (EFE / EPA / DIEGO AZUBEL)
El español Artur Segarra tras salir de la Corte Criminal en Bangkok. (EFE / EPA / DIEGO AZUBEL)

Daniel Sancho no es el único español en enfrentarse a la cadena perpetua en Tailandia. El joven de 30 años ha sido declarado culpable este jueves por el asesinato premeditado del cirujano colombiano, Edwin Arrieta, delito al que se suman otros dos cargos (ocultación del cadáver y destrucción de documentación pública). Finalmente, no se le ha aplicado la pena muerte porque el juez del Tribunal Provincial de Samui (al sur tailandés) ha aplicado una atenuación por su colaboración en la investigación de las autoridades.

Esa colaboración incluiría una admisión inicial de su culpabilidad en el asesinato, además de participar en la reconstrucción del crimen. No fue el caso del otro español condenado por un caso similar en el país asiático. Hace ocho años, Artur Segarra fue acusado de torturar, asesinar y descuartizar al empresario David Bernat en una habitación de un hotel en Bangkok. El caso también atrajo la atención mediática internacional e incluso varios apodos entre sus carceleros tailandeses, que lo llegaron a llamar Artur cut cut (Artur corta-corta) o descuartizador de Tailandia.

El catalán, buscado por la policía catalana Mossos d'Esquadra, había huido a Tailandia por estar envuelto en la trama ‘Cocoon’, una red que se dedicaba a estafar principalmente a ancianos.

En la capital asiática se encontró con Bernat, que tenía negocios fuera del país. Entonces, le secuestró y torturó durante seis días para hacerse con grandes cantidades de dinero de su cuenta bancaria. Ambos ya se conocían e incluso habían coincidido de fiesta en la capital tailandesa. El condenado descuartizó el cuerpo de la víctima y lo arrojó al río Chao Phraya. Seis días después, la Policía identificó a Segarra como el principal sospechoso. Para entonces, ya había huido a Camboya.

Durante todo el proceso judicial, el condenado siempre mantuvo su inocencia, dificultando la investigación de las autoridades tailandesas por la falta de colaboración, a diferencia del caso Sancho, quien desde el principio de las pesquisas se declaró culpable del asesinato del cirujano. Pero ambos fueron identificados como autores del crimen tras revisar las grabaciones de las cámaras de seguridad.

Foto: Daniel Sancho en una imagen anterior a su entrada en la cárcel. (EFE/Instagram)
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Joaquín Campos. Koh Samui (Tailandia) Infografía: EC Diseño

Segarra y Bernat habían entrado a su apartamento, pero la víctima nunca abandonó el bloque. El español fue captado saliendo de su apartamento en motocicleta junto a varias bolsas y cajas. Horas después, regresó a su vivienda sin ningún tipo de bulto. Además, la Policía tailandesa había localizado rastros de sangre en las cañerías del piso, que posteriormente, fueron identificadas con ADN de la víctima, entre otras pruebas.

El hijo del actor Rodolfo Sancho también fue captado con el mismo 'modus operandi'. Primero, fue captado por las cámaras de seguridad de un supermercado donde compró varios cuchillos y posteriormente, a una ferretería, de donde se llevó un nuevo cuchillo de sierra y una tabla de madera. Horas después del asesinato, también se pudo observar a Sancho en una motocicleta con varias bolsas de basura de color verde.

Al igual que Sancho, Segarra también fue condenado por asesinato premeditado. Días antes de cometer el crimen, había comprado varios materiales con los que torturó y asesinó a la víctima, entre ellos, compró un congelador y alquiló otra casa en la que escondió herramientas. En 2019, el catalán fue declarado culpable y finalmente, condenado a muerte. No solo se enfrentaba a esta pena, sino que también a otros doce cargos, entre ellos, secuestro y torturas para robar el dinero de la víctima. El español confesó el crimen a finales de ese año en una carta en la que también pedía clemencia al rey de Tailandia, con el objetivo de evitar su ejecución.

La legislación tailandesa es muy estricta. Artur Segarra fue condenado a pena de muerte, un castigo que implicaría la inyección letal. En su intento de salvar la vida, el convicto decidió cambiar su versión de los hechos —hasta entonces había defendido fervientemente su inocencia frente a los tribunales tailandeses— en la carta.

En su misiva, el español contaba las duras condiciones carcelarias en el país asiático, solicitando a la Casa Real una conmutación de la pena capital por la cadena perpetua. El rey concedió.

Una carta pidiendo perdón

Segarra no ha dejado la oportunidad de salir a la luz pública. Hace un año, tras la confesión de Daniel Sancho, Segarra envió una carta a un programa de televisión. En esta carta, el convicto dejaba claro que “no se puede confiar en la justicia tailandesa” porque “las sentencias o son ridículas o desproporcionadas”.

Asimismo, acusa de corruptas a las autoridades tailandesas, mencionando que “todo depende del efectivo del que dispongas para pagar a la fiscalía, jueces y policía”.

Artur Segarra, quien todavía está a la espera de una respuesta a la solicitud de extradición a España, podría ser uno de los compañeros de Daniel Sancho en la cárcel de El Tigre o Bangkok Hilton, una de las cárceles más peligrosas del mundo. Tras un año en el penal de Koh Samui a la espera del juicio, Sancho será ahora trasladado a una nueva prisión de máxima seguridad, seguramente El tigre o el penal de Surat Thani.

Daniel Sancho no es el único español en enfrentarse a la cadena perpetua en Tailandia. El joven de 30 años ha sido declarado culpable este jueves por el asesinato premeditado del cirujano colombiano, Edwin Arrieta, delito al que se suman otros dos cargos (ocultación del cadáver y destrucción de documentación pública). Finalmente, no se le ha aplicado la pena muerte porque el juez del Tribunal Provincial de Samui (al sur tailandés) ha aplicado una atenuación por su colaboración en la investigación de las autoridades.

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