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Los puentes sobre el río Seym: cómo Ucrania quiere acorralar a los rusos en Kursk
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controla 1.250 km cuadrados de Rusia

Los puentes sobre el río Seym: cómo Ucrania quiere acorralar a los rusos en Kursk

Ucrania ha destruido tres puentes en la región de Kursk para impedir que Rusia pueda abastecer a sus tropas y para intentar rodearlas en los alrededores de la ciudad de Glushkovo

Foto: El puente del distrito de Glushkovo, en la región de Kursk, Rusia, destruido por las fuerzas ucranianas. (Reuters/Planet Labs Inc.)
El puente del distrito de Glushkovo, en la región de Kursk, Rusia, destruido por las fuerzas ucranianas. (Reuters/Planet Labs Inc.)

El grito de júbilo se podía intuir desde el otro lado de la pantalla. "Ya no queda ningún puente más", escribía el teniente general Mykola Oleshchuk, el comandante de la Fuerza Aérea de Ucrania, en su canal de Telegram. Este pasado lunes, el militar informó que las fuerzas de Kiev habían destruido el tercer puente sobre el río Seym. Es el último de la región rusa de Kursk que se consideraba clave para el envío de suministros rusos de un lado al otro de las aguas. Y ha sido otro tanto militar que se apunta Ucrania desde la incursión fronteriza que empezó el pasado 7 de agosto.

Días después de tomar la ciudad de Sudzha, los ucranianos volaron el primer puente el pasado viernes. Dos días después, el segundo. Este lunes, colapsó el tercero que quedaba en pie, según informaciones de fuentes de inteligencia de código abierto (Osint). Después de tener bajo su control 1.250 kilómetros cuadrados y 92 poblaciones rusas —según cifras compartidas por el presidente Volodímir Zelenski—, Ucrania está intentando ampliar su ofensiva fronteriza con una nueva estrategia.

"Las fuerzas ucranianas han destruido los puentes sobre el río Seym para complicar las líneas de suministro de las tropas rusas en el distrito de Glushkovo, en el extremo suroeste de la región de Kursk. Si estas tropas no son reabastecidas, probablemente enfrentarán intentos de los ucranianos de rodearlas", apunta Alex Kokcharov, analista geopolítico y militar de Bloomberg Economics, a El Confidencial.

Rusia ha empezado a desplegar pontones sobre el río que puedan sustituir a los puentes y seguir enviando suministros militares, así como evacuar a los habitantes de los pueblos tomados por las fuerzas de Kiev. Sin embargo, la pregunta es cuánto durarán. Unas imágenes de satélite compartidas por expertos Osint mostraba que Ucrania ya ha conseguido destruir con drones kamikaze uno de los pontones sobre el río Seym. "Los rusos tendrán que abandonar su defensa de la orilla sur más pronto que tarde", explica el analista Osint Uri.

Los pontones son utilizados normalmente como soluciones para brindar apoyo logístico y mover a tropas de un lado al otro del río, con la opción de retirarse rápidamente para escapar del enemigo. En este caso, con Ucrania controlando de cerca cada una de las instalaciones marítimas, Rusia perdería también la defensa de la comarca de Glushkovo.

Una gran parte de las miradas están puestas en esta zona, a cerca de 40 kilómetros al oeste de Sudzha, porque se perfila como el próximo destino militar de las tropas ucranianas. Si lo consiguen, añadirían bajo su control 600 kilómetros cuadrados de territorio ruso. Teniendo en cuenta los recientes éxitos militares de Ucrania, algunos expertos se muestran muy optimistas. "Como Rusia no podrá mantener una presencia defensiva en el distrito de Glushkovo utilizando puentes de pontones, los ucranianos llegarán a toda la zona al sur del río Seym en una semana o dos", apunta Osint Uri a este periódico.

Además de controlar más kilómetros cuadrados de Rusia, si las tropas ucranianas continúan avanzando podrían obtener la ventaja de colocar una barrera natural frente a cualquier contraataque ruso. Este fue precisamente el objetivo anunciado por Volodímir Zelenski este fin de semana. El presidente ucraniano afirmó que busca crear una "zona de amortiguación" (buffer, en inglés) para evitar ataques transfronterizos por parte de las fuerzas de Moscú.

"Todo lo que inflige pérdidas al ejército ruso, al estado ruso, a su complejo militar-industrial y a su economía ayuda a prevenir la expansión de la guerra y nos acerca a un fin justo a esta agresión", dijo.

Rusia no cede en el frente ucraniano

Los objetivos militares a largo plazo de Kiev siguen siendo un misterio, pero el posible cerco sobre las tropas rusas sería otro desafío para el Kremlin desde la incursión fronteriza que les tomó por sorpresa. Esta operación ha supuesto una inyección de optimismo para las fuerzas ucranianas después de meses duros en el frente.

A pesar de que los avances rusos continúan en el este del país, Kiev ha conseguido un nuevo as en la manga después de que las tropas cruzaran la frontera en dirección a Kursk. Además de crear presión política para Vladímir Putin, capturar y mantener una parte del territorio ruso le da a Ucrania un recurso que puede utilizar en el caso de negociaciones de paz. Por otro lado, algunos analistas apuntaron que llegar a Kursk tiene también como objetivo que Moscú se vea obligado a redistribuir sus tropas para hacer frente a los ataques en su país.

Algunas tropas han sido ya movilizadas, pero sigue siendo un movimiento tímido por parte de Rusia. Ni siquiera la incursión fronteriza ha logrado, por ahora, aliviar la tensión en frentes como el de Donetsk. El ejército ruso se está acercando cada vez más a la ciudad de Pokrovsk, un centro militar clave para el ejército de Kiev debido a su fácil acceso a la ciudad estratégica de Kostyantynivka. Ucrania utiliza la carretera que conecta ambas para reabastecer las líneas del frente y evacuar a las víctimas.

Las autoridades de Donetsk anunciaron la evacuación forzosa de niños y adultos ante una posible llegada inminente de las tropas rusas. Serhii Dobriak, jefe de la administración militar de la ciudad de Pokrovsk, advirtió que los residentes tienen "1 o 2 semanas para irse, no más". "Los rusos están cerca, a 11 kilómetros de las afueras de la ciudad. La ciudad se está preparando", alertó. Además, las tropas rusas habrían capturado casi toda la ciudad de Niu-York, y entrado en la cercana Toretsk, según el ministerio de Defensa ruso.

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Es posible que, al menos en este frente, Ucrania tenga dificultades para conseguir éxitos militares. Gran parte de las reservas están dirigidas a la ofensiva de Kursk, por lo que será mucho más difícil compensar los vacíos en las defensas. "Rusia no tiene problemas para movilizar tropas, mientras que Ucrania todavía tiene problemas para movilizar el número necesario para mantener y llevar a cabo operaciones en Donetsk", afirmó Konrad Muzyka, director del grupo polaco Rochan Consulting, a The Financial Times.

Sin embargo, Kursk se ha convertido en otro frente casi tan importante como el del este y sur de Ucrania. Zelenski ha subrayado especialmente esta idea porque, más allá de las ventajas que la incursión fronteriza puede tener para Kiev, devuelve la esperanza de demostrar a la comunidad internacional que pueden ganar esta guerra, y que para eso, siguen necesitando el apoyo de Occidente.

Los ataques contra los puentes del río Seym fueron perpetrados, precisamente, con los sofisticados equipos de lanzamiento Himars, recién llegados al territorio ucraniano. A pesar de que no hay información verificada al respecto, la utilización de este arma en territorio ruso marcaría una línea roja que hasta ahora han mantenido los líderes occidentales.

Unas líneas rojas "ingenuas"

Ucrania llevaba tiempo cargando el lastre táctico de no poder atacar con su arsenal occidental en suelo ruso, hasta que Estados Unidos permitió que se levantara la prohibición para responder a la ofensiva rusa en Járkov del pasado mes de junio. Eso sí, la Administración Biden aclaró que siempre que los objetivos militares rusos estuvieran a poca distancia. La política de no permitir ataques de largo alcance con armamento occidental no había cambiado.

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Por ahora, ningún líder occidental ha condenado la incursión de Kursk por violar esa línea roja. Un escenario que Zelenski ha aprovechado para retomar el debate de la utilización de armas occidentales en Rusia. "Todo el concepto ingenuo e ilusorio de las llamadas líneas rojas con respecto a Rusia, que dominaba la evaluación de la guerra por parte de algunos socios, se ha derrumbado estos días en algún lugar cerca de Sudzha", dijo el presidente en un discurso a embajadores ucranianos en otros países.

Para Zelenski, además, la respuesta "vacilante" de Moscú ante la ofensiva de Kiev debería ser una señal para el mundo de que la temida superpotencia ha perdido una gran parte de su fuerza. El Kremlin, por su parte, ha prometido una respuesta a la incursión de Ucrania y Vladímir Putin ha puesto como límite el 1 de octubre para que sus fuerzas expulsen a los ucranianos de su territorio.

La tarea no parece fácil. "Para detener a Ucrania, Rusia necesitaría redesplegar muchas más tropas de las que está comprometiendo actualmente. Informes recientes sugieren que Rusia desplegó unos 5.000 soldados en Kursk, pero probablemente esto será insuficiente. Para lograr esta tarea se necesitarían al menos entre 20.000 y 30.000 soldados rusos", concluye Alex Kokcharov.

El grito de júbilo se podía intuir desde el otro lado de la pantalla. "Ya no queda ningún puente más", escribía el teniente general Mykola Oleshchuk, el comandante de la Fuerza Aérea de Ucrania, en su canal de Telegram. Este pasado lunes, el militar informó que las fuerzas de Kiev habían destruido el tercer puente sobre el río Seym. Es el último de la región rusa de Kursk que se consideraba clave para el envío de suministros rusos de un lado al otro de las aguas. Y ha sido otro tanto militar que se apunta Ucrania desde la incursión fronteriza que empezó el pasado 7 de agosto.

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