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Nace la 'escandiculpa': la sensación de que todo te va tan bien que te hace sentir culpable
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Los noruegos no son (tan) felices

Nace la 'escandiculpa': la sensación de que todo te va tan bien que te hace sentir culpable

Los ciudadanos escandinavos no representan esa postal perfecta que tenemos en el imaginario popular

Foto: Una familia noruega pasando el día en familia. (Pixabay)
Una familia noruega pasando el día en familia. (Pixabay)

El dinero no da la felicidad en los países nórdicos, aunque estos se posicionen en los primeros puestos de los rankings de las naciones más adineradas y felices del mundo. Sus ciudadanos han sustituido la alegría porque se sienten culpables de su alto estatus frente al nivel adquisitivo que poseen las personas que proceden de otras regiones menos desarrolladas que las del norte europeo. Un término que hasta ha sido bautizado con nombre: la escandiculpa.

"Es un sentimiento de culpa por sentirse privilegiado a costa de los pueblos oprimidos de otras partes del mundo", explica la autora de este nuevo concepto y profesora e investigadora de la Universidad de Oslo, Elisabeth Oxfeldt, a este periódico. Su investigación comenzó en el año 2012 cuando se percató de estas narrativas al observar las tendencias literarias y audiovisuales a través del cine y las series de televisión en Enmarcando la 'escandiculpa'.

Los discursos de estos formatos siempre muestran la misma dualidad: un primer protagonista, el más feliz desde su posición acaudalada, y un segundo, que no reúne el mismo patrimonio. Toda esta prosa da lugar a "sentimientos de culpa, malestar, incomodidad y vergüenza", especialmente, "cuando uno se da cuenta de la relación directa entre la felicidad y la infelicidad de los demás".

Sus habitantes se sienten responsables de este proceso porque siempre se han considerado los beneficiarios del sistema global actual porque "han sido particularmente benignos y no se han involucrado, por ejemplo, en los procesos históricos modernos de guerra, imperialismo y colonización", dice la académica. De hecho, señala que "los daneses, suecos y noruegos reconocen cada vez más que han oprimido a las poblaciones nativas y a otros grupos minoritarios", motivando esta culpa hacia los ciudadanos de las regiones del hemisferio sur.

La culpa 'blanca'

"No puedes vivir en tu propia burbuja de felicidad cuando tienes refugiados de guerra que viven vidas precarias en tu propio país y en otros lugares. Cuando tienes mendigos en las calles. Cuando te das cuenta de que los niños sufren en otros lugares debido a tu consumismo. O simplemente cuando te das cuenta de que la gente sufre en otros lugares, mientras que tú, tú mismo, eres un privilegiado", explica la profesora.

Según la investigación de Oxfeldt y varios estudios norteamericanos, la escandiculpa también tiene naturaleza e ideología: las mujeres son más propensas a padecer este concepto, al igual que los electores de ideología izquierda. En cuestiones de género, el perfil mayoritario son las mujeres porque desean cambiar la balanza sobre estas desigualdades, a diferencia de los hombres que "son menos propensos a la culpa y consideran que las cuestiones de desigualdad deben resolverse a nivel político".

"Cuando las historias tienen un protagonista masculino, suele reprimir sus sentimientos de culpa y la narrativa se convierte más en un thriller psicológico", añade la profesora sobre el perfil de este fenómeno. Lo que resume en su trabajo como "el escandinavo infeliz y sufriente, el hombre blanco escandinavo que termina sintiéndose solo y excluido, mientras que el resto de la sociedad experimenta un sentimiento de culpabilidad, de espectador comunitario".

Desde el prisma de las familias tradicionales escandinavas, las esposas tienen estos remordimientos por los roles de género relacionados con los cuidados del hogar, habitualmente, a cargo de mujeres encargadas de realizar estas labores como las trabajadoras de los servicios domésticos o las niñeras (au pairs) de los menores. Por ello, estas mujeres sienten que "otra tiene que sufrir (a veces dejando a su propio hijo para que lo cuiden sus abuelos) para que la mujer escandinava pueda vivir su vida en equidad y feliz".

Foto: Una buena metáfora de la situación nórdica. (Foto: iStock)

La escandiculpa

La escandiculpa es un sentimiento colectivo en los países nórdicos. La investigadora argumenta que estas inquietudes que sienten los ciudadanos escandinavos son una disculpa por esta retórica global y que puede suponer incluso un impacto negativo en su salud mental. "Es sentirse culpable por lo que hace o ha hecho, pero también por lo que no ha hecho y no hace", indica la profesora.

Este particular término comprende una "reacción compleja por parte de personas que viven con grandes privilegios económicos y sociales y se enfrentan a las desigualdades globales", explica la también académica del mismo proyecto, Ellen Rees. La conclusión final del estudio muestra que un creciente número de novelas y películas noruegas tematizaban estos sentimientos de incomodidad, o "dicho de otro modo, el conocimiento de que las propias acciones pueden tener un impacto negativo en personas de otras partes del mundo".

Foto: Mujeres afganas defendiendo su derecho a la educación en todos los niveles (Twitter/@BBCYaldaHakim)

Finlandia, Islandia y Dinamarca se posicionaron en los diez primeros puestos del último Informe de la Felicidad en el Mundo (WHR por sus siglas en inglés), aunque, no todo es blanco y negro. Estos rankings no muestran el nivel de felicidad real, unos estudios ya criticados por otros sociólogos al relativizar las condiciones objetivas de los países —teniendo en cuenta que estas naciones cuentan con un alto índice de suicidios por encima de la media europea y altas tasas de depresión—.

Lo que motiva un grado alto de exigencia en los propios ciudadanos nórdicos y sus expectativas frente al resto de territorios. La riqueza no supone la felicidad, y a pesar de que estos países cuenten con un elevado producto interior bruto y una alta esperanza de vida, la fórmula escandinava de la felicidad se convierte en un mito que esconde mucho más detrás.

El dinero no da la felicidad en los países nórdicos, aunque estos se posicionen en los primeros puestos de los rankings de las naciones más adineradas y felices del mundo. Sus ciudadanos han sustituido la alegría porque se sienten culpables de su alto estatus frente al nivel adquisitivo que poseen las personas que proceden de otras regiones menos desarrolladas que las del norte europeo. Un término que hasta ha sido bautizado con nombre: la escandiculpa.

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