¿Afganistán 2.0? Por qué EEUU sigue sin irse de Irak
Irak ha solicitado a Estados Unidos finalizar la misión antiyihadista desplegada en el país desde el año 2014. La salida de las tropas supone una victoria regional de Irán en un momento en el que amenaza con atacar a Israel
El 15 de agosto del año 2021 los talibán consiguieron hacerse con Kabul después de dos décadas de presencia estadounidense. Fue una toma rápida, caótica, en la que no se necesitó el uso de la violencia y supuso el fin de la guerra más larga — y costosa —de Estados Unidos. El expresidente, Ashraf Ghani, huyó de la capital mientras que, al mismo tiempo de su huida, los islamistas conseguían llegar por su propio pie al palacio presidencial del país. Ghani defendió que su escapada se había realizado con el objetivo de "evitar un derramamiento de sangre (...) Kabul no iba a convertirse en otro Yemen o Siria", argumentó.
En el momento en el que los insurgentes tomaron la capital, los militares estadounidenses iniciaron su retirada en un lapso de 15 días. Tan solo una hora después de que el último avión militar estadounidense despegase del aeropuerto de Kabul, las fuerzas talibán entraron en el aeródromo, haciéndose con el control total del país. Esa noche, los talibán celebraron con disparos al cielo la salida occidental capitaneada por Estados Unidos. Los mismos a los que las tropas estadounidenses consiguieron combatir y expulsar del país eran ahora los que ponían en jaque la influencia de Washington en la región. En todos los niveles.
"La misión militar ha terminado. Una nueva vía diplomática ha comenzado", afirmó el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, tras agradecer la ayuda internacional aérea brindada para acelerar el proceso de salida. La "nueva vía diplomática" ha supuesto, sin embargo, un nuevo episodio en la historia reciente de Estados Unidos que ha marcado el inicio del fin de su presencia en Oriente Medio.
Con la salida de las tropas en Afganistán, los países de la región han pedido explícitamente al Gobierno de Joe Biden finalizar la presencia de sus militares. Uno de estos ha sido Irak, quien a pesar de su oposición y de sus múltiples demandas para que Estados Unidos salga de su terreno, ve cómo la presencia de Washington continúa, lo que ha provocado nuevos ataques perpetrados por las milicias chiíes contra las bases estadounidenses coincidiendo con la guerra en Gaza.
En el caso de Irak, son casi 20 años los que los militares estadounidenses ha estado en el país. El 20 de marzo del año 2003, a las 5:03 de la mañana, el cielo de Bagdad comenzó a iluminarse. Después del rayo que, según testigos del momento, “hizo que la noche se convirtiera en día”, lo primero que se escuchó fueron cuatro explosiones que cayeron en los alrededores del río Tigris. A esas cuatro le sucedieron decenas de bombardeos que empezaron a impactar en todas las zonas de la capital, donde vivían más de cuatro millones de personas. En el centro, en la periferia, en el norte, en el sur… los estruendos de las bombas ensordecieron toda la atmósfera de Bagdad.
Bajo el amparo del Gobierno de Bush —que defendía que el país iraquí albergaba armas de destrucción masiva que jamás se encontraron— durante esa madrugada, los comandos de operaciones especiales de la CIA habían conseguido infiltrarse en Irak y solicitar los primeros ataques aéreos. Con el nombre “Operación Libertad para Irak”, Estados Unidos inició la invasión en el país, que se prolongaría hasta el año 2011 cuando el expresidente Barack Obama ordenó retirar las tropas. Aunque aún no ha habido ninguna institución que pueda confirmar oficialmente las cifras, think thanks informan que entre 100.000 y 300.000 personas murieron en esta guerra.
El Gobierno de Mohamed Shia al Sistani lleva meses solicitando el fin de la Coalición Internacional contra el terrorismo
Tres años después, Estados Unidos volvió al país árabe. Esta vez, a petición de Irak. En el año 2014, la presencia del Estado Islámico era tal que el grupo yihadista consiguió proclamar la capital de su Califato en Mosul. En ese lapso, la organización terrorista se extendía por el norte y el este del país, controlando ciudades como Tikrit, Faluya y Tal Affar. Ante el aumento del control territorial y el incremento en el número de atentados, Estados Unidos comenzó a liderar la coalición internacional contra el Estado Islámico, entre la que está incluida España a través de la misión OTAN Inherente Resolve. En el año 2019, Estados Unidos, junto con las fuerzas iraquíes y kurdas, consiguieron acabar con los años del terror hasta conseguir que en Irak el terrorismo ya no suponga una amenaza, aunque los informes de Naciones Unidas indican un cierto repunte de la actividad yihadista.
A pesar de esto, cinco años después de proclamar la victoria contra el yihadismo, las tropas estadounidenses siguen presentes en el país. Aunque no será por mucho tiempo. El Gobierno de Mohamed Shia al Sistani lleva meses solicitando el fin de la Coalición Internacional contra el terrorismo. Para su Gobierno, que Estados Unidos salga de Irak es prioritario y es algo que, según el portavoz del Ejecutivo iraquí, Basem al Audi, debe producirse durante el mandato de al Sistani.
Luis de la Corte Ibáñez, profesor en la Universidad Autónoma e investigador experto en yihadismo, explica en una entrevista para El Confidencial que, para Irak, "la retirada de las tropas supone un cierto alejamiento diplomático de Estados Unidos. Tampoco hay muchas alternativas. La presencia de Estados Unidos desde hace años tiene un impacto marginal, aunque no deja de resultar un problema para Irak porque los iraníes, naturalmente, le presionan y porque EEUU se convierte en un objetivo de las milicias chiies y proiranies".
A pesar de estas exigencias y de que ambos Gobiernos han iniciado conversaciones al respecto, Estados Unidos no tiene prisa por dejar el país. Defienden que, antes de nada, deben asegurarse de que las capacidades del ejército iraquí son lo suficientemente aptas como para defenderse por sí mismos de la amenaza yihadista. Algo que, según fuentes del Gobierno iraquí, el Ejército ha conseguido"en menos de diez años".
El experto indica que "Estados Unidos va a tratar de resistir de irse tan pronto. Washington sabe que se va a ir, aunque todo lo que ha pasado a partir del 7 de octubre ha creado una nueva razón al país para mantenerse. La guerra en Gaza le ha suscitado a Estados Unidos la necesidad de tener tropas en la región en caso de que el conflicto escale". Sin embargo, la presencia de las milicias pro iraníes en Irak suponen, al mismo tiempo, una amenaza para Estados Unidos.
Por estos motivos,la retirada de las tropas "es una victoria de Irán que Estados Unidos le ha regalado. En primer lugar, embarcándose en la aventura iraquí en 2003 sin tener en cuenta lo que la propia inteligencia le decía sobre la geopolítica del país. No había un plan para gestionar la presión de Irán sobre Irak en un estado post Sadam. Como no lo hubo sobre la marcha, se tuvo que reconocer un superior poder político que daba más margen de poder a los partidos chiíes". Ibañez afirma que, si las tropas se van, "lo que Irak puede encontrarse es que sus capacidades para contener al yihadismo son limitadas. Cuando las tropas se vayan, se verá si toda esta misión de entrenamiento ha servido realmente para crear un Ejército fuerte. En el 2014 eso no era así. El país tenía un Ejército con poca capacidad y con una escasa moralidad. Se supone que es lo que se ha tratado de cambiar desde entonces hasta ahora".
"Debido a esa debilidad del Ejército, el Daesh pudo hacer lo que hizo en Irak, como ganar batallas sin tener que lucharlas siquiera. Las tropas iraquíes abandonaban las localidades donde iba a entrar el Daesh para no enfrentarse a ellos o planteaban una resistencia mínima. No hay mejor indicador de la falta de capacidad de un Ejército que hacer eso, en parte también porque no tenía el respaldo de la población mayoritariamente suní", subraya.
¿Una nueva derrota de EEUU?
Mientras la supervivencia de Estados Unidos peligra en Oriente Medio, la influencia de Irán en Irak sigue en auge. Las milicias pro-iraníes de las Fuerzas de Movilización Popular (PMF, por sus siglas en inglés), han conseguido introducirse en las estructuras del país hasta el punto de dirigir la segunda formación del Parlamento iraquí. De hecho, la presencia de estas milicias, que llevan en el país desde el año 2004, han supuesto un golpe duro para el yihadismo al ser "enemigos naturales de los yihadistas en Irak por ser suníes. Probablemente, es el recurso en el que Irak confía como complemento contra el yihadismo cuando las tropas se vayan".
A medida que la influencia de Estados Unidos va desapareciendo, el poder de Irán no deja de aumentar. Tanto en lo militar como en lo político. Cuanto mayor ha sido la influencia de las milicias, mayores han sido los ataques contra las fuerzas estadounidenses en Irak y en Siria. Más aún desde el 7 de octubre, con al menos 160 incidentes desde esa fecha, incluyendo un ataque en Jordania que causó la muerte de tres estadounidenses.
"Si Irak trata de escalar en el conflicto, una de las alternativas que tiene es inducir a estas milicias proiranies a incrementar su actividad contra las tropas de EEUU en Irak. Para ello aplicarían estrategias de provocación, a las que EEUU no tendría más remedio que responder, por mucho que sepa que es una provocación, porque no puede permitirse el lujo de que, teniendo tropas en un país extranjero, no reaccione de una forma contundente", añade.
Estas reacciones, sin embargo, también suponen otro factor de escalamiento regional. A pesar de que, de acuerdo con este profesor, Estados Unidos no quiere escalar el conflicto, en la Administración "habrá desde hace meses posiciones enfrentadas sobre qué hacer con las tropas de Irak". Mientras que una parte defiende que tener tropas es importante para reaccionar rápido ante cualquier acontecimiento en la región, al mismo tiempo mantener militares estadounidenses supone "regalarle un objetivo a Irán".
En términos militares, esta estrategia es conocida como la "denegación plausible", es decir, utilizar a las milicias proiranies para crear problemas a través de ataques a su enemigo en la región. Al no poder argumentar que Irán es el país que está detrás de estas ofensivas, por ser milicias, Estados Unidos no puede defenderse, generando, así, "una situación de incertidumbre" pero también de desgaste, de hostigamiento y de desestabilización.
El 15 de agosto del año 2021 los talibán consiguieron hacerse con Kabul después de dos décadas de presencia estadounidense. Fue una toma rápida, caótica, en la que no se necesitó el uso de la violencia y supuso el fin de la guerra más larga — y costosa —de Estados Unidos. El expresidente, Ashraf Ghani, huyó de la capital mientras que, al mismo tiempo de su huida, los islamistas conseguían llegar por su propio pie al palacio presidencial del país. Ghani defendió que su escapada se había realizado con el objetivo de "evitar un derramamiento de sangre (...) Kabul no iba a convertirse en otro Yemen o Siria", argumentó.