26.000 euros por delito: el problema de las pandillas en Suecia se extiende por el resto de los países nórdicos

Las calles de Copenhague han vivido en la primera semana de agosto cinco episodios violentos que han hecho encender todas las alarmas de las autoridades policiales. En una plaza normalmente tranquila en el barrio de Nørrebro, una joven sueca de 16 años disparó contra otra persona en una terraza de un bar repleto de gente. La Policía la detuvo por homicidio en tentativa.

Dos días después, una joyería fue atacada por un joven sueco de 17 años. En la misma semana, dos ciudadanos suecos de 24 años fueron detenidos acusados de haber lanzado granadas de mano contra una tienda que prendió en llamas en el barrio de Østerbro. La Unidad de Delitos Especiales (NSK) ha señalado que el hecho de que todos los acusados sean ciudadanos suecos no es una coincidencia. El inspector de policía, Torben Svarer, apuntó que los incidentes vividos en los últimos días "dibujan un patrón" y alimentan la sospecha de que las pandillas que siembran la violencia en Suecia están extendiendo sus redes criminales por la capital danesa.

Tras los incidentes vividos en Copenhague, el ministro de justicia danés, Peter Hummelgaard, hizo público que desde el mes de abril se han registrado 25 casos en los que hay ciudadanos suecos implicados por cometer delitos graves en Dinamarca, entre ellos asesinato y tenencia de armas. De estos, la Policía danesa ha podido detener a 10 suecos acusados, siete de ellos son menores de edad. Las autoridades policiales apuntan a que estos episodios de violencia pueden tener un origen que hasta ahora no se había visto en el país nórdico.

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"Los detenidos no son miembros que la policía tenga registrados, como mucho han cometido pequeños delitos en Suecia, pero no forman parte del núcleo de las pandillas" señaló el inspector Svarer. Este hecho ha levantado la sospecha de que los detenidos sean sicarios contratados por las redes criminales danesas para cometer delitos en Dinamarca. "Se trata de jóvenes vulnerables dispuestos a hacer el trabajo sucio", señalaba Svarer.

Desde la Unidad de Delitos Especiales también han revelado la forma, hasta ahora inusual, con la que los sicarios suecos son contratados para cometer delitos violentos en el otro lado del estrecho del Øresund: "Hemos visto anuncios en las redes sociales en las que se ofrecen 200.000 coronas (unos 26.000 euros) por cometer un asesinato en Dinamarca", decía Svarer.

Los cuerpos policiales en Suecia han alertado de que la actividad transfronteriza de las pandillas es una señal que hace elevar el nivel de preocupación entre las fuerzas de seguridad, que en los últimos meses ya han empezado a cooperar con los cuerpos de Dinamarca y Noruega. En el debate político en Dinamarca se ha planteado establecer controles fronterizos entre los dos países. Sin embargo, el ministro danés Hummelgaard de momento ha descartado la medida, ya que "no tenemos ningún indicio de que pueda ser efectiva, en cambio, preferimos destinar a los agentes en otras áreas", ha dicho.

Disponibilidad de delincuentes 'freelance'

Para el experto en criminología en la Universidad de Lund, David Sausdal, estos hechos son "muy graves y preocupantes", ya que "son un ejemplo de cómo ha cambiado, para peor, la delincuencia pandillera en Suecia". Sausdal explica que las redes criminales “se han externalizado”, creando "una especie de delincuentes freelance que están dispuestos a cometer delitos graves por unas sumas de dinero que tampoco son grandes cantidades" dice. El experto admite que hasta ahora la figura de los sicarios "no lo habíamos visto en Suecia, por lo que estos hechos ejemplifican el tamaño y la profundidad del entorno delictivo en el país".

Hace unos meses, la policía sueca evaluó que en el país había alrededor de 62.000 personas relacionadas con el entorno de las pandillas. En comparación, la policía danesa tiene registradas a 1.252 personas pertenecientes a redes criminales. "Estas cifras demuestran que en Suecia hay muchas más personas que pueden trabajar como gánster, y, además, tienen las habilidades para hacerlo" dice David Sausdal. El criminólogo también señala que más allá del dinero, "los jóvenes sicarios viven en un entorno criminal donde estas acciones también les aportan un estatus". Sin embargo, las autoridades danesas ya han señalado que, a diferencia de Suecia, los criminales adolescentes se enfrentan a largas penas de prisión por cometer delitos.

Atraídos por el dinero y la falta de vigilancia en Oslo

Más allá de la capital danesa, los temores de que las pandillas criminales de Suecia hayan extendido sus actividades fuera del país también se han propagado en Noruega. En el mes de julio, la cadena pública NRK destapaba cómo la red criminal sueca conocida como Shottaz estaba intentando asentarse en Oslo. La policía noruega admite que en el último año se ha registrado actividades criminales por parte de las bandas suecas en todos los distritos policiales del país y admite haber detenido en los últimos meses a 10 ciudadanos suecos acusados de pertenecer al entorno de las pandillas.

La teoría de las fuerzas policiales es que las redes criminales suecas han visto una oportunidad de oro para expandir su mercado de venta de drogas en Noruega. De hecho, el periodista de investigación sueco, Diamant Salihu, ha llegado a calificar a Noruega como "un paraíso para los gánsteres". Esto se debe a que el precio de las drogas es más alto en Noruega que en Suecia, al igual que el nivel adquisitivo de la población, por lo que “en Noruega hay mucho dinero por recoger” afirmaba Sverre Holm-Nielsen, periodista judicial en NRK. Las autoridades también señalan como problema la alta demanda de sustancias, ya que en los últimos años Noruega tiene el tercer mayor consumo de cocaína en Europa entre los adultos jóvenes.

La seguridad, más bien ligera, en los puertos de mercancías como Oslo es otro de los elementos que las pandillas suecas están sabiendo aprovechar, según señalaba la policía. La lucha contra el narcotráfico en los puertos de Hamburgo, Róterdam o Amberes, donde tradicionalmente ha entrado la droga en el norte de Europa, se ha vuelto mucho más eficiente, por lo que las rutas de entrada de la droga se han trasladado más al norte.

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Eso lo demuestra el hecho de que en el último año se han producido incautaciones de cocaína en cantidades récord en Oslo, donde la policía de aduanas realizó 1.847 incautaciones (más que en los 10 años anteriores juntos). La larga frontera entre Suecia y Noruega, que atraviesa bosques y montañas, tampoco ayuda al control del narcotráfico y del tráfico de armas entre los dos países.

Tanto en Dinamarca como en Noruega, las autoridades están poniendo énfasis en que la violencia protagonizada por las pandillas en Suecia no se generalice también en sus países. El criminólogo David Sausdal subraya la importancia de enfocar la situación "como un problema transnacional, que requiere la cooperación de las policías entre países y no solamente mirarlo como un problema de dentro de unas fronteras".

Sin embargo, a pesar de admitir que las redes criminales de Suecia ya están actuando en el resto de países nórdicos, Sausdal se muestra convencido de que los niveles de violencia de Suecia no se pueden reproducir en los países vecinos: "En Suecia no hablamos de un sistema judicial o policial fallido, el problema es una sociedad del bienestar que ha fallado, donde los niveles de marginalidad y los factores de riesgo son mucho mayores que en Dinamarca o Noruega", señala el experto. "No creo que la misma violencia de Suecia se pueda propagar, simplemente porque en Noruega y en Dinamarca los sistemas de prevención de las pandillas funcionan mucho mejor", concluye.