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Un 'Las Vegas' en el Mediterráneo: el paraíso de los casinos que Rusia está aprovechando
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La casa siempre gana

Un 'Las Vegas' en el Mediterráneo: el paraíso de los casinos que Rusia está aprovechando

La economía chipriota se sustenta en el negocio de los casinos, que han convertido al territorio en un resort para los turcos y una oportunidad de lavado para los rusos

Foto: Una ruleta. (Reuters/Toru Hanai)
Una ruleta. (Reuters/Toru Hanai)
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Falta media hora para que cierren las tiendas del bazar de la parte turcochipriota de Nicosia. Encontrar un vestido que satisfaga a veces es difícil, y mucho más si lo compras por obligación y no por placer. Delante de todos los casinos de la ciudad hay un cartel con las indicaciones: prohibidos los pantalones cortos, las camisetas imperio, la ropa de chándal o la gorra. Parece que el código de vestimente es estricto, pero el vestido escogido encaja. Es largo, con un fondo blanco y un estampado de flores negras, de tiras finas y cruzado por la espalda. "Es importante que después puedas aprovecharlo", me resuenan las palabras de mi madre en la cabeza.

Son pasadas las nueve de la noche y estamos llegando al Merit, un hotel de cinco estrellas en una de las avenidas principales del norte de Nicosia. En la parte baja del edificio de ocho plantas se ubica uno de los más de 30 casinos del país. La puerta de entrada de la sala de juegos se encuentra en el lateral del hotel, sin necesidad de entrar por el hall principal. Una recepción pequeña y, a la izquierda, una escalinata que desciende. Una cortina de humo deja entrever una sala enorme de máquinas tragaperras. Encima de cada una, una bebida –çay, cerveza, whisky, agua, Coca-Cola…todas son cortesía de la casa— y un cenicero. Encontrar un sitio es difícil. Quien hace una pausa para ir al baño o a comer se asegura de dejar su móvil encima de la máquina de juego. Marcando territorio.

No hay ventanas y parece que sea de día. La luz es de un blanco intenso y los "clinc clinc" de las máquinas te mantiene despierto. Los estímulos y los movimientos frenéticos repetitivos –tanto de los clientes como de los trabajadores— provocan que sea fácil perder la noción del tiempo. La única forma para poder sentarte es jugar y nadie está de pie, más allá de las camareras con vestido corto. Después de cinco minutos en las tragaperras y 10 euros perdidos, es el momento de dar una vuelta. El casino tiene tres plantas, todas con salas adjuntas. Abundan las lámparas de araña y los vitrales decorados. Las crupieres visten de color granate, también con vestido corto. Son sobre todo hombres los que juegan a Black Jack o a la ruleta.

Algunos definen Chipre del Norte como "Las Vegas de Oriente Medio" y razón no les falta, puesto que la economía del territorio se sustenta en gran parte por este negocio. El único país del mundo que reconoce la República Turca del Norte de Chipre es Turquía y, de hecho, el 80% de los casinos son propiedad de los turcos. "Para establecer un casino en el Norte, debe haber la apertura de un hotel de 5 estrellas. No puedes abrir un casino independiente solo para que la gente juegue. La licencia, además, requiere una decisión política también. Es decir, que no todo el mundo puede abrir uno, necesitas el apoyo del gobierno", explica Mertkan Hamit, economista especializado en el tema.

Foto: Decenas de simpatizantes de Hezbolá se reúnen para celebrar el Día de la Ashura en Beirut, Líbano. (EFE/EPA/Abbas Salman)

Es un reflejo muy simbólico de cómo funciona el país. "La economía se basa en tres motores principales. Uno es la educación superior privada, las universidades. Otro es la construcción, y el tercero es el turismo. Cuando lo analizas, la mayoría de los propietarios de los casinos están involucrados en los tres sectores, y algunos, además, también son propietarios de medios de comunicación" explica Esra Aygin, periodista chipriota experta en corrupción.

Esta misma lógica de poder se repite en Turquía, el país de origen de la mayoría de los propietarios de los casinos y dónde existe una estricta prohibición del juego. "Las constructoras son partes de holdings que también tienen empresas en el sector de la energía, que están haciendo obras de minas, y que controlan los medios de comunicación. De hecho, estos grupos empresariales crearon las constructoras para poder seguir cerca del poder. Esto genera un triángulo entre gobierno, constructoras y medios de comunicación que se sobrealimenta y promueve la continuidad del gobierno y del sistema", describe Imre Azem, productor especializado en construcción y urbanismo en Turquía.

En Turquía los casinos, así como la mayoría de los juegos de azar, están prohibidos desde 1998, después del asesinato de Ömer Lütfü Topal, conocido como "el rey de los casinos". Las acusaciones de blanqueamiento de dinero a través de los casinos eran comunes y, en el momento de la prohibición, los casinos representaban una industria de 1.000 millones de dólares que daba trabajo a unas 20.000 personas. "Fue entonces cuando los jefes de los casinos de Turquía se trasladaron al norte de la isla. El boom inmobiliario vino después. Además, la construcción ha ayudado a los casinos a ser más grandes y ricos, y a tener más clientes", detalla la periodista Esra Aygin.

Foto: Pedro Sánchez recibe al presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis. (EFE/Fernando Alvarado)

La zona costera del norte más conocida por el turismo de casinos es Girne. ¡Viva! es una sala de juegos situada en esta región, también parte de un resort de cinco estrellas. Son las 11 de la mañana y alrededor del 10% de la sala está ocupada. "¿De dónde sois? Nosotros somos de Turquía. Hemos venido tres días de vacaciones aquí a Chipre", cuenta Nur, una mujer de sesenta años que va acompañada de su marido.

Los turcos representan la mayor parte de los clientes de los casinos. Los vuelos entre Turquía y el aeropuerto de Ercan son diarios y, si se buscan con un poco de tiempo, cuestan alrededor de 50€. "Muchas veces transfieren el dinero a la cuenta bancaria del hotel antes de llegar. Cuando aterrizan, una limusina recoge a los clientes y les suministra fichas para jugar, así el dinero no está involucrado. La comida y las instalaciones del hotel son gratis para ellos", resume el economista Mertkan Hamit. Durante la noche, es habitual que se organicen shows hasta tarde, y la misma dinámica del juego facilita que muchos no salgan del hotel. "En cierto modo, podríamos recibir a cientos de miles de personas en los casinos. Sin embargo, con cero compromiso respecto a la economía local. En realidad, este turismo no crea sinergia con los otros sectores que se podrían beneficiar", añade Mertkan Hamit.

Mustafá, un turcochipriota que trabaja de taxista, también es asiduo de los casinos. "Tenéis que visitar alguno, yo voy normalmente con mis amigos", indica. Con la ley en la mano, la entrada de los residentes en los casinos no está permitida, reforzando la idea de que Chipre es un resort para los turcos. En la práctica, muchos de ellos pasan horas apostando. "Todos los casinos tienen un sistema de alarma, porque si llega la policía, los turcochipriotas puedan salir por la puerta de atrás y escaparse. Creo que ahora se ha vuelto una adicción para la sociedad. Conozco mucha gente jubilada que va cada noche a jugarse un poco de su pensión. Una vez dentro tienes comida y bebida gratis y para muchos se ha vuelto una forma de socializar y comer fuera", destaca Esra Aygin.

Foto: Casino en Las Vegas. (Getty/George Rose)

El tercer perfil de clientela, y más desde la pandemia y el conflicto entre Rusia y Ucrania, responde a la nacionalidad rusa. "Imagínate que todas las actividades de lavado de dinero en Europa para los rusos estuvieran prohibidas. Entonces, tienes este lugar que te da la oportunidad. De repente nos hemos convertido en el centro de esa atracción", explica el economista turcochipriota Mertkan Hamit.

Después de la invasión rusa de Ucrania, distintos bancos rusos fueron excluidos del sistema internacional de pagos SWIFT. Es vox populi que los casinos pueden servir para blanquear dinero, pero el aislamiento de la República Turca de Chipre del Norte aún lo fomenta más. En el país las facilidades son tantas que actualmente tienes puntos de intercambio de divisa donde incluyen criptomonedas sin necesidad de registrarte. Los criptoactivos no tienen leyes que los regulen y puedes comprar cualquier cosa con esta divisa irrastreable, desde un paquete de arroz hasta una casa. Según cálculos no oficiales, puede haber 35.000 rusos viviendo en el Norte de Chipre, de una población total estimada de alrededor 390.000 habitantes.

Comprar una casa en la zona es fácil, siempre que tengas el dinero. Conducir por la cuesta de Girne es sinónimo de empacharte de publicidad inmobiliaria. Cada kilómetro hay anuncios promocionando la construcción de nuevas villas lujosas. Casas unifamiliares de revista, con piscina y cerca del mar; aunque lejos de los servicios, sin supermercados ni sistema de alcantarillado. La propiedad de estos terrenos es un tema candente ahora mismo en Chipre. Con la división de la isla, en 1974, los grecochipriotas, que representaban la mayoría de la población, tenían más territorios que los turcochipriotas. Con el reparto, el territorio que se quedó la minoría turca fue mayor que la suma de los territorios donde vivían. En origen, la propiedad de las tierras es de los grecochipriotas, pero los turcochipriotas los están vendiendo a los recién llegados.

Foto: Alvise Pérez, ejerciendo su derecho al voto (EFE/Raúl Caro)

Aunque durante los últimos años el Gobierno ha aprobado regulaciones para controlar el blanqueamiento y la corrupción, el sistema establecido beneficia al mismo poder central. Las tasas que los casinos pagan representan un ingreso primordial para Ejecutivo. Concretamente, pagan dos tipos de impuestos: los corporativos, que son fáciles de manipular con divisas paralelas como las fichas; y los de stoppage, un ingreso fijo por máquina tragaperras o mesa que se paga al Estado por avanzado. De hecho, los bancos y los casinos son los 50 mejores contribuyentes en la economía de Chipre del Norte.

"Se ha protegido a los casinos reduciendo la carga fiscal que tienen y el público recibe ahora menos dinero. Cuando nos fijamos en la administración turcochipriota tenemos sobre todo el pago de los salarios de los funcionarios, pero hay muy poca inversión para el beneficio público. Las escuelas, hospitales o infraestructuras son muy pobres, por ejemplo, nos enfrentamos a cortes de electricidad constantemente", se queja el economista Mertkan Hamit.

"Se ha protegido a los casinos reduciendo su carga fiscal y el público recibe menos dinero"

La protección de los casinos desde el Gobierno representa la autorización de diferentes actividades criminales. Aunque la prostitución es ilegal en Chipre, una ley sobre clubes nocturnos permite la contratación de hasta doce konsomatris —que traducido literalmente serían azafatas— por negocio de noche, dependiendo del tamaño y las características. "Algunas de las chicas que trabajan en los casinos vienen como bailarinas engañadas y se encuentran en la red de prostitución. Los casinos traen crupieres y, aunque trabajan como repartidoras de cartas, pueden acabar proporcionando servicios adicionales", añade Mertkan Hamit.

En la parte sur de la isla, la República de Chipre –miembro de la Unión Europea desde 2004—, los casinos empezaron a ser legales a partir del año pasado, con la apertura del City of Dreams Mediterranean, el primer complejo turístico integrado de Europa, y el más grande. La competencia no será un problema, coinciden los expertos. En el Norte, los casinos son parte intrínseca del sistema actual. "Ahora mismo es como el Salvaje Oeste. Este sistema beneficia a los grandes empresarios y al Estado actual. Una federación incorporaría el Norte a la UE, introduciría mecanismos de supervisión y, por supuesto, no quieren esto. Quieren que el Norte esté aislado del mundo, sin controles y sin Estado de derecho", concluye Esra Aygin.

Falta media hora para que cierren las tiendas del bazar de la parte turcochipriota de Nicosia. Encontrar un vestido que satisfaga a veces es difícil, y mucho más si lo compras por obligación y no por placer. Delante de todos los casinos de la ciudad hay un cartel con las indicaciones: prohibidos los pantalones cortos, las camisetas imperio, la ropa de chándal o la gorra. Parece que el código de vestimente es estricto, pero el vestido escogido encaja. Es largo, con un fondo blanco y un estampado de flores negras, de tiras finas y cruzado por la espalda. "Es importante que después puedas aprovecharlo", me resuenan las palabras de mi madre en la cabeza.

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