El buque insignia de la Armada española es grabado desde un dron iraní en Ormuz

Diez días después del asesinato en Teherán de Ismail Haniya, el líder del movimiento palestino Hamás, Irán no acaba de ejecutar las represalias que anunció contra Israel. Sí muestra, en cambio, músculo armamentísco y exhibe sus capacidades de espionaje.

El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), el auténtico Ejército del país, difundió, el viernes por la tarde, unos vídeos grabados por un escuadrón de cuatro drones de fabricación iraní que sobrevolaron tres barcos de guerra occidentales en el Estrecho de Ormuz, frente a Irán.

El más importante de los tres es el portaaeronaves Juan Carlos I, el buque insignia de la Armada Española, que lleva a bordo helicópteros y aviones Harrier de despegue vertical. La Armada no confirmó ni desmintió la presencia de ese navío, de 231 metros de eslora, cerca de la costa de Irán.

Navega por esas aguas, según el documento gráfico, no muy lejos de dos buques de EEUU, uno anfibio de transporte, de última generación, de la clase San Antonio, y otro menos moderno, de asalto anfibio y de la clase Wasp. El CGRI no da los nombres de estos dos.

España rehusó participar en la misión Guardián de la Prosperidad, puesta en pie por EEUU en el Mar Rojo y en el Estrecho de Ormuz, para proteger la navegación comercial de los ataques de la milicia hutí que opera desde Yemen en solidaridad con los palestinos de Gaza. Tampoco forma parte de la misión Aspides, protagonizada por la Unión Europea, y que persigue un idéntico objetivo.

El vídeo fue difundido por redes sociales poco después de que el viernes se celebrase en Irán una ceremonia castrense con motivo de la incorporación de 2.640 sistemas de misiles, aviones no tripulados y otros equipos a la Marina de Guerra de los Guardianes de la Revolución.

La demora en las represalias iraníes no significa que se han cancelado. Irán está dispuesto a cumplir la orden del líder supremo Alí Jamenei de "castigar duramente" a Israel por el atentado que costó la vida al jefe de Hamás, confirmó el viernes ante la prensa Ali Fadavi, uno de los jefes de los Guardianes de la Revolución Islámica. "Las órdenes del líder supremo sobre el duro castigo a Israel y la venganza por la sangre del mártir Ismail Haniya son claras y explícitas... y se aplicarán de la mejor manera posible", por parte de los Guardianes.

Algunos medios, como el británico The Telegraph, han achacado el retraso en la respuesta iraní a discrepancias en la cúpula dirigente. El CGRI sería partidario de un ataque masivo directo con misiles contra los grandes centros urbanos de Israel, similar al del 13 de abril, pero de mayor intensidad.

El presidente Masoud Pezeshkian, un moderado en el contexto iraní, que ganó las elecciones a principios de julio, abogaría más bien por unas represalias selectivas consistentes en golpear las bases del Mossad, el servicio secreto exterior israelí, en el Kurdistán iraquí —algo que ya intentó hacer en el pasado— y en Azerbaiyán, un país fronterizo con Irán desde donde Israel espía al régimen iraní.

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Pezeshkian derrotó en las elecciones presidenciales al candidato de los Guardianes de la Revolución, Saeed Jalili. Su propósito sería evitar una guerra regional en la que Irán se enfrentaría no solo a Israel sino a EEUU que le secundaría. La opción que propondría tendría, sin embargo, el inconveniente de arrastrar a un nuevo país, Azerbaiyán, al conflicto. Tras un año de tensiones entre Teherán y Baku, Azerbaiyán reabrió, por fin, hace menos de un mes, su Embajada en la capital iraní.